'Algunos discos de diciembre, ese mes maldito'

Blog - Un blog para melómanos - Jesús Martínez Sevilla - Miércoles, 11 de Enero de 2023
El cantautor inglés Richard Dawson.
El cantautor inglés Richard Dawson.

Aun habiendo dedicado los tres últimos artículos de 2022 a hacer un repaso de lo acontecido en el mundo de la música a lo largo del año, sigo teniendo cosas que decir al respecto. En gran medida porque el año tiene doce meses, pero diciembre me lo pasé hablando de lo ocurrido con anterioridad, así que los discos lanzados de forma tardía no tuve tiempo de analizarlos tranquilamente. Pero ha habido unos cuantos lanzamientos reseñables, mientras que a principios de enero, como suele ocurrir, casi no ha habido movimiento. Así que allá voy: estos son los discos más interesantes de finales de 2022.

Pero su esperado segundo trabajo, SOS, llegó por fin el 9 de diciembre, y pese a la falta de promoción previa ha sido un éxito de ventas tan brutal que está llamado a reconfigurar el panorama del R&B

La cantante estadounidense de R&B SZA triunfó hace ya más de un lustro con su debut Ctrl (2017), un disco notable cuya principal arma era el carisma de su autora, que en las letras aparecía absolutamente cercana, vulnerable pero poderosa al mismo tiempo. Eso y una buena voz, cómoda en ese punto intermedio entre cantar y rapear que se ha vuelto hegemónico en la última década, la convirtieron en una de las mayores estrellas del R&B de forma bastante repentina. Desde entonces, cinco largos años de conflictos con su sello, Top Dawg Entertainment (el que también fue hasta hace poco el sello de Kendrick Lamar), habían obstaculizado su carrera y nos habían dejado con muy poca música nueva: apenas un puñado de singles de calidad muy variable. Pero su esperado segundo trabajo, SOS, llegó por fin el 9 de diciembre, y pese a la falta de promoción previa ha sido un éxito de ventas tan brutal que está llamado a reconfigurar el panorama del R&B. Además de este éxito de público, la recepción crítica del disco ha sido muy cálida, así que la jugada le ha salido redonda.

Personalmente, no entiendo a qué viene tanto alboroto. Creo que hay muy pocas canciones tan memorables y redondas como “Drew Barrymore”: “Gone Girl” y “Kill Bill” son las únicas que realmente me dan ganas de escuchar repetidamente

Personalmente, no entiendo a qué viene tanto alboroto. Creo que hay muy pocas canciones tan memorables y redondas como “Drew Barrymore”: “Gone Girl” y “Kill Bill” son las únicas que realmente me dan ganas de escuchar repetidamente. Abundan los temas que simplemente me parecen aceptables, pero no aportan nada nuevo o diferencial, lo cual es mala señal ante un tracklist de esta envergadura (23 canciones y una hora y ocho minutos). Por si esto fuera poco, hay un par de experimentos que salen bastante mal: el pop-punk de “F2F” es un intento de muy mal gusto por subirse a la nueva ola de popularidad que está viviendo el género, mientras que la producción entre el trap y el dancehall de “Conceited” resulta de lo más plana y la aparición de la cantautora indie Phoebe Bridgers (!) en “Ghost in the Machine” no pasa de ser una anécdota. Aún más llamativa es la inclusión de una estrofa del mítico rapero de Wu Tang Clan Ol' Dirty Bastard, fallecido hace casi dos décadas, en la última pista, “Forgiveless”. La producción a imitación del trabajo clásico de RZA no suena mal, pero no deja de parecer una simple maniobra publicitaria que aporta poco a un álbum deslavazado y olvidable. Puestos a escuchar R&B contemporáneo, prefiero con mucho el Three Dimensions Deep de Amber Mark, uno de mis discos favoritos de 2022 pese a que ha pasado mucho más desapercibido.

El cantautor inglés Richard Dawson es una figura de referencia del folk más extravagante y rompedor

El cantautor inglés Richard Dawson es una figura de referencia del folk más extravagante y rompedor. En los últimos años el de Newcastle se ha embarcado en una trilogía que explora el pasado (Peasant, de 2017), presente (2020, de 2019) y futuro (el reciente The Ruby Cord) de la humanidad desde su peculiar enfoque, que combina cierto primitivismo campesino con algo de ciencia ficción y un humor de lo más ácido. Aunque en anteriores ocasiones había intentado acercarme a su trabajo, ha sido con The Ruby Cord como me he enganchado realmente. Este disco explora un futuro posterior al colapso de nuestra civilización, donde la vida se ha rerruralizado pero persisten ciertos avances tecnológicos aún hoy inimaginables. El dato más llamativo es sin duda la presencia de una canción de nada menos que 41 minutos, la inicial “The Hermit”. En tiempos de economía de la atención, empezar un disco con once minutos de instrumentación dispersa que apenas hace otra cosa que juguetear sin una dirección demasiado clara es un riesgo evidente. Lo bueno es que el sonido es tan claro y cálido que, como dice mi amigo Joserto, no hay canción mejor para escuchar mientras uno se calienta al calor de una chimenea, lo cual tiene mucha culpa de que este haya sido el álbum que más me ha acompañado durante estas Navidades.

