Arbolé: Aquellas pequeñas cosas que evocan juegos felices
Cuando descubrí el puesto de Ramona en el mercado navideño, retrocedí a mi llegada a Granada y rejuvenecí de golpe.
Acababa de trasladarme a esta ciudad y llegaba llena de ilusiones. En uno de mis paseos diarios, descubrí una pequeña tienda llena de juguetes de madera. Desde ese día pasé algunas horas delante de su escaparate y, en más de una ocasión, entré para curiosear. De allí salieron algunos regalos para la gente que quería y compartí mi descubrimiento con las personas que me importaban.
Por eso insistí tanto en que debía aparecer en esta sección y, aunque coincidir ha sido complicado por motivos de trabajo, me alegra poder compartir con vosotros mi tesoro.
“Los juguetes decorativos a menudo están inspirados en esos juguetes antiguos realizados por artesanos anónimos. En otras ocasiones son diseños nuestros en los que partiendo de una idea vamos trabajando hasta conseguir el producto definitivo”, comenta Ramona, que no dice por humildad que son creaciones extraordinarias.
La historia del afamado taller de juguetes y autómatas artesanales hechos en madera, Arbolé, es la historia de Ramona Alonso Pérez, desde que nació en Salamanca hace casi 62 años, de sus estudios de Magisterio en esa ciudad, de su periplo en Cádiz; a la que se trasladó con la idea de aprobar oposiciones de maestra y donde se interesó con pasión por todas aquellas actividades creativas que estuvieron a su alcance, como la costura -su madre era modista-, modelado o cerámica.
En Cádiz asistió a un curso de talla de madera que impartía un escultor gaditano- José Ovando-, donde conoció a su pareja, Francisco Muñoz, parte esencial del trabajo artesanal que con los años impulsaría.
Y así, en 1981 se trasladó con su compañero a Granada “y aquí comenzamos nuestra andadura profesional, haciendo juguetes de madera que vendíamos a tiendas o comercializábamos directamente en mercados y ferias de artesanía”.
“Treinta y cinco años de trabajo dan para mucho y en estos años además de Juguetes hemos fabricado muchos muebles -muchos de ellos policromados-, he tenido mis propias tiendas de venta de muebles, juguetes, complementos de decoración, etc.”, recuerda Ramona.
En 1990 crean la marca Dencina para la fabricación y venta de muebles y en el año 2011, con la incorporación de una de mis hijas a la empresa familiar, la marca Arbolé para los juguetes.
Ramona y Francisco recogen el distintivo de calidad artesanal que les concedió la Junta de Andalucía.
En la actualidad y tras la jubilación de su marido, Ramona se mantiene al frente de Arbolé. Su hija ha seguido otro camino.
“Trabajar con mi marido ha sido determinante a la hora de realizar este producto. Él me ha aportado sus conocimientos de carpintería que están en la base de la realización de los juguetes. Los diseños realizados conjuntamente y mi desarrollo personal en pintura decorativa y acabados de la madera hacen el resto”, resalta la artesana.
Un centenar de modelos en tres líneas diferentes
Ahora, ofrecen hasta un centenar de modelos diferentes que agrupan en tres líneas diferentes: Juguetes tradicionales para niños y niñas; juguetes decorativos y/o para colección y autómatas.
Los juguetes tradicionales están inspirados en aquellos de siempre, populares, de madera, con su aportación personal. Son preciosos. Una maravilla. Recuerdan a lo de antes, pero modernizados.
“Los juguetes decorativos a menudo están inspirados en esos juguetes antiguos realizados por artesanos anónimos. En otras ocasiones son diseños nuestros en los que partiendo de una idea vamos trabajando hasta conseguir el producto definitivo”, comenta Ramona, que no dice por humildad que son creaciones extraordinarias.
Los autómatas son creaciones propias. Pequeñas joyitas.
