La historia de un desaparecido, José Navarro Polo, y la lucha de su viuda, Magdalena Velázquez Giner
Hoy, que mi padre acusa cada vez con mayor rapidez los síntomas del Alzheimer, me encuentro en la obligación moral de continuar su labor. Una labor que siempre ha estado ahí, presente, silente, recurrente y que sus hijos hemos escuchado pacientemente, sin saber muy bien qué hacer con ella. Especialmente yo, que al igual que él mismo, estudié Filosofía y Letras, Sección Historia.
De su necesidad de transmitir esa información, o de fijarla al menos, son pruebas las numerosas veces que ha escrito, en folios sueltos, la historia de su tío político José Navarro Polo (1890-1936)
De su necesidad de transmitir esa información, o de fijarla al menos, son pruebas las numerosas veces que ha escrito, en folios sueltos, la historia de su tío político José Navarro Polo (1890-1936). También lo es atesorar los pocos documentos que tenía sobre el mismo, y de buscar con paciencia por ejemplo su partida de matrimonio. Además leía y guardaba (ahora cada vez menos) los numerosos artículos que se han escrito sobre la memoria histórica. Muchas veces le pregunté si quería que hiciéramos algo al respecto, pero nunca se definía. Sólo hace un año le planteé la necesidad de hablar con algún investigador relacionado con este tema, y finalmente contacté con Silvia González[1], que me animó a escribir yo mismo esta historia y publicarla, darla a la luz y sacarla del olvido permanente.
Siempre recuerda su infancia en La Zubia, rodeada de tres mujeres de negro: su tía Magdalena viuda desde octubre de 1936, su abuela Francisca, que enviudó en 1939; y su propia madre, que perdió a su marido en 1941. Una infancia de luto
Porque ese ha sido y es el problema principal para escribir este artículo. Mi padre atesora muchos recuerdos, de un tío al que nunca conoció y del que tenemos pocos datos. Como siempre, la invisibilización y la falta de documentación son los mayores obstáculos para reconstruir las biografías de los desaparecidos.
De hecho, mi padre es mero transmisor de una memoria oral, la de su madre, Mercedes Velázquez Giner (1910-1992) viuda de un tornero anarquista, movilizado en la guerra y fallecido prematuramente con apenas 32 años[2]; y la de su tía Magdalena Velázquez Giner (1892-1961), esposa y viuda de José Navarro Polo. Siempre recuerda su infancia en La Zubia, rodeada de tres mujeres de negro: su tía Magdalena viuda desde octubre de 1936, su abuela Francisca, que enviudó en 1939[3]; y su propia madre, que perdió a su marido en 1941[4]. Una infancia de luto. En esa niñez, y primera juventud, su tía Magdalena, y su madre, le transmitieron la memoria de un “hombre justo” y que “no hizo mal a nadie”. Son palabras sesgadas por el amor es cierto, pero la documentación que manejamos parece indicar lo propio. De hecho su biografía parece la de un hombre con iniciativa, trabajador y emprendedor que diríamos hoy.
José Navarro Polo nació el domingo día 13 de marzo de 1890, a las seis de la mañana, en la calle Calvario de La Zubia, siendo bautizado dos días después imponiéndosele el nombre de José de la Santísima Trinidad. No sabemos mucho de su familia que debía ser de trabajadores que tuvieron que buscarse la vida. Sus abuelos eran trabajadores del campo[5], y su padre aparece como jornalero en su partida matrimonio (en 1886)[6]. José tuvo tres hermanos más (él sería el segundo): la primogénita María (n. 1888), Fernando (n. 1893) que murió joven en la veintena; y Manuel (1897). Vivía en una casa en el Barrio Molino que era de sus padres junto a la llamada Huerta de Vidal.
Hacia 1910, con 20 años, emigró a la Argentina, como tantos otros de la época. Poco después, casó por poderes con María Magdalena Velázquez Giner
Al parecer no llegó a hacer el servicio militar (entonces se sorteaban los quintos y seguramente no fue agraciado en el sorteo); pero hacia 1910, con 20 años, emigró a la Argentina, como tantos otros de la época. No obstante las búsquedas para conocer su llegada a dicho país han sido infructuosas hasta el momento. Sólo dos años después, en 1913, casó por poderes con María Magdalena Velázquez Giner. El novio residía en la ciudad de Mendoza, y aparece registrado como “dependiente de comercio” había dado poder a su propio padre para representarle en el matrimonio, que se celebró el 12 de octubre de dicho años, a la seis y once minutos de la tarde. Debió ser un hecho muy curioso el que la novia “se casase” con su suegro, anécdota que se ha transmitido durante muchos años y que confirma su acta de matrimonio.
La tía Magdalena, con 21 años, pronto se embarcó desde Cádiz hacia la Argentina
La tía Magdalena, con 21 años, pronto se embarcó desde Cádiz hacia la Argentina, y según escrito de mi padre: “Del viaje me contaba que en el barco llevaban muchos terneros para ir matando uno al día. Ella hablaba de más de 20 y que los pasajeros miraban cada día los que quedaban que eran los días que faltaban para llegar a Buenos Aires que fue donde desembarcó y allí la estaba esperando José Navarro Polo, apodado en La Zubia como «El Vitorino»”. Otro de los muchos misterios por desentrañar, es conocer el origen de este apodo tan peculiar. El matrimonio fue a vivir a Mendoza, donde durante el tiempo que estuvieron hicieron “buenos dineros”, según expresión de la época, hasta 1916. No obstante en esta parte la memoria resulta difusa, porque en otra versión: “volvió a La Zubia y al heredar unas casas de su padre las vendió y se marchó a La Habana, en la isla de Cuba. Estuvo allí un año y volvió de nuevo a La Zubia”. De todas estas idas y venidas seguimos buscando en los archivos de la emigración, algún dato que ayude a verificar las informaciones orales.
