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'¿Cultivar nieve en Sierra Nevada?'

Blog - Sacando punta - Ignacio Henares - Lunes, 10 de Abril de 2023
Cara Sur del Veleta.
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Cara Sur del Veleta.

La semana pasada tuve noticia de la iniciativa de la empresa pública que gestiona la estación de esquí para apuntarse al snowfarming, (en español ‘cultivo de nieve’). Cetursa ha sacado a licitación pública un proyecto por 120.000 euros (sin IVA)  para el “diseño, transporte, suministro y montaje de 15.000 metros cúbicos de nieve”.  El objeto del contrato consiste en proteger un "montón de nieve" en el lugar más adecuado por su orientación, orografía y emplazamiento, a determinar entre Cetursa y la empresa adjudicataria, dentro del dominio esquiable. El ‘hipotético montículo’, según la información disponible, será un prisma rectangular de 9 metros de alto, 18 de ancho y 60 metros de largo, y 4 prismas triangulares, con 9 metros de alto cada uno.

Dice la publicidad del invento que el snowfarming es una técnica de conservación de nieve de una temporada para otra muy extendido en las estaciones de esquí más punteras de los Alpes y Escandinavia, que sirve para garantizar en los inicios de temporada una base mínima para acondicionar puntualmente una pista. Una suerte de neveros artificiales como los que se aprovechaban en tiempos históricos de Cauchiles o del Corral del Veleta, para la conservación de bebidas y alimentos, pero destinados ahora a ‘garantizar’ la apertura de la estación al inicio de la temporada.

Incluso aquí se dan fenómenos de sublimación que para los que no recuerden la Física de la Educación Secundaria, significa que se pasa del estado sólido al gaseoso sin pasar por la fusión del estado líquido. Según los científicos este fenómeno ha aumentado ya entre un 28% y un 35% en Sierra Nevada en los últimos 30 años

Pero, independientemente de los resultados del ‘cultivo de nieve’ en otros lugares del mundo, sobre lo que habría mucho que debatir, Sierra Nevada es la estación de esquí de latitud más meridional de Europa y las características climáticas son muy diferentes de las del norte y centro de Europa, no sólo en cuanto a temperaturas, compensadas aquí en parte por la elevada altitud a la que esquiamos. Nuestra nieve, como se han encargado de estudiar desde el Observatorio de Cambio Global de la Universidad de Granada, es muy particular. Los elementos que se instalen para proteger la nieve, en la larga temporada de primavera, verano y otoño, al menos hasta el Puente de la Inmaculada, deben soportar las condiciones de altitud, bajísima humedad, insolación, resistencia al viento y demás condiciones meteorológicas peculiares de la alta montaña mediterránea. Incluso aquí se dan fenómenos de sublimación que para los que no recuerden la Física de la Educación Secundaria, significa que se pasa del estado sólido al gaseoso sin pasar por la fusión del estado líquido. Según los científicos este fenómeno ha aumentado ya entre un 28% y un 35% en Sierra Nevada en los últimos 30 años.

No es este el dato más preocupante, no sólo para la actividad del esquí. Los  resultados de las proyecciones climáticas realizadas hasta el año 2100, indican una disminución global de precipitación anual en forma de nieve, con una tendencia significativa que oscila entre 0,21 y 0,55 mm/año (según se frenen las emisiones o continúen como hasta ahora), lo que supone en algunas zonas del macizo nevadense la disminución hasta la mitad de las precipitaciones de nieve. Y con el agravante de que las precipitaciones se producirán de manera torrencial y más irregular.

La experiencia si llega a desarrollarse, servirá para evaluar la supuesta eficiencia y eficacia, de la que yo albergo grandes dudas, pero lo de ecológico es un adjetivo que no debería usarse con tanta ligereza

En el pliego de prescripciones técnicas, Cetursa afirma que es un "sistema de almacenamiento eficiente, eficaz y ecológico, manteniendo los ciclos hidrológicos". La experiencia si llega a desarrollarse, servirá para evaluar la supuesta eficiencia y eficacia, de la que yo albergo grandes dudas, pero lo de ecológico es un adjetivo que no debería usarse con tanta ligereza.

