'Los Rubiales de la vida'
Dese hace diez días, el nombre de Luis Rubiales está en boca de la ciudadanía, no sólo la española sino la mundial. Este zafio narcisista, tan pagado de sí mismo, ha conseguido lo que todo egocéntrico desea, que se hable de él pero, me temo, que no le deben de estar gustando los calificativos que se asocian a su persona. Es lo que tiene ostentar un cargo sin merecerlo. Pero, francamente, me importan muy poco este tipo de personas. Será que nos hemos acostumbrado tanto a verlas actuar que ya nada sorprende. No hay que buscar mucho, siempre ha habido demasiados Rubiales en las vidas de todas las mujeres.
Siempre ha habido demasiados Rubiales en las vidas de todas las mujeres
Lo que sí me gustaría expresar en estas líneas son algunas consideraciones derivadas de todo lo que se está diciendo desde que el pasado día 20 la selección femenina de fútbol española se alzara con la copa del mundo y lo que ocurrió en la celebración posterior porque, más allá de la indignación, es necesario un poco de análisis.
En primer lugar, nuestras jugadoras son las campeonas del mundo de fútbol y eso no se lo va a quitar nadie. La final fue vista en España por más de cinco millones de personas. Si no hubieran conseguido llegar a ese último partido y ganarlo, nada de lo que ocurrió posteriormente estaría ocupando hoy horas en televisión y portadas en los medios escritos. ¡Campeonas del mundo!
Entonces no hubo programas especiales ni portadas para unas profesionales que se negaron a acudir a la llamada de la selección por las condiciones en las que entrenaban y los caprichos y malos modos de su entrenador Jorge Vilda que prohibió a las jugadoras cerrar las puertas de sus habitaciones, entre otras cosas
En segundo lugar, la agresión de Luis Rubiales ha puesto sobre la mesa lo que las jugadoras denunciaron hace un año y nadie creyó. Entonces no hubo programas especiales ni portadas para unas profesionales que se negaron a acudir a la llamada de la selección por las condiciones en las que entrenaban y los caprichos y malos modos de su entrenador Jorge Vilda que prohibió a las jugadoras cerrar las puertas de sus habitaciones, entre otras cosas. En este blog sí nos ocupamos de ello en el artículo publicado el 23 de marzo de este año titulado Un gol a la FIFA.
En tercer lugar, el deporte de las mujeres está en peligro por la inclusión de varones autoidentificados en las categorías femeninas y no sólo por las peores condiciones que enfrentan. De esto sólo hablan las feministas –las falsas que diría Rubiales- porque las de los feminismos inclusivos, decoloniales, antiespecistas, antiburgueses, antipunitivistas, antirracistas y diversos que, con su ministra en funciones Irene Montero al frente se están rasgando ahora las vestiduras defendiendo a Jennifer Hermoso, están muy contentas. Hace pocas semanas, la velocista paralímpica española Melani Bergés se quedó fuera del mundial de atletismo paralímpico porque la persona transexual Valentina Petrillo –nacida varón y autoidentificada como mujer- le robó su plaza. De esto también hablamos en este blog el 21 de abril de 2022 en el artículo titulado Juego limpio.
Nos sobran la hipocresía y el cinismo. Sólo las feministas salieron en defensa de Jennifer Hermoso el mismo domingo 20 de agosto tras quedarse estupefactas al ver al agresor Rubiales darle un beso a la jugadora
En cuarto lugar, nos sobran la hipocresía y el cinismo. Sólo las feministas salieron en defensa de Jennifer Hermoso el mismo domingo 20 de agosto tras quedarse estupefactas al ver al agresor Rubiales darle un beso a la jugadora. Días han tardado algunos clubes de fútbol en mostrar su repulsa por el comportamiento del presidente de la Federación Española y sólo lo han hecho cuando el escándalo ha traspasado nuestras fronteras y han visto como inevitable la caída del jefe. Se pueden contar con los dedos de una mano los futbolistas españoles que se han posicionado junto a Hermoso. ¿A qué está esperando el resto? El nivel de machismo en un deporte que mueve masas habría que revisarlo porque lo que transmite a la afición con su silencio es clamoroso. Recordemos que en febrero de 2022 el entrenador del Rayo Vallecano, Carlos Santiso, encontraba adecuado como terapia de equipo violar en manada a una mujer en situación de prostitución. En este blog también nos hicimos eco de las formas de un entrenador que aún continúa en su puesto. El artículo llevaba por título La manada del Rayo.
No intente aprovechar que el Pisuerga pasa por Valladolid para blanquear un texto normativo que ha demostrado ser un desastre. Consentir, señora Montero, no es desear. Y de eso, las mujeres sabemos mucho
En quinto lugar, un recado para la ministra en funciones Irene Montero. No está bien calificar de violencia política que no le hayan dado espacio en las televisiones para lanzar su discurso sobre las bondades de la Ley del sí es sí. No intente aprovechar que el Pisuerga pasa por Valladolid para blanquear un texto normativo que ha demostrado ser un desastre. Consentir, señora Montero, no es desear. Y de eso, las mujeres sabemos mucho.
Y, para concluir, un humilde consejo. Revisen sus grupos de 'whatsapp' y apunten cuántos de sus contactos masculinos han condenado, sin paliativos, la actitud de Rubiales y cuántos consideran que no es para tanto
Y, para concluir, un humilde consejo. Revisen sus grupos de whatsapp y apunten cuántos de sus contactos masculinos han condenado, sin paliativos, la actitud de Rubiales y cuántos consideran que un beso no es para tanto. A mí me costó una tranquila conversación con un amigo, nada sospechoso de ser un Torrente de la vida, para explicarle lo que hay detrás de un acción así, por qué es una agresión y por qué hay que empezar a desterrar del imaginario colectivo masculino que los cuerpos de las mujeres deben estar siempre a su disposición sin importar si nosotras lo deseamos o no. Lo entendió rápidamente cuando concluí que en el fondo se encuentra el patriarcado que ha diseñado el sistema de poder que somete a la mitad de la población conformada por mujeres. Y nosotras ya hemos gritado ¡Basta, se acabó!