artículo por joan carles march

Los profesionales sanitarios tienen la tasa más alta de suicidio de cualquier profesión

Ciudadanía - Joan Carles March - Sábado, 18 de Febrero de 2023
El prestigioso experto en Salud Pública Joan Carles March firma este impactante artículo, en el que reclama acciones para mitigar este alarmante problema y aporta soluciones. Imprescindible.
Pasillo del antiguo Hospital Clínico.
IndeGranada
Pasillo del antiguo Hospital Clínico.

¿Tienen algunos profesionales sanitarios mayor riesgo de suicidio? Sabemos que el 8% de profesionales sanitarios ha pensado en suicidarse durante la pandemia. Una cifra muy elevada que nos debe de hacer reflexionar sobre el tema ya que en el Congreso Anual de la American Psychiatric Association se afirmó que “los médicos tienen la tasa más alta de suicidio de cualquier profesión”. El riesgo de suicidio en sanitarios es mayor que en la población general. Y ello va ligado a que la cultura de la profesión impide que los sanitarios admitan sus vulnerabilidades, ni busquen ayuda (solo la mitad se muestran dispuestos a buscar ayuda profesional si llegan a tener un problema de salud mental), sobre todo a sus problemas de salud mental.

En 2021, más del 50% de los profesionales sanitarios españoles ya había desarrollado estrés y ansiedad, un 26% depresión grave o extremadamente grave y un 34% estrés grave o extremadamente grave

En 2021, más del 50% de los profesionales sanitarios españoles ya había desarrollado estrés y ansiedad, un 26% depresión grave o extremadamente grave y un 34% estrés grave o extremadamente grave. En estudios anteriores, los investigadores Ignacio Ricci e Isabel Ruíz escribían que la frecuencia de problemas de salud mental en profesionales sanitarios al frente de emergencias causadas por epidemias virales es especialmente elevada: prevalencia de ansiedad (45%), depresión (38%), estrés agudo (31%), burnout (29%) y estrés post-traumático (19%). Y dicen que los efectos sobre la salud mental se podrían mantener a largo plazo. Fabiola Jaramillo, psiquiatra, por su parte escribe que en China los trabajadores en servicios de salud afectados por COVID-19 presentan altas tasas de síntomas depresivos (50,4%), ansiosos (44,6%), insomnio (34%), y distrés (72%), mientras que el mismo estudio en población general mostró síntomas de depresión (16,5%) y de ansiedad (28,8%).

Analizando por otra parte el total de personas que pidieron ayuda telefónica, sólo un 7% era profesional sanitario. Se sabe que a los profesionales del sector salud les cuesta especialmente hablar, decir lo que les pasa, mucho más si están teniendo ideacion suicida.

Estudios revelan que si la tasa de suicidio en la sociedad era del 0,8%, la cifra rondaba el 1,3% entre los médicos, casi el doble

Sabemos que el suicidio es más frecuente entre la población sanitaria que entre la población general. Estudios revelan que si la tasa de suicidio en la sociedad era del 0,8%, la cifra rondaba el 1,3% entre los médicos, casi el doble. Es una situación que ya prevalecía antes y que con la pandemia, como todo, ha empeorado.

Por otra parte, el 85% de las enfermeras afirmaron durante la pandemia, tener algún problema de salud mental, un dato alarmante teniendo en cuenta que esta cifra es del 35% en la población general. El déficit de personal, la sobrecarga, la presión asistencial, todo el dolor y sufrimiento que ha generado la pandemia, impactó en la salud mental de los profesionales. Además el 88% de las enfermeras dice sufrir estrés, el 67% ansiedad de moderada a alta y el 58% miedo e insomnio. El dato más crítico: un 33% dice sufrir depresión. Hay que decir que en España, tenemos solo 5,9 enfermeras por cada 1.000 habitantes cuando en Europa hay 8,7 enfermeras por cada 1.000 habitantes, siendo las cifras más bajas aún en Andalucía.

Un anestesiólogo compañero de la joven informaba en sus redes sociales que se trata del segundo caso de suicido entre el personal de quirófano de ese hospital en un plazo de seis meses

En julio de 2021, el suicidio de un médico que estaba en su segundo año de residencia conmocionó por completo a la comunidad sanitaria. No era el primero de su especialidad –anestesiología– que se quitaba la vida, ni eran el único sanitario que se había privado de ella en los últimos años. Lo cierto es que el suicidio de los profesionales de la salud es una realidad muy presente en nuestro país, pero es el tabú de tabúes, aunque es una tragedia que ha aumentado por la pandemia.

