"A quienes niegan la violencia machista les digo: soy Raquel Orantes, hija de Ana Orantes, que fue maltratada y asesinada por ser mujer"
"Era una mujer cariñosa, sensible, muy empática. Era más que una madre, una amiga. Muy alegre. Era un ser de luz". Así recuerda Raquel Orantes a su madre en una conversación con El Independiente de Granada. Ana Orantes fue capaz de criar a ocho hijos y sacarlos adelante "sin carencias afectivas", a pesar de la situación de malos tratos que vivían en casa. Era "una madre ejemplar", agrega al recordarla.
Es difícil resumir en una respuesta a una pregunta periodística tanta dulzura y amor como los que transmiten esas palabras de Raquel Orantes, pese al dolor inmenso que supone para ella recordar aquel 17 de diciembre de 1997 en el que su madre fue asesinada a manos de su padre.
Aquel día fue "el más terrible de la vida de todos nosotros" y recordarlo, admite, es "remover la herida". "Ese día perdimos a nuestra madre, perdimos parte de nuestra vida y de nuestra alma".
"Una pérdida tan horrenda no se suple ni se supera", pero en palabras de Raquel Orantes, "calma el alma" saber que su testimonio sirvió a muchas otras mujeres
"Una pérdida tan horrenda no se suple ni se supera", pero la actitud que ella les inculcó frente a la vida, "calma el alma". También saber que su testimonio sirvió a muchas otras mujeres y que así se lo transmitan cuando acuden a un acto en recuerdo de su madre, como en la reciente inauguración de una glorieta con su nombre en Cádiz, o a través de cartas que llegan a la familia. "Son gestos que mitigan el dolor".
Raquel Orantes alude a uno de los principales avances registrados en estos 25 años, la aprobación de leyes contra la violencia hacia las mujeres. "Vivíamos en una sociedad en la que los malos tratos estaban bien vistos, aunque suene espeluznante. Se hablaba de crímenes pasionales. Se veía normal recibir una bofetada", afirma para añadir al respecto que la violencia hacia las mujeres se planteaba como algo "de puertas para adentro", un "mundo aparte", un "lado oscuro que no era visible".
Con el asesinato de Ana Orantes, quemada viva por el que fue su marido y padre de sus hijos días después de que denunciara la situación que había padecido en un programa de Canal Sur Televisión, se le puso cara a esa violencia. "España tomó conciencia de una realidad", frente a la que "mirábamos hacia otro lado", y comenzaron las movilizaciones.
Pero, 25 años después, "nos queda avanzar mucho", admite Raquel Orantes. Además, en la actualidad se están dando "pasos atrás". Hay partidos que "niegan la violencia", una negación que pretende relegar esa violencia al ámbito doméstico, recortando derechos que que ha costado la vida a muchas mujeres conseguir. Por eso cree que el testimonio de su madre es hoy, 25 años después de que denunciara en un programa de televisión públicamente los años de maltrato que había padecido a manos del que fue su marido, "muy importante".
Pide a las mujeres que sufren violencia que busquen "puntos de apoyo", que no "bajen la guardia" y que "no aguanten por sus hijos"
Llama a las mujeres que están sufriendo estas situaciones a "no bajar la guardia". Les pide que "no se cierren", que busquen "puntos de apoyo". Que no piensen que "tienen que aguantar por sus hijos". Los hijos y las hijas "no necesitan un padre maltratador", afirma con contundencia para pedir a toda la sociedad que no cuestione a las mujeres que denuncian estas situaciones. Mucho menos diciéndoles que deberían haber denunciado antes. "Respaldémoslas", reclama.
"Conocimos la noticia por la radio. Nos fuimos al Instituto Forense. Gritábamos. Era un clamor de desesperación, como si nos hubieran sacudido", recuerda Paqui Fuillerat
Testigo de aquel 17 de diciembre de 1997 fue Paqui Fuillerat, que entonces era presidenta de la Federación de Mujeres María Lejárraga. Era un día "gris y oscuro", recuerda al relatar que, como sus compañeras, conoció el crimen por la radio. Un grupo del colectivo de mujeres independientes se dirigió al Instituto Forense, entonces en la antigua sede junto al viejo Clínico. "Gritábamos. Era un clamor de desesperación, como si nos hubieran sacudido". Otro grupo al cementerio. "Raquel era muy jovencilla, y el hijo más pequeño, un niño". Y empezó la tarea de organizar concentraciones en aquel diciembre frío. Protestas que las llevaron a Plaza Nueva, a las puertas de la sede del TSJA y de la Audiencia Provincial, un lugar que entonces estaba "poco iluminado. "Ya entonces -resalta- pedíamos justicia".
