Enfermería, la labor crucial en la donación de órganos
La angustia añade horas al reloj del que espera. Y el que espera es una persona, de cualquier edad, sexo o condición social, que aguarda una llamada que detenga el cronómetro de una cuenta atrás que le marca la vida, desde que es consciente de que necesita un órgano para vivir. Puede ser una niña o un niño, ajeno a la máxima inquietud de unos padres. Puede ser usted o un ser querido, mañana.
Muy lejos o muy cerca, desgraciadamente, acaba de fallecer alguien, de cualquier edad, sexo o condición social. También puede ser una niña o un niño. Pero en el trance más doloroso para una familia, donde apenas hay consuelo, existe una posibilidad para convertir la tragedia de una muerte en una esperanza de vida: la donación de órganos
Muy lejos o muy cerca, desgraciadamente, acaba de fallecer alguien, de cualquier edad, sexo o condición social. También puede ser una niña o un niño. Pero en el trance más doloroso para una familia, donde apenas hay consuelo, existe una posibilidad para convertir la tragedia de una muerte en una esperanza de vida: la donación de órganos.
De que encaje esa compleja relación entre la muerte y la vida, para dar vida, se encarga en la provincia de Granada el equipo de Coordinación de Enfermería de Trasplante del Hospital Universitario Virgen de las Nieves, integrado por Patricia Fuentes García, la más veterana en el grupo,Nicolás Pérez Izquierdo y Daniel Guerrero Doblado. Es una minuciosa labor, que requiere una sincronización perfecta, vital en el proceso de donación y recepción de órganos, para que la vida siga.
Un trabajo lejos de focos mediáticos, encomendado a Enfermería, que merece por su trascendencia ser difundido. Ponerle cara y voz a un equipo profesional, altamente cualificado que, -cuando se dan coincidencias laberínticas que, afortunadamente se producen- al otro lado del teléfono, ofrece salvar una vida, gracias a la generosidad de una familia rota de dolor, a la que el mismo equipo de coordinación acompaña en todo momento, y a la que le brinda la oportunidad, en un momento crítico, de ofrecer vida, al aceptar que el finado done sus órganos.
Junto a ellos, el cualificado equipo médico del hospital, sin el que no sería posible materializar la donación, expertos cirujanos en la extracción y implantación de órganos. Dirigido todo el proceso por José Miguel Pérez Villares, coordinador Sectorial de Trasplantes.
Encajar todas las piezas de un complicado proceso
Pero esa función que conecta en un momento crítico, la vida y la muerte, para que siga la vida, es una de las múltiples funciones que, en tiempo récord, deben de cumplir a rajatabla para que el proceso concluya con el objetivo cumbre de dar vida, gracias a la generosidad de una familia en duelo.
“Nosotros encajamos todas las piezas del proceso, como si fueran fichas de dominó o un puzle”, ejemplifica Nicolás, para subrayar que, si falla alguna de las funciones, perfectamente protocolizadas, no se completa con éxito el trabajo, como si faltara una ficha o una pieza
“Nosotros encajamos todas las piezas del proceso, como si fueran fichas de dominó o un puzle”, ejemplifica Nicolás, para subrayar que, si falla alguna de las funciones, perfectamente protocolizadas, no se completa con éxito el trabajo, como si faltara una ficha o una pieza. Se encargan del orden de llegada e intervención de cada profesional implicado. Lo amplía Patricia que sigue el argumento de su compañero: "Nos dedicamos a encajar todas las piezas del proceso, que comienza con la detección de un posible donante, porque si no hay un donante no hay trasplante”. Patricia desgrana las funciones del grupo que incluye, entre otras, el mantenimiento del donante, la logística del quirófano, la búsqueda de receptores ideales. Toda la organización intrahospitalaria y la que se precisa, si es el caso, hasta que el órgano o los órganos donados llegan al centro hospitalario.
