Radares y productividad

Blog - Hombres de Luz - Domingo Funes - Miércoles, 2 de Septiembre de 2015
Indegranada
El orgullo patrio de los radares está en la entrada de Granada a la altura del PTS, en término municipal de Armilla. Justo ahí, anunciado con antelación, hay un artilugio al que deberían dar el premio de "empleado del mes" por su ejemplo de productividad y entrega en su cometido de cazar alocados automovilistas. Está ubicado en una zona ideal, con increíbles vistas al 'Campus' y al Nevada y, por supuesto, al trasero de los vehículos de los confiados conductores que sin darse cuenta, por mero efecto de la gravedad, se han dejado caer desde el "alto" de Lomalinda hasta esta zona sin percatarse de que un disco limita la velocidad a 100 km/h y que el rádar está estratégicamente ubicado pocos metros después. 
 
Es perfecto. Uno alcanza la cota de Lomalinda y ante sus ojos se abre el espectáculo de Granada, con su Alhambra, su vega y su "skyline" tan peculiar y, claro, se queda embelesado mientras desciende suavemente, a pelillo de gas, la ligera caída que marca la A-44 en ese tramo. Saca la mano por la ventanilla, porque le gusta conducir, y juega con el viento en contra dibujando trazados de ensueño. Todo es perfecto. Mira el letrero del radar, pero él va en autovía a 120 -¿qué le puede pasar?-. Sigue confiado y entonces, ¡zas!, foto al canto y a pasar por caja. No uno. Ni dos. Ni 100. En concreto 1.872 infracciones el año pasado. El 70% de todas las infracciones de los radares de la provincia se producen ahí. Justo ahí. ¿Y qué hace la DGT o el Gobierno para corregir esta grave situación provocada por cerca de 2.000 conductores? ¿Qué hace para evitar lo que parece que el radar no evita? ¿Cómo eliminar el riesgo que para otros usuarios y los propios infractores debe suponer que no se respete por tanta gente un límite de velocidad que se supone está colocado no para cazar a ciudadanos -!válgame Dios!- y crujirlos vivos, sino para evitar accidentes? Fácil: nuevas ópticas al radar para que gane en claridad de imagen y a seguir protegiéndonos. Sin piedad. 
 
Imagen de Domingo Funes

Domingo Funes (Granada, 1967) es Licenciado en Derecho por la UNED y abogado en ejercicio, trabajando en las ramas administrativa y civil, fundamentalmente, y defensa de los consumidores. En los últimos años ha compaginado su profesión con la colaboración en el Grupo Editorial Tres Ediciones, especialmente en Granada Económica, uno de los periódicos del grupo, donde coordina la sección de opinión. Hijo del éxodo rural de los 60, pasa su juventud en el barrio granadino de la Chana, donde su familia se instala proveniente del pequeño municipio de Salar.