Para entonces entra en la historia, otro personaje, Bonifacio López Pastur (n. 1855)[7], un importante contratista de obras que al menos desde 1892 se dedicó a estos menesteres, influencia por su padre igualmente comerciante y contratista que había formado un importante entramado empresarial con muchos intereses en África[8]. La familia López Pastur se asoció a otra importante familia constructora, los Arango, igualmente encargada de realizar obras civiles mediante concursos oficiales. De este modo, en 1908 se les adjudicó la obra de construcción del puerto de Ceuta[9]. Allí fueron enviados por las familias, Bonifacio y su cuñado José Arango y Arango (1881-1953)[10], ingeniero y constructor para supervisar todo el trabajo, que se estimaba en diez años (aunque las obras no se recepcionaron hasta 1942. Ya tenemos a Bonifacio establecido en Ceuta[11], pero ¿qué relación tuvo con José Navarro Polo?
Como ya hemos visto, José Navarro, tenía una hermana mayor, María que había casado en 1905 con un vecino de La Zubia Luis María García Yáñez, y con el que tuvo un hijo, llamado Miguel. Ella fue el nexo de unión con Bonifacio. De alguna manera María conoció a Bonifacio con el que parece se casó en segundas nupcias (extremos éstos por confirmar todavía) y estaba allí asentada. La solidaridad familiar hizo el resto. A través de esta hermana, José Navarro llegó a ser uno de los encargados de los muchos negocios de Bonifacio; entre ellos obras en Málaga, Cádiz y en Tetuán, donde hicieron varias carreteras en lo que entonces era el protectorado español en Marruecos.
Hacia 1922 el matrimonio Navarro Velázquez se instalaba en Ceuta, estando José al cargo de una almadraba y de una fábrica de conservas de pescado[12]. Se llevaron junto a ellos a la hermana de Magdalena, mi abuela Mercedes Velázquez, que con doce años empezaba a descubrir el mundo. Con los años, ya casi octogenaria, la abuela rememoraba cómo había aprendido muchas palabras en árabe y sabía los números en ese idioma. Todavía recuerdo, cuando siendo niño, ella volvió a visitar aquella ciudad a la que estaba tan ligada y me trajo una maqueta de un barco.
José Navarro, al parecer demasiado inquieto en los negocios, no paraba, y regresó a su pueblo natal, para comprar una taberna en la calle Trinidad de Granada
Pero José Navarro, al parecer demasiado inquieto en los negocios, no paraba, y regresó a su pueblo natal, para comprar una taberna en la calle Trinidad de Granada. No debió resultar bien el proyecto, cuando marchó de nuevo a Guadalajara, como encargado de la finca “Los Cabezos”, en la localidad de Alcocer. Una propiedad de más de 1.200 hectáreas formada por ricas dehesas donde pastaban los ganados y la agricultura florecía[13]. La anécdota familiar cuenta que allí había un ingeniero agrónomo alemán “que prendió a hablar en andaluz y en zubiano más que en castellano ya que aprendió de José y M. Magdalena”.
Vuelto de nuevo a La Zubia compró una manada de cabras, “dicen que la mejor pues si había una cabra buena en algún pueblo vecino iba y la compraba le pidiesen lo que le pidiesen”. Según su viuda (sic) “con un poco del dinero que teníamos ahorrado y con lo que nos dieron mis padres, compramos las cabras, la casa y después por el ahorro de la exponente se pudieron adquirir lo otros pedazos de tierra…”[14], aunque esta declaración también está condicionada, por cuanto se trataba de demostrar que las bienes eran de ella y no de él para evitar su expropiación cuando se le condenó estando ya fallecido.
Su fecha de muerte “oficial” fue el 10 de octubre de 1936, con motivo de “la pasada lucha Nacional”
El caso es que la agricultura y el rebaño de cabras fueron su medio de vida hasta el fallecimiento de José. Su fecha de muerte “oficial” fue el 10 de octubre de 1936, con motivo de “la pasada lucha Nacional”. Así reza en su partida de defunción firmada el 21 de julio de 1952, donde se inscribió el detalle siguiente “haciéndose constar que el mismo día del fallecimiento fue enterrado en el Cementerio de Alhendín”. Pero no adelantemos acontecimientos. Lo siguiente que siempre ha retenido mi padre es que José Navarro, “el Vitorino”, fue presidente de La Sociedad en La Zubia, que es el nombre “que se le daba a la Casa del Pueblo”.
