'Una noche de paz'
¡Mira que salen premios y que no me haya tocado ni siquiera la pedrea en la Lotería de Navidad! Ese es hoy el pensamiento de muchos ciudadanos que una vez más se han quedado a las puertas de estallar de alegría por ver que sus problemas económicos se aflojan gracias a una cantidad inesperada por haber comprado un décimo. A uno le resulta chocante comprobar que hay personas a las que les toca incluso en varias ocasiones la lotería, mientras que otros lo más cerca que hemos estado ha sido cobrar los 100 euros de las dos últimas cifras coincidentes con el Gordo, aunque hay aficionados que juegan decenas de décimos, mientras que los ciudadanos normales de a pie no nos hacemos con más de dos o tres, así que las posibilidades se reducen para nosotros.
Durante toda mi vida, desde que era un niño, la Lotería de Navidad ha sido el umbral optimista de estas próximas fiestas, porque los medios de comunicación se encargan de airear la felicidad de las personas agraciadas y eso no deja de ser bonito, pero hay que reconocer que ese recogimiento familiar que reunía a todos alrededor de una mesa en los días más destacados de esta época ha pasado a mejor vida
Durante toda mi vida, desde que era un niño, la Lotería de Navidad ha sido el umbral optimista de estas próximas fiestas, porque los medios de comunicación se encargan de airear la felicidad de las personas agraciadas y eso no deja de ser bonito, pero hay que reconocer que ese recogimiento familiar que reunía a todos alrededor de una mesa en los días más destacados de esta época ha pasado a mejor vida. Uno de los motivos más probables es la movilidad laboral, que ha dispersado a los primos por la geografía nacional e internacional, aunque también nos hemos vuelto más exigentes y evitamos juntarnos en pisos pequeños porque suponemos que no hay espacio, pese a que antes, nuestros padres o abuelos eran capaces de abrir hueco para veinte en una cocina diminuta. No significa esto que ahora lo hagamos peor; de hecho, tener que aguantar al cuñado pesado cada año, con su prepotencia y ganas de humillar por doquier es una losa de la que nos hemos librado afortunadamente, pero también nos hemos acostumbrado a reducir las sillas alrededor de las mesas, a celebrar menos y con mayor austeridad, obligados por una crisis económica que siempre acaba perjudicando a los mismos.
A decir verdad, La Navidad es una fiesta religiosa cuyo origen católico impregna a toda la sociedad, pero incluso aquellos que no comulgamos con esta fe tratamos de adaptarla a nuestras vidas porque conlleva ilusión y magia, especialmente cuando hay niños en casa. Eso sí, antes se elegía entre Papá Noel, Caga Tío (Cataluña) o el Olentzero (en Euskadi) y los Reyes Magos para recibir aquello que habíamos pedido con tanto fervor y ahora los pequeños esperan una lluvia de paquetes para la Nochebuena y otra, semejante o mayor, para la festividad de Reyes.
La mayoría de los ciudadanos buscamos lo mismo: paz y salud, y si me apuran más de lo primero incluso que de lo segundo
Y uno, que sigue creyendo en los milagros, considera que los cambios de actitudes provocados por épocas en las que tradicionalmente estamos más felices, como los días posteriores a la victoria de nuestro equipo en un mundial de fútbol o la misma Navidad, siempre son positivos y acaban beneficiándonos a todos. La mayoría de los ciudadanos buscamos lo mismo: paz y salud, y si me apuran más de lo primero incluso que de lo segundo. Llegar a la paz es tan fácil y tan difícil como tomar la decisión de evitar que nada alrededor nuestra la consiga romper. ¡No hay más! Quizás sea complicado, pero es muy simple: si somos capaces de albergar pensamientos de paz y sentirnos en paz, mientras estalla una guerra alrededor, habremos llegado a dicha paz. ¿Es posible? Por supuesto, hay miles de ejemplos de personas que viven en paz en un país en guerra. Otra cosa es alcanzar la paz global. Ahora que solo existe una guerra, la de Ucrania, que monopoliza las conversaciones cotidianas de los ciudadanos de Europa, pese a que hay otras sesenta activas actualmente en el mundo, deberíamos exigir a nuestros gobernantes para continuar con su mandato que se pusieran todos de acuerdo para alcanzar la paz. Nos ha quedado claro a todos que Putin es un descerebrado que invadió Ucrania, aunque ya lo era cuando perseguía a homosexuales en su país y tomaba otras medidas que ponían en evidencia su carácter dictatorial, pero ¿y el resto de naciones? ¿Cómo es posible que el bloque occidental no sea capaz de detener este sinsentido? ¿Realmente se están utilizando todas las herramientas necesarias para acabar con este conflicto o más bien, cada nación está buscando reubicarse en el mapa y obtener la mejor posición en el mundo que se avecina? Cuando la paz es una prioridad, uno siempre acaba encontrándola, es inevitable.
Y mientras la guerra sigue su curso, los ciudadanos españoles continuamos aguantando el chaparrón de contemplar cómo nos anuncian cada uno de los inconvenientes como consecuencia del mantenimiento de este conflicto, dando por hecho que no va a acabar, como si Europa hubiera asumido que no puede hacer nada al respecto más que seguir cediendo posiciones a favor de otros continentes y pagar el precio social que ello conlleva
Y mientras la guerra sigue su curso, los ciudadanos españoles continuamos aguantando el chaparrón de contemplar cómo nos anuncian cada uno de los inconvenientes como consecuencia del mantenimiento de este conflicto, dando por hecho que no va a acabar, como si Europa hubiera asumido que no puede hacer nada al respecto más que seguir cediendo posiciones a favor de otros continentes y pagar el precio social que ello conlleva. Nos tratan de tranquilizar explicándonos que la gasolina ya no va a subir tanto, que la electricidad tampoco, pero lo cierto es que los precios han crecido una barbaridad y los salarios siguen estancados y aunque la cosa no empeore, ya está más que mal tal y como está. Y a pesar de que se incita al consumo navideño, me temo que la campaña de este año no va a acarrear a los negocios el beneficio de diciembres anteriores.
Así que por desgracia, la paz en el mundo es solo ese deseo que a menudo lanzaban las participantes en los concursos de belleza para obtener el beneplácito del jurado por su gran corazón, no es que sea una utopía, es que es imposible; en cambio, la paz individual no solo no es un sueño sino que es el objetivo más inteligente que puede perseguir un ser humano porque es posible y alcanzable, únicamente hay que deshacerse de todo lo que diariamente nos entierra en temor y conflictos. ¿Qué no es fácil? Quizás no, pero solo intentarlo nos dará más paz de la que tenemos ahora, merece la pena hacerlo.