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La Catedral y Santa María de la Alhambra son algunos de los más de 240 bienes que la Iglesia registró a su nombre

Granada Laica insta al Gobierno a reclamar el patrimonio histórico inmatriculado por la Iglesia católica

Ciudadanía - IndeGranada - Viernes, 26 de Febrero de 2021
El colectivo se concentra a las puertas de la Catedral para denunciar que el Gobierno "legitima el expolio monumental" de las inmatriculaciones de la Iglesia.
Concentración frente a la Catedral.
Granada Laica
Concentración frente a la Catedral.

Con una concentración a las puertas de la Catedral de Granada, uno de los bienes que figuran inmatriculados por la Iglesia Católica, el colectivo Granada Laica ha mostrado su rechazo al informe elaborado por el Gobierno con el listado de esos bienes.

A juicio de la plataforma, con ese informe, el Gobierno "legitima el expolio monumental" que a su juicio ha llevado a cabo la Iglesia, inscribiendo también monumentos que forman parte del patrimonio histórico. Ejemplo de ello son la Catedral y la Iglesia de Santa María de la Alhambra, este templo dentro del recinto monumental. 

Granada Laica alerta de que el contenido de ese listado no es completo y obvia algunos bienes, como la propia Catedral, cuya inscripción tiene documentada la plataforma dentro del riguroso trabajo que ha ido realizando durante años. 

Insta al Ejecutivo a "buscar fórmulas" para declarar nulas las inmatriculaciones, especialmente del patrimonio histórico de raíz religiosa. Y al respecto, pide que sea el Gobierno el que se encargue de reclamar a la Iglesia aquellos bienes que formen parte de ese patrimonio. Sobre este aspecto Granada Laica lamenta que "se revierta la carga de la prueba" y, en lugar de ser la Iglesia la que deba acreditar con títulos suficientes la propiedad, se inste a presentar pruebas de que no es así -vía administrativa o judicial- para cambiarlo.

Este es el comunicado íntegro remitido por Granada Laica:

"Granada Laica denuncia que el Gobierno legitima el expolio monumental de las inmatriculaciones de la Iglesia y pone ejemplos como la catedral de Granada y Santa María de la Alhambra

Granada Laica valora muy negativamente el informe del Gobierno de España relativo a las inmatriculaciones de la Iglesia católica en todo el Estado en general, y en Granada en particular.

Por un lado, el informe es muy incompleto. Para empezar, ignora nada menos que los bienes inmatriculados por la Iglesia Católica durante más de medio siglo, entre 1946 y 1998, en virtud de la Ley Hipotecaria de 1946 y su correspondiente Reglamento. (Con la reforma de 1998, Aznar posibilitó que las inmatriculaciones también afectaran a los templos). Se dan así por buenas, sin más, las inscripciones realizadas incluso durante el franquismo. Es el caso de la emblemática iglesia de Santa Ana (más casa rectoral y jardines), inscrita para la Iglesia en 1991, a pesar de que eso no era legal antes de 1998, por poner un ejemplo significativo de Granada. Hay que recordar que, aunque suene extraño, muchas iglesias (edificios) no pertenecen a la Iglesia (institución), sencillamente porque no fue ésta quien costeó la construcción. En multitud de casos se trata de inmuebles construidos, restaurados y/o mantenidos con fondos públicos.

Por otra parte, hay muchos bienes, y algunos de gran importancia, que, habiendo sido inmatriculados en el periodo contemplado (entre 1998 y 2015), no figuran en el listado. No aparece, por ejemplo, el conjunto catedralicio de Granada (Catedral, Capilla Real y Sagrario), registrado por el arzobispado el 22 de junio de 2015 (sin embargo, hubo previamente una certificación negativa de inscripción, de 11-03-2014), y tampoco otras iglesias de la provincia. Precisamente fue un arduo trabajo realizado durante años por Granada Laica el que consiguió acreditar, mediante nota de Registro, que el conjunto catedralicio había sido inmatriculado, así como otros bienes inmuebles de Atarfe, Moclín, Alhama, Almuñécar, Maracena, Armilla, Albuñol,... que no aparecen en el listado gubernamental. Comprobamos, además, la fiebre inmatriculadora del arzobispado granadino en los últimos meses de barra libre de inmatriculaciones eclesiásticas (2015).