En primer lugar porque lo ecológico y el mantenimiento de los ciclos hidrológicos es dejar la nieve, en su sitio, no trasladarla ni almacenarla con maquinaria; lo ecológico es dejarla que se derrita, en su caso, y se filtre ‘alimentando’ a la tierra, los acuíferos, las lagunas, los ríos… Esto de considerar ‘nieve sobrante’ o, como he leído estupefacto en algún medio “nieve que ya está en el monte”, es como lo del agua que se ‘escapa’ al mar. ¡Cuánto suspenso en Ecología, Conocimiento del Medio y Ciencias Naturales! 

Hay que considerar que la estación de esquí ya produce una importante alteración ecológica en este sentido con la acumulación de agua en las dos grandes balsas de Borreguiles y Zahareña y en el ‘pantano’ de las Yeguas y la innivación producida, incrementada con la incorporación de cañones realizada las últimas temporadas. Y este impacto es cada vez más grande ya que cada vez se requiere gastar más agua, más de la que la estación de  esquí tiene autorizada, lo que ha llevado al organismo de cuenca a incoar varios expedientes sancionadores a Cetursa por incumplir el condicionado de la concesión vigente.

Como biólogo, como conocedor de la extraordinaria y singular vegetación y flora  de las cumbres de Sierra Nevada, de lo que no tengo ninguna duda y por ello me preocupa especialmente, es sobre el grave impacto sobre el suelo y sobre las plantas del ‘experimento’

Como biólogo, como conocedor de la extraordinaria y singular vegetación y flora  de las cumbres de Sierra Nevada, de lo que no tengo ninguna duda y por ello me preocupa especialmente, es sobre el grave impacto sobre el suelo y sobre las plantas del ‘experimento’. No me tranquiliza que deba contar con la autorización previa del Espacio Natural Sierra Nevada, (cuyo director forma parte sorpresivamente del Consejo de Administración de Cetursa, en un claro conflicto de intereses);  a los técnicos del Parque Nacional y Natural de Sierra Nevada, les dejarán apenas unos días para visitar la zona elegida y  para elaborar un informe sobre una decisión ya tomada y sobre un contrato ya firmado, lo que constituye una especie de chantaje al que de nuevo se somete a la administración con competencias en medio ambiente.  Un informe que preceptivamente debería pasar antes por el Consejo de Participación, (aunque los gestores actuales se han saltado en más de una ocasión este paso), y que hasta ahora su Comisión de Conservación e Investigación sólo sabe de esta iniciativa “por la prensa”.

Lo que sí es conocido de sobra es el enorme destrozo que la acumulación de nieve realizada por las máquinas de las pistas produce, con graves daños al suelo y a la vegetación, incluidos los enebros centenarios, de muy difícil y eventualmente lentísima y costosísima reparación. Y también sabemos a ciencia cierta de la poca sensibilidad ‘verde’ de Cetursa que desmanteló el área de Medio Ambiente de la empresa y que incumple sistemáticamente las cláusulas ambientales de las  autorizaciones, entre ellas la obligación de restauración vegetal y paisajística de sus actuaciones. Para muestra un par de botones: visiten el half-pipe y la zona de saltos de Montebajo y contrasten las condiciones de las autorizaciones y la situación actual.

No parece que, por lo menos en algún sector de la empresa, se confíe mucho en las posibilidades de esta aventura ya que se establece que la empresa contratada debe garantizar que, al menos, el 70% de la nieve almacenada debe estar disponible al comienzo de los trabajos de preparación de las pistas la temporada próxima

Es de suponer que en CETURSA estarán esperando a ver los resultados de la prueba de este año. El caso es que la propia concesionaria de la estación de esquí debe albergar serias dudas sobre la eficacia del artilugio que quedan reflejadas en la literalidad de la licitación y en las cautelas contenidas en el procedimiento de contratación. No parece que, por lo menos en algún sector de la empresa, se confíe mucho en las posibilidades de esta aventura ya que se establece que la empresa contratada debe garantizar que, al menos, el 70% de la nieve almacenada debe estar disponible al comienzo de los trabajos de preparación de las pistas la temporada próxima, lo que supone que si se supera la pérdida por fusión de un 30% del volumen inicial la adjudicataria debería devolver el importe entregado al inicio de la actividad (50% del presupuesto total), corriendo además con los gastos del experimento de manera unilateral y debiendo retirar todo el material usado.

En la documentación accesible sobre este proyecto se especifica también que en el caso de que la temporada fuera especialmente seca y no se pueda llegar al mínimo exigido de los 15.000 m³ de nieve, Cetursa comunicará esta eventualidad y, se supone, se rescindirá el contrato.

