'Palabras de un año de pandemia'

Llevamos un año de pandemia y hay palabras que nos han marcado muchos de los días como son la solidaridad (o su falta), la división entre unos y otros, la fragilidad y vulnerabilidad, la necesaria colaboración, el bajar la guardia ante las enfermedades transmisibles, un sistema sanitario previamente debilitado, la degradación ambiental y la globalización, el teletrabajo, una acción coordinada entre el mundo asistencial e investigador, la educación digital, la importancia del contacto físico y los abrazos, nuestra dependencia del Estado, en un entorno donde la vigilancia ha ido aumentando, para que la ciencia y la investigación tomen el impulso necesario, en un contexto de gran impacto económico, político y social, donde el confinamiento ha marcado la percepción de un año muy complicado y difícil donde los más débiles son más débiles aún.
"En primer lugar, hay un aspecto que sorprende y mucho por el problema que ha generado: la falta de solidaridad entre países y entre partidos políticos para poder unirse y dar un mensaje único a la sociedad con respecto a qué es lo mejor que hay que hacer para mitigar los efectos de esta pandemia"
En primer lugar, hay un aspecto que sorprende y mucho por el problema que ha generado: la falta de solidaridad entre países y entre partidos políticos para poder unirse y dar un mensaje único a la sociedad con respecto a qué es lo mejor que hay que hacer para mitigar los efectos de esta pandemia. No me esperaba que ante esta grave situación, los políticos estuvieran tan divididos. Y más como estaban los más débiles de la sociedad. Solo se juntan los políticos para conseguir el poder, NO para mejorar la vida de la ciudadanía. Y si teníamos un enemigo común, confiaba en una mayor solidaridad, entre organizaciones internacionales y nacionales, países y Comunidades Autónomas, para ponerse de acuerdo contra el virus. No hemos sido capaces de trabajar juntos cuando tenemos un problema común.
Y además hemos sido muy frágiles y ahora somos conscientes también de que uno solo no puede solucionar un problema así. Es decir, ante problemas de una dimensión como esta, es absolutamente necesaria la colaboración en todos los sentidos, tanto en el ámbito científico como en el de sociedad. Creo que la pandemia nos ha dejado la conciencia de fragilidad y de vulnerabilidad, y el sentimiento de que necesitamos apoyarnos en otros y movilizar la solidaridad para responder a una situación que es sumamente de indefensión. Saldremos diferentes. Y en algunas cosas saldremos mejor, y en otras lo haremos peor.
"Nunca, nunca se puede bajar la guardia con las enfermedades transmisibles"
Nunca, nunca se puede bajar la guardia con las enfermedades transmisibles. Pensábamos con un cierto ejercicio de petulancia que nuestro nivel de desarrollo era un cinturón poderoso frente a estos procesos y, sin embargo, en un mundo globalizado tratar de impedir que no lleguen enfermedades transmisibles como ésta es pensar que le podemos poner puertas al campo.
El sistema sanitario estaba debilitado por la política de recortes que se había seguido desde la crisis económica del 2008 y eso ha obligado a los profesionales y al mismo sistema a multiplicarse para poder hacer frente a la pandemia. Espero que nos sirva de reflexión, que el sistema sanitario, junto con la educación y los servicios sociales, que son los pilares del estado de bienestar, nunca podemos plantear políticas de recorte, porque siempre se nos van a venir encima. Solamente en una crisis sanitaria como la de ahora, se vuelve tan relevante tener un buen sistema de salud.
"La pandemia nos ha demostrado cómo un problema de infección local se hace global. Los dos ingredientes han sido la degradación ambiental y la globalización. Esos dos ingredientes de la civilización actual son los que nos han golpeado"
La pandemia nos ha demostrado cómo un problema de infección local se hace global. Los dos ingredientes han sido la degradación ambiental y la globalización. Esos dos ingredientes de la civilización actual son los que nos han golpeado. Todo esto nos ha hecho repensar nuestra relación con la naturaleza. Después de la COVID mucha gente ha entendido las conexiones con la degradación ambiental y que por nuestro propio bienestar, por nuestra propia seguridad, hay que cambiar nuestra relación con la naturaleza. Y el 74% está dispuesto a pagar más por productos fabricados en el país, por lo local. Aunque, una de las pocas cosas positivas de la pandemia es que ha conllevado a reducciones importantes de emisiones. No es de ninguna manera una política ambiental adecuada para lograrlo, pero quizás ver que es posible hacerlo, nos haga reconsiderar que el otrora problema más importante a nivel global, tiene solución.
