TEJIENDO CON HILO VIOLETA

'My Little Zoo baby Shop', prendas que miman la piel

Ciudadanía - Ana Vega - Sábado, 16 de Febrero de 2019
Eugenia y sus excepcionales prendas para bebé de algodón orgánico certificado, que comercializa como My Little Zoo baby Shop, protagoniza una nueva entrega de 'Tejiendo con Hilo Violeta', en la que de la mano de Ana Vega, damos visibilidad a las artesanas, mujeres creativas y emprendedoras, para mostrar sus creaciones, contar sus experiencias y darles voz. No te lo pierdas.
Eugenia, en su puesto de un mercado artesanal de Granada.
P.V.M.
Eugenia, en su puesto de un mercado artesanal de Granada.
El encuentro con Eugenia ha sido casual, recorriendo uno de los mercados de artesanía que durante los fines de semana se desarrollan en distintas plazas y calles de la ciudad.

Lo primero que me llamó la atención, además de la utilidad de los artículos para bebés, niños y niñas que ofrece, fue el colorido y la alegría de los estampados de sus prendas. Luego, al hablar con Eugenia, el cuidado y mimo con que selecciona los tejidos para confeccionarlas. Uno de sus hijos tiene dermatitis atópica y su experiencia la llevó a decantarse por el algodón orgánico 100 por 100.


Pero antes de llegar a My Little Zoo baby Shop, la excelente firma de artículos que creó, Eugenia, con estudios de Turismo, pasó por una tienda de bisutería, y tras culminar un ciclo de formación de administrativo contable, encontró trabajo en un estudio de arquitectos. “Pero el trabajo de oficina delante de un ordenador no me llenaba.Trabajé allí un año y seguí mi camino abriendo mi propia tienda de moda y complementos traídos directamente de Nepal”.

“Ahí fue donde me di cuenta que tenía esa iniciativa y el entusiasmo por los negocios, siempre poniendo el 200% de mí, pero desafortunadamente llegó una época muy mala, no sólo para mí, sino para todos los comercios, que empezaron a cerrar uno a uno y yo no quedé atrás, después de dos años y medio cerré mi primera tienda”, rememora Eugenia con tristeza la época de la crisis.

“No soy persona de estar quieta, la verdad”, dice Eugenia quien siguió adelante y mientras seguía buscando empleo no dejaba de formarme -cursos de diseño de páginas web, de idiomas, “cursos de todo lo que encontraba”-. Y así pasó como un año hasta que empezó a trabajar en una famosa firma internacional, lo que le supuso un punto de inflexión.

“Ahí trabajé durante seis años, y es seguramente donde más he aprendido a cómo no quiero hacer las cosas: me vi en un trabajo donde sabía que no iba a ser nada a menos que yo no dejara de lado aspectos de mi vida que considero más importantes, como la familia, pasar tiempo con mis hijos...  aparte de innumerables cosas más con las que no estaba de acuerdo, aunque presumieran de ser una empresa muy justa y buena con sus empleados, si para ser algo había que decidir, yo me decanté por los míos, y en el último año en esta empresa ya empecé a hacer mis pinitos en la costura”.

Y así es cómo llegó hace dos años, con 32 años, a mi actual trabajo, My Little Zoo baby Shop, “sin duda el que hago con verdadera pasión y dedicación”, no sin antes pensar valorar que no estaba a gusto con su trabajo, después de seis años: “Me senté, lo pensé detenidamente y decidí hacer la locura de dejar mi trabajo y comenzar algo que no tenía ni idea de cómo iría... pero yo siempre digo que el que no arriesga no gana, y en ese momento, arriesgué”.

La experiencia de ser madre

Para las excepcionales prendas que elabora, la experiencia de ser madre fue fundamental. “Tengo dos hijos, un niño de 4 años y una niña de 2 años, hasta que uno no tiene hijos no te das cuenta de lo difícil que es encontrar calidad de verdad en las prendas de vestir para niños, combinada con estampados divertidos y prendas realmente cómodas para ellos y para nosotros, los padres”.

“Es cierto que para niñas siempre suele haber más variedad, pero para niños, a partir de una edad, dejas de encontrar prendas divertidas y casi que te obligan a vestirles de señores. La ropa que encontraba no cumplía todas mis expectativas, precios elevados para los resultados que daban, a los dos lavados las prendas encogían, los tejidos perdían color, les salían bolitas... así que decidí coser yo la ropa para mis hijos, así al menos si daba mal resultado no culparía a las otras marcas”, dice Eugenia

Se centró “en prendas prácticas y cómodas para los niños, ropa con la que vayan a gusto en el carrito, al parque, a la guardería, ropa para el día a día con tejidos de algodón orgánico”, señala Eugenia quien aporta un dato clave, que nos hace entender la calidad de sus prendas: “Mi hijo tiene piel atópica y tiene brotes, por lo que sé que para su piel y para la de la mayoría de los niños, lo mejor es el algodón orgánico”.

