El Albaicín, tatuado de pintadas
Las pintadas vandálicas siguen siendo un grave problema en la ciudad de Granada, en especial en el barrio del Albaicín, donde un simple paseo esta semana sirve para constatar que paredes de enclaves estratégicos y muy frecuentados siguen vandalizadas.
Nada se salva de la acción incívica y vandálica, hasta puntos donde los pintarrajos aparecen al lado de cámaras de vigilancia
Sufren el Albaicín y sus residentes al comprobar que el barrio Patrimonio de la Humanidad se ha convertido en un interminable mural de pintadas, que lo afean gravemente. Nada se salva de la acción incívica y vandálica, hasta puntos donde los pintarrajos aparecen al lado de cámaras de vigilancia, como podemos observar en la primera de las imágenes, más abajo.
El Ayuntamiento de Granada hizo el pasado fin de semana balance de la retirada de pintadas vandálicas en el último año, cuantificando en 160 las que ha limpiado en este tiempo. Ha sido el Albaicín, según la información municipal, uno de los puntos a los que se ha dado prioridad. Pero en este barrio el problema está aún lejos de solucionarse como recogen las siguientes fotografías, tomadas en los últimos días:
La situación no es nueva (en El Independiete de Granada lo hemos denunciado muchas veces: Stop a las pintadas, otro reto para la ciudad o Pintadas sobre pintadas en el Albaicín) y colectivos vecinales, como en el Bajo Albaicín, llevan años denunciando la proliferación de paredes pintarrajeadas. De momento, el plan de limpieza del que presume el gobierno local del PP tampoco ha servido para eliminarlas.
Castigado por la masificación turística descontrolada, el cableado que no solo no termina de retirarse, sino que se quita, un día en un sitio, pero aparecen sobrevolando más al día siguiente, el Albaicín necesita un esfuerzo superior en todos los frentes
La alcaldesa, Marifrán Carazo, pone el énfasis, cuando habla de las medidas adoptadas por su gobierno, en este plan especial de limpieza y también en los cambios en la ordenanza para endurecer las sanciones por pintadas. El empleo de la inteligencia artificial, brigadas específicas…
Pero no es suficiente. Castigado por la masificación turística descontrolada, el cableado que no solo no termina de retirarse, sino que se quita, un día en un sitio, pero aparecen sobrevolando más al día siguiente, el Albaicín necesita un esfuerzo superior en todos los frentes. Y no para embellecerlo para que visitante encuentre lo que ha soñado, -como parece que persigue este gobierno municipal, todo para el turismo-, lo merecen sus residentes, que le dan vida.
Para que sigan habitándolo y se sientan orgullosos del barrio insignia de Granada.