'No es justicia, es política'
Me gustaría reírme, como me he reído en tantas ocasiones escuchando a M punto Rajoy con esa pronunciación tan graciosa de onomatopeya de ducha decir cosas como “a la segunda ya tal” o “ese señor del que usted me habla”. O, sin ir más lejos, el pasado lunes en la comisión de investigación del caso “cocina” (mucho más evocador en español, dónde va a parar) cuando le preguntan si había hablado con Cospedal en torno al espionaje a Bárcenas: “La señora Cospedal y yo hablamos cuando los dos queremos hablar”. Pero ya no me río. Se me ha congelado la sonrisa de imbécil por la que me toman.
No puedo reírme cuando escucho a la portavoz del Gobierno decir que a la Justicia hay que respetarla y acatarla a propósito de la noticia de la exoneración por parte de la Justicia suiza del rey emérito por el cobro de las comisiones de Arabia Saudí. No, señora Rodríguez, la Justicia no siempre es respetable
No puedo reírme cuando escucho a la portavoz del Gobierno decir que a la Justicia hay que respetarla y acatarla a propósito de la noticia de la exoneración por parte de la Justicia suiza del rey emérito por el cobro de las comisiones de Arabia Saudí. No, señora Rodríguez, la Justicia no siempre es respetable. ¿Qué mensaje está lanzando como líder de un Estado democrático y de Derecho si no censura la corrupción? No es respetable, por poner un ejemplo reciente, que un juez clame contra las “feminazis” en redes y deniegue la libertad a Juana Rivas al considerarla un peligro para sus hijos. Si el proceder de los jueces está basado en sus principios, moral, ideología o en presiones políticas en lugar de en pruebas, no es respetable por mucho que la toga pueda ofrecer presunción de respetabilidad.
Pero yo luego tengo que ir a impartir clase de Valores éticos o de Educación para la Ciudadanía y enseñar a la chavalada a que sean buenos ciudadanos, porque la ciudadanía la ejercemos todos los demás
Es muy grave que un tribunal archive un caso con argumentación irrisoria: no ve “un vínculo suficiente” entre el dinero emitido por Arabia Saudí y la adjudicación de los contratos del AVE a La Meca (¡otro trabajador de Ikea que ha dejado 65 millones de euros olvidados por ahí!), pero es más grave aún que nuestros dirigentes sigan empeñados en correr un tupido velo y evitar, cuando no impedir, el saneamiento de nuestras instituciones. Señora Rodríguez, la aseveración de que a la Justicia hay que acatarla y respetarla la han vaciado de contenido a fuerza de repetirla como un mantra, pero de manera arbitraria, es decir, solo cuando les beneficia o cuando no quieren mojarse, que viene a ser lo mismo que les beneficie. Y eso, a pesar de que nadie se pueda tragar el cuento de la imparcialidad de la Justicia. Para algunos, el servicio judicial es como el sanitario: si no me gusta este médico, me cambio. Si no te archiva la causa o no es de los tuyos, al juez también te lo pueden cambiar. Pero yo luego tengo que ir a impartir clase de Valores éticos o de Educación para la Ciudadanía y enseñar a la chavalada a que sean buenos ciudadanos, porque la ciudadanía la ejercemos todos los demás. Ellos no. Somos los demás quienes tenemos que cumplir con el pacto social; respetar las leyes; ejercer la responsabilidad y conciencia cívica; madrugar, doblar el lomo y ser buenos profesionales y, por supuesto, cumplir con nuestras obligaciones con Hacienda, en tiempo y forma.
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