Además es necesario que haya una acción coordinada entre el mundo asistencial e investigador para que se contesten de la forma más rápida posible las preguntas sobre la inmunidad, sobre los tratamientos, sobre las vacunas, sobre .....
Junto a ello, hemos multiplicado el teletrabajo, aunque seguro que el impulso podría haber sido mayor. Un 80% desea trabajar más desde casa también en el futuro. La epidemia puede cambiar nuestra visión sobre este tipo de forma laboral. También han aparecido la necesidad de los robots que seguirán ganando terreno ya que tienen la ventaja que no enferman.
"Toda la economía se ha vuelto digital, todo contacto humano es ahora virtual. Y la pregunta es ¿cuánto de esto quedará?"
La educación digital ha pasado a tener un protagonismo muy alto ya que casi todas las universidades, se han tenido que mudar a este modelo que también nos hace cuestionar qué pasará cuando haya terminado la epidemia. La educación digital está en el marco de la preponderancia del internet. Toda la economía se ha vuelto digital, todo contacto humano es ahora virtual. Y la pregunta es ¿cuánto de esto quedará? El solo hecho que no hayan colapsado los servicios digitales hasta el momento es asombroso. Los pagos electrónicos o las teleconferencias, quizás lleguen para quedarse.
Todo lo digital, lo virtual, nos acerca a la importancia del contacto físico, un balcón o un jardín. Aunque en el contacto físico hay que ver que no todo es color de rosa y estar en un espacio reducido con otra persona, mucho tiempo, puede también ser contraproducente. Y un problema muy muy importante del mismo es la violencia de género, que se ha incrementado y mucho en estos tiempos.
Este es un momento donde dependemos del estado, en que existe un impulso del valor del estado versus el del mercado. El regreso de un estado de bienestar, implica tener buenos sistemas públicos de salud, y fomentar los beneficios sociales.
Todo ello ocurre en un entorno donde la vigilancia aumentará. La capacidad que tienen algunos países de vigilar su propia población con el sacrificio de la privacidad por un bien común vuelven con más fuerza.
Y donde la ciencia y la investigación necesitan un impulso, al ser necesario que recobren su valor. Necesitamos tener lo mejor de la ciencia.
"La crisis de liderazgo es evidenete. Pero lo económico y lo político no será nada ante una posible crisis social. Ello está marcado por el coste mental y psicológico"
Y todo ello en un contexto de gran impacto económico, político y social. La crisis, es de entrada una calamidad sanitaria. A ello le sigue una debacle económica. Además, gobernantes y políticos están más preocupados por su ego en vez de por soluciones. La crisis de liderazgo es muy evidente. Pero lo económico y lo político no será nada ante una posible crisis social. Ello está marcado por el coste mental y psicológico.
Y con todo ello, el confinamiento aceleró considerablemente las tendencias ya existentes. Fue un acontecimiento único en una generación, que ha cambiado las actitudes hacia el comportamiento de los consumidores, los trabajos, los hogares. Pero las desventajas del confinamiento también han dejado su impronta, haciendo que la satisfacción con la vida ha disminuido significativamente; las preocupaciones, el estrés y la depresión han aumentado.
Y tofo ello, ha hecho que pasemos de una sociedad que ha cambiado drásticamente. Durante el confinamiento se consideraba que la sociedad estaba más unida; ahora la sensación es que es más bien egoísta y se está resquebrajando.
Mucho por hacer un año después, en un tiempo pasado y presente lleno de incertidumbre, donde hemos estado elucubrando respuestas. Esperemos encontrar las mejores soluciones como lo son las vacunas, una de los grandes hitos de este siglo.