Carta al médico absuelto de acoso sexual firmada por el padre de la enfermera

Cartas al director - Francisco Gutiérrez Pérez - Jueves, 6 de Febrero de 2020

Hola doctor,

Soy el padre de la enfermera  de 26 años de la que trataste de abusar sexualmente. 

No lo digo yo. 

Lo dicen los hechos probados de la sentencia que de forma contundente dicen que “movido por un evidente y manifiesto propósito de atentar contra la libertad sexual de mi hija, la agarraste de sus manos al tiempo que le dijiste “te voy a dar un beso”, intentando mi hija evitarlo; procediste entonces a soltarle las manos y cogerle la cara intentando atraer la boca de mi hija hacia la tuya con evidente deseo de besarla, lo que  sin embargo, no pudiste conseguir al retirarse rápidamente mi hija hacia  atrás, consiguiendo soltarse de ti”.

Doctor, a tus 59 años no te da vergüenza hacerle eso a una chica que podría ser tu hija (por cierto tienes dos niñas de edad similar a la de mi hija). 

Cuando lo hiciste era el tercer día que mi hija trabajaba contigo. 

Acababa de llegar de su tierra hacía tan sólo unos días para cubrir una baja.

No conocía el lugar ni conocía a nadie. Estaba sola en un lugar desconocido. 

Gran recibimiento el tuyo, doctor.

¿Sabes una cosa? Estoy convencido de que no es la primera vez que lo haces; al igual que estoy también convencido de que has tenido la fortuna que ninguna mujer o chica presentara denuncia.

Un error de calificación de un juez, un fiscal y un abogado te ha permitido irte de rositas (de momento) , pero con una sentencia que viene a decir que en la calle hay un viejo verde de 59 años, de profesión médico, que no duda en tratar de inmovilizar a una joven agarrándola para abusar sexualmente de ella.

Eso es así, doctor.

La verdad es que ver a todo un machote, de profesión médico y con esa edad teniendo que mentir en un juzgado como un vulgar delincuente es de lo más denigrante que he visto en mi vida, aunque en el segundo juicio lo mejoraste: tuviste que mentir como ese vulgar delincuente pero delante de tu familia. 

Fue patético ver como te hacías el indignado delante de tu familia.

¿No crees que se merecían la verdad de tu boca y no a través de una sentencia?

Al menos ellos sí se la merecían, doctor.

Eres repugnante.