Afortunadamente se conserva un documento muy interesante: el expediente incoado el 3 de noviembre de 1936 del Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas de Granada, al que va unido el de incautación de bienes
Afortunadamente se conserva un documento muy interesante: el expediente incoado el 3 de noviembre de 1936 del Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas de Granada[15], al que va unido el de incautación de bienes. Los dos se inician en la misma fecha, pero las primeras diligencias son del expediente de expropiación. Como en tantos otros, no existe la denuncia de inicio y se inicia “por creérsele de izquierdas y haber pertenecido al llamado Frente Popular”. El mismo 27 de diciembre se manda publicar el anuncio de la incoación del expediente; y poco después se pide la declaración del presidente de la Comisión Gestora (el Ayuntamiento) y del Comandante del puesto de la Guardia Civil. El informe del alcalde, que firma como Hernández, es muy curioso. Se encuentra en papel timbrado bajo el título “Alcaldía Constitucional de La Zubia”, y se sella con un tampón de tinta que tiene todavía el escudo republicano, con la corona de torres, y sin el símbolo de los Borbones. La celeridad de los tiempos no había dado a cambiar el papel timbrado ni el sello de los ayuntamientos verdaderamente constitucionales y democráticos.
Declaraciones de los gestores del Ayuntamiento de La Zubia son casi idénticas, demasiado parecidas y por ende sospechosas de seguir el mismo guion prestablecido
La declaración del alcalde define a José como “sujeto de pésimos antecedentes, por ser significado marxista, amante del Frente Popular, en cuyo partido se ha destacado con brío e interés, en la causa marxista, habiendo realizado los actos de inducción al incendio y persecución de las personas y propiedades”. Por su parte desde el cuartel de la Guardia Civil se expresaba casi lo mismo, aunque con contradicciones: “significado extremista y muy amante al Frente Popular en cuyo partido se ha destacado con interés en la causa marxista habiendo realizado actos de inducción al incendio y persecución de las personas y propiedades adictas al Frente Popular”. Otras declaraciones de los gestores del Ayuntamiento de La Zubia, Paulino Garzón Garzón y Gabriel Barrales Quesada son casi idénticas, demasiado parecidas y por ende sospechosas de seguir el mismo guion preestablecido.
Más original son los testimonios de otros testigos (de los que no se indica su relación con el sospechoso) como el de Antonio Puertas Navarro “fue siempre individuo avanzado de ideas marxistas sosteniendo en todas sus conversaciones las mismas”, o la de Manuel Díaz Molina “significado de izquierdas y de pésimos antecedentes habiendo pertenecido al funesto Frente Popular en cuyo partido se ha significado como uno de los más destacados miembros de la Sociedad Obrera, persiguiendo siempre a las personas de orden por ser estas de diferente ideología a la suya”, declaraciones de 11 de diciembre de 1936. Con estas declaraciones el fallo fue fulminante: “se le debían intervenir sus bienes”.
No tardó la maquinaria en avanzar. En el Boletín de la Provincia de 2 de julio de 1938 se publicaba el anuncio de declaración de responsabilidad civil a José Navarro Polo, y la familia tuvo que defenderse
No tardó la maquinaria en avanzar. En el Boletín de la Provincia de 2 de julio de 1938 se publicaba el anuncio de declaración de responsabilidad civil a José Navarro Polo, y la familia tuvo que defenderse. El 29 de julio su viuda tiene que firmar una declaración, donde expresa que “lo mismo nuestra familia que nuestras amistades, todos eran de derechas, pero vinieron la propagandas y obligaron a todos a apuntarse en los sindicatos de la U.G.T. bajo amenazas de no poder salir ni a la puerta de la calle y no sé si a mi difunto esposo lo pusieron en algún cargo mas lo que sí puedo afirmar es que se dio de baja de todo y que si estuvo en algún puesto, fue de acuerdo con amigos de derechas, para evitar como evitó, que otros hicieran muchos daños”; y alegaba los testimonios de cuatro vecinos del municipio. Dos versiones de la misma moneda. Dado que la acusación era “creérsele de izquierdas y haber pertenecido al llamado Frente Popular”, y no se podía negar que fue Presidente de la Casa del Pueblo, se intentan diluir estas acusaciones haciéndolo pasar por persona afecta al régimen y solidaria.
En el proceso también se buscaba la estimación de los bienes de José Navarro, como parte de la maquinaria de incautación. Se valoraron en 4.000 pesetas de la época que “le fueron intervenidas al iniciarse el Glorioso Movimiento Nacional”
Las declaraciones que se buscaron más adelante, a raíz de esta réplica, cambiaron mucho. Las del puesto de la Guardia Civil ahora decían: “dicho individuo perteneció al Partido Socialista fue Presidente de la Casa del Pueblo pero al principio del Glorioso Movimiento desapareció ignorándose su actual paradero”. Por su parte el alcalde de La Zubia en agosto de 1940 declaraba que “fue antes del movimiento un poco tiempo Presidente de la Casa del Pueblo, siendo él socialista, aunque su conducta fue buena, pero hizo propaganda a favor del Frente Popular para las elecciones de Febrero de 1936“. El cura era más escueto: “Que José Navarro Polo es buen ciudadano, de orden y se porta bien”. Ítem más, el jefe local de la Falange de La Zubia aseveraba algo parecido: “este individuo fue socialista, desempeñando el cargo de Presidente en la Casa del Pueblo aunque sus modales eran buenos; hizo propaganda a favor del Frente Popular en las elecciones de Febrero de 1936. Después despareció de esta localidad ignorándose su paradero”.
Nada más y nada menos. De los otros supuestos cargos “actos de inducción al incendio y persecución de las personas y propiedades” nada más se indica en el proceso y sólo aparecieron al inicio del proceso. Nadie más declaró al respecto y no se usaron en su contra, lo que parece un indicio de que fueron acusaciones falsas. En el proceso también se buscaba la estimación de los bienes de José Navarro, como parte de la maquinaria de incautación. Se valoraron en 4.000 pesetas de la época que “le fueron intervenidas al iniciarse el Glorioso Movimiento Nacional”.