Un álbum tan imperfecto como inolvidable, lleno de momentos enternecedores a pesar de la lúgubre temática y con el que, como añadido, se pueden aprender muchísimos arcaísmos en inglés

Quizás esa larga intro funcione mejor como sonido de fondo que cuando se le presta atención detenidamente, pero el resto de “The Hermit” alberga premios fastuosos. La historia es de lo más extraña y no del todo clara, pero sin duda el momento en que su protagonista adquiere la capacidad de ver el pasado y futuro de todas las criaturas vivientes a su alrededor es un clímax emocional brutal. Pero lo mejor son las grandes melodías vocales, ya sean con la frágil pero efectiva voz a cappella de Dawson o con grandes coros, como al final de la canción. La experiencia de escuchar esta canción ya hace merece la pena en sí misma, pero el resto de The Ruby Cord es igual de bueno o incluso, por momentos, mejor. La narración febril y desoladora de “Thicker Than Water” va acompañada de una instrumentación riquísima y dinámica. “Museum” nos traslada a un momento 1.200 años después de la extinción de nuestra especie, en un museo donde un misterioso narrador nos guía por pasillos en los que han quedado atrapados los recuerdos de la humanidad. “Horse and Rider”, contada desde el punto de vista de un caballo que se encamina, junto a su jinete, a lo que parece una huida infinita, cierra el álbum por todo lo alto con otro gran estribillo entonado por un coro. En fin, un álbum tan imperfecto como inolvidable, lleno de momentos enternecedores a pesar de la lúgubre temática y con el que, como añadido, se pueden aprender muchísimos arcaísmos en inglés.

Quienes me lean regularmente ya sabrán que me gusta mucho Little Simz

Quienes me lean regularmente ya sabrán que me gusta mucho Little Simz. La rapera británica hizo uno de los mejores discos de 2021, el épico Sometimes I Might Be Introvert, y así se lo reconoció la crítica británica otorgándole el Mercury Prize. Después de algo así sería hasta comprensible que se tomara un descanso y bajara el ritmo. En vez de eso, en diciembre lanzó por sorpresa un álbum nuevo, NO THANK YOU, que mantiene un nivel altísimo. Se trata de un disco mucho más íntimo que su predecesor: aunque la mayoría de canciones también presentan arreglos orquestales, estos contrastan con bases por lo demás muy sencillas y repetitivas, de fuerte impronta soul (espectacular el trabajo de sus dos colaboradores de siempre: Inflo en la producción y Cleo Sol con los estribillos). En sus largas canciones (la mayoría duran entre cinco y siete minutos) Simz aprovecha todo el espacio vacío que le dejan esas bases para hipnotizarte con su flow calmado y seguro. Los toques de cuerdas y vientos parecen servir, ante todo, para aportar algo más de dinamismo y que los temas no se estanquen. La receta funciona a la perfección: NO THANK YOU atrapa desde la primera escucha.

A ello contribuyen unas letras tan fascinantes como siempre, esta vez centradas en el cansancio que le genera lidiar con la industria musical y en su forma de vivir las presiones que acompañan al éxito

A ello contribuyen unas letras tan fascinantes como siempre, esta vez centradas en el cansancio que le genera lidiar con la industria musical y en su forma de vivir las presiones que acompañan al éxito. Ya sea en cortes melancólicos como “Broken” o “Angel”, en temazos entre lo marcial y lo espiritual como “X” o en otros más relajados y chulescos como “Gorilla”, Simbi explora los sinsabores de una vida por la que al mismo tiempo se siente bendecida, siempre con ese estilo tan reconocible y directo que seduce por completo. En “Angel”, por ejemplo, habla sobre sus aprendizajes a la hora de lidiar con los ejecutivos de las discográficas, mientras que en “X” conecta esa desconfianza hacia los poderosos con las recientes luchas contra la violencia policial y el racismo. El principio de la segunda estrofa de “Heart's On Fire”, por su parte, es una gran ilustración de cómo la fama y el dinero pervierten la creación artística al cambiar las prioridades del artista. Además, siguiendo una tendencia de este año en el hip hop del más alto nivel, como muestran los discos de Denzel Curry, billy woods o su admirado Kendrick Lamar, Simz se atreve a preguntar: “Why is mental health a taboo in the Black community?” (“Broken”).

Little Simz sigue demostrando que es una de las artistas de hip hop de más talento, sustancia y consistencia del mundo, y eso en un momento en que el género está de dulce. Muy meritorio

Es cierto, eso sí, que la última parte del álbum baja algo el nivel: “Sideways” y “Who Even Cares” son con diferencia las peores canciones del disco, menos trabajadas compositivamente y algo disonantes por distintos motivos. “Control”, por su parte, aunque quizás no llegue a las cotas de calidad del principio del tracklist, sí es un buen cierre: la ausencia de percusión le da un toque aún más intimista, lo que encaja con su temática romántica que deja un buen sabor de boca. En conclusión: aunque no sea tan grandioso como Sometimes I Might Be Introvert, este NO THANK YOU es igualmente excelente. Incluso gana a su predecesor en cuanto a lo inmediato y agradable que es; el anterior intimida más y no es apto para cualquier momento. Es una pena que no me diera tiempo de absorber el disco antes de sacar mi lista de lo mejor del año: probablemente habría estado en el rango del once al quince. En cualquier caso, Little Simz sigue demostrando que es una de las artistas de hip hop de más talento, sustancia y consistencia del mundo, y eso en un momento en que el género está de dulce. Muy meritorio.

 

Imagen de Jesús Martínez Sevilla

(Osuna, 1992) Ursaonense de nacimiento, granaíno de toda la vida. Doctor por la Universidad de Granada, estudia la salud mental desde perspectivas despatologizadoras y transformadoras. Aficionado a la música desde la adolescencia, siempre está investigando nuevos grupos y sonidos. Contacto: jesus.martinez.sevilla@gmail.com