Somos el nexo de unión entre el hospital y la familia que vive la peor tragedia de su vida, pero que, gracias a su generosidad, convierte la muerte de su ser querido en una esperanza”, reflexiona Nicolás
Y, lo que resaltan como fundamental, el acompañamiento de la familia donante. “Somos el nexo de unión entre el hospital y la familia que vive la peor tragedia de su vida, pero que, gracias a su generosidad, convierte la muerte de su ser querido en una esperanza”, reflexiona Nicolás.
El trabajo del equipo no termina hasta la extracción de órganos y la implantación de los receptores. Son los primeros que se activan y los últimos en concluir. Una labor que se prolonga a veces hasta las 15 o 16 horas, que implica a casi la totalidad de servicios hospitalarios y puede reunir a unas 150 personas, tan sólo del centro de referencia de la provincia de Granada.
“Cuando suena el teléfono (para una posible donación se te abre la mente, ves como muchas cajas que ordenar, y dentro muchos elementos también que ordenar que ordenar. Y no puede haber un fallo en la planificación”
Porque en la logística, que el equipo de Enfermería coordina, participan profesionales de Urgencias, la UCI, Anatomía Patológica, Cardiología, Hematología, Digestivo, Nefrología, Análisis clínicos, Microbiología, Urología, Anestesia y Reanimación o Cirugía General. Un excelente equipo, altamente cualificado.
En el quirófano, junto a cirujanos, perfusionistas, integrantes esenciales del equipo cardioquirúrgico, que se encargan de operar la máquina de circulación para mantener el flujo de sangre a los tejidos del cuerpo y regular los niveles de oxígeno y dióxido de carbono de la sangre. También, por supuesto, Enfermería, y a la espera del traslado, celadores
Al pararse el corazón del donante, comienza la fase decisiva, hasta que el órgano u órganos se implantan en el receptor. “Es un trabajo de perfecta organización. Todo está medio, sincronizado, para evitar el mínimo error o una leve incidencia”, detalla Daniel, a lo que Patricia añade: “Cuando suena el teléfono (para una posible donación se te abre la mente, ves como muchas cajas que ordenar, y dentro muchos elementos también que ordenar que ordenar. Y no puede haber un fallo en la planificación”.
Profesionalizados en la humanización
Para Daniel Guerrero Doblado, la última incorporación del grupo, la labor del equipo “va más allá de la parte técnica” al subrayar el compromiso de acompañar en todo momento a la familia del donante, en una tarea fundamental, hasta después, incluso, de finalizado el proceso. “Es una atención integral” con la familia del donante o la donante. “Nuestro trabajo no acaba cuando muere. Es de ayuda integral”, apostilla.
Profundiza en ello Patricia cuando resalta “la profesionalización del cuidado” como principio primordial que rige todas sus prácticas en el procedimiento, en el que arropan al donante, a sus familias, y que se extiende también a todos los equipos, desde la UCI a los quirófanos, a todo el personal implicado, prácticamente todos los servicios hospitalarios. Son profesionales también en la “humanización”
Profundiza en ello Patricia cuando resalta “la profesionalización del cuidado” como principio primordial que rige todas sus prácticas en el procedimiento, en el que arropan al donante, a sus familias, y que se extiende también a todos los equipos, desde la UCI a los quirófanos, a todo el personal implicado, prácticamente todos los servicios hospitalarios. Son profesionales también en la “humanización”.
El equipo siempre está ahí, al lado de la familia, desde que contacta por primera, casi siempre en la UCI, con un allegado con pronóstico irreversible, en un escenario vital que suele ser inesperado, que genera tristeza y un profundo dolor, y un escenario físico extraño y que puede ser desconcertante. Su labor, impecable, logra que los familiares no se sientan solos. El grupo está para lo que necesiten. De nuevo ese nexo de unión con el hospital, tan relevante, en los peores días u horas.
