'Trata y explotación'
Algunas políticas como María Eugenia Rodríguez Palop andan estos días haciéndose fotos muy contentas junto a otras parlamentarias en Bruselas porque se ha alcanzado un acuerdo para reformar la directiva europea sobre la trata en la que se incluye la gestación subrogada. Rodríguez es eurodiputada por Unidas Podemos, formación política integrada en el grupo de la Izquierda Unitaria.
Lo que ocurre es que la satisfacción manifiesta de la eurodiputada española esconde algunas cositas que es necesario explicar para que la ciudadanía pueda manejar toda la información necesaria y no pase a ser una marioneta manipulada que repite las medias verdades a las que se suman también algunos medios de comunicación
La gran sonrisa de María Eugenia es fantástica y merecería ser utilizada para una campaña de cuidado dental en una de esas franquicias que recorren el país para dejar dentaduras relucientes pagadas a plazos. Franquicias de las buenas, claro, no de las que dejan tirada a la clientela. O no. No sé.
Lo que ocurre es que la satisfacción manifiesta de la eurodiputada española esconde algunas cositas que es necesario explicar para que la ciudadanía pueda manejar toda la información necesaria y no pase a ser una marioneta manipulada que repite las medias verdades a las que se suman también algunos medios de comunicación.
Empecemos por el principio que siempre es lo más fácil para saber de qué se está hablando. El Parlamento Europeo condena desde 2011 la gestación subrogada como una forma de explotación sexual de mujeres y niñas, sin paliativos. Es decir, hace ya trece años que este organismo supranacional desaprueba el alquiler de vientres y la venta de los bebés nacidos de ellos porque supone la utilización de la capacidad reproductora de mujeres y niñas para la obtención de un producto (bebé) que se vende tras ser encargado por gente que quiere ver cumplidos sus deseos, tiene mucho dinero y pocos escrúpulos para utilizar a mujeres necesitadas.
¿Qué significa la ‘’explotación’ de la gestación subrogada? ¿Por qué añadir este término a un concepto que encierra, en sí mismo, el significado de lo que se quiere definir? La gestación subrogada ya es explotación. ¿O quizá nos quieren hacer pensar que existen distintas clases de gestación subrogada? ¿Nos querrán convencer de que existe una gestación subrogada buena y otra mala?
La trampa de la nueva Directiva que quiere impulsarse desde Bruselas radica en el lenguaje utilizado para lograr, de nuevo, la apariencia de algo positivo cuando, en realidad, no lo es. Según se recoge en el acuerdo provisional alcanzado, pretenden incluirse en la nueva ley sobre trata en la que se trabaja dentro del marco institucional europeo, la adopción ilegal, el matrimonio forzado y la explotación de la gestación subrogada. Detengámonos aquí. ¿Qué significa la ‘’explotación’ de la gestación subrogada? ¿Por qué añadir este término a un concepto que encierra, en sí mismo, el significado de lo que se quiere definir? La gestación subrogada ya es explotación. ¿O quizá nos quieren hacer pensar que existen distintas clases de gestación subrogada? ¿Nos querrán convencer de que existe una gestación subrogada buena y otra mala?
“Si la nueva Directiva admite que la adopción ilegal y el matrimonio forzado son tipos de explotación que encajan en la definición de trata ¿por qué no hace lo mismo, liso y llanamente, con la gestación subrogada?"
Berta O. García, una de las mayores expertas en gestación subrogada e incansable a la hora de denunciar la barbarie que supone la explotación reproductiva de las mujeres y niñas cuyos vientres se alquilan para vender a sus bebés y colmar así los deseos de personas que no dudan en olvidarse de los derechos humanos cuando es conveniente, considera un “escándalo” lo que se oculta detrás de la expresión ‘explotación de la gestación subrogada’. “Si la nueva Directiva admite que la adopción ilegal y el matrimonio forzado son tipos de explotación que encajan en la definición de trata ¿por qué no hace lo mismo, liso y llanamente, con la gestación subrogada?” La copresidenta de la Coalición Internacional para la Abolición de la Explotación Reproductiva (CIAMS) se pregunta además si “la trata para la explotación de la gestación subrogada se centrará en quienes coaccionen o engañen a mujeres para que actúen como madres subrogadas o se refiere a la coacción económica mediante retribución o disfrazada de compensación a las madres”.
Todas las interrogantes quedan abiertas y apuntan a otro concepto muy manejado en la actualidad para confundir, esconder, ocultar, despistar y negar que aceptar algo no significa quererlo o desearlo. Hablamos del consentimiento
El texto de la Directiva recoge que la trata para la explotación de la gestación subrogada “consiste en que una mujer acepta dar a luz a un niño en nombre de otra persona o pareja para convertirse en padre o madres del niño después del nacimiento” y la Ley que de ella se derive centrará las sanciones “en quienes coaccionen o engañen a las mujeres para que actúen como madres sustitutas”. García se pregunta también si pudiera considerarse la coacción psicológica de las presiones que reciben algunas mujeres por parte de sus familias para alquilar sus vientres con el objetivo de salvar así dificultades económicas.
Para tener las respuestas deberíamos preguntar a las sonrientes eurodiputadas de la foto, María Eugenia Rodríguez Palop (España) y Malin Bjök (Suecia) si su felicidad reside en la idea de que sólo se considere explotación aquella práctica en la gestación subrogada cuya víctima (la mujer que pare el bebé) es también la que debe denunciar su propia explotación
Todas las interrogantes quedan abiertas y apuntan a otro concepto muy manejado en la actualidad para confundir, esconder, ocultar, despistar y negar que aceptar algo no significa quererlo o desearlo. Hablamos del consentimiento. ¿Se están abriendo rendijas para permitir la gestación subrogada cuando la mujer acceda ‘voluntariamente’ y no pueda probarse coacción ni engaño? ¿Si hay consentimiento ya no es trata porque no hay explotación?
Para tener las respuestas deberíamos preguntar a las sonrientes eurodiputadas de la foto, María Eugenia Rodríguez Palop (España) y Malin Bjök (Suecia) si su felicidad reside en la idea de que sólo se considere explotación aquella práctica en la gestación subrogada cuya víctima (la mujer que pare el bebé) es también la que debe denunciar su propia explotación. De lo contrario, ¿a quién se va a perseguir?