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'Trabajo'

Blog - Punto de fuga - Cristina Prieto - Jueves, 9 de Mayo de 2024
Activistas de la asociación Por ti mujer.
Asociación Por ti mujer
Activistas de la asociación Por ti mujer.

Pasados ya los ecos del 1 de mayo -cada vez más tenues- es necesario poner sobre la mesa que su significado, pese al momento que vivimos, cada vez se aleja más de una clase trabajadora que ha abandonado las reivindicaciones para quedarse en los lamentos y pedir -al cielo o a quien esté al cargo de ordenar los designios del destino- mantener lo que se tiene. Es cierto también que las arengas de las cabezas visibles de las organizaciones sindicales hace tiempo que no ganan credibilidad y que sus direcciones han asumido el mandato de la diversidad y el transgenerismo como exigen las corrientes ‘revolucionarias’ del momento.

Y, mientras, las mujeres no abandonamos los peores datos del desempleo y nos vamos alejando, además, de la mejora de condiciones en nuestros puestos de trabajo

Y, mientras, las mujeres no abandonamos los peores datos del desempleo y nos vamos alejando, además, de la mejora de condiciones en nuestros puestos de trabajo. Y algunos de esos líderes sindicales – y digo esos porque la mayoría son señores- que gritan en las tarimas colocadas ad hoc para el 1 de mayo vuelven a hablar de brecha salarial de género cuando, en realidad, se están refiriendo al sexo. De nuevo hay que llamar la atención sobre esta cuestión porque hay situaciones que sólo viven las mujeres, las adultas humanas de la especie por el hecho de haber nacido como tales. Empecemos a llamar a las cosas por su nombre y dejémonos ya de elevar a categoría el absurdo.

Los testimonios de estas mujeres son terribles porque se encuentran atrapadas entre la necesidad de mantener estos trabajos y su negativa a realizar actividades más cercanas al sistema prostitucional que al empleo doméstico

En esas tarimas no se escucha lo que ocurre, por ejemplo, con las empleadas en el servicio doméstico a las que se les está pidiendo, además de las labores propias de atención en los hogares, una ‘asistencia’ extra para el abuelito o el papá que ya está mayor pero sigue teniendo sus ‘necesidades’ de hombre. Los testimonios de estas mujeres son terribles porque se encuentran atrapadas entre la necesidad de mantener estos trabajos y su negativa a realizar actividades más cercanas al sistema prostitucional que al empleo doméstico. La mayoría de estas mujeres son migrantes y de sus exiguos sueldos depende la unidad familiar. No pueden denunciarlo porque su situación administrativa es irregular y sólo quedan dos caminos, despedirse del trabajo y volver a lanzarse al mercado en busca de otra casa o atender las ‘necesidades’ del abuelito de las que hablan sin rubor sus hijos e hijas como si de darle un paseo se tratara. No soy jugadora, pero apostaría a que estas situaciones no se dan cuando quien atiende al abuelo es un hombre.

Tal es la situación de estas conductas en las casas donde trabajan que ya han decidido ir a las entrevistas de trabajo de dos en dos porque no se sienten seguras

Un estudio reciente realizado por la asociación Por ti mujer titulado Violencias sexuales en las mujeres migrantes trabajadoras del hogar y los cuidados: acciones de incidencia y prevención concluye que el 52,1% de las mujeres migrantes trabajadoras del hogar y los cuidados que respondieron al cuestionario afirmó que se ha sentido víctima de acoso o violencia sexual. Algunos de los testimonios recogidos aluden a peticiones sexuales durante el aseo personal de hombres mayores, regalos inapropiados como ropa interior roja en Navidad o tocamientos por parte de adolescentes que son jaleados por los hermanos mayores. Tal es la situación de estas conductas en las casas donde trabajan que ya han decidido ir a las entrevistas de trabajo de dos en dos porque no se sienten seguras. “Hay casos donde alguna mujer ha ido a una entrevista a una casa y han cerrado la puerta con llave, con toda la violencia que el solo hecho de cerrar la puerta con llave implica. Van a entrevistas a un ámbito privado. Tienen miedo. De por sí ya enfrentan violencia psicológica. Todo eso es impensable en otros sectores”, explica Mariana Fombella, responsable del proyecto Esenciales-FMP.

Además de este trabajo, por el que pagaba 13 euros la hora, prometía un extra de 200 euros si la joven pasaba “un rato” con él

Algo parecido están viviendo las jóvenes que buscan trabajo a través de la publicación de anuncios en plataformas dedicadas a ello. Hace pocos días, una joven mostraba en redes sociales la conversación mantenida con un hombre que decía ser contratista de obras y necesitaba alguien que le llevara a verlas porque le habían retirado el carné de conducir. Además de este trabajo, por el que pagaba 13 euros la hora, prometía un extra de 200 euros si la joven pasaba “un rato” con él. Sigo sin ser jugadora, pero, en este caso, apostaría también a que si el demandante de empleo hubiera sido un chico esta propuesta no estaría sobre la mesa.

Esta es la sociedad en la que vivimos y estos los peligros que, cada día, enfrentan las mujeres por el hecho de serlo. Abordarlos no es sólo una cuestión de educación, de derechos y de entender que la igualdad es necesaria en todos los ámbitos. Esto es lo que no se escucha en las tribunas del Día del Trabajo.

 

Imagen de Cristina Prieto

Madrileña afincada en Andalucía desde 1987, primero en Almería y posteriormente en Granada donde he desarrollado mi carrera profesional como periodista. Me licencié en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, cursé mi suficiencia investigadora en la Universidad de Granada dentro del programa Estudios de la Mujer y leí mi tesis doctoral en la Universidad de Málaga.