Tal es su actitud que el grupo de coordinación se ofrece hasta para facilitarles todos los trámites administrativos, incluso, hasta una funeraria, si precisan. O de enlace con la administración de Justicia -juzgados, forenses- si la muerte no es resultado de una causa natural y procede de una acción violenta, como un accidente de tráfico. “La familia sólo tiene que decidir cómo quiere que sea el entierro, el resto de trámites administrativos se lo facilitamos”, explica la responsable del equipo.
La colaboración es máxima con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, no solo para despejar carreteras o colaborar en el traslado en ambulancias de pacientes u órganos. También en la búsqueda de familiares directos para autorizar la donación
Son “muchas pequeñas cosas que suman”, reflexiona Nicolás al aludir a los casos donde requiere la intervención de las trabajadoras sociales del Virgen de las Nieves, con las que enlazan, para proporcionar sepultura a indigentes o personas sin recursos, mediante gestiones con el Ayuntamiento.
La colaboración es máxima con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, no solo para despejar carreteras o colaborar en el traslado en ambulancias de pacientes u órganos. También en la búsqueda de familiares directos para autorizar la donación. Nicolás recuerda un caso en el que la Policía Nacional, en las pesquisas a contrarreloj para dar con el paradero del familiar de un paciente que se moría, halló pistas en Portugal. La policía de allí lo encontró y firmó el permiso. Un proceso que se prolongó durante 16 horas y que, gracias a la colaboración policial, salvó otra vida.
En muy pocos casos no se ha podido dar con un familiar directo que firme la autorización. La ley establece para esos casos la prevalencia del bien público de la donación, salvo constancia de negativa.
Nicolás se sustenta en la experiencia del grupo para afirmar que, en los casos de niños o jóvenes, “nunca han registrado una negativa. Todos han dicho que sí”.
Una entrevista decisiva en la que ofrecen vida
Entre tantos hitos del operativo hay uno, que destaca porque de él depende el inicio del proceso. La entrevista con la familia para que acepte la donación de órganos de su difunto. Pero, cómo es esa entrevista con la familia, cómo se afronta, qué mensajes se pueden pronunciar ante unos familiares con un dolor tan profundo. El respeto, la delicadeza. La humanización, de nuevo.
“Cuando llega la pérdida la familia tiene que llorar al familiar, hay que ayudarle a iniciar el duelo y a tomar decisiones”, indica Patricia quien, como el resto de equipo, vuelve a decir que la entrevista se produce “cuando llega el momento”, ese código interno que sólo ellos conocen, tras años de experiencia, formación continua y profesionalidad
En la mayoría de los casos, si no es por un fallecimiento súbito, hay un pequeño margen para para prepara el encuentro crucial. Es en la UCI, cuando el pronóstico es extremadamente adverso. En todo momento informada por el “fabuloso” equipo médico, explica Patricia, contactan con los familiares, que son conscientes del deterioro progresivo y del inminente final.
“Cuando llega la pérdida la familia tiene que llorar al familiar, hay que ayudarle a iniciar el duelo y a tomar decisiones”, indica Patricia quien, como el resto de equipo, vuelve a decir que la entrevista se produce “cuando llega el momento”, ese código interno que sólo ellos conocen, tras años de experiencia, formación continua y profesionalidad.
Ese momento para reunirse, él único en el que apagan móviles y buscas, porque el “mundo se para” para centrarse exclusivamente en el encuentro, “lo va marcando la familia, cuando se certifica la muerte”, explica Nicolás que indica que, para entonces, con un pronóstico nefasto desde hace días, los allegados van asumiendo la realidad de una pérdida. Se les da el tiempo que necesiten para despedirse y les arropan, en una sola acondicionada para estos casos.