En el listado del Ministerio de Justicia solo aparecen 244 cuando en Granada capital el arzobispado tiene inscritos 352 bienes y en la provincia más de 546, a los que sumando los del obispado de Guadix, 169, son un total de al menos 1.047 inmuebles. Algunos podrán contar con títulos recientes de propiedad o ser donaciones, otros podrían haber sido inmatriculados antes de 1998, pero es dudoso que tres cuartas partes de sus bienes no figuren, o que no haya datos de 107 localidades. Sobre todo si se tiene en cuenta el afán inmatriculador llevado a cabo en los meses previos al cambio legislativo que suprimía este privilegio franquista.

También es incompleto el informe del Gobierno debido a la falta de datos de los bienes inmuebles enumerados, que no están debidamente identificados.

Uno de los aspectos más inicuos del informe es que revierte la carga de la prueba. Es decir, en vez de ser la Iglesia quien debe aportar pruebas para legitimar una inmatriculación, ésta se da graciosamente por consolidada con un mero certificado episcopal, y ahora resulta que las pruebas las debe aportar quien considere que alguna propiedad inmatriculada no es de la Iglesia, para lo que deberá recurrir a la vía judicial –o administrativa– para reclamar, demostrando de quién es realmente la propiedad.

Esta “solución” que se propone, con el lógico aplauso de los obispos, ¿no es una burla? ¿Quién tiene recursos y medios para reclamar los casi 35.000 bienes expoliados (244 en Granada)? (y ya saben que estos números infravaloran los datos reales), ¿y quién reclamará bienes que ni siquiera están bien identificados? ¿Reclamarán acaso poderes políticos que históricamente se han comportado y comportan como aliados de los intereses de la Iglesia, frente a los de la ciudadanía?

El Gobierno se hace cómplice del mayor escándalo inmobiliario de la historia de España

En definitiva, consideramos que el dislate gubernamental tiene como consecuencia que se legitima la mayor parte del expolio llevado a cabo por la Iglesia católica a lo largo de siete décadas. El Gobierno se hace cómplice del mayor escándalo inmobiliario de la historia de España.

Este informe y esa “solución”, tan extremadamente tramposos y ventajistas para la Iglesia, explica la rapidez con la que responsables eclesiásticos han expresado su satisfacción con ellos.

En el caso de Granada, ¿quién reclamará, por ejemplo, Santa María de la Alhambra (que sí está en el listado)? Se trata de un bien inmatriculado por el Arzobispado de Granada que se encuentra dentro del recinto monumental de la Alhambra, que es Patrimonio de la Humanidad. ¿Y quién reclamará la Catedral, Santa Ana, la Capilla Real, y tantos otros templos, ermitas, o incluso parcelas?

Granada Laica, como Europa Laica, opina que corresponde a la Administración velar para que los bienes públicos pertenezcan al Estado (es decir, a todos y todas), lo que no impediría ceder el uso de algunos inmuebles a la Iglesia, con asunción por parte de ésta del mantenimiento, tal como ocurre en Francia y otros países. Por el contrario, el Gobierno de España ha actuado haciéndose cómplice de una descomunal y escandalosa usurpación de bienes públicos por parte de la Iglesia católica.

Junto a Europa Laica, Granada Laica reclama de la comunidad política que busque fórmulas normativas para declarar nulas todas las inmatriculaciones realizadas sin título suficiente, y en particular el patrimonio histórico de raíz religiosa, el cual debe estar afectado al dominio público.

Mientras no se tomen medidas para declarar nulas las inmatriculaciones, instamos al Gobierno a que sea él quien reclame todas las inmatriculaciones pertenecientes al patrimonio histórico de raíz religioso, y, en particular, exigimos que el Ministerio de Cultura, competente en la custodia del inventario de patrimonio histórico, reclame todos los bienes inmatriculados que figuran en dicho inventario. Asimismo, reclamamos de los grupos parlamentarios y del propio Gobierno que presenten de forma urgente una reforma de la Ley de patrimonio histórico para dar una solución definitiva a la protección del patrimonio histórico de raíz religiosa, afectando el mismo al dominio público, tal y como ocurre en otros países de Europa y haciéndose cargo de su gestión cultural, independientemente del uso litúrgico que puedan tener".

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