El caso es que este año no dará tiempo ya a casi nada. El día 18 de abril acabará el plazo de presentación de ofertas y aunque los posibles adjudicatarios sean conocidos, ya que el mercado es muy reducido, por muy rápido que se avance el proceso de contratación, se nos echa el mes de mayo encima; aunque pudieran caer como en algunos años nuevas precipitaciones tardías, incluso a primeros de mayo, la escasez de nieve y su mala calidad, no creo que sean las mejores condiciones para el almacenamiento y no creo que sirva para que las pruebas sean válidas. Cetursa ya advierte de que este año eventualmente no pueda llevarse a cabo y se reserva la posibilidad de suspender el contrato ante la eventual imposibilidad de materializarlo.

Ojalá se quede en un anuncio más ‘en diferido’ de la candidata María La Anunciadora, algo con lo que contentar los fuegos de artificio del Plan Estratégico 2020-2030, (que se presentó  oficialmente ya en 2023 y que que por cierto que no ‘mentaba’ por ningún lado esta innovadora fórmula adaptativa)

Ojalá todo quedara en una operación de marketing más de las que nos tiene acostumbrados Cetursa, como aquella en la que dijeron que se iba a producir nieve con aguas residuales de manera pionera y otros inventos para generar expectativas, por postureo, o para mantener la ilusión de que el futuro del esquí está garantizado per secula seculorum, a pesar de los agoreros del cambio climático. Ojalá se quede en un anuncio más ‘en diferido’ de la candidata María La Anunciadora, algo con lo que contentar los fuegos de artificio del Plan Estratégico 2020-2030, (que se presentó  oficialmente ya en 2023 y que que por cierto que no ‘mentaba’ por ningún lado esta innovadora fórmula adaptativa).

¡Hagan la prueba!  Abran un navegador e introduzcan snowfarming, Sierra Nevada, y verán la de noticias ya generadas por este asunto (incluida espero, la de este artículo); una campaña publicitaria efectiva aunque un poco cara en mi opinión y lo que es peor que puede volverse en contra porque pone de manifiesto las mayores ‘D’ (Debilidades) de la matriz DAFO de nuestra estación de esquí.

Terminaré, por ahora, recordando que esta temporada, a punto de finalizar, comenzó el 3 de diciembre con apenas 2 kilómetros de nieve y las altas temperaturas limitaron la innivación de pistas durante las primeras semanas hasta la llegada de Navidad en la que afortunadamente mejoró la situación. Hoy lunes 10 de abril la estación de esquí abrirá con menos de 20 kilómetros esquiables y la advertencia de precaución desde el fin de semana por la escasez de nieve en la mayoría de las pistas aún disponibles. ¡Con estos espartos quieren hacer la cesta!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Imagen de Ignacio Henares

Ignacio Henares Civantos es biólogo de bata, de bota, y de gabinete. Máster (de los de verdad) en Gestión del Medio Ambiente y del Agua por la Universidad de Granada. Desde 1989 es funcionario, técnico del cuerpo superior facultativo de la Junta de Andalucía donde ha desempeñado varias tareas en las Consejerías de Agricultura y Pesca y de Medio Ambiente. Durante quince años ha sido el conservador del parque nacional y natural de Sierra Nevada. En la actualidad trabaja como asesor técnico en el departamento de Sanidad Vegetal.

Escritor de numerosos artículos sobre medio ambiente y conferenciante incansable, en los últimos años ha concentrado su tarea de divulgador en Sierra Nevada, siendo coautor de tres interesantes libros divulgativos sobre Sierra Nevada: “Sierra Nevada, una gran montaña, un pequeño continente”, “Las Aves de Sierra Nevada” y “Mariposas diurnas de Sierra Nevada”. Fue colaborador de “La Voz de Granada” con un programa semanal titulado “El hombre y la Sierra” y lo has sido del periódico Granada Hoy desde el año 2014 con más de 150 reportajes dedicado a Sierra Nevada agrupados en diferentes series: “Sierra Nevada, Paraíso de Biodiversidad”, “La Huella del Cambio Global” , “Sierra Nevada, Montaña de Oportunidades” y la última que estuvo dedicada a “Sierra Nevada, Paisaje y Paisanaje”, una aproximación al parque nacional y natural de Sierra Nevada a través de ‘nombres propios’.