¿Quién ha escondido la Gran Vía?
Un bosque oculta la Gran Vía de Granada. Los arbolillos se han hecho árboles y ahora ocultan la panorámica de los hermosos edificios modernistas levantados, en su mayoría, durante el primer tercio del siglo XX. Ya no se pueden hacer postales como las de antes, ni generales ni parciales; siempre nos las tapa la vegetación. Habrá que esperar a que el invierno los desnude de sus hojas. Menos mal que son de la especie ginkgo biloba, caducifolia. Aunque en algunos casos (en nueve edificios de los sesenta y setenta) más valdría que no se le cayeran las hojas y los mantuviesen ocultos durante todo el año.
La Gran Vía de Granada casi siempre ha tenido árboles en sus aceras. Pero nunca el bosque ha tapado tanto los edificios como ahora, en los 120 años de vida que cumple esta calle
La Gran Vía de Granada casi siempre ha tenido árboles en sus aceras. Pero nunca el bosque ha tapado tanto los edificios como ahora, en los 120 años de vida que cumple esta calle. Si echamos manos a las fotos antiguas, apreciamos que primero hubo arbolillos de poco porte, que apenas superaban las primeras plantas de los edificios. Pero también hubo algunos plátanos de sombra y olmos. Cuando se hicieron grandes, en los años treinta y cuarenta del siglo pasado, se aprecian bastante podados en los inviernos. Ya debían restar luz y vista a los pisos principales (los más demandados) y levantarían quejas vecinales.
Tras la primera gran reforma de los años cincuenta, el arbolado de la Gran Vía prácticamente desapareció. Como lo hicieron poco después los raíles de los tranvías y los adoquines del solado. Aparecieron los coches y los autobuses sobre una capa asfaltada. Y el caos de los cuatro carriles y la abundancia de luminosos. Y los primeros semáforos. Por desgracia, también la piqueta derribó nueve de los edificios originales de principios del siglo XX: fueron al suelo siete bloques modernistas/eclécticos de la acera norte y otros dos de la acera sur; en su lugar levantaron otros de arquitectura más moderna, descontextualizada y descomunal.
Ahí comienza el problema: la elevada altura que están alcanzando los árboles, hasta convertirse prácticamente en un bosque visto desde la distancia. Los árboles están rozando ya el tercer piso en algunos casos. El resultado es que desde los extremos de la calle ya casi no se aprecian las partes monumentales.
El arbolado actual de ginkgo biloba tiene once años de vida. Los ejemplares fueron plantados con motivo de la última reforma, en el invierno de 2006. Fue la reforma más profunda sufrida por la Gran Vía. El proyecto incluyó la renovación de infraestructuras, el cambio total de aceras, de parterres y bordillos separadores de la calzada. También se añadió un sistema de luminarias que no obtuvo demasiado consenso ciudadano; son farolas magníficas, pero no para ese entorno. En cambio, el arbolado de origen asiático sí cayó en gracia, sobre todo por los tonos ocres que evolucionan durante el otoño-invierno hasta su caída. El ginkgo biloba es un árbol estilizado, con tendencia a elevarse en forma cónica, quizás hasta unos 30-35 metros (más que los edificios).
Ahí comienza el problema: la elevada altura que están alcanzando los árboles, hasta convertirse prácticamente en un bosque visto desde la distancia. Los árboles están rozando ya el tercer piso en algunos casos. El resultado es que desde los extremos de la calle ya casi no se aprecian las partes monumentales.
Por el contrario, a muchos granadinos les gusta más la Gran Vía con este aspecto arbolado y lleno de sombra en el verano y otoño. En otras grandes vías coetáneas a la de Granada sus regidores han tomado soluciones diferentes: en el caso de la Gran Vía de Madrid, no hay lugar para el arbolado; en las de Bilbao y Zaragoza sí existen árboles, pero se trata de calles algo más anchas. La Gran Vía de Granada se completa con graciosos parterres de flores, los grandes maltratados durante las concentraciones que abarrotan el centro de la ciudad.
Esperemos a la época de poda a ver qué solución da el Ayuntamiento a este camuflaje edilicio creciente. Si se deja crecer los ginkgos biloba un par de años más, las obras arquitectónicas y de arte levantadas por mejores arquitectos granadinos serán ocultadas a ojos de propios y visitantes.
120 años de Gran Vía y su arbolado
Primer edificio. Entre 1897 y 1898, los jesuitas levantaron la iglesia del Sagrado Corazón. Fue el primer edificio en ser construido, junto a la residencia anexa, en la Gran Vía de Granada.
En esta postal de Martínez Juliá se aprecian los árboles jóvenes sin hojas y la gente abrigada, por lo que debía ser invierno. El arbolado parece ser plátanos de sombra. La calle estaba todavía terriza y no se aprecian las vías de los tranvías. Por tanto, debió ser tomada antes de 1913.
Los árboles están algo más crecidos, aunque no sobrepasan la primera planta. Las vías ya están colocadas y el Banco Hispano Americano (1919) está sin construir, con lo cual cabe pensar que la foto fue hecha entre 1914 y 1918.
Desfile procesional a finales de los años 20 ó primeros 30 del siglo pasado. Todavía perduraba el adoquinado original en las vías (eliminadas en 1959). A la derecha se ve la silueta del enorme ciprés que había en el huerto del Monasterio de Santa Paula y que cayó en la acera de enfrente al ser cortado su solar por la apertura de la Gran Vía. Este árbol perduró hasta la reforma de 1950.
Esta foto es de la década de los años 1930, ya que estaba todavía en pie el Convento del Ángel Custodio y no había dado paso al Banco de España (1942). Los árboles tenían ya casi treinta años y le habían escamochado las ramas altas.
Acera del palacete de los herederos de Manuel Rodríguez-Acosta Palacios (actual Subdelegación del Gobierno), en los años treinta. El arbolado empezaba a tener porte, con lo cual sus hojas taparían los edificios. Se ve el modelo original de farolas tipo fernandina.
La perspectiva desde la puerta de la Delegación a media tarde elimina casi por completo los edificios de la Gran Vía. Los árboles están algo más crecidos en la parte sur de la calle que en la norte.