Materias primas de calidad y el oficio de carpintero
La materia prima básica en todas sus creaciones es la madera, que proceden exclusivamente de plantaciones controladas: haya, fresno, castaño, cerezo, pino y tilo, fundamentalmente. Otros materiales empleados en menor medida, pero necesarios son: tejidos, lanas, hilos y herrajes metálicos.
La materia prima básica en todas sus creaciones es la madera, que proceden exclusivamente de plantaciones controladas: haya, fresno, castaño, cerezo, pino y tilo, fundamentalmente. Otros materiales empleados en menor medida, pero necesarios son: tejidos, lanas, hilos y herrajes metálicos
Los productos utilizados para el acabado de las piezas son de características especiales y no tóxicas en los juguetes destinados a los niños niñas. Colorantes, pátinas de envejecimiento, lacas y ceras naturales aplicados en un proceso más elaborado confieren ese aspecto antiguo a las piezas de las gamas más decorativas.
Junto a ello, las herramientas utilizadas son las tradicionales del oficio de ebanistería: cepillos, serruchos, taladros, gubias, formones, etc. En la fase de preparación, corte y desbaste de la madera, emplean también maquinaria como sierra de cinta, escuadradora, tupi, cepilladora, regruesadora y el torno para realizar algunas piezas.
Y reivindican como técnica, la tradicional del carpintero. Es decir:
- Diseño del proyecto que comprende la elaboración de un plano del juguete donde se recogen todas sus características.
- Elaboración del prototipo, momento este en el que se afinan y perfeccionan los detalles.
- Y puesta en marcha de la construcción de la serie –entre 10 y 40 piezas por modelo, según demanda-.
“Se comienza preparando las maderas, cortando, cepillando y sacando a grueso los distintos elementos, utilizando para ello las herramientas y máquinas antes mencionadas. Seguidamente, y una vez despiezados los distintos elementos que compondrán el juguete, se pasa a la fase de conformación y ajuste de las distintas piezas -escopleados, machiembrados, cepillados, tallados, etc.- empleando para ello herramientas manuales y maquinaria auxiliar”, explica la artesana.
En su reflexión personal, Ramona asevera que este trabajo le ha aportado mucho a su vida y que trabajar como autónoma, “me permitió trabajar y ocuparme de mis hijas cuando lo necesitaron, eso que ahora llaman conciliación familiar”, añade para subrayar que, en su caso, compartir el trabajo con su pareja, “no ha sido trabajar, ha sido vivir. Vivir trabajando, eso sí, pero de forma plena”
“Una vez ajustadas todas las piezas y comprobado el buen funcionamiento, se pasa a la fase de acabado en la que aplicamos dos tipos de productos, según el destino del trabajo: pinturas no tóxicas aplicadas por inmersión o a pincel cuando se trata de juguetes para niños; tintes al agua, tapaporos, gomalaca, pátinas de envejecimiento y ceras naturales para los juguetes destinados a la decoración y coleccionismo, y confección de vestidos para las marionetas y similares.
En su reflexión personal, Ramona asevera que este trabajo le ha aportado mucho a su vida y que trabajar como autónoma, “me permitió trabajar y ocuparme de mis hijas cuando lo necesitaron, eso que ahora llaman conciliación familiar”, añade para subrayar que, en su caso, compartir el trabajo con su pareja, “no ha sido trabajar, ha sido vivir. Vivir trabajando, eso sí, pero de forma plena”. Aunque no obvia la de horas interminables de trabajo incansable, que es imposible aplicar en el precio final del producto, pero, como dice, “sólo se ven compensadas por la satisfacción personal del trabajo creado por uno mismo”.
Y aún hoy, Ramona manifiesta orgullosa: “Me sigue satisfaciendo la cara de la gente cuando se acerca a ver los juguetes. Esa cara de sorpresa, alegría, recuerdos, nostalgia, entusiasmo…”.
Para acceder a su tienda on line, picha en el siguiente enlace: