Granada Festival FusiÓn
homenaje a un docente admirado, asesinado por los franquistas por ser afiliado del psoe y de fete ugt

'A mis maestros y maestras de la II República. A Francisco Garrido Rodríguez'

Ciudadanía - Alfonso Martínez Foronda - Viernes, 3 de Octubre de 2025
Alfonso Martínez Foronda rinde homenaje, en este excepcional artículo, a un docente granadino admirado por sus compañeros, asesinado por los franquistas tras el golpe de estado por ser afiliado del PSOE y de FETE-UGT y, posteriormente, objeto de un expediente de responsabilidades Políticas. Para que nunca se olvide, para que nunca se repita.
Francisco Garrido en la Escuela Unitaria nº 3 de Rute entre 1931 y 1932.
Foto cedida por sus nietas Cristina y María Ángeles.
Francisco Garrido en la Escuela Unitaria nº 3 de Rute entre 1931 y 1932.
"Las buenas gentes del pueblo han escrito al menesterio

y dicen que no está claro cómo piensa este maestro.

Dicen que lee con los niños lo que escribió un tal Machado

que anduvo por estos pagos antes de ser exilado".


Canción de El maestro, de Patxi Andión

No soy tan mayor, aunque a veces me hubiera gustado haber vivido la experiencia del bienio progresista de la II República. Cuando yo nací, a finales de los cincuenta, la pedagogía no conocía más que la línea recta. Todo era simple: error y bofetada. Entonces se aprendía todo de “pe” a “pa” (o de “pe” a pe”), de corrido, que no faltaba ni una coma. Claro, que cuando te atrancabas… Todo eran ventajas porque en ese país de ensueño se cantaban los nombres de los ríos, de los cabos, de los golfos y toda la ristra de reyes godos, mezclado con aquellas dulces cancioncillas primaverales a la virgen entre el olor de las flores, que todo era un primor y, de paso aprendías la tira y, si faltaba poco, te enseñaban a entonar. Yo, a lo que más le temía era a la clase de religión. Más que a la vara verde, porque si te atrancabas o cambiabas alguna palabra en el recitado del “Creo en Dios Padre”, es un poner, lo que era frecuente porque había carencia de fósforo –ya se sabe que la leche en polvo que enviaban los americanos no favorecía precisamente la memoria- no había problema: el maestro te elevaba espiritualmente del suelo con un leve alzado de patillas o te acariciaban las mejillas paternalmente, eso sí, utilizando la rectificadora de madera, larga ella, que se paseaba reiteradamente por las palmas de las manos o de las uñas -puestas a la sazón en forma de huevo- o, en algunos casos, te bajaban  los pantalones (para sacudirnos del pudor ajeno, supongo) y te calentaban los cachetes. Yo creo, humildemente, que el objetivo era calentar el ambiente porque en la España de la que hablo no había todavía estufas o calefacción central, pero sí había leña, mucha leña, porque la letra, ya se sabe, con sangre entra. Y, de paso, nos hacían entrar en el calor de la razón. Ya ven: cubrían dos objetivos en uno. Por todo esto, y para no extenderme, comprendo que muchos jovencitos de ahora añoren esa otra época donde los maestros –nunca tuve maestras, por eso de no mezclar el demoníaco tema de género-, nos llamaban educadamente, eso sí, de “vox”.

Francisco Garrido Rodríguez. Fundación Pablo Iglesias.

Me hubiera gustado vivir la experiencia del bienio progresista de la II República. Esa experiencia renovadora, inspirada en la Institución Libre de Enseñanza, que intentó secularizar la escuela y la vida docente en general, que defendió el carácter público de la enseñanza y los principios de universalidad, gratuidad y libertad

Bromas aparte, que parece esto un “cuéntame qué pasó”, me hubiera gustado vivir la experiencia del bienio progresista de la II República. Esa experiencia renovadora, inspirada en la Institución Libre de Enseñanza, que intentó secularizar la escuela y la vida docente en general, que defendió el carácter público de la enseñanza y los principios de universalidad, gratuidad y libertad. Esa República que luchó contra el analfabetismo, que era el problema nacional, que creó miles de escuelas, que dignificó la profesión del maestro y la maestra, que defendió el uso de las lenguas maternas, que creó Institutos Obreros, que favoreció las Cantinas y Roperos Escolares, que creó programas de higiene y salud para los niños y niñas más necesitados, que intentó llevar la cultura al último rincón de España con las Misiones Pedagógicas y otras muchas reformas que fueron asumidas por los docentes que creyeron firmemente que la educación era el pilar esencial para construir un nuevo país. Soñadores de una nueva España, que luego se convirtió en pesadilla; revolucionarios porque, como dijera Rodolfo Llopis, “en el fondo de todo educador digno de ese nombre hay siempre un revolucionario” y no hay revolución si no se transforma la pedagogía.