Cómo y de qué manera se hizo esta requisa no aparece en el expediente. Lo que sí narraba mi tía abuela era que se vio obligada a seguir ordeñando su ganado de cabras para las gentes de derechas que la maltrataban y que por supuesto nunca le pagaron la leche. La sentencia de 15 de enero de 1941 condenaba a sus herederos a pagar al Estado la cantidad de 500 pesetas. Una vez satisfecha la deuda pudo lograr Magdalena la recuperación de los bienes de su familia. Para eso parece que tuvo que malvender el rebaño de cabras, y parte de las pocas tierras que tenía.
No será hasta el año 1951 cuando la tía Magdalena pueda iniciar el expediente de inscripción de su marido para que constase como desaparecido oficial
Pero todavía quedaban frentes por combatir. Como se ha visto todavía en los años cuarenta en su expediente José aparece como “desaparecido”. Así por ejemplo en diciembre de 1940 se manda notificar al interesado la instrucción del expediente, para que en el plazo de cuarenta y ocho horas pudiera alegar su defensa. El eufemismo de la notificación es patente: “me personé en el domicilio de José Navarro Polo, al que no encontré por estar desaparecido y notifiqué a su esposa”. No será hasta el año 1951 cuando la tía Magdalena pueda iniciar el expediente de inscripción de su marido para que constase como desaparecido oficial[16]. El 16 de julio de 1951 presenta la petición al juzgado, acompañado de una certificación de su acta de matrimonio y otro certificado negativo del Juzgado de La Zubia donde constaba que no estaba inscrito nada sobre José; así como de testimonios de dos testigos: Manuel Montes Arboleda (ya veremos su relación familiar) y Antonio Rivas Pérez-Rejón, que declaran lo mismo que ella. El primer testigo era un familiar del difunto, y el segundo uno de los dueños del Molino de Cantares, molino harinero cercano a la casa donde vivió Magdalena tras su viudez, y posiblemente amigos de la familia.
El escrito de Magdalena fue demasiado elocuente: “Que su referido esposo José Navarro Polo, en la pasado lucha Nacional, fue sacado de su domicilio barrio del Calvario de esta población el día diez de octubre de 1936 a las veinte y tres horas, sin que hasta la fecha haya regresado ni tenga noticias del mismo”. Recalco las palabras “fue sacado” y la hora del hecho, las once de la noche del día 10 de octubre, una hora en la que normalmente cualquier agricultor o ganadero de la época no saldría de su domicilio.
Una vez evacuados todos los documentos y con la aquiescencia del ministerio fiscal, el juez dictó un auto el 7 de agosto de 1951 por el que se mandaba “inscribir en el Registro Civil del Juzgado Comarcal de La Zubia la desaparición de José Navarro Polo”
Aun así, el procedimiento continuó su curso. Se pidió informe a la Guardia Civil de La Zubia, y esta vez el informe era mucho más benevolente: “tengo el honor de participar a V.S. que el natural y vecino de este pueblo José Navarro Polo desaparecido el día 10 de octubre de 1936, fue persona que observó buena conducta según atestiguan las personas solventes de esta localidad, ostentó el cargo de presidente del Partido Socialista, siendo de ideas Marxistas, pero siempre que pudo evitó los disturbios que pudieran ocasionar las personas de izquierdas”. Una vez evacuados todos los documentos y con la aquiescencia del ministerio fiscal, el juez dictó un auto el 7 de agosto de 1951 por el que se mandaba “inscribir en el Registro Civil del Juzgado Comarcal de La Zubia la desaparición de José Navarro Polo”. Efectivamente consta un acta de dicho registro, fechada el 29 de septiembre de 1951, donde aparece como desaparecido. Ya estaba oficialmente “desaparecido”; pero esa sólo era la primera parte del proceso.
Casi un año después de la primera petición, el 26 de junio de 1952, de nuevo la tía Magdalena, elevaba escrito solicitando esta vez no la inscripción de su marido como desaparecido, sino que suplicaba al juzgado se sirviese ordenar “la inscripción en el Registro Civil de la defunción de su citado esposo”
Casi un año después de la primera petición, el 26 de junio de 1952, de nuevo la tía Magdalena, elevaba escrito solicitando esta vez no la inscripción de su marido como desaparecido, sino que suplicaba al juzgado se sirviese ordenar “la inscripción en el Registro Civil de la defunción de su citado esposo”. De nuevo pruebas testificales, firmadas por dos testigos. El primero Manuel Montes Arboleda, de 64 años, casado, vecino de La Zubia, en la calle Cruz de San Antón, nº 10. Declaró que “le consta de ciencia propia el fallecimiento con motivo de la pasada lucha nacional contra el marxismo el día 10 de octubre de 1936 de José Navarro Polo, que su último domicilio fue el pueblo de La Zubia, por haber visto su cadáver en la Carretera de Alhendín, en cuyo cementerio fue enterrado”. Lo que no decía su declaración era que estaba casado con María Antonia Velázquez Giner (n. 1894), es decir que era cuñado de Magdalena y por tanto concuñado del fallecido; de nuevo la solidaridad intrafamiliar.
