Ha terminado un mes de abril que pasará a la historia como el más seco y caluroso que se conoce. El más seco porque no ha caído ni una sola gota de lluvia en todo el mes, pese al conocido refrán que alude a todo lo contrario. No hay constancia en la Agencia Estatal de Meteorología de un mes de abril con 0 litros de precipitaciones. Hasta ahora el más seco del que hay registros era abril de 1977, con 0,4 litros por metro cuadrado, ambos casos medidos en la estación del aeropuerto, la de referencia en la provincia en valores meteorológicos. 

Y ha sido el más caluroso porque ha alcanzado las mayores temperaturas máximas y medias conocidas. El promedio de máximas de este abril ha sido de 28,1 grados en Granada. Supera ampliamente los 25,9º registrados en abril de 2017, que figuraban como el valor medio más alto, en un año considerado como el más cálido que consta en las estadísticas de Aemet. 

Un mes de abril normal en Granada tiene un promedio de temperaturas máximas de 20,6º. Y este abril de 2023 lo ha rebasado en 7,5 grados, con hasta tres días de récord absoluto de valor máximo. Estaba en los 32,7 grados medidos el 18 de abril de 2017 en el aeropuerto; se igualó el pasado martes en esa estación y se superó con amplitud el miércoles (34,9º), el jueves (36,9º) y el viernes (36,6º), día en que, además, la estación de Granada Cartuja registró 37,8º, la máxima de España ese día y más de cinco grados por encima de la temperatura más alta jamás medida en Granada en abril. 

Datos de la estación de Aemet de Granada Aeropuerto

También la temperatura media del mes ha sido excepcionalmente alta, la mayor registrada, con 17,7º. Hasta ahora el mayor valor era de 16,9º, medido en abril de 2011. Lo normal son 13,3º de temperatura media en abril, por lo que este abril de 2023 ha sido 4,4 grados más caluroso de lo habitual.

Los récords de calor se suceden con cada vez más frecuencia, en cualquier mes y estación, lo que evidencia -por si quedaban dudas- la gravedad de la emergencia climática que afrontamos y de la que lleva alertando la ciencia desde hace muchas décadas, sin que hasta ahora se hayan tomado medidas efectivas para frenarla, pues las emisiones de CO2 no se reducen -pese a la creciente implantación de energías renovables- y continúan calentando la atmósfera y alterando el clima, con los efectos que ya conocemos: sequías, que siempre han existido, pero cada vez son más habituales y dañinas; incendios más frecuentes y virulentos, avance de la desertificación, derretimiento de los polos, acidificación de los océanos...

Cero litros en abril

La total ausencia de lluvias de abril supone un grave daño para la agricultura y la ganadería, y significa perder el último mes tradiicionalmente lluvioso del año hidrológico. La media de precipitaciones en abril en Granada es de 36 litros/m2 (según los datos de la estación del aeropuerto) y han caído 0 litros. Y hay que recordar que a mitad del año hidrológico 2022-2023, es decir, de octubre de 2022 a marzo de 2023, la provincia ya acumulaba un déficit del 44% de lluvia respecto al promedio histórico. 

El campo está seco y los embalses siguen bajo mínimos, y ya no hay que esperar lluvias prácticamente hasta el otoño, a no ser que mayo sorprenda con más agua de lo habitual (el promedio histórico es de 28 litros/m2), pero los precedentes no son nada buenos: el año pasado cayeron solo 5 litros en mayo. 

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La tabla muestra el estado de los embalses de la provincia de Granada a finales, según los datos de la Junta de Andalucía. En rojo, el porcentaje de llenado de cada uno. En conjunto, están al 32% de su capacidad, pero por delante están los meses más calurosos y con menos lluvias del año. 

Los que abastecen a la capital y su área metropolitana, Canales y Quéntar, presentan todavía un buen estado, aunque el deshielo de Sierra Nevada aportará ya muy poca agua, pues queda escasa nieve por derretir. Otros pantanos se encuentran en una situación crítica, como los de Colomera (10,5%) o Los Bermejales (menos del 17%) y destaca también la mayor reserva de agua de la provincia, el Negratín, al 25% de su capacidad, situado en la zona más árida de Granada, el Altiplano, pues no en vano es el que menos precipitaciones ha recibido en lo que va de año hidrológico, tan solo 81 litros. 

Y lo peor es que las previsiones para los próximos dlas indican que la lluvia seguirá sin aparecer y la predicción estacional de Aemet para mayo-junio-julio muestra que las temperaturas continuarán siendo, probablemente, más altas de lo normal y que las precipitaciones se situarán en el promedio histórico de ese periodo, es decir, lluvia escasa, con lo que no servirán para aliviar la situación de los embalses.