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'Más dinero'

Blog - Punto de fuga - Cristina Prieto - Jueves, 18 de Abril de 2024
Imagen previa al pleno extraordinario del Observatorio Estatal de Violencia sobre la Mujer.
La Moncloa.
Imagen previa al pleno extraordinario del Observatorio Estatal de Violencia sobre la Mujer.

Cada vez da más la impresión de que nadie en el Gobierno escucha. Si tan solo se parasen unos segundos a mirar a su alrededor y aplicaran algo de sentido común se darían cuenta de que no hace falta más dinero sino una mejor gestión del ya existente. Desde hace algunos años, muchas feministas -algunas agrupadas en asociaciones y otras a título personal- están rastreando las actividades organizadas con fondos del Pacto de Estado contra la Violencia machista porque no se están gestionando bien y hace falta una auditoria para saber en qué se están gastando. En todo este tiempo no se ha escuchado entre ellas ninguna voz para pedir más dinero.

Y claro, ante la falta de una escucha activa para atajar esta sangría sólo se les ocurre poner más dinero encima de la mesa. Está bien, pero no es la solución

Ante las alarmantes cifras de mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas en lo que llevamos de año -sólo estamos en abril y hemos despedido ya a diez mujeres- el Gobierno ha intentado reaccionar, especialmente porque al número de mujeres víctimas hay que sumar el de siete niñas y niños a los que sus padres han quitado la vida para hacer daño a sus madres. Y claro, ante la falta de una escucha activa para atajar esta sangría sólo se les ocurre poner más dinero encima de la mesa. Está bien, pero no es la solución.

Pero no. Me equivoqué. Tras escuchar y leer las informaciones derivadas de esta reunión he concluido que, además de ir a lucir palmito, su presencia debe formar parte ya de alguna estrategia electoral con la que intentar reconciliarse con las feministas cuyos votos continúa perdiendo sin freno alguno

Confieso que cuando escuché que Pedro Sánchez presidiría, por primera vez, la reunión del Observatorio Estatal de Violencia sobre la Mujer pensé que quizá iba a remangarse para encargar una auditoria que arrojase luz sobre el destino de los fondos que desde ayuntamientos y comunidades autónomas se están dilapidando en actividades que nada tienen que ver con su uso finalista. Pero no. Me equivoqué. Tras escuchar y leer las informaciones derivadas de esta reunión he concluido que, además de ir a lucir palmito, su presencia debe formar parte ya de alguna estrategia electoral con la que intentar reconciliarse con las feministas cuyos votos continúa perdiendo sin freno alguno. El presidente del Gobierno dice ahora que hay que “actualizar” el Pacto de Estado para “corregir disfunciones”. O sea, que quiere utilizar este acuerdo para poner contra las cuerdas a algunas fuerzas políticas ante las próximas elecciones al Parlamento Europeo. Es decir, instrumentalizar las políticas dirigidas a las mujeres.

En resumen, se va a dar más dinero a las mismas administraciones que están utilizando los fondos que reciben del Pacto de Estado en actividades que nada tienen que ver con la violencia machista

Y, mientras tanto y para tener algo más que ofrecer a quienes critican las actuaciones de este Gobierno, pone encima de la mesa otros 160 millones de euros para que las comunidades autónomas gestionen programas y desarrollen políticas de igualdad. En resumen, se va a dar más dinero a las mismas administraciones que están utilizando los fondos que reciben del Pacto de Estado en actividades que nada tienen que ver con la violencia machista. ¿Qué podía fallar?

Que no, señoras y señores del Gobierno. Que no se trata de aumentar los fondos sino de gestionarlos bien. Que las mujeres víctimas de violencia machista necesitan recursos inmediatos cuando tienen que salir de sus hogares con lo puesto si quieren seguir vivas

Que no, señoras y señores del Gobierno. Que no se trata de aumentar los fondos sino de gestionarlos bien. Que las mujeres víctimas de violencia machista necesitan recursos inmediatos cuando tienen que salir de sus hogares con lo puesto si quieren seguir vivas. Que las casas de acogida no pueden seguir estando gestionadas por empresas privadas que obtienen grandes beneficios del sufrimiento de las mujeres con escasos controles por parte de las comunidades autónomas de las que dependen. Que no pueden llegar a las salas de vistas con letradas y letrados del turno de oficio que apenas han podido dedicarles unos minutos a sus expedientes porque están saturados de trabajo. Que continúan haciendo falta más juzgados especializados en violencia machista y fiscales con formación en la materia que dejen de dar regímenes de visitas a padres violentos. Que cada mujer maltratada necesita una vivienda y un trabajo para emprender una nueva vida lejos de su agresor. Que todos los recursos puestos a disposición de las mujeres están privatizados y no cuentan con personal especializado.

Si, en definitiva, tienen que seguir siendo ellas quienes se escondan de los violentos mientras ellos continúan con sus vidas. Que se ven en la calle con sus hijas e hijos cuando se cumple el periodo de estancia en una casa de acogida sin que se haya resuelto su situación

Si realmente queremos ofrecer una alternativa a cada mujer víctima de violencia machista es necesario revisar todo lo anteriormente expuesto y destinar el dinero a acciones concretas para ofrecer una salida a quienes estamos tratando tan mal. Que no es la solución, señor presidente del Gobierno y señora ministra de Igualdad, decir a las mujeres que denuncien si luego no encuentran un lugar digno para vivir con sus criaturas. Si, en definitiva, tienen que seguir siendo ellas quienes se escondan de los violentos mientras ellos continúan con sus vidas. Que se ven en la calle con sus hijas e hijos cuando se cumple el periodo de estancia en una casa de acogida sin que se haya resuelto su situación.

Cuando dejen de mirar la espléndida mesa del Consejo de Ministros y se fijen un poco más en lo que hay fuera de sus despachos quizá puedan volver a mirar a los ojos a las feministas y empezar a hablar de frenar las cifras de la vergüenza. Cuando dejen de contar los billetes destinados a unas políticas que no resuelven el problema y empiecen a recuperar los servicios públicos para dar una nueva vida a esos miles de mujeres que están reclamando una oportunidad, empezaremos a creer que se están tomando el tema en serio. Mientras, pueden continuar con sus mensajes de condolencia y sus condenas vacías.

 

 

 

Imagen de Cristina Prieto

Madrileña afincada en Andalucía desde 1987, primero en Almería y posteriormente en Granada donde he desarrollado mi carrera profesional como periodista. Me licencié en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, cursé mi suficiencia investigadora en la Universidad de Granada dentro del programa Estudios de la Mujer y leí mi tesis doctoral en la Universidad de Málaga.