'La importancia del 'andalú''

Blog - El ojo distraído - Jesús Toral - Viernes, 14 de Octubre de 2022
Bandera de Andalucía.
wikimedia
Bandera de Andalucía.
Hace unos días disfrutaba de un acto en el que los ponentes hablaban sin saltarse ni una s, ante lo cual yo sospeché que no eran andaluces, pero al término del acto, ya abajo del escenario, escuché cómo se desenvolvían y me di cuenta de que procedían de esta tierra. No es la primera vez que lo vivo. Durante mi etapa en Canal Sur estaba acostumbrado a escuchar la manera de hablar de mis compañeros periodistas frente a la cámara, que difícilmente se distinguían de la de un madrileño o burgalés, mientras que fuera de ellas se percibía perfectamente su acento granadino, malagueño o sevillano.

Si acudimos a la Real Academia de la Lengua Española nos encontramos con que describe el andaluz como «una variedad dialectal del español» y de hecho el académico José Luis Gómez, miembro de la Real Academia Española reconoce el mérito de que el habla andaluza, en gran medida, determinó el español hablado en América, teniendo en cuenta que más de la mitad de los miembros de las tripulaciones que viajaban en los siglo XVI y XVII hacia el continente eran del Sur del país.

Es evidente que hablar en andaluz no es hablar mal, pese a que fuera de nuestra tierra sigue habiendo voces ignorantes que, cada cierto tiempo, graznan sandeces como que es una malformación del castellano o que se originó a partir del español en el siglo XVII en las partes más incultas de Andalucía

Es evidente que hablar en andaluz no es hablar mal, pese a que fuera de nuestra tierra sigue habiendo voces ignorantes que, cada cierto tiempo, graznan sandeces como que es una malformación del castellano o que se originó a partir del español en el siglo XVII en las partes más incultas de Andalucía. Ya sabemos que más arriba de Despeñaperros adoran esta Comunidad para venir de vacaciones, visitar las playas y degustar la cocina mediterránea, pero además les encanta considerar a los andaluces como un pueblo inculto y gracioso. Eso no sería un problema si los propios ciudadanos de esta tierra desterraran de una vez por todas esos complejos y tomaran conciencia de su singularidad lingüística, que en ningún caso los coloca por detrás del resto de españoles. La lengua española se habla de varias formas distintas, por razones históricas: una de ellas es en andaluz y otra, en castellano, y en ambas se puede cometer incorrecciones, ya que es una cuestión individual.

El antropólogo y filósofo Juan Porras, que escribió «Er Prinzipito», una versión de la obra universal de Saint-Exupéry en andaluz, achaca al sistema de educación una parte importante de ese complejo de inferioridad del que no acabamos de liberarnos: «En muchos casos, se da muy poca importancia en los colegios a la forma de hablar andaluza. Lo enfocan, la mayor parte de las veces, como una deformación del castellano, sin detenerse en que nuestro dialecto es una evolución propia de las características lingüísticas precedentes que tenemos en común de las lenguas romances y, en nuestros casos, también de la influencia del árabe andalusí y otras lenguas. De ahí salió el andaluz moderno».

Es cierto que en la última década están proliferando las asociaciones en defensa de la forma de hablar en esta tierra como la Asociación Andaluza de la Lengua, pero en la calle aún es excesivamente habitual escuchar de boca de un granadino, un jienense o un malagueño reconocer que aquí se habla mal porque se recorta las palabras.

El principal problema es que si nosotros no nos valoramos es imposible que nos valoren los demás

El principal problema es que si nosotros no nos valoramos es imposible que nos valoren los demás: si creemos que no hablamos bien, nadie nos va a sacar de ese error interesado para el resto porque les coloca en un lugar prominente con respecto a nosotros; si nos conformamos con ser graciosos, ese será el estigma del que no nos podremos librar; si permitimos que nos identifiquen con las profesiones menos cualificadas, nadie nos rectificará, porque lo cierto es que Andalucía es la Comunidad Autónoma más grande de España, con algunas de las mejores playas, con un patrimonio histórico artístico inigualable, cuna de artistas sin igual, destino turístico mundial, una de las principales despensas agrícolas de Europa, tenemos sol para convertir a esta tierra en uno de los enclaves mundiales de Energías renovables… hay aquí tanta potencialidad que fuera puede verse con recelo y esa rivalidad impide un reconocimiento externo. Por eso, no podemos esperar que desde fuera nos ensalcen en vez de señalarnos como poco trabajadores, graciosos e ignorantes.

Hasta que los andaluces no levanten la cabeza y miren con orgullo sus pueblos y ciudades, su cultura, sus artistas, sus empresarios, sus agricultores y pongan en valor las infinitas capacidades de sus ciudadanos no darán un puñetazo en la mesa para decir basta y hablar en andaluz en cualquier foro sin complejos ni vergüenza, pero ese día acabará por llegar, es cuestión de tiempo y ojalá, no demasiado.

 

Imagen de Jesús Toral

Nací en Ordizia (Guipúzcoa) porque allí emigraron mis padres desde Andalucía y después de colaborar con periódicos, radios y agencias vascas, me marché a la aventura, a Madrid. Estuve vinculado a revistas de informática y economía antes de aceptar el reto de ser redactor de informativos de Telecinco Granada. Pasé por Tesis y La Odisea del voluntariado, en Canal 2 Andalucía, volví a la capital de la Alhambra para trabajar en Mira Televisión, antes de regresar a Canal Sur Televisión (Andalucía Directo, Tiene arreglo, La Mañana tiene arreglo y A Diario).