El segundo testigo, Antonio Calderay Fernández, de 44 años, casado, del comercio, vecino de Granada en la calle Salamanca, nº 1-2º expuso prácticamente los mismo. En este caso la relación era con mi abuela Mercedes; don Antonio tenía una mercería en la calle Salamanca, que surtía a mi abuela Mercedes, costurera por obligación tras quedarse viuda. Ella era una de sus mejores clientes y él le suministraba todos los productos de su tienda para que ella cosiera y les hiciera trajes a las vecinas de La Zubia. Tenía su taller en su propia casa, en el Barrichuelo de La Zubia, donde vivió tantos años junto a sus hijos y su hermana Magdalena. Además Calderay fue falangista, y así aparece como practicante durante la Guerra Civil.
La necesidad era imperiosa, había que buscar quien ayudara a esta viuda, y que no tuviera problemas por ello
La necesidad era imperiosa, había que buscar quien ayudara a esta viuda, y que no tuviera problemas por ello. De un lado se buscó a la familia y de otra a un conocido falangista del que no se sospechara para hacer esta declaración. Las hermanas Velázquez Giner estaban unidas en la desgracia; pero su sororidad, en este caso real, les ayudaba a sobreponerse a todas las dificultades que debieron afrontar. Magdalena, la mayor trataba de legalizar su situación para poder ser “viuda oficial”, le seguía Antonia, que a través de su marido Antonio ayudó a esta inscripción (primero como desaparecido y después como fallecido), la menor Mercedes vivía con ella y mediante su proveedor también propició el cambio de estatus de su hermana. Los hermanos mayores hacía tiempo que habían emigrado: Manuel a Sevilla, Antonio a Barcelona y sólo quedaba el menor Andrés, que vivía en Granada y para entonces casado y con cuatro hijos.
El expediente no incluye la inscripción de la partida, pero en el Registro Civil de la Zubia consta la misma, fechada el 21 de julio de 1952. Sólo habían pasado dieciséis años para que pudiese ser oficialmente viuda de su esposo, con todas las consecuencias legales que ello tenía. No sería el último sufrimiento. En el expediente de Responsabilidades Políticas los últimos documentos, datan de 1958, cuando se ordena “el alzamiento de embargo de bienes y archivo”. Habían pasado veinte y dos años desde la muerte de su marido.
Como ya he mencionado tras la muerte de su esposo, Magdalena quedó sola y desprotegida. Por eso pasó a vivir con su hermana menor Mercedes. Junto a ellas vivían sus sobrinos: mi padre y su hermano, a los que sin duda legaron la imagen de alguien que no hizo mal a nadie. Vivieron en La Zubia, pero tras la muerte del hermano de mi padre, mi abuela rota por el dolor que atesoraba en el pueblo (la muerte de su esposo primero en 1941 y la de su hijo en 1951 con once años) abandonó el pueblo y todos pasaron a vivir en Granada. Allí falleció Magdalena Velázquez Giner, en la calle Verónica de la Virgen, el día 17 de enero de 1961, a los 68 años de edad, apenas tres años después de que se ordenase el alzamiento del embargo de sus bienes.
Mi padre, que convivió con su tía Magdalena desde su nacimiento en 1936 hasta la muerte de aquella en 1961, es decir durante más de un cuarto de siglo, quedó impreso del recuerdo de José Navarro Polo
Mi padre, que convivió con su tía Magdalena desde su nacimiento en 1936 hasta la muerte de aquella en 1961, es decir durante más de un cuarto de siglo, quedó impreso del recuerdo de José Navarro Polo. Años de posguerra, grises, rodeado de viudas, que todavía perviven en su memoria. Pero sirvieron para fijar la imagen de su tío político, un hombre de bien; perfil que fue comprobado por él mismo cuando años después, callada y silenciosamente, preguntaba en La Zubia por “el Vitorino” y no encontraba a nadie que justificase su muerte. Ni siquiera nadie que hablase mal de él; antes al contrario, todos contaban de la bondad de su tío, y de los favores realizados. Sus esfuerzos le llevaron a buscar las personas que le denunciaron, datos que quedan todavía de su mano y para la historia.
Pese a todo, y tras estas búsquedas, mi padre nunca se ha manifestado sobre la recuperación de sus restos. La razón es sencilla, él no es un pariente carnal, y desconoce el paradero de sus sobrinos, si es que alguno ha tenido sucesión. Con él no servirían las pruebas de ADN
Pese a todo, y tras estas búsquedas, mi padre nunca se ha manifestado sobre la recuperación de sus restos. La razón es sencilla, él no es un pariente carnal, y desconoce el paradero de sus sobrinos, si es que alguno ha tenido sucesión. Con él no servirían las pruebas de ADN. Los hermanos de José murieron hace mucho tiempo: María lo hizo en Sevilla y Manuel en La Zubia. Con ellos siguió funcionando la solidaridad intrafamiliar. María Navarro Polo y Bonifacio López Pastur (que murieron sin hijos) protegieron a la familia: al hijo del primer matrimonio de María, Miguel García Navarro; y a los hijos de su hermano Manuel, llamados Bonifacio y Miguel Navarro Lara. Aunque tuvieron relación con La Zubia, parece que definitivamente esta segunda generación marchó a Sevilla, sin que se sepa nada más de esta rama de la familia. Bonifacio y María se asentaron definitivamente en Sevilla tras la Guerra Civil. Allí vivían en una gran casa con patio que todavía recuerda mi padre de cuando la visitó en la infancia. Seguramente Magdalena visitaría a su cuñada una vez más y se llevó a su hermana y su sobrino. También eran propietarios en Carmona de una gran finca denominada Raso Espejo, hoy convertida en parte de una urbanización “San Francisco de Raso Espejo”, a la que también acudió en alguna ocasión de su estancia sevillana.
