obituario por joan carles march en memoria de Salvador Tranche, presidente de la Semfyc

‘Salvador Tranche, gran profesional, mejor persona: descanse en paz con su sonrisa’

Ciudadanía - Joan Carles March - Martes, 15 de Febrero de 2022
Un extraordinario artículo de Joan Carles March en memoria de Salvador Tranche, presidente de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc), fallecido a los 65 años.
Salvador Tranche.
Semfyc
Salvador Tranche.

Decía María Fernández, vicepresidenta de Semfyc en una glosa de despedida de “mi querido compañero, a mi amigo Salvador: Salvador era uno de esos seres humanos que escasean y que tanto bien nos hacen a los que tenemos la suerte de tenerles cerca. Por su amabilidad, su fuerza, su tesón, su positividad y su enorme vitalidad. Siempre bien dispuesto a ayudar, a tender su mano. Y, lo que era aún más efectivo: a mostrar su sonrisa. Su eterna y sanadora sonrisa”. Y añadía: “Salvador hacía honor a su nombre. Y lo hacía gracias a la entrega incondicional que profesaba por aquellas personas y valores que estimaba”.

Y decía Rafa Cofiño, salubrista de raíz, que Salvador Tranche era un tipo bueno y sólido. Y repetía: bueno y sólido, tanto como persona como médico de familia y comunidades: bueno y sólido.

Antes, habíamos hablado en un momento básico y fundamental para la EASP, cómo fue el inicio del 2020 con la amenaza del PP de convertir la Escuela en un Instituto y hacerla desaparece. Él me dijo: ¡Ya sabes que la EASP siempre cuenta con nuestro apoyo! ¡Así que ya te adelanto que firmaremos la carta!

Y junto a ello, decía que era inteligente, amable, educado, cariñoso, paciente, trabajador. Y comprometido. Y honesto. Y sin ánimo de posteridad.

La verdad que no lo hubiera dicho mejor. La última vez que hablamos fue el 3 de diciembre. Le había pedido algún contacto de algún/a médico/a de familia para hablar en mi programa Salud A Todo Twitch. Él había estado con nosotros en un programa anterior hablando de humanización. Fue el 27 de octubre. Antes ya había intentado que estuviera en el programa que dediqué a la atención primaria, pero ese día estaba liado con el congreso de la Semfyc en Palma de Mallorca. Y la verdad es que en esos días estuvimos hablando porque los dos coincidimos en hablar en el programa del canal autonómico Ib3, Cinc dies.

Antes, habíamos hablado en un momento básico y fundamental para la EASP, cómo fue el inicio del 2020 con la amenaza del PP de convertir la Escuela en un Instituto y hacerla desaparece. Él me dijo: ¡Ya sabes que la EASP siempre cuenta con nuestro apoyo! ¡Así que ya te adelanto que firmaremos la carta!

Pero en junio de 2017 habíamos estado juntos en el intento de la EASP de crear un master sobre comunicación y que generó que firmáramos un acuerdo entre la Semfyc, la Universidad de Granada y la EASP, master que al final no salió por las trabas que alguna gente fue poniendo con mi salida de la dirección. A raíz de la firma del convenio a tres, Salvador Tranche señaló que esta sociedad científica había detectado “una necesidad creciente de capacitación a los médicos de familia en materia de habilidades comunicativas como un instrumento esencial en la relación médico-paciente, que es vital en este escenario en que confluye un proceso de empoderamiento del paciente y de multiplicación de la comunicación médica en todos los escenarios”. Para Tranche, el acuerdo alcanzado con EASP y UGR significaba “un salto cualitativo en las iniciativas que arrancan tiempo atrás con la creación del Programa Comunicación y Salud, que lleva muchos años impartiendo cursos”.

Para Tranche, el acuerdo alcanzado con EASP y UGR significaba “un salto cualitativo en las iniciativas que arrancan tiempo atrás con la creación del Programa Comunicación y Salud, que lleva muchos años impartiendo cursos

Cuenta Rafa Cofiño, el escrito que escribió sobre la atención primaria: “Mira de frente, con nobleza. Levanta siempre la cabeza, hacia los ojos del otro y mira de frente. El recorrido de tu cuello hasta mirar al otro puede ser de una belleza increíble. Sonríe”. Así era Salvador Tranche.

Y todo ello me lleva a hablar de buenas personas y buenos profesionales, en definitiva, lo que era Salvador Tranche. Y escribía hace poco: Nadie puede ser mejor profesional que persona. Las competencias emocionales marcan la diferencia. Las competencias emocionales nos convierten en mejores profesionales, porque la emoción es la energía que mueve el mundo.

Y seguía diciendo: Una persona se convierte en “un gran profesional”, cuando su parte “emocional” acompaña al 100% a su parte “racional”. Es decir, cuando sus conocimientos técnicos van envueltos de confianza, rectitud y actitud de forma permanente.

Y seguía diciendo: Una persona se convierte en “un gran profesional”, cuando su parte “emocional” acompaña al 100% a su parte “racional”. Es decir, cuando sus conocimientos técnicos van envueltos de confianza, rectitud y actitud de forma permanente

Todo lo que sea ignorar esto, ensombrece nuestro desempeño como profesionales, y nos convierte en mediocres antes o después. Por mucho conocimiento y experiencia que tengamos. Es decir, desplegar la parte humana que más ayuda a otras personas a que desplieguen lo más humano de sí mismas y entre todos afrontar el proyecto, trabajo, reto o desafío que requiere el aporte de conocimiento y experiencia.

Y por último: Es fundamental tener una actitud que motive, que llame la atención, una actitud que ilusiona y que da garantía de una confianza que aglutina, que da seguridad y que invita a que todos despleguemos lo mejor de nuestro trabajo emocional que hay dentro de nosotros en beneficio del equipo del que formamos parte.

¡Esto requiere de humildad, de honestidad, de generosidad y de gratitud! Habilidades que tenía Salvador Tranche. Un buen profesional y una mejor persona.

Y lo despedía Albert Planes, antiguo presidente de Semfyc, diciendo: Tristeza, dolor, pena… Nos deja un médico de familia que vivió para la medicina de familia, para mejorarla en beneficio de todos/as (especialmente los ciudadanos) ¡Gracias Salvador!

Descanse en paz. O como decía María Fernández: Vuela alto, amigo y que tu sonrisa nos acompañe siempre, estés donde estés.