"Qué pensaría él o ella”, añade Daniel. “Plateamos la posibilidad de ser donante, pero como una oferta para dar vida. Si el familiar lo hubiera querido así”, cierra Nicolás
Y llega el momento. El de responder, dice Patricia, a “una pregunta que no puede responderse en otro momento”. Reunidos con la familia, con toda la información sobre el proceso, el equipo de Coordinación de Enfermería de Trasplante no le pide, como muchos pueden imaginar, si quieren que done los órganos. Tampoco “por lo que la familia quiere”, sino por lo que “qué habría querido su padre, su tío, su hijo. Qué creéis que habría dicho él”, cuenta Patricia. “Qué pensaría él o ella”, añade Daniel. “Plateamos la posibilidad de ser donante, pero como una oferta para dar vida. Si el familiar lo hubiera querido así”, cierra Nicolás.
Puede ocurrir, como señala Dani, que a veces la familia se divida, que no lo tenga del todo claro”, por lo que hay que parar para que tomen respiro y volver a la reunión.
“No todo el mundo es capaz de tomar decisiones (de este calado) y más en situación de estrés. Cada uno reaccionamos ante el dolor y el estrés de manera diferente. La gente necesita tiempos distintos”, apunta Patricia
“No todo el mundo es capaz de tomar decisiones (de este calado) y más en situación de estrés. Cada uno reacciona ante el dolor y el estrés de manera diferente. La gente necesita tiempos distintos”, apunta Patricia que reflexiona sobre el planteamiento que les hacen llegar a la familia, “queréis que pueda darles vida a otros”. Y añade, con sumo respeto, que no hay un argumento "de peso”, dice Nicolás- que sustente una negativa.
Ante ello, “muy poca gente dice que no”. De hecho, la aceptación supera el 85 por ciento.
Cuando aceptan y firman la donación, comienza el operativo, preparado para entonces. El reloj marca el tiempo del proceso, que coordina el equipo.
Es frecuente que la familia pregunte por el tiempo dura el proceso. Le ofrecen la posibilidad de que permanezca en el hospital, en una sala específica. Les visitan con frecuencia y les proporcionan hasta sus números de teléfonos para lo que requieran.
Mientras eso sucede, el operativo, perfectamente sincronizado, ya trabaja según el orden establecido en el riguroso protocolo. Lo primero, completar lo que se conoce clinicamente del fallecido, como el tipo de sangre o enfermedades previas, con pruebas y analíticas específicas para determinar la idoneidad de los órganos y buscar receptores que encajen
Mientras eso sucede, el operativo, perfectamente sincronizado, ya trabaja según el orden establecido en el riguroso protocolo. Lo primero, completar lo que se conoce clínicamente del fallecido, como el tipo de sangre o enfermedades previas, con pruebas y analíticas específicas para determinar la idoneidad de los órganos y buscar receptores que encajen. Es importante reseñar que “hasta que la familia no da su consentimiento, no se realiza ninguna prueba específica”, declara Daniel.
Pasado un tiempo, la familia del donante recibe una carta con un agradecimiento institucional, que trata de expresar lo que el equipo siente y emociona. Es habitual que la familia, durante el proceso, les dé las gracias. Conmueve cuando explican casos concretos. Aquel abrazo, esa mirada. “Te lo agradecen desde el corazón, cuando son a ellos, a los que hay que darle las gracias siempre por su generosidad”, reflexiona Daniel. Nicolás añade que a veces los familiares del donante preguntan: “¿A cuántas personas ha salvado mi padre (hermana, hijo…)?”, respetando la confidencialidad, el equipo responde con una cifra. Entonces, un simple número se convierte en un inmenso orgullo por el gesto de grandiosa generosidad que ha salvado vidas.
“Nunca quita el dolor, pero puede atemperarlo al menos, saber que la muerte de un ser querido ha dado vida”, agrega Patricia.
Fue precisamente el Virgen de las Nieves el que inició este programa en Andalucía con el denominado ‘Código alfa’, en el que se implica un equipo multidisciplinar de profesionales sanitarios y no sanitarios dentro y fuera del ámbito hospitalario.
Si el órgano viene de fuera, hay que sumar la logística del aeropuerto, el traslado hasta el hospital en una ambulancia escoltada. Como ya ha demostrado en la práctica, está preparado para ello.
