Dua Lipa nos invita a bailar aún en tiempos de confinamiento

Blog - Un blog para melómanos - Jesús Martínez Sevilla - Miércoles, 8 de Abril de 2020
Dua Lipa – Future Nostalgia
Portada del último disco de Dua Lipa.
Portada del último disco de Dua Lipa.

El pasado vende, de eso no hay duda. La nostalgia es una de las emociones más poderosas en la cultura popular y la estética retro no es algo nuevo: podríamos rastrear esta idealización de lo pretérito al menos hasta el Romanticismo del siglo XIX, y en otros sentidos estaba presente también (no hay más que ver el nombre) en el Renacimiento. Pero la cualidad más particular de la nostalgia que está adueñándose en los últimos años de la música es su carácter omnívoro: no hay una fijación con un punto particular del pasado, sino con ese vasto pasado aplanado por internet y accesible a golpe de click. Las eras particulares se emborronan y surgen híbridos que son un poco de allí, un poco de allá y (naturalmente) un poco de ahora. Un buen ejemplo es la portada de uno de los blockbusters del año, Future Nostalgia, de Dua Lipa: la imagen evoca los años cincuenta, los años ochenta y la concepción que había en los sesenta de cómo sería la década en la que estamos entrando. El título, por tanto, es completa, casi groseramente intencionado.

Hace ya casi tres años del debut homónimo de esta cantante británica de origen albanés, que saltó a la fama gracias al éxito viral del vídeo para “New Rules” (más de dos mil millones de visualizaciones en YouTube). Aquel disco era poco más que relleno junto a dos singles de electropop espectaculares, el mencionado “New Rules” y “IDGAF”, que también triunfó con un vídeo de su admirado Stromae

Y no solo el título. Hace ya casi tres años del debut homónimo de esta cantante británica de origen albanés, que saltó a la fama gracias al éxito viral del vídeo para “New Rules” (más de dos mil millones de visualizaciones en YouTube). Aquel disco era poco más que relleno junto a dos singles de electropop espectaculares, el mencionado “New Rules” y “IDGAF”, que también triunfó con un vídeo de su admirado Stromae. Pero Lipa no quería quedarse ahí, quería trascender, y para ello ha planificado bien este lanzamiento, que se ha demorado mucho más de lo habitual en las grandes divas del pop. Ella y su amplio equipo de compositores y productores (Lorna Blackwood, Stuart Price, Ian Kirkpatrick, Caroline Ailin… por nombrar solo a los más habituales) buscaron un sonido unificado y distintivo, y para ello han recurrido al género de baile por excelencia: el disco.

Pero no solo el disco original, el de los setenta y ochenta: como decíamos antes, la capacidad de unir distintos sonidos del pasado de forma fluida hasta crear una mezcla única es lo que distingue a los pastiches retro actuales, al menos a los más exitosos, y es el caso de este álbum. Así pues, el nu-disco popularizado por Daft Punk y el disco pop de principios del milenio, del que Kylie Minogue fue el máximo exponente, dejan su influencia en algunos de los cortes. También hay elementos de ese heredero hipersexualizado del disco, el synth-funk, y ecos de los grupos new wave neoyorquinos más bailongos, como Blondie y Tom Tom Club. Y, como decía antes, Dua Lipa expresa de forma bastante abierta tanto su objetivo y ambiciones como su estrategia, como se puede ver en la letra del primer corte, “Future Nostalgia”: “You want a timeless song, I wanna change the game […] You want what now looks like, let me give you a taste”.

