"El 25N no es una fiesta, es una jornada de reivindicación", advierte La Volaera
La Volaera ha recreado, a las puertas del Ayuntamiento de Granada, un cementerio con las lápidas de las 83 mujeres asesinadas este año a manos de sus parejas o exparejas y la de los niños y niñas a los que han arrebatados sus vidas.
"Estamos denunciando que el sistema falla", ha manifestado María Martín, presidenta de La Volaera. Ella ha resaltado que el 25N "no es una fiesta", es una jornada "de lucha y reivindicación" frente a esos "agujeros en el sistema".
A su juicio, la Ley Integral contra la Violencia de Género ya nació "sin sentido", con un sistema de atención a las víctimas "completamente privatizado".
Acompañada por Mar y Alina, madres de víctimas de violencia machista, María Martín ha resaltado el sufrimiento de las víctimas.
"Esta es la realidad de las víctimas. A Mar y a Alina, le han matado a sus hijas. A Alina, en marzo, dos niñitas de 2 y 4 años. Y a Mar, en mayo de 2018. Nosotras somos víctimas, unas supervivientes guerreras, otras en proceso", h añadido para señalar que el asesinato de las dos pequeñas "se podía haber evitado". Había establecido un régimen judicial de visitas. "Ese juez también es responsable. Ya queremos pedir responsabilidades", ha apuntado.
María Martín ha recordado que La Volaera es una asociación sin ánimo de lucro y sin subvención pública. "Podemos, con orgullo, mirar a la cara de cualquier político. Tenemos autoridad para denunciar la realidad".
El infierno, todo oscuro tras los asesinatos de sus hijas
Al acto de La Volaera han acudido Mar Chambó y Alina Secui, madres de víctimas de violencia machista, que han expuesto sus testimonios.
"Me llamo Mar Chambó y mi hija se llamaba Mar Contreras y el 10 de mayo de 2018 su exnovio la ejecutó. Se sentó en una silla del campo de tiro de Las Gabias, al que fue engañada por él, y le pegó un tiro en la nuca. A partir de ahí, el infierno. Ser media, porque tengo otra hija", ha afirmado con crudeza Mar Chambó quien, a la pregunta de cómo se aprende a vivir con esa experiencia, ha contestado: "con mucho dolor, con muchos momentos horribles y malísimos".
Ha reclamado más apoyo psicológico. "Necesitamos que las instituciones nos apoyen, que haya más psicólogos", ha indicado para cuestionar la manera en la que conoció lo sucedido tras un peregrinaje por cuarteles de la Guarcia Civil y después de que las imágenes del traslado de los cadáveres ya estuvieran circulando en medios de comunicación. Según ha recordado, le dijeron que su hija había recibido un disparo en la cabeza y que no había sufrido. Pero recibió detalles de cómo funcionaba el arma utilizada y los daños que ocasionaba.
También ha expuesto su situación Alina, la madre de dos niñas a las que el padre asesinó el pasado 17 de marzo. Violencia vicaria para hacerle el mayor daño posible a la madre. Ella estuvo trabajando hasta la una de la madrugada y no llamó para no despertar a las crías. Al día siguiente las buscó y al llegar al cortijo donde vivía el padre de las pequeñas, halló a los tres fallecidos. Se volvió, ha dicho "todo oscuro". Ha lamentado la falta de apoyo y ayuda desde ese momento. "Ni del juez ni del IAM". Quiere seguir luchando por sus niñas. "Ellas sabían que soy fuerte", ha señalado para añadir que le "duele ver tantas mujeres que pasan por lo que me pasan a mí".