El cementerio de Alhendín fue uno de los primeros en ser exhumados de la provincia y todavía quedan restos por identificar. De hecho, las vicisitudes que padecieron los restos allí enterrados hace muy difícil su identificación
El cementerio de Alhendín fue uno de los primeros en ser exhumados de la provincia de Granada y todavía quedan restos por identificar. De hecho, las vicisitudes que padecieron los restos allí enterrados (uso de vertedero de las fosas, removimiento de los restos, etc.) hace muy difícil su identificación[17]. Posiblemente uno de ellos sea el de José Navarro Polo, “el Vitorino”, desaparecido en 1936 y denunciado por sus ideas marxistas y por hacer propaganda de un partido político; aunque era “buena personas”, sus “modales eran buenos”, y era “buen ciudadano”.
Sin restos biológicos es difícil identificar a las víctimas de este camposanto; pero en los últimos años mi padre recibió una noticia inesperada: un nonagenario de La Zubia le contó que sabía (no sabemos si de oídas o porque lo vio directamente) cómo a su tío José, grande y recio de cuerpo, le ataron a un árbol para torturarle, y se descoyuntó los brazos intentando zafarse de sus ligaduras. Una última y postrera noticia que podría ayudar en la identificación. Con esa misma esperanza escribo también este artículo. Nunca se sabe hasta donde puedan llegar los datos, y quizás alguien conozca a los familiares, ya lejanos sin duda, de José Navarro Polo, qua ayuden a identificar sus restos.
Así relataba Amina Nasser, en el Diario Público la noticia: “El pueblo de Alhendín, en homenaje a los que nunca fueron olvidados'. Con esta frase, grabada en un monolito, el municipio granadino de Alhendín dio una sepultura digna a los restos de ocho hombres que fueron asesinados durante la Guerra Civil y enterrados en una fosa común, en el cementerio de la localidad. Los restos fueron exhumados por la Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica el pasado año y permanecían guardados en un depósito del camposanto mientras el Ayuntamiento construía una bóveda para darles sepultura.”[18]
En el mapa de fosas, de la Junta de Andalucía, se especifica igualmente: “Los restos cadavéricos corresponden a ocho cuerpos inhumados en distintas fosas: una colectiva (con cinco cuerpos) y, tres individuales. Junto a los cuerpos aparecieron: botones, alpargatas, suelas, la mina de un lápiz, un par de monedas y hasta un garbanzo, que da idea de la procedencia campesina de muchos de ellos. Pese al mal estado de conservación, como consecuencia de inhumaciones posteriores que alteraron el estado primigenio de la fosa y las raíces de los árboles existentes en el recinto, una vez realizado el estudio antropológico, se pudo determinar que los restos correspondían a ocho varones con edades comprendidas entre los 18-25 años hasta 40-50 años, con evidencias de muerte violenta, heridas perimortem y maniatados, algunos de ellos.”[19]
Valga este artículo para recuperar la memoria de un hombre justo, pero también recuperar la memoria de la lucha de aquellas viudas que como Magdalena tuvieron que sobreponerse a sus adversidades en los peores tiempos
Sea como fuere, valga este artículo para recuperar la memoria de un hombre justo José Navarro Polo (1890-1936) cuyos únicos delitos fueron: pertenecer al partido socialista, tal vez estar afiliado a la UGT, ser presidente de la Casa del Pueblo y además hacer propaganda a favor del “Frente Popular”. Pero también recuperar la memoria de la lucha de aquellas viudas de guerra como Magdalena Velázquez Giner (1910-1992) que tuvieron que sobreponerse a sus adversidades en los peores tiempos; que necesitaron luchar contra la burocracia, quitarse el deshonor de ser viudas de rojos y tener una paciencia infinita. Mi tía Magdalena fue también una superviviente a la que es necesario reivindicar igualmente. Ambos, marido y mujer, visibilizan una parte de nuestro pasado y representan una página de nuestra historia que no se puede permitir que quede en blanco.
[1] A quien agradezco desde estas líneas su constante labor de apoyo, y quien me ha facilitado copia del expediente de inscripción en el registro.
[2] Del que espero poder remedar sus datos biográficos próximamente.
[3] La abuela Francisca Giner Prieto (n. 1870), perdió a su esposo, Manuel Velázquez Vargas, el 3 de abril de 1939, con 72 años, a causa de una bronconeumonía. Archivo Parroquial de La Zubia, libro 22 de defunciones, fol. 19v.
[4] Mi propio abuelo, José Martín Serrano, falleció en la Zubia el 6 de diciembre de 1941. Registro Civil de La Zubia.
[5] Su abuelo paterno Antonio Navarro Rosales (1836-1897), aparece como “de ejercicio del campo”, en la partida de bautismo de su hijo Manuel. Archivo Parroquial de La Zubia, libro 31 de bautismos, fol. 70v.; y su abuelo materno Juan de Dios Polo Molina, aparece como jornalero en la partida de bautismo de su hija Trinidad. Archivo Parroquial de La Zubia, libro 31 de bautismos, fol. 26v.
[6] Archivo Parroquial de La Zubia. Libro 16 de desposorios, fol. 55v.
