Uno de los efectos colaterales de la pandemia COVID19 es que su enorme realidad, amplificada por este mundo hiperconectado, tapa y anula casi todo lo demás. Pero ahí fuera hay más sufrimiento, más lesiones que las derivadas directamente de la pandemia. Existen otras pandemias imperceptibles, silenciadas por este coronavirus. 

Una de estas realidades, no por pequeña en número menos atroz, es la de la Mutilación Genital Femenina. Esta es una práctica que ha viajado hasta nosotros desde los países africanos del área subsahariana, donde forma parte de la cultura ancestral. Ha venido oculta en las costuras de la desesperación que obliga a las personas migrantes de estos países a viajar hasta aquí arriesgándolo todo. Pero ya está aquí. Es nuestra responsabilidad colectiva establecer mecanismos que, al mismo tiempo que estimulan la acogida respetuosa y digna de estos migrantes, traten de detectar y, sobre todo, prevenir esta práctica. 

Los estudios que hace Médicos del Mundo sugieren que en Granada capital y su área metropolitana hay entre 400 y 500 mujeres procedentes de países donde se practica la Mutilación y que, por tanto, pueden haberla sufrido y tener secuelas físicas y emocionales por ello. De esas, en torno a 80-90 son niñas menores de 14 años. Ellas corren el riesgo de sufrirla si, en algún momento, sus familiares las llevan de vuelta a sus países, por ejemplo, "a visitar a los abuelos". 

Pero abordar esta realidad compleja, tan enraizada culturalmente, exige que los profesionales de la Sanidad, la Educación y los Servicios Sociales, sean capaces de detectarla y abordarla con competencia y respeto. Desde Médicos del Mundo estamos empeñados en ayudar a estos profesionales a adquirir estos conocimientos y habilidades, que no forman parte habitual de su formación. Termina ya el durísimo año 2020. Hay esperanzas de que, en el 2021, el coronavirus no enturbie tanto nuestras vidas. Pero estas otras "micropandemias", como la de la Mutilación Genital Femenina, seguirán ahí. Habrá que afrontarlas.