'Desigualdad laboral'
El próximo domingo, las principales calles y plazas de nuestro país se llenarán de banderas enarboladas por representantes sindicales para conmemorar el Día Internacional del Trabajo. Sin embargo, las mujeres pocos motivos tenemos para celebrar este 1 de mayo porque las cifras de desempleo continúan castigando al 51% de la población. Ha quedado ya sobradamente demostrado que cualquier crisis económica nos golpea más fuerte que a ellos, nos roba nuestros empleos, profundiza en la precarización de los sectores más feminizados y nos sitúa en condiciones de inferioridad frente a los varones. La pandemia provocada por el COVID19 registró en 2020 una reducción interanual de los contratos formalizados por mujeres del 32,22%, seis puntos porcentuales menos que los suscritos por varones, según datos del SEPE.
Los sectores más golpeados fueron, precisamente, aquellos en los que se registra el mayor número de trabajadoras. La hostelería, los servicios de comidas y bebidas o el comercio se vieron gravemente afectados
Los sectores más golpeados fueron, precisamente, aquellos en los que se registra el mayor número de trabajadoras. La hostelería, los servicios de comidas y bebidas o el comercio se vieron gravemente afectados. No es necesario explicar que estas actividades son, a la vez, las peor remuneradas, las que registran un mayor número de horas extraordinarias sin pagar, las que concentran los contratos más precarios y donde la volatilidad es permanente. El 60,13% de todos los contratos temporales y a tiempo parcial corresponde a las mujeres.
La atención a los hijos, las necesidades del hogar, los cuidados a mayores dependientes y las dificultades para disponer de espacios adecuados en las viviendas que faciliten el estudio se encuentran en la base de esta desigualdad
La desventaja de las trabajadoras en el mundo laboral no se circunscribe sólo a ciertos sectores, nos alcanza a todas. Durante el confinamiento, cuando nos encerramos en casa a trabajar, nosotras también nos llevamos la peor parte. La desigualdad estructural sostenida en el tiempo en el reparto de los roles de cuidados se ha visto reflejada también en la producción científica. Profesoras y profesores del ámbito universitario no han contado con las mismas ventajas durante el confinamiento y esto se ha materializado en el número de contribuciones académicas remitidas a las revistas científicas. Ellos enviaron una media de 1,04 textos mientras ellas sólo lograron aportar una media de 0,74%, según datos del estudio Desigualdades al descubierto por la crisis de la Covid realizado por Marta Bustelo de la Universidad Complutense de Madrid. La atención a los hijos, las necesidades del hogar, los cuidados a mayores dependientes y las dificultades para disponer de espacios adecuados en las viviendas que faciliten el estudio se encuentran en la base de esta desigualdad. De este tipo de publicaciones depende la promoción académica en el seno de las universidades.
Las modificaciones introducidas por el Gobierno de coalición PSOE-Podemos han mejorado las condiciones contractuales para toda la población, pero las mujeres continúan en el vagón de cola
Las modificaciones introducidas por el Gobierno de coalición PSOE-Podemos han mejorado las condiciones contractuales para toda la población, pero las mujeres continúan en el vagón de cola. Aunque es cierto que hay un notable incremento en el número de contratos firmados por mujeres en el primer cuatrimestre de este año con respecto al pasado 2021, son ellos los que lideran los contratos indefinidos. En cuanto a la calidad de estos acuerdos, el 37% fueron a tiempo parcial para las mujeres mientras que los suscritos por varones con estas mismas condiciones fue del 18%. Y si el punto de partida no es igualitario, las diferencias se reflejan también en los salarios, donde nosotras percibimos un 22,17% menos. Incluso, los puestos más altos, los de las mujeres directivas, también reflejan esta brecha salarial con un 24,4% menos que los directivos varones. Esto significa que, el pasado año 2021, las mujeres trabajamos gratis desde el 18 de noviembre hasta el 31 de diciembre.
Pero ¿qué ocurre con la cantidad de horas dedicadas a los cuidados, al mantenimiento de las viviendas y a la atención a mayores o dependientes? Nuestro tiempo, el tiempo de las mujeres, es una hipoteca que nunca acaba de pagarse
Lo expuesto hasta aquí se ha referido sólo al trabajo fuera del hogar, el remunerado a través de los contratos formalizados, pero ¿qué ocurre con la cantidad de horas dedicadas a los cuidados, al mantenimiento de las viviendas y a la atención a mayores o dependientes? Nuestro tiempo, el tiempo de las mujeres, es una hipoteca que nunca acaba de pagarse. De él disponen quienes conviven con nosotras sin que la necesaria corresponsabilidad de los varones traspase el dintel de la puerta de entrada de nuestras casas. Las mujeres han trabajado toda la vida, dentro del hogar y fuera de él en negocios familiares donde muchas veces no han estado dadas de alta en la Seguridad Social o han realizado trabajos enmarcados en la economía sumergida –costura, limpieza o cuidados- invisibles para el sistema de pensiones.
Uno de los sectores más feminizados y con peores condiciones laborales es el de la limpieza. Las denominadas Kellys –trabajadoras de pisos en los hoteles- han protagonizado muchas protestas por sus condiciones laborales y el sector de las empleadas domésticas parece que, por fin, va a conseguir que se les reconozca su derecho a cobrar el desempleo. ¿Alguien puede explicar por qué, con sus contratos formalizados, no tienen derecho a cobrar esta prestación? Ha tenido que ser el Tribunal de Justicia de la Unión Europea quien saque los colores a nuestro país por mantener esta situación de discriminación por sexo, ya que 9 de cada 10 personas empleadas en este sector son mujeres.
Si no has tenido la oportunidad de leerlos y quieres volver a hacerlo, estos son otros artículos de Cristina Prieto en este blog, 'Punto de Fuga':
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