Placa del Ministerio de Instrucción Pública. Internet
Manuales republicanos. Internet

Todavía no entienden que a los ojos de quienes defienden regímenes totalitarios –y aún hoy, sea del color que sea-, estos docentes eran “elementos de alto riesgo”, “envenenadores de almas” a los que había que extirpar

A veces me sorprende que algunos colegas sigan preguntándose por qué fueron masacradas esas generaciones de maestros y maestras que sólo aspiraban a formar ciudadanos libres. Todavía no entienden que a los ojos de quienes defienden regímenes totalitarios –y aún hoy, sea del color que sea-, estos docentes eran “elementos de alto riesgo”, “envenenadores de almas” a los que había que extirpar. Al Magisterio afectó con inusitada fuerza esta tarea de purificación. Pero para los herederos ideológicos de la Inquisición (Santa), un supremo interés religioso y soberano valor nacional lo exigían así. El golpista José María Pemán, Presidente de la Comisión de Cultura y Enseñanza, señalaba en diciembre de 1936 ese doble carácter preventivo y punitivo:

“El carácter de la depuración que hoy se persigue no es sólo punitivo, sino también preventivo. Es necesario garantizar a los españoles, que con las armas en la mano y sin regateos de sacrificios y sangre salvan la causa de la civilización, que no se volverá a tolerar, ni menos a proteger y subvencionar a los envenenadores del alma popular”. (Circular del 7 de diciembre de 1936).

Sin comentarios.

Francisco Garrido Rodríguez, el soñador fusilado

Francisco fue, según los que le incriminaron, uno de esos “envenenadores de almas”. Cuando me llegó esta fotografía por medio de sus nietas María Ángeles y Cristina Garrido Delgado me recordó inmediatamente a Luis, entonces un venerable maestro represaliado que conocí en San Roque (Cádiz) –el mismo pueblo en el que estuvo un tiempo Francisco- cuando acompañó a su nieto a una de mis tutorías. A Luis le suspendieron de empleo y sueldo y pasó algunos años en la cárcel y, después, se ganó la vida yendo de cortijo en cortijo enseñando las cuatro letras por lo que le pagaran. Tuve la suerte de conocer la experiencia de la escuela republicana de primera mano cuando supo que yo, como él, cojeábamos del mismo pie y, algunas tardes, paseábamos por La Almoraima, contándome su experiencia de la escuela republicana.

Sí, le apagaron la luz de su vida un 21 de julio de 1936, un día más tarde de que los rebeldes asaltaran Granada

Pero Francisco Garrido, tuvo peor suerte, porque segaron su vida, como la de su hermano José, a comienzos de la Guerra de España, los de bigotes tiesos y voces campanudas, los caballeros del bufido y la espuela, los herederos de la Santa Inquisición, los seguidores de Isabel la fanática, de Carlos el inflexible, de Santiago “matamoros” y toda la infamia de nuestra historia orlada de crímenes en nombre de una religión intransigente y de una patria de pacotilla, esos que hablan de Dios y de la Patria desde la sombra de un antorchado o desde la indignidad de una mitra. Sí, le apagaron la luz de su vida un 21 de julio de 1936, un día más tarde de que los rebeldes asaltaran Granada.

Francisco Garrido en la Escuela Unitaria nº 3 de Rute entre 1931 y 1932. Señalado con un círculo, su hijo Antonio y, a su izquierda, su otro hijo, Francisco, que moriría muy joven. Foto cedida por sus nietas Cristina y María Ángeles.

Contemplad la fotografía. Si la cara es el espejo del alma, Francisco era, sin duda, un hombre bueno en el sentido machadiano del término. La frente despejada, la serenidad en el verbo, casi apoyado en un cayado rústico y sólo expresando con los índices algo que atraía poderosamente la atención de sus discípulos. Todo está en calma, una quietud serena –valga la redundancia-, un sosiego que se expresa en las caras de sus alumnos que miran fijamente y oyen atentamente las explicaciones de Francisco. La fotografía está tomada en la escuela unitaria de niños nº 3 de Rute (Córdoba) entre los años de 1931 y 1932. En ella, aparece Francisco con sus dos hijos y otros alumnos de diferentes edades.

