El peligro de la red

Blog - Hombres de Luz - Domingo Funes - Lunes, 1 de Octubre de 2018
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Tuiter es un descomunal campo de minas. De hecho, yo ya he pisado unas cuantas. ¡Qué digo unas cuantas, cientos! Unas veces por imprudente, otras porque olvido que la red del pajarito no es la barra de un bar y lo que digas en términos coloquiales, poco precisos o directamente erróneos, te va a volver como un bumerang; y otras, en fin, porque tengo los ánimos alterados y no he sabido contar hasta diez respirando hondo. Los que no podemos sufrir los efectos de la hemeroteca por nuestra irrelevancia social, podemos, sin embargo, ser el blanco de la “tuiteca” y hacernos virales a la primera de cambios, por esas redes de Dios. Y una cosa está clara: siempre hay alguien que te lo recuerda; alguien más listo, más rápido o más terco que, por lo general, no conoces, alguien que se ha colado como un elefante en una cacharrería en tu “tl” y que está dispuesto a enmendarte la plana con elegancia en el mejor de los casos o a dejarte hecho unos zorros en el peor. Es como si estando en el bar de tu barrio charlando confiado con tus amigos de la infancia y animado por un par de vinos, haces algún comentario no muy riguroso, graciosillo; o te aventuras a dar una opinión sin tener en cuenta todas las variables; o llevado por la euforia te deslizas por la pendiente de la soberbia y te expresas en términos más o menos categóricos, y, entonces, a los pocos segundos, un tipo que estaba en el bar de al lado entra por la puerta con los ojos encharcados en sangre y con el colmillo goteando, y te empieza a dar estopa hasta en el cielo de la boca. Y ese que entra por la puerta, por muy cutre que sea la tasca, puede ser cualquiera: un notario de suaves maneras, un tuitero borracho, una simpática viejecita, un catedrático de universidad o la vecina del quinto. Nada queda sin respuesta. Nada queda impune. Al final, solo los audaces y temerarios hablaran en tuiter porque, al igual que la hemeroteca amenaza con no dejar títere con cabeza, la “tuiteca” nos recordará que tenemos limitaciones muy serias para hablar de según qué temas. Supongo que la evolución del sistema nos llevará a la creación de todo tipo grupos de entendidos o expertos compuestas por gente que, como buen especialista, sepa cada vez más de menos, hasta que termine por saberlo todo de nada. Otros, seguiremos pisando minas, sin salir del bar, por supuesto.

Imagen de Domingo Funes

Domingo Funes (Granada, 1967) es Licenciado en Derecho por la UNED y abogado en ejercicio, trabajando en las ramas administrativa y civil, fundamentalmente, y defensa de los consumidores. En los últimos años ha compaginado su profesión con la colaboración en el Grupo Editorial Tres Ediciones, especialmente en Granada Económica, uno de los periódicos del grupo, donde coordina la sección de opinión. Hijo del éxodo rural de los 60, pasa su juventud en el barrio granadino de la Chana, donde su familia se instala proveniente del pequeño municipio de Salar.