Máxima implicación
Cuando todo el proceso concluye, ya puede relajarse el equipo. Y entonces, sienten el orgullo de su trabajo, de ser Enfermería. “Te sientes bien. Es muy gratificante”, dice Nicolás que habla en nombre de todos que le dan la razón cuando se refiere a que esta función de la Enfermería: Proporcionar cuidados, a un paciente en la UCI, a la familia de un donante en su peor momento. Esta vocación de Enfermería en este trabajo te hace sentir muy lleno”.
“En qué servicio del hospital se tiene tanta percepción de estar salvando una vida, ayudando a una familia que lo está pasando mal en un duelo por la pena de un ser querido que muere. No hay nada comparable a eso, pero tratamos de ayudarles. Gracias a la generosidad de esa familia nuestro trabajo sale adelante. Te siente útil”
No sería posible esta implicación máxima sin la colaboración de sus propias familias. “Lo entiende muy bien, aunque echemos muchas horas que se las quitamos a ellos, pero saben que es por una causa muy buena”, señala Daniel quien valora su labor de coordinación de trasplantes: “En qué servicio del hospital se tiene tanta percepción de estar salvando una vida, ayudando a una familia que lo está pasando mal en un duelo por la pena de un ser querido que muere. No hay nada comparable a eso, pero tratamos de ayudarles. Gracias a la generosidad de esa familia nuestro trabajo sale adelante. Te siente útil”.
Y no les da pudor afirmar que, a veces, lloran con las familias, con las que comparten el dolor por la pérdida. Lo explica Patricia al recordar situaciones muy duras, en el Materno, por ejemplo, cuando muere un niño: “Lloras con ellos, aunque intentes ser muy profesional”, pero ser profesional implica, inherente a todo el equipo, la “humanización”. Dani agrega que sienten “empatía”, que viven con intensidad todo el proceso.
Patricia añade la perspectiva del receptor y de su familia a la que, cuando se produce la oportunidad, “le llamas, explicas la situación: Vente al hospital, que vas a empezar a reescribir tu historia”. Es un “trabajo muy gratificante”, coinciden.
Como coinciden cuando subrayan el apoyo de todo el hospital, desde la dirección, pero que el mayor de los agradecimientos es cuando la familia de un donante les da las gracias
Como coinciden cuando subrayan el apoyo de todo el hospital, desde la dirección, pero que el mayor de los agradecimientos es cuando la familia de un donante les da las gracias. “Es increíble, pero ellos te dan las gracias, te agradecen mil veces por darles esa opción de dar vida, cuando son a ellos a los que debemos agradecer mil veces su generosidad”, señala Nicolás.
Mientras, siguen su formación continúa, dedican tiempo a la investigación, organizan campañas de concienciación, talleres.
Hasta una nueva alerta, que no entiende de horarios, celebraciones familiares, días de fiesta. Ser coordinador de Enfermería de trasplantes lo es durante todas las horas de los 365 días del año.
Pero es su trabajo. Y ojalá muy pronto suene otra llamada, para poder dar vida.
Pero el equipo ofrece más argumentos. “Es tan fácil estar a un lado u otro”, dice Patricia al aludir a que cualquiera al que se le plantea ser donante puede convertirse en receptora, lo que sustenta el equipo que subraya la necesidad de que se hable en las familias de esta opción, que se comunique incluso, que se estableciera en las últimas voluntades para dejarlo. Nicolás lo resumen: “Muchas veces nos pregunta lo que hay que hacer para ser donante. Y respondemos: hablar con la familia. Que quede claro y lo sepan”. “Hay que estimular esa conversión”, dice Daniel quien considera que se percibe un cambio sobre la disposición a donar órganos: “Cambiamos a una sociedad mejor, más concienciada”.
Los trasplantes de órganos es el único proceso exclusivo de la sanidad pública. A todos iguala. Donante y receptor pueden ser cualquiera, con indiferencia de condición social, sexo o edad. Así que cualquiera, siempre anónimo, puede salvarte la vida mañana.