'Ficciones'

Blog - Punto de fuga - Cristina Prieto - Jueves, 17 de Octubre de 2024
El diputado de Vox en el Congreso Carlos Flores Jubería.
Congreso de los Diputados.
El diputado de Vox en el Congreso Carlos Flores Jubería.

Estamos viviendo distopías por encima de nuestras posibilidades. O, dicho de otra manera, lo que está ocurriendo, cada día, en los asuntos que atañen directamente a las mujeres corresponde a la mejor película de terror o a la más hilarante comedia. Aquí están las dos opciones para elegir según se encuentre el ánimo de cada cual para enfrentar estas realidades que están sobrepasando cualquier lógica posible.

La responsable de esta cartera, Ana Redondo, afirmó el pasado 5 de septiembre en la Comisión de Igualdad que “los encargados del Registro, cuando sospechan de la existencia de fraude, deniegan la inscripción. Y en el 99% de supuestos, el buen uso de la Ley Trans es la tónica”

Ya sabemos que la Ley 4/2023 para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI (conocida como Ley trans) permite modificar en el Registro la mención del sexo sin ningún requisito. No sólo las personas que dicen sentirse del sexo opuesto pueden acceder a este servicio y cambiar el apunte, sino que está al alcance de cualquiera. La incongruencia de este Gobierno llega cuando, desde el ministerio de Igualdad se advierte de que hay quienes están utilizando la Ley con otros fines y que ello conllevará sanciones. La responsable de esta cartera, Ana Redondo, afirmó el pasado 5 de septiembre en la Comisión de Igualdad que “los encargados del Registro, cuando sospechan de la existencia de fraude, deniegan la inscripción. Y en el 99% de supuestos, el buen uso de la Ley Trans es la tónica”.

La ministra lo sabe y, por eso, nunca hace público el dato del número de casos fraudulentos detectados. Miente

Recordemos que el cambio de la mención registral del sexo se denomina ‘ficción jurídica’ y, es posible que, a la ministra, entre ficción y ficción, se le olvidara comentar que las personas al frente de los registros civiles no pueden comprobar si se dan los requisitos de un fraude porque, tal y como recoge la propia Ley, el procedimiento actual impide cualquier clase de cuestionamiento. Si algún o alguna responsable de un registro pusiera trabas para el cambio de una inscripción estaría cometiendo una falta muy grave. Resumiendo, no se puede denegar ninguna solicitud porque el texto normativo no contempla ningún supuesto bajo el que pueda impedirse dicha inscripción. La ministra lo sabe y, por eso, nunca hace público el dato del número de casos fraudulentos detectados. Miente.

Estupendo, señor Urtasun, pero recuerde que la Ley Mordaza aún no se ha derogado y que los actos en los que se presentan libros feministas son cancelados bajo amenazas a las librerías que los acogen o, incluso, retirados de las programaciones de espacios culturales públicos

Sigamos con las distopías. El ministro de Cultura, Ernest Urtasun (Sumar), se ha subido también al mismo tren que su compañera del PSOE y quiere participar de la fiesta temática de la ficción. El pasado 18 de septiembre anunció, muy ufano, que nuestro país es el paradigma de la democracia y que se van a introducir modificaciones en el Código Penal para eliminar el delito de injurias a la corona y de ofensa a los sentimientos religiosos porque la censura en España no puede tolerarse. El ministro del cuidadoso despeinado dice que, como responsable de Cultura, “una de nuestras principales luchas ha sido siempre combatir todas las formas de censura”. Estupendo, señor Urtasun, pero recuerde que la Ley Mordaza aún no se ha derogado y que los actos en los que se presentan libros feministas son cancelados bajo amenazas a las librerías que los acogen o, incluso, retirados de las programaciones de espacios culturales públicos.

También sabemos que decir la verdad se ha convertido en un peligro porque hay leyes que han colocado a las feministas una segunda mordaza

También sabemos que decir la verdad se ha convertido en un peligro porque hay leyes que han colocado a las feministas una segunda mordaza. En estos días, la abogada Jazmina Lozano enfrenta un proceso judicial tras ser denunciada por un hombre al que la letrada llamó varón. Según Kevin Pablo Díaz, que hoy responde al nombre de Kiara tras haber cambiado la mención al sexo en el Registro, cuando la abogada le llamó varón le causó un gran daño psicológico porque le recordó que tenía pene. ¿Cómo se lo explicamos a la ciudadanía? ¿Se puede decir ya que ser mujer no es un sentimiento, que maquillarse y ponerse tacones no te convierte en una, que las infancias trans son los padres, que a las personas trans no les falta ningún derecho y que todo este mundo woke posmoderno es un gran negocio farmacéutico y quirúrgico que está dañando la salud de adolescentes que necesitan ayuda? ¿O todavía no?

Hasta aquí todo parecería normal si no fuera porque Flores Jubería fue condenado en septiembre de 2002 a un año de prisión por un delito de violencia psíquica habitual y veintiún faltas de coacciones, injurias y vejaciones contra su mujer y madre de sus hijos 

Pero, la guinda de las distopías llega ahora. El diputado de Vox por Valencia, Carlos Flores Jubería, resultó ser finalista el mes pasado del Certamen Beatriu Civera del Ayuntamiento de Valencia que premia a los mejores relatos contra la violencia machista. Hasta aquí todo parecería normal si no fuera porque Flores Jubería fue condenado en septiembre de 2002 a un año de prisión por un delito de violencia psíquica habitual y veintiún faltas de coacciones, injurias y vejaciones contra su mujer y madre de sus hijos a la que, según el fallo de la sentencia, provocó un “quebranto psicológico”. El diputado ultraderechista se dirigía así a su ex esposa: “Ladrona, secuestradora de niños, dueña de calabozo, puta, te voy a estar jodiendo toda la vida hasta que te mueras y acabe contigo, ladrona”.

¿Vemos claro ya que estamos viviendo en una ficción permanente cuya única realidad parece ser, entre otros, el precio de la vivienda?

 

 

 

 

Imagen de Cristina Prieto

Madrileña afincada en Andalucía desde 1987, primero en Almería y posteriormente en Granada donde he desarrollado mi carrera profesional como periodista. Me licencié en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, cursé mi suficiencia investigadora en la Universidad de Granada dentro del programa Estudios de la Mujer y leí mi tesis doctoral en la Universidad de Málaga.