[7] Nació en Luarca (Asturias), el 25 de diciembre de 1855. https://www.myheritage.es/person-2000026_71554261_71554261/bonifacio-lopez-martinez-pastur
[8] HERNÁNDEZ SAMPELAO MATOS, María. Claves biográficas de un tecnócrata: José María Hernández-Sampelayo López (1924-1975). Madrid: Bubok, [s.a]
[9] DONNET PAREJA, Baldomero, “Los puertos de España en África”, Revista de Obras Públicas nº 60, tomo I (1931), págs. 465-469
[10] La fecha del nacimiento en http://ceutareportajes.blogspot.com/2011/ y en MARTIN PEÑA, Mariano. Historia del cuerpo de ingenieros geógrafos (1900-2010). Madrid: Cultivalibros, 2011, página 71 y la defunción en Boletín Oficial de Ceuta, nº 1406, de 17 de septiembre de 1953. José casó con Dolores (Lola en familia) López Pastur, hermana de Bonifacio, y fueron padres de ocho hijos.
[11] Su actividad en Ceuta no cesaba, en 1925 procedía al derribo de una finca en la calle José Luis de Torres, 37, obra destinada a la nueva construcción de otro edificio (Archivo General de Ceuta, c-437)[11]; y en 1926 intervenía como vocal en la Junta de Pesca de la provincia marítima de Ceuta (La correspondencia militar, de 22 de febrero de 1926, página 4; y Diario Oficial del Ministerio de Marina, nº 17, de 22 de enero de 1926.) (Boletín Oficial de Ceuta, nº 70, de 19 de enero de 1928, página 5; incluso en octubre de 1927 aparece como miembro de la Junta Municipal de la ciudad (Boletín Oficial de Ceuta, nº 70, de 19 de enero de 1928, página 5). Ese año construía una casa en la calle General Primo de Rivera, 27, que finalizó en 1928 (Archivo de Ceuta, C-437).
En 1931 aparece como agente comercial en Ceuta y en Melilla de la gasolina Sphinx, propiedad de la compañía Mobiloil, VacuumOli Company (Revista África, 2ª época, agosto de 1931); y en 1934 en el anuario-guía oficial de Ceuta (Ceuta en la mano. Anuario-Guía Oficial de Ceuta. 1934) se le anuncia como distribuidor de Accesorios para automóviles. En ambos casos aparece domiciliado en la calle Soberanía Nacional, nº 17. Este número corresponde a la actual calle Real de Ceuta, esquina con la calle Agustina de Aragón.
[12] En 1922 Bonifacio aparecía como vecino de Tetuán, donde solicita “el estudio de un pesquero nuevo para calar almadraba”, según El Telegrama del Rif - Año XXI Número 7707 - 1922 julio 4 (04/07/1922), página 3 y Número 7709 - 1922 julio 6 (06/07/1922). Se sabe que en 1930 era concesionario de la almadraba “Aguas de Ceuta” (Diario Oficial del Ministerio de Marina, nº 102, de 5 de mayo de 1928, página 996), que mantuvo hasta 1932 (Archivo General de Ceuta, C-437)
[13] Algunas noticias sobre esta finca en los siguientes blogs, casi con las mismas palabras: https://palomatorrijos.blogspot.com/2015/05/alcocer-guadalajara.html y https://budiamitierra.blogspot.com/2007/03/alcocer-hoya-del-infantado.html ; y otras noticias en el diario Flores y Abejas, de 29 de abril de 1987 sobre su compra por a Diputación Provincial de Guadalajara, páginas primer a y última. Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.
[14] Archivo de la Real Chancillería de Granada. Caja 25.293, pieza 22, Expediente de Responsabilidades Políticas nº 269 de 1936, sobre José Navarro Polo.
[15] Ibídem. En realidad se han unido en uno solo dos expedientes distintos: el del Tribunal de Responsabilidades Políticas y el de Intervención de Bienes del “Frente Popular”.
[16] Facilitado por Silvia Gonzalez. Ar.Ch.Gr. Expediente judicial de inscripción fuera de plazo de fallecimiento de José Navarro Polo, Caja 35137, carpeta 54
[17] Así se registro en los diarios Ideal de 27 de mayo de 2010 https://www.ideal.es/granada/20100527/local/alhendin/fosa-exhumada-alhendin-granada-201005271848.html ; en el diario Granada Hoy, de 28 de mayo de 2010 https://www.granadahoy.com/granada/Alhendin-vertedero-fusilados-recuperan-dignidad_0_372863310.html ; y Público.es de 11 de mayo de 2010 https://www.publico.es/espana/temor-llegada-del-pp-acelera.html ; y VeinteMinutos de 22 de mayo de 2010 https://www.20minutos.es/noticia/714605/0/ y en la agencia Europa Press de 27 de mayo de 2010 https://www.europapress.es/andalucia/noticia-fosa-exhumada-alhendin-donde-yacian-ocho-fusilados-fue-usada-vertedero-20100527183238.html [todos consultados en 12/12/2023]
[18] Bajo el titular “El temor a la llegada el PP acelera las exhumaciones”. Diario Público, de fecha 11/06/2011, https://www.publico.es/espana/temor-llegada-del-pp-acelera.html
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Para que nunca se olvide. Para que nunca se repita.
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Reportajes de la sexta temporada del Foro de la Memoria:
Otros reportajes publicados en el Foro de la Memoria
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‘La quema de libros en la Guerra Civil’
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¡¡Adiós madre!!
