'Pastelitos de bocado'

Blog - Punto de fuga - Cristina Prieto - Jueves, 13 de Junio de 2024
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Pasadas ya las Elecciones al Parlamento Europeo, nos encontramos ahora en los sesudos análisis de lo que ha pasado. Un estudio que recorre una amplia banda que va desde la alegría por el triunfo del partido al que cada cual brinda sus simpatías hasta la más profunda decepción de quienes ven como, votación tras votación, van perdido apoyos. Y, en medio de los dos, se encuentran analistas que no dejan de darle vueltas al triunfo de un señor de Sevilla, tejedor de mentiras y acumulador de denuncias que ha conseguido tres escaños en Bruselas. Por cierto, Andalucía ha sido la comunidad que ha más le ha votado, particularmente la Oriental con Málaga, Almería y Granada a la cabeza.

Desde el Feminismo se lleva avisando mucho tiempo de que, mientras unos se perdían en los mundos de las identidades sentidas, otros iban sumando apoyos para quienes, equivocadamente o no, hablan de las cosas del comer

Sin pretender hacer un análisis de lo ocurrido -para eso ya hay personas expertas-, lo cierto es que algunas cosas se veían venir. Desde el Feminismo se lleva avisando mucho tiempo de que, mientras unos se perdían en los mundos de las identidades sentidas, otros iban sumando apoyos para quienes, equivocadamente o no, hablan de las cosas del comer. La primera víctima de los resultados ya se la ha cobrado la ‘verdadera izquierda’ de Sumar en la persona de Yolanda Díaz que el pasado lunes anunció que dejaba todos los cargos en la plataforma -que no partido- Sumar. Parece que la gallega y sus fans se entretuvieron demasiado en intentar sumar por el lado imaginario de los números complejos, aunque sus acciones iban más encaminadas a dividir, y restar por la parte real de esos mismos guarismos.

Durante la campaña electoral nos hemos enterado de que Francisco, militar de Sevilla que asegura ser una mujer y que ha cambiado la mención de su sexo en el Registro porque la Ley Trans se lo permite, ha demandado al Ejército porque dice que sufre discriminación al no poder cambiarse ni ducharse en los servicios femeninos junto a sus compañeras. Pide 50.000 euros de indemnización y se niega a utilizar el baño destinado a su uso exclusivo.

Si el caso de Francisco es un ejemplo de lo que está ocurriendo con las identidades sentidas, no hay que perderse lo que denuncia la Asociación Unificada de la Guardia Civil. Hoy llega hasta el pleno del Consejo la modificación de varias órdenes en las que se incluyen dos relacionadas directamente con las mujeres, pero sin nombrarlas

Si el caso de Francisco es un ejemplo de lo que está ocurriendo con las identidades sentidas, no hay que perderse lo que denuncia la Asociación Unificada de la Guardia Civil. Hoy llega hasta el pleno del Consejo la modificación de varias órdenes en las que se incluyen dos relacionadas directamente con las mujeres, pero sin nombrarlas. Una de ellas sustituirá el texto actual “se atenderá especialmente la protección a las mujeres que se encuentran en periodo de embarazo, parto o posparto” por la nueva redacción “se atenderá especialmente la protección de las situaciones relacionadas con el embarazo”. Es decir, ya no existen mujeres embarazadas, parturientas o en el puerperio sino situaciones que hay que proteger sin saber quién las sufre, cuándo ni dónde. La segunda, referida a la menstruación incapacitante, tampoco utiliza la palabra mujer, sino que habla de “situaciones especiales de incapacidad temporal contempladas en el artículo 169.1.a) del Real Decreto Legislativo 8/2015…”.

Por primera vez, a las Elecciones al Parlamento Europeo se ha presentado un partido que defiende, en su totalidad, la agenda feminista. No ha conseguido representación, pero ha colocado semillas en muchos lugares del país para trabajar y construir una alternativa real que pueda llevar a las instituciones personas a las que no hay que explicar lo que significa la palabra mujer

Por primera vez, a las Elecciones al Parlamento Europeo se ha presentado un partido que defiende, en su totalidad, la agenda feminista. No ha conseguido representación, pero ha colocado semillas en muchos lugares del país para trabajar y construir una alternativa real que pueda llevar a las instituciones personas a las que no hay que explicar lo que significa la palabra mujer. La Izquierda brilli brilli, que ha despreciado una y otra vez a las feministas para echarse en brazos de las identidades sentidas, decidió hace tiempo cambiar al 52% de las votantes por el estimado 5% del colectivo más oprimido de la historia y así le ha ido porque, además, ese mínimo porcentaje se lo reparten tres partidos -PSOE, Sumar y Podemos- con lo que la tarta se quedó en pastelitos de bocado.

Se puede seguir dando vueltas a lo que ha pasado, se pueden recontar los votos y cerciorarse de que, convocatoria tras convocatoria, la sangría es permanente y se puede continuar pidiendo ‘ministres’ cuquis para sentar en la Moncloa. Es una opción, pero, mientras se buscan culpables -siempre fuera del propio partido- las personas necesitan soluciones a la falta de viviendas para alquilar, que las listas de espera en la sanidad pública no sean interminables y que se deje de aleccionar a la infancia y la adolescencia en los centros educativos para confundirles sobre su sexo.

Esas opciones políticas que comprenden perfectamente la discriminación del pobre Francisco al no poder ducharse junto a sus compañeras y verse obligado a hacerlo en soledad sin compartir el gel van mermando su representación política mientras los ecos de sus bobadas van desapareciendo de los grupos de WhatsApp que, en otro tiempo, derrochaban felicidad con su neolenguaje. Consulta tras consulta, hay menos gente acuerpándoles, la posibilidad de los ministres en el Consejo de Ministras y Ministros se disipa y las lideresas van cayendo después de haber vendido todo el humo disponible.

 

Imagen de Cristina Prieto

Madrileña afincada en Andalucía desde 1987, primero en Almería y posteriormente en Granada donde he desarrollado mi carrera profesional como periodista. Me licencié en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, cursé mi suficiencia investigadora en la Universidad de Granada dentro del programa Estudios de la Mujer y leí mi tesis doctoral en la Universidad de Málaga.