Granada va a cerrar 2023 con apenas 233,7 litros por metro cuadrado de lluvia, la menor cantidad de agua caída del cielo desde 2007, cuando se registraron 224,8 litros. Son un 36% menos precipitaciones que la media histórica (365 litros), lo que que agudiza todavía más la gravísima sequía que padece la provincia, la peor al menos desde los años 90, pero con la notable diferencia de que ahora los años son mucho más calurosos y la escasa agua que nos llega se evapora más. 

Diciembre, a falta de un día en el que no se prevén precipitaciones, ha registrado solo 17 l/m2, según los datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en su estación del aeropuerto granadino. El último mes del año es, precisamente, el que suele contabilizar más lluvia, con 56 l/m2 de promedio histórico. Ha caído solo un 30% de lo que debería. Un ejemplo más de lo que ha ido pasando a lo largo del año, salvo excepciones. 

Fuente: Aemet, estación del aeropuerto de Granada

La tabla de arriba muestra la lluvia caída en cada mes de 2023. Solo en tres de los 12 meses ha llovido más de lo normal en esos periodos. Mayo, con 34,1 litros, frente a los 28 de promedio; junio, que fue, extrañamente, el mes más lluvioso del año, con 84,6 l/m2 (la media histórica de junio es de 11) y octubre, con algo más lluvia de lo habitual en ese mes: 49 frente a 40 litros. 

Los otros nueves meses fueron más secos de lo habitual, con uno muy destacado, por negativo, abril. No cayó ni una gota, algo que nunca había pasado. Y, además, fue el abril más caluroso desde que hay mediciones. 

Y se le acercó mucho noviembre, el segundo mes del año en que suele llover más en Granada. Pero, frente a los 54 litros de media histórica, solo cayeron 1,1 litros. 

No le fue mucho a la zaga febrero: 2,7 litros, por 38 de promedio en el periodo 1981-2010, referencia histórica de Aemet para hacer comparaciones entre periodos. 

De esta forma, Granada cierra un nuevo año seco, y lo peor es cada año que pasa trae menos lluvia que el anterior. Solo hay que ver la siguiente tabla: 

Datos de la estación meteorológica del aeropuerto de Granada. Fuente: Aemet y Meteosolana

El año 2018 fue el último con más lluvia de lo habitual, 508 litros/m2, por encima del promedio anual de 365 litros. Desde ese año, cinco años seguidos con menos lluvia que el promedio. Si se observa la tabla anterior, en lo que va de siglo, este 2023 es el tercer año con menos agua, tras 2007 y 2005, el más seco del siglo XXI por ahora, que solo registró 186 litros. Pero la racha actual de tres años seguidos por debajo de 300 l/m2 no se había producido aún este siglo. 

Una evolución de lluvia tan negativa que ha ido dejando los pantanos bajo mínimos. La siguiente gráfica, de la web embalses.net, muestra el agua embalsada en la provincia de Granada, y cómo ha ido variado semana a semana: 

grafica_embalses.jpg

La línea roja es la de 2023, por los suelos desde inicio del año, y sin la recuperación que suele haber en primavera, como sí sucedió el año pasado (línea negra). Y más aún en 2021 (línea verde). El volumen total de agua almacenada en los pantanos no ha llegado en ningún momento del año a los 400 hectómetros cúbicos, mientras que el año pasado llegó a superar los 500 hm3 y en 2021, los 600 hm3. Y nada que ver con la línea de puntos azules, que representa el promedio de los últimos diez años. 

Los 11 embalses de la provincia tienen una capacidad conjunta de 1.170 hm3 y ahora solo disponen de 269 hm3, el 23% del total. Hace un año rondaban el 30% (estaban al 29,5%) y el promedio de los últimos diez años por estas fechas supera el 50%. 

El año pasado al menos en diciembre hubo un repunte del agua embalsada hasta acercarse a los 350 hm3. Esta vez ni eso, el escaso nivel del conjunto de los pantanos se ha mantenido desde final del verano prácticamente igual, el otoño no ha servido para elevar el nivel y diciembre, tampoco. 

Así están los embalses de la provincia: 

Fuente: Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y Junta de Andalucía

Solo Negratín y Colomera tienen ahora algo más de agua que hace un año, pero con una mínima diferencia y en un porcentaje de llenado bajísimo, poco más del 20% en el caso de Negratín, que tiene una capacidad casi como el resto de embalses de la provincia juntos, y un 10% en Colomera, lo que significa prácticamente un emblase técnicamente vacío en la práctica, pues buena parte de esa poca agua que queda son lodos. 

Canales y Quéntar, que abastecen a la capital y buena parte del área metropolitana, están ya a menos dela mitad de su capacidad, aunque es de esperar que en los próximos meses puedan elevar su nivel con el deshielo de la nieve que, esperamos caiga en Sierra Nevada. 

Y Rules, que debe surtir de agua a la costa cuando estén hechas las conducciones, está a solo el 32%, la mitad que hace un año. 

El tercer año más cálido

El año 2023 no solo ha destacado su escasez de precipitaciones, sino también por ser uno de los más calurosos desde que hay registros, algo que se está convirtiendo en habitual por el cambio climático. Si 2022 fue el segundo más cálido desde que existen mediciones de Aemet, con una temperatura media anual de 17,4 grados centígrados, solo superado en una décima por los 17,5º de 2027, el año 2023 ha sido el tercero más caluroso, con un promedio de 17,3º entre los doce meses. Eso es casi 2 grados por encima de la media histórica de 15,4º (según el periodo 1981-2010. 

La siguiente tabla muestra cuál ha sido la temperatura media de cada mes:

Fuente: Aemet

Todos los meses han sido más cálidos de lo habitual, en algunos casos solo unas décimas, pero en otros hasta varios grados. Destacó sobre todo abril, con 4,4º por encima del promedio de ese mes, una auténtica barbaridad. Pero también julio, con 3,5º más de lo normal, al igual que los 3,4º de exceso de calor de agosto. 

El calentamiento global, uno de los efectos del cambio climático, afecta a Granada más que al promedio del país, es la provincia española con mayor elevación de las temperaturas.en las últimas décadas. 

Cada vez menos lluvia y cada vez más calor, un sombrío panorama.