'slowthai sigue evolucionando con su tercer disco'
Tyron Frampton, alias slowthai, ha sido una de las fuerzas más arrolladoras que se han abierto paso en el hip hop del último lustro. El inglés desplegó una propuesta ya madura en su impresionante álbum debut, Nothing Great About Britain (2019), donde se enfrentaba desde su punto de vista ácido y descarado a la situación de su país tras el referéndum por el Brexit. Después pasó por varios incidentes polémicos relacionados con su abuso del alcohol y las drogas, que le granjearon bastantes críticas. En vez de hundirse, slowthai renació de sus cenizas con el notable TYRON (2021), un disco que presentaba sus dos caras: una agresiva y fiestera, la otra sensible y reflexiva. De este modo, el de Northampton recuperaba el favor del gran público al mostrar sus aprendizajes y hacerse más cercano, al mismo tiempo que abría nuevos caminos para su expresión musical, evitando estancarse en un solo registro y descubriendo un gran talento para las baladas melancólicas.
El rapero profundiza en su introspección al mismo tiempo que da un cierto giro sonoro, uniéndose a la ola de post punk que domina las islas británicas en los últimos años
Dos años después, nos ha llegado su tercer trabajo en largo, titulado en esta ocasión UGLY (que significa “feo/a”, pero es también un acrónimo para U Gotta Love Yourself, “tienes que quererte a ti mismo/a”). En él, el rapero profundiza en su introspección al mismo tiempo que da un cierto giro sonoro, uniéndose a la ola de post punk que domina las islas británicas en los últimos años. La inmensa mayoría de cortes tienen instrumentales basados en guitarras, bajo y batería, un estilo que no es que fuera ajeno a Frampton, pero al que nunca se había entregado de forma tan completa, tirando incluso del productor fetiche de la escena, Dan Carey. El resultado es bastante interesante, aunque quizás no tan potente como sus trabajos anteriores. No ya porque los instrumentales resulten poco imaginativos, como cabría esperar ante un giro hacia otro género musical muy distinto, sino más bien porque no en todas las canciones se mantiene el nivel compositivo. Y también, quizás, porque no siempre el apasionado estilo de slowthai encaja del todo con la música.
Pero de hecho el disco empieza en un tono muy diferente. “Yum” narra los intentos de Frampton por hacer frente a sus adicciones y sus conductas impulsivas a través de la terapia y, concretamente, del control de la respiración
Pero de hecho el disco empieza en un tono muy diferente. “Yum” narra los intentos de Frampton por hacer frente a sus adicciones y sus conductas impulsivas a través de la terapia y, concretamente, del control de la respiración. La base la forman unos robóticos sintetizadores modulares que poco a poco van aumentando la tensión hasta un clímax brutal, reflejando el empeoramiento del estado mental de slowthai hasta ese final en el que acaba chillando, incapaz de aplicar las lecciones de su terapeuta. Es una introducción impresionante, una de las mejores canciones de la carrera del inglés, pero como él mismo reconoce se sale bastante de la tónica general del álbum. Más representativa es la segunda canción y primer single, “Selfish”, cuyo ritmo motorik nos ubica de inmediato en las coordinadas del post punk y, unido a su inteligente uso de los sintes, le da mucho impulso a la base. Pero aun así, lo cierto es que no termino de flipar con la canción. El estribillo es más bien anticlimático y la letra sobre el egoísmo me parece algo superficial, así que la cosa no pasa de “bien”.
Esa misma sensación me dejan canciones como “Feel Good”, con su peculiar acercamiento al pop punk que solo funciona a ratos, o “HAPPY”, quizás la que más cae en los tópicos instrumentales del post punk, pese a su dinamismo
Esa misma sensación me dejan canciones como “Feel Good”, con su peculiar acercamiento al pop punk que solo funciona a ratos, o “HAPPY”, quizás la que más cae en los tópicos instrumentales del post punk, pese a su dinamismo. “25%” intenta usar un sonido totalmente acústico y no termina de dar con el tono adecuado, aunque slowthai demuestra que canta francamente bien. Otros temas fallan un poco a nivel compositivo, como “Fuck It Puppet” o “Falling”. La primera es demasiado breve y disonante aunque tiene un concepto intrigante; la segunda alarga en exceso una idea muy simple y tampoco aporta gran cosa que no esté en el resto del álbum. Mención aparte merece ese desastre que es “Wotz Funny”, con un estribillo muy irritante y una mezcla horrorosa de los instrumentos. Pero también hay grandes canciones, donde sí que aparece algún elemento que trasciende la medianía, como “Tourniquet”, que impresiona gracias a la intensidad de la interpretación de slowthai, a su instrumental de jazz-rock a lo King Krule y a su brillante metáfora central: la de necesitar torniquetes porque está cortando relaciones como si fueran miembros, quedándose solo hasta desangrarse.
“UGLY” también consigue transportarte poco a poco con su mezcla de energía desbordante y tristeza profunda, y “Sooner” es divertidísima, la canción más bailable del álbum
“UGLY” también consigue transportarte poco a poco con su mezcla de energía desbordante y tristeza profunda, y “Sooner” es divertidísima, la canción más bailable del álbum, con dos grandes ganchos y una de esas frases icónicas que se te quedan grabadas: “You are what you eat/I must be nothing”. Y qué decir de “Never Again”, la gran balada triste del álbum. En ella se cuenta la historia de una ex de Frampton con la que tiene un reencuentro agridulce antes de que, en un trágico giro de los acontecimientos, ella sea asesinada por su nueva pareja. El fantástico estribillo (“Still got pictures on my phone/I still sleep on your side of the bed/I reflect on things I should forget/The things I should've said, I wish I did”) cambia así de significado en cada ocasión en que suena y nos deja con un escalofrío en el cuerpo. Como ya mostrara con “feel away”, slowthai tiene una enorme habilidad para emocionar con historias melancólicas contadas con una ternura insospechada.
El balance del LP, por tanto, es complejo. La idea estética tras el álbum era buena, pero su ejecución deja un tanto que desear, pese a lo cual hay pruebas más que sobradas del talento del autor, que consigue presentar estilos cada vez más diversificados y narraciones cada vez más complejas. En fin, creo lo que he sentido no es tanto una decepción como la intuición de que hay un disco más redondo de este nuevo y mejorado slowthai aún por llegar. Desde luego en UGLY hay muchas razones para pensar que es capaz de eso y más.
Puntuación: 7.3/10