De esta coctelera salen grandes canciones pensadas para quemar la pista de baile, cada una con elementos particulares que las hacen especiales, como “Break My Heart” (el bajo atenuado), “Levitating” (las voces sampleadas en las estrofas y las cuerdas sintéticas del puente) y “Don’t Start Now”, sin duda el mayor temazo,

De esta coctelera salen grandes canciones pensadas para quemar la pista de baile, cada una con elementos particulares que las hacen especiales, como “Break My Heart” (el bajo atenuado), “Levitating” (las voces sampleadas en las estrofas y las cuerdas sintéticas del puente) y “Don’t Start Now”, sin duda el mayor temazo, con esos acordes de piano antes del estribillo que recuerdan al primer house, que hacen pensar que viene una explosión… y de pronto quedan solo el bajo, la batería y la voz de Dua Lipa. Un efecto clásico ejecutado a la perfección. Otras canciones beben más del synth-pop: “Physical” es un homenaje a la canción de Olivia Newton-John del mismo título y recuerda poderosamente a “Maniac”, la canción de la B.S.O. de Flashdance, mientras que “Cool” parece el punto medio entre la estética retro de este álbum y el sonido más contemporáneo del debut.

Pero a veces tener una fórmula tan clara puede ser también un obstáculo: la estructura de estrofa, pre-estribillo, estribillo, estrofa, pre-estribillo, estribillo, puente, estribillo se repite aquí hasta la extenuación, lo cual no tiene importancia cuando los ganchos son excelentes y la producción es suficientemente imaginativa, pero cansa en casos como los de “Hallucinate” o “Love Again”. Precisamente por eso, una canción como “Pretty Please” se agradece tanto, y más en mitad del tracklist: su inicio tan minimalista y su lenta reconstrucción de una instrumentación que a estas alturas ya nos es familiar refresca el oído, y los toques ligeramente experimentales en la producción la hacen aún más atractiva sin distraer de su carácter eminentemente pop y del componente sexual de la letra. En este punto, la unidad del disco también es casi completa: prácticamente todas las canciones hablan sobre el deseo, el amor y el sexo. La voz grave y sensual de Dua Lipa encaja a la perfección con la temática, y demuestra suficiente versatilidad para encajar en múltiples registros, incluso dicciones cercanas al rap (“Break My Heart”, “Levitating”).

La obviedad de las letras y la explicitud casi cómica de las declaraciones de intenciones no es demasiado molesta, siendo esto pop comercial, al fin y al cabo. El único defecto grave del disco es el final: sus dos últimas canciones, inexplicablemente, se desvían por completo de la estética del resto del álbum. “Good in Bed”, la más sexual (¡quién iba a decirlo!), se basa en una progresión de acordes de piano muy jazzy, que juraría que se inspira en el excelente WHEN WE ALL FALL ASLEEP, WHERE DO WE GO? (2019) de Billie Eilish. El problema es que en aquel disco la inspiración en el jazz vocal funcionaba gracias a su uso sutil y minimalista, mientras que la canción de Dua Lipa cae en el pastiche más burdo, metiendo sonidos del trap con calzador. Y qué decir de “Boys Will Be Boys”, que de repente se convierte en la balada pop millenial más convencional imaginable, con una producción grandilocuente (¿no era esto lo que el éxito de Eilish había dado por muerto y enterrado, precisamente?) que hace aún más superficial el mensaje feminista liberal de la canción.

Este cierre algo catastrófico impide que el disco pueda considerarse verdaderamente grande, pero las nueve canciones anteriores son de notable alto. La verdad es que da gusto que se haga pop comercial de este nivel. Tal vez no sea el momento ideal para este tipo de música, pero en cuanto acabe el confinamiento y las discotecas vuelvan a llenarse, Dua Lipa nos trae fiesta asegurada.

Puntuación: 7.5/10

Si quieres ecucharlo en Spotify, picha en el siguiente enlace: Dua Lipa – Future Nostalgia   
Imagen de Jesús Martínez Sevilla

(Osuna, 1992) Ursaonense de nacimiento, granaíno de toda la vida. Doctor por la Universidad de Granada, estudia la salud mental desde perspectivas despatologizadoras y transformadoras. Aficionado a la música desde la adolescencia, siempre está investigando nuevos grupos y sonidos. Contacto: jesus.martinez.sevilla@gmail.com