La movilización que generó aquel crimen las llevó a pedir firmas. "Las recibíamos por correo postal y por fax. Llegaron cientos y las enviamos al Ministerio de Justicia", agrega Paqui Fuillerat, activista por la igualdad y contra la violencia machista, quien también recuerda que, por primera vez, a través del Instituto Andaluz de la Mujer, se comenzaron a mantener reuniones entre asociaciones de mujeres y jueces y juezas. "De la violencia hacia las mujeres, la violencia machista, se sabía tan poco...".
A partir de ese momento el nombre de Ana Orantes tuvo repercusión internacional. Dio nombres a premios y certámenes. "Hasta la Asociación de Mujeres Españolas en Zurich otorga cada año, en torno al 8 de marzo, un premio con su nombre. En 2019 nos lo concedió a la Plataforma 25N/8M y fuimos a recogerlo en una jornada de trabajo en la que se habló de normativa y de la obligación de las embajadas españolas a atender a las mujeres que sean víctimas de violencia machista".
Pero desde aquel 17 de diciembre de 1997 las cosas han ido "muy despacio". La lucha contra la violencia machista ha dado pasos indiscutibles. En marzo de 1998 se aprobó, por el IAM, el primer plan para la erradicación de la violencia machista, que dio origen a la creación de los recursos de acogida. Hasta entonces, apunta Paqui Fuillerat, "había pisos sueltos y alguna orden religiosa". Se tramitaron leyes y, sobre todo, "el asesinato de Ana Orantes tuvo un impacto en el público en general y en las mujeres que estaban sufriendo esa violencia". "Algunas -hace hincapié- ni siquiera le ponían nombre a lo que estaban viviendo. Era como si no tuviera arreglo. Como si fuese lo que tocaba".
"25 años después seguimos pidiendo que nos queremos vivas. Nos siguen matando", denuncia
25 años después, lamentablemente hay un movimiento negacionista. Las declaraciones institucionales, apunta al respecto, "no salen porque hay partidos negacionistas", y eso representa "un peligro" para los avances conseguidos. Aunque quede tanto por hacer. Porque, como bien recuerda Paqui Fuillerat y es espeluznante, desde 2003, fecha en la que comenzaron a registrarse estadísticas, hasta el pasado 25 de noviembre, en España habían sido asesinadas 1.171 mujeres. Una cifra que crece por semanas.
"25 años después seguimos pidiendo que nos queremos vivas y ni una menos". "Nos siguen matando".
Hace un llamamiento para que se garantice el acompañamiento a las mujeres que denuncian. Y al respecto, reflexiona sobre varios aspectos. De un lado advierte de que la experiencia ha demostrado que el periodo de separación es "un periodo de riesgo" para las mujeres que han dado ese paso porque sufren violencia. "Ahí los juzgados tienen mucho que hacer para prevenir", afirma para reclamar que se ponga "más atención" en los indicadores de riesgo. También se refiere a la situación de los hijos e hijas. "¿Tan difícil es aceptar que ese padre no puede estar con ese niño o niña, igual que la orden de alejamiento?". se pregunta para subrayar que lo único que reclama es que la Justicia "sea justa".
Actos en memoria de Ana Orantes
Este 17 de diciembre se han organizado diversos actos para honrar la memoria de Ana Orantes. Uno de ellos se celebra por la mañana, en la sede de CCOO, donde el movimiento feminista de Granada la recordará con lecturas, la proyección de un vídeo y la lectura de un podcast que relata su historia, además de una entrevista a Raquel Orantes.
Por la tarde, en el Palacio de Congresos, los ayuntamientos de Granada y de Cúllar Vega le tributarán otro homenaje. Habrá teatro, se recordará la entrevista que emitió Canal Sur y actuará Rozalem. La entrada es gratuita, pero ha sido necesario retirarla antes en el Centro de la Mujer de Mariana Pineda o en el Ayuntamiento de Cúllar Vega.
Artículo de opinión:
'Ana Orantes', por Cristina Prieto