Así, reconoce que sus hijos, “son mi mayor inspiración. De hecho, empecé cosiendo prendas para ellos, y al empezar a recibir encargos de familiares y personas allegadas, fue cuando me decidí a pasar al siguiente nivel”. Y para ello contó con algo fundamental para seguir: “En casa he tenido todo el apoyo, desde mi marido, especialmente, de mis padres, que siempre te animan aunque las cosas no se vean claras desde un momento. Ellos tienen siempre palabras de apoyo para cualquier momento y así fue en esta ocasión”.









Prendas de algodón orgánico certificado. Sus prendas son de algodón orgánico certificado, una garantía. “Cuando te informas, mucha ropa que usamos a diario, y que usan nuestros hijos, pueden llevar sustancias tóxicas, que aunque pueda estar regulado no dejan de contenerlo, y los tejidos de algodón orgánico tienen un certificado donde el algodón no ha sido ni tratado con sustancias tóxicas desde el proceso de plantación del mismo algodón hasta el proceso de tintado, por lo que es seguro para el que lo lleva, para los campos, para las personas que han trabajado en su proceso...”

La máxima de la calidad, comodidad y belleza de las prendas

Las prioridades en la confección de sus prendas son visibles: “La calidad, tanto en la confección como en los materiales que utilizo; la comodidad tanto para los peques que llevarán mis prendas como para los padres a la hora de lavar, planchar... y los estampados, siempre alegres, con temáticas de animales en el 90% de las veces. No concibo una moda infantil sin colores y estampados alegres y divertidos”, subraya.

Su proceso de creación prevé, con seis meses de antelación, dos colecciones al año, una de primavera-verano y otra de otoño- invierno, para ello, “antes que nada busco los patrones que quiero para la colección y seguidamente contacto con fábrica para la compra de los estampados, después asigno a cada estampado una colección”.

Una vez que idea los patrones, crea un prototipo de cada uno, y los ajusta, para conseguir los tallaje y detalles de cada prenda que confeccionará.

“Todos los patrones son cortados a mano por mí, es casi más trabajoso el cortar patrones que ponerte a montar las prendas, ya que aquí es donde hay que tener mucho cuidado, no puedes equivocarte a la hora de cortar, al ser ropa de bebé y niño, un error de un solo centímetro se nota y mucho”, cuenta.



Una vez cortados, los patrones son montados, y por último añade los botones, cintas, o cualquier accesorio extra que lleve la prenda. Actualmente, utiliza “una ramalladora industrial, y es mi mejor aliada para agilizar todo el trabajo”. “Como también trabajo por encargo, siempre dejo piezas de tela sin confeccionar de todos los estampados para poder recibir pedidos específicos de mis clientes”.

Sus colecciones son vivas y va añadiendo prendas, según ha percibido las necesidades de la clientela.

Una de las prendas que más le gusta y con más éxito es el peto de invierno, “cómodos porque sólo se abrochan con dos botones de clip y son tan fáciles de poner y quitar para cambio de pañales… además por fuera llevan un estampado divertido y por dentro llevan otro forro liso de tejido más grueso para que los peques están calentitos y cómodos, siempre en algodón orgánico y los hago desde la talla 0 meses hasta los 3 años”.

También los conjuntos de sudadera y pantalones son prendas muy demandas. “Yo siempre le digo a mis clientes que mis prendas se pueden lavar en lavadora siguiendo las instrucciones de lavado, y que nunca verán bolitas, o problemas de color al lavarlas y que aguantarán como nuevas lavado tras lavado, al principio suele sonar a lo típico que te dice un vendedor que quiere venderte bien su producto, pero luego cuando llegan a los meses o al año y te confirman lo que les dijiste al comprarlo soy feliz. No hay mayor satisfacción cuando los clientes repiten porque están encantados con la ropa”.

Y sigue creciendo. Ahora idea una colección para adultos, porque se lo piden.

Eugenia está plenamente satisfecha con su trabajo de artesana: “Lo es todo para mí, desde que me despierto hasta que me acuesto prácticamente estoy cosiendo, cortando telas... es mi estilo de vida actualmente”.

Lo mejor, dice, “es que soy mi propia jefa, puedo estar con mis hijos, con mi familia, y a la vez puedo trabajar muchas horas al día. De hecho, trabajo más horas al día que cuando estaba trabajando para otros, aunque no existen los fines de semana ni festivos libres. Pero el poder cuadrarte la agenda es algo genial, yo me programo los tiempos”.

Y, por supuesto, subraya, “la satisfacción de hacer algo con mis manos, algo que sale de mi cabeza, una idea... y que luego a la gente le guste y te la compre, y pague por ello, esto es realmente gratificante”.

Como obstáculos, sin duda, las cuotas de autónomos: “Ser autónomo en España hoy en día es una locura, cuando en realidad no sabes cómo va a ir ese mes, si vas a tener más o menos ventas, y no sólo es la cuota de autónomo, es el IVA, IRPF... tampoco puedes vender tus creaciones a precios muy elevados para afrontar estos gastos al 100%,”.

También las dificultades de no siempre encontrar plazas en los mercados y debes desplazarte a otras ciudades: “Es complicado teniendo hijos pequeños, tener que madrugar para estar a las 8 de la mañana en otra ciudad por muy cerca que esté y montar tu stand, y luego a la noche volver a desmontar y emprender el camino de vuelta a casa”.

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