Recientemente, se conocía la triste noticia de que una enfermera de 32 años se había quitado la vida. Un anestesiólogo compañero de la joven informaba en sus redes sociales que se trata del segundo caso de suicido entre el personal de quirófano de ese hospital en un plazo de seis meses. Ese mismo anestesiólogo, @diazolam, lamentaba en julio de 2021 el fallecimiento de un MIR de segundo año, que también había sido el segundo residente de Anestesia en suicidarse en seis meses.

Por otra parte, leía en El Mundo la historia de una enfermera, que la vida se le puso del revés en 2019 tras ciertos sucesos personales; llegó la pandemia y, de repente: “estoy cansada de todo", "no puedo más", "cualquier día desaparezco", "para qué, si no sirve de nada", "estoy harta de la vida, cualquier día hago una tontería", pensamientos recurrentes sobre la idea de irse mientras, aparentemente, la persona estaba bien porque iba todos los días a trabajar. Estaba fatal. Peor cuando, al día siguiente, llega a su puesto laboral, repleta de miedo, y se le acerca un compañero para hablar del intento de suicidio. "¿Te lo imaginas? Llegas y te hablan de lo que quizá no has contado a casi nadie de tu entorno, y te percatas de que se está hablando de ti...". Marta se acordó de dos de sus compañeras, "dos enfermeras que se suicidaron en 2021".

"¿Te lo imaginas? Llegas y te hablan de lo que quizá no has contado a casi nadie de tu entorno, y te percatas de que se está hablando de ti...". Marta se acordó de dos de sus compañeras, "dos enfermeras que se suicidaron en 2021"

Antes de la pandemia del coronavirus ya existía esta alta tasa de suicidios de profesionales de la salud, que se atribuye a una combinación de factores: las condiciones laborales, las guardias intensivas, la alta responsabilidad, la poca valoración por parte de los mandos intermedios y el incremento de la agresividad por parte de pacientes, entre otras cuestiones. Se es incapaz de aceptar que también un/a sanitario/a puede tener una depresión, un trastorno postraumático o una psicosis o sentir que se es vulnerable.

El deterioro de la calidad laboral es uno de los factores más determinantes para que algunos sanitarios decidan quitarse la vida. La temporalidad es otro de los aspectos que empeora la inestabilidad emocional de los profesionales. En todo el sistema sanitario es habitual ver contratos temporales y precarios de meses, semanas o incluso días. En los médicos se suman además las guardias de 24 horas de trabajo, que está comprobado que favorecen los síntomas de depresión, ansiedad y burnout.

El deterioro de la calidad laboral es uno de los factores más determinantes para que algunos sanitarios decidan quitarse la vida. La temporalidad es otro de los aspectos que empeora la inestabilidad emocional de los profesionales

Para prevenir el suicidio hay que ir a las bases del problema, hay que abordar la salud mental desde la prevención primaria, hay que atender a los factores que están llevando a las personas a sufrir esos niveles de depresión e impotencia ante la imposibilidad de cambiar sus circunstancias.

Es necesario que se mejore el conocimiento sobre los motivos que llevan a tomar esa decisión, formar en su prevención y con una financiación a la altura del problema. Es necesario aprender de otros países como Dinamarca para la reducción de las tasas de suicidio (en 1980 tenía una prevalencia de alrededor de 30 suicidios por 100.000 habitantes, en 2000 la dejó en 15,6 y en 2019 ya había alcanzado los 10,7), con medidas como mantener las políticas de prevención durante décadas y crear un centro de investigación específico para la materia, además de mejorar el acceso a tratamiento psiquiátrico o psicológico a personas en riesgo o controlar el acceso a métodos con los que suicidarse. En países como India, la prohibición y el control de algunos pesticidas, empleados en hasta el 30% de los suicidios, también redujeron las muertes de forma significativa.

Una medida a implantar es poner en marcha el Código Riesgo Suicidio ya que seguir de cerca a personas con ideas suicidas, con llamadas telefónicas y facilitando el acceso a tratamiento, consigue una disminución importante del número de suicidios

Una medida a implantar es poner en marcha el Código Riesgo Suicidio ya que seguir de cerca a personas con ideas suicidas, con llamadas telefónicas y facilitando el acceso a tratamiento, consigue una disminución importante del número de suicidios. Y junto a ello, es necesario ampliar la formación en prevención de suicidios más allá de los psiquiatras o los psicólogos clínicos, con énfasis en los médicos y enfemeras de familia y médicos y enfermeras de urgencias y emergencias (el 40 % de las personas que intentan suicidarse visitan al médico de familia o a urgencias, la semana anterior y el 18% va el mismo día), junto con potenciar los teléfonos para atender a personas con pensamientos suicidas.

Profesiones de alto riesgo requieren estrategias multidimensionales, ya que cuidar al profesional es un aspecto fundamental y básico.

Sensibilización, toma de conciencia y recursos (muchísimos más de los que hay puestos en el tema), tres claves para mejorar la situación de los suicidios en Andalucía y en España.