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Las fosas de La Desbandá
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Los rusos de Gabia Grande, el sueño roto de la colectividad agraria de la Jara
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Manuela Canalejo Rubio, asesinada por guardar una bandera republicana
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Jacoba y Cristobicas de Láchar. La historia de la represión perpetua
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Desde Granada a Berlín, un recorrido por la Memoria
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En las entrañas de las fosas de Salar: el terror y la cruel represión contra los guerrilleros antifranquistas
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Rosario la Fregenala, la modista republicana del Realejo asesinada en Víznar
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El comandante Antonio Ramos Herrero, el granadino que dio su vida por salvar Madrid
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Enrique Muñoz Arévalo, un alcalde que luchó por salarios dignos para los trabajadores de Santa Fe-El Jau
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Antonio Rosales, Enrique Santaella y Juan Lorente. Los enfermeros de la Diputación de Granada asesinados en Víznar
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Joaquín García Labella, jurista y político, asesinado en las tapias del cementerio de San José
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José Aragón Torres, una vida arrebatada por los golpistas con sólo 23 años y un recuerdo imborrable en su familia
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La historia y ejecución de José Daniel Miranda Lara, ejemplo de compromiso
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La fosa de Nigüelas confirma la brutalidad de la represión franquista en la provincia de Granada
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Manuel Ruiz Castañeda, el alcalde republicano que nunca pudo volver a Láchar
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Josefita Palma, la dama de blanco ;
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En homenaje a Manuel Rodríguez Gámez, El Romo
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Armando Pardo y Antonia González. Del silencio a la reparación de su memoria
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En memoria de los abuelos de Las Gabias
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Víznar abre el camino de las exhumaciones de víctimas del franquismo, una digna reparación aún pendiente
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Eugenio Ruiz Rueda, luchador por mejorar la vida de los demás
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Brígida Pardo López, en su memoria y honor
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Si no tuviste oportunidad o quieres volver a leerlos, estos son los reportajes de la segunda temporada del Foro de la Memoria:
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Fernando Padilla de Toro, entre la cruz y la tricolor
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Están en el Barranco de Víznar los restos del Mellao de Santa Fe
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La historia del Rusia
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El crimen del cortijo
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La guerra en las alturas
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Cambio de Rumbo, I Parte: Memorias de Ignacio Hidalgo de Cisneros, Jefe de la Aviación Republicana durante la guerra civil
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Memoria y reconocimiento: Virgilio Castilla, presidente de la Diputación Provincial de Granada (1931-1936)
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El principio del fin
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Arqueología de la Posguerra, patrimonio en desmemoria en la sierra de Loja
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Familia Robles Ramos, tres fusilados y el dolor de no conocer su paradero
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Fue hace 50 años
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El terror y la dictadura. Seis razones para seguir luchando
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La fosa común del Cementerio de San José de Granada: Lugar de Memoria Histórica Democrática de Andalucía
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La odisea del niño José García Puente (De Güéjar Sierra a Quéntar). Reportaje del diario Solidaridad Obrera 27 de septiembre de 1936
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Luis Fajardo, el alcalde que escribió una carta desde la cárcel, antes de ser fusilado
Puedes consultar los reportajes de la primera temporada del Foro de la Memoria en los siguientes enlaces:
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Antonio García Ordóñez, último superviviente de la Agrupación Guerrillera de Granada
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La historia de la familia Miranda, masacrada por el fascismo
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Manuel Valor Cara, de la cuesta del Pino al campo de concentración de Albatera
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Carmen López Iglesias, superviviente de la Desbandá
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Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada
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El Fuerte del Horror. Torturas y ejecuciones extrajudiciales en Carchuna y Castell de Ferro en julio de 1947
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La lucha de un hijo para que no se olvide a su padre, el concejal Juan Fernández Rosillo
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Salvador Vila y Miguel Unamuno: vidas paralelas
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Luis López García Jorovive
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El abuelo estaba bajo el almendro
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Antonio Pretel Fernández, de Granada a la Unión Soviética
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Depuración de maestros republicanos, uno de los episodios más infames de la represión franquista
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Paulina Odena García. Lina Odena
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Jesús Yoldi Bereau, profesor de la Universidad, intelectual y alcalde
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Recordando a Matilde Cantos Fernández, una feminista avant la lettre;
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Agustina González López, La Zapatera, fusilada por romper moldes
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En Honor, Memoria y Justicia de José Alganza Granizo
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José Becerril Madueño, defensor de una avanzada educación pública de calidad, al servicio de Baza
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Ángel Matarán y Justa de Vicente, maestros de la República
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Diana y Libertad, las mujeres que se vieron obligadas a cambiar de nombre por la represión franquista
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Las Tres Rosas de Chimeneas
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Menoyo Baños, semblanza del ingeniero militar comprometido con la República
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Últimas horas de Federico en el Gobierno Civil, lugar de violencia, terror y represión
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Dióscoro Galindo, el maestro cojo fusilado junto a Federico García Lorca
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La anhelada reparación para los catorce de Pinos Genil
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Constantino Ruiz Carnero
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Eufrasio Martínez, el periodista que cambió la pluma por el fusil para defender la legalidad de la República
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Los hermanos Quero, iconos de la lucha contra el Régimen
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Rosario Bustos Prados, memoria de La Desbandá
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Los nietos de guerrilleros de la Alpujarra se movilizan para hallar sus cuerpos y dignificar su memoria
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Cúllar desentierra la memoria de sus represaliados
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Agustín Gómez Bonilla, el carpintero de El Fargue