El Papa Francisco recibe al padre Román y le pide perdón tras su absolución en el 'caso Romanones'

Ciudadanía - Europa Press - Sábado, 28 de Julio de 2018
Al encuentro asistieron otros dos sacerdotes señalados en el asunto.
El padre Román, durante el juicio.
Europa Press
El padre Román, durante el juicio.

El Papa Francisco ha recibido recientemente en la Casa de Santa Marta, en la Ciudad del Vaticano, al padre Román, al que ha pedido perdón tras salir absuelto del delito de abuso sexual que le atribuyó un joven de su parroquia en el llamado 'caso Romanones'.

Así lo ha confirmado este sábado a Europa Press el abogado Javier Muriel, que ejerció la defensa del padre Román en el procedimiento que se siguió contra él por presunto abuso sexual, y que desembocó en un juicio celebrado el pasado año 2017 en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Granada del que resultó absuelto.

De esta manera, el letrado ha confirmado la información publicada por el semanario religioso 'Vida Nueva', que en un reportaje consultado por Europa Press relata que el encuentro entre el Papa y el padre Román se celebró el pasado 12 de julio, y a él también asistieron otros dos sacerdotes señalados en el presunto caso de abusos sexuales.

De acuerdo a la información difundida por 'Vida Nueva', el Papa pidió a estos sacerdotes "perdón hasta en tres ocasiones, por el daño que les hubiera podido generar el hecho de que la Iglesia en general les hubiese dado la espalda", así como por "aquellas llamadas al denunciante que, sin buscar juzgar, se convirtieron en un refrendo de credibilidad para él frente a los sacerdotes".

Francisco les animó además "a seguir adelante" con su actividad pastoral, "con la generosidad de cualquier otro sacerdote", según informa la citada cabecera de información religiosa.

Sentencia absolutoria

La Audiencia de Granada absolvió al padre Román tanto por la falta "total y absoluta" de pruebas contra él como por la "inconsistencia del relato" del denunciante, que, a juicio de la sala, incluyó "graves contradicciones" y aspectos "absolutamente inverosímiles". La sentencia, no obstante, fue recurrida ante el Tribunal Supremo.

Cuando el arzobispo de Granada, Javier Martínez, declaró como testigo en el juicio del llamado 'caso Romanones' afirmó que "jamás" se le había trasladado "la más mínima sospecha de una conducta sexual inapropiada" del padre Román.

El prelado afirmó que tras tener conocimiento de la denuncia por abusos se puso a disposición del denunciante. Aunque sacó los billetes para trasladarse a Roma, fue informado de que la Santa Sede ya estaba al tanto del asunto y, de hecho, fue decisión de la Congregación para la Doctrina de la Fe apartar del ejercicio pastoral al padre Román y dos sacerdotes más como medida cautelar.

El arzobispo incidió en que él no era competente para investigar los hechos, pues debe hacerlo la citada congregación, por lo que se limitó a tomar declaración a estos sacerdotes bajo secreto pontificio y sin revelarles la identidad de los denunciantes, en el marco de las indagaciones que realizó sobre este asunto.

En la documentación que remitió posteriormente a la Congregación para la Doctrina de la Fe definió la denuncia del joven como "verosímil" y agregó que, de confirmarse los hechos, esto "explicaría ciertas actitudes del grupo", del que había recibido quejas por su carácter "hermético".

No obstante, matizó que el expediente se centraba en los hechos denunciados y solo recogía una "investigación previa" y "no concluyente" de los mismos, en el marco de expediente canónico que entregó al Juzgado de forma "voluntaria" tras recibir autorización de sus superiores.

Los orígenes del caso

El caso se hizo público el noviembre de 2014, cuando fueron detenidos el considerado líder del clan, el padre Román M.V.C., dos sacerdotes más y un profesor de Religión, que sin embargo quedaron después en libertad con cargos, en un caso en el que estaban imputadas inicialmente un total de doce personas, diez sacerdotes y dos laicos.

La Audiencia de Granada acabó declarando prescritos los delitos que se le atribuían a once de ellas, confirmando que la causa sólo debía continuar contra el padre Román M.V.C., considerado el líder del grupo.

Todo se precipitó después de que el joven comunicara por carta al Vaticano que había sido víctima de abusos sexuales desde los 14 hasta los 17 años por parte de este grupo de religiosos de Granada, lo que motivó que el propio Papa Francisco le llamara para pedirle perdón y ofrecerle su apoyo.

Tras la llamada del Papa al joven, éste formalizó una denuncia ante la Fiscalía Superior de Andalucía, que ordenó a la Fiscalía Provincial de Granada interponer denuncia contra todos los afectados.