Probablemente, les dijeran a sus padres que se arreglaran y se pusieran lo mejor que tenían porque iba a venir el “retratista” a hacerle una foto, posiblemente, la primera de sus vidas. Y allí están, casi posando, con sus chaquetillas, sus jerseys y camisas y, por supuesto, con sus mejores zapatos –los únicos-, repeinados porque, aunque pobres, eran limpios y dignos

Probablemente, les dijeran a sus padres que se arreglaran y se pusieran lo mejor que tenían porque iba a venir el “retratista” a hacerle una foto, posiblemente, la primera de sus vidas. Y allí están, casi posando, con sus chaquetillas, sus jerseys y camisas y, por supuesto, con sus mejores zapatos –los únicos-, repeinados porque, aunque pobres, eran limpios y dignos. Probablemente, han sacado los bancos corridos del aula hasta la parte trasera del colegio para que la luz plasmara mejor el momento; bancos corridos porque en muchos lugares eso de los pupitres era un lujo que no se podían permitir en las zonas rurales. Y, por material didáctico, sólo un ejemplar, alguno forrado, para que no se estropeara porque es un bien que había que proteger y socializar. Todo es austero y, sin embargo, hay algo en la fotografía que llena ese espacio: la curiosidad. Ésa que, como dijera, Fénelon, va delante de la instrucción y hay que aprovecharse de ella.

Francisco no sólo era Maestro Nacional, sino un hombre comprometido socialmente

Francisco no sólo era Maestro Nacional, sino un hombre comprometido socialmente. Había nacido el 29 de octubre de 1897 en Granada. Sus padres, Francisco y María Antonia. En 1914 inició su formación de Magisterio en la Escuela Normal de Granada, realizando la reválida y obteniendo el título de Maestro de Primera Enseñanza el 8 de julio de 1917, y a partir de ahí comenzó su trayectoria de Maestro. Finalizada su formación de Maestro, realizó el servicio militar desde febrero de 1919 a febrero de 1922 en el Regimiento de Infantería Wad-Ras nº 50 como escribiente de la Auditoría General de la Primera Región Militar en Madrid.

Al finalizar, obtuvo plaza por oposición y en septiembre de 1921 su primer destino de Maestro en propiedad de la Escuela Nacional de niños de Diezma en la que estuvo hasta agosto de 1926

Al finalizar, obtuvo plaza por oposición y en septiembre de 1921 su primer destino de Maestro en propiedad de la Escuela Nacional de niños de Diezma en la que estuvo hasta agosto de 1926. Francisco se había casado en marzo de 1922 con Amelia y tuvieron a sus dos hijos, Antonio y Francisco, en Diezma. Durante sus visitas a Granada se alojaban en casa de sus suegros en la calle Solares 22.

Durante su época de estudiante fue uno de los primeros afiliados a la Federación Universitaria Escolar (FUE), con el número 38. Y, cuando empieza a trabajar como maestro se afiliará al PSOE y a la Federación de Trabajadores de la Enseñanza (FETE), afecta a la UGT. Aunque no sabemos la fecha exacta de su afiliación, debiera ser de los primeros porque tenía el número 33. Desde luego, era un dirigente de la FETE provincial porque participará en abril de 1934 como representante de Granada en el Congreso Extraordinario de la Federación Trabajadores de la Enseñanza y el Tercer Congreso ordinario de la misma Federación en la Casa del Pueblo de Madrid. (Heraldo de Madrid, 5 de abril de 1934). Antes de finalizar dicho Congreso se abrió una mesa de discusión para establecer las bases para la reforma de la instrucción pública resultando designado Francisco Garrido Rodríguez representante de Granada como presidente, los delegados Sr. Pestegar de Madrid y Sr. Álvarez, de Murcia, como vicepresidentes y los Sres. Llanos de Asturias y Piera de Barcelona como secretarios.

Largo Caballero con representantes de la Federación de Trabajadores de la Enseñanza, entre ellos Francisco Garrido, probablemente tras el Congreso de esa organización en 1934. Cedida por Cristina Garrido.
Cartel FETE-UGT contra el analfabetismo. Internet.
Cartel. ¡Ahorrad sufrimiento a los niños! Fundación Largo Caballero.

Ejerció la profesión en San Roque (Cádiz) desde septiembre de 1926 a agosto de 1931, Rute (Córdoba) en la Escuela Unitaria de niños nº 3 desde octubre de 1931 a agosto de 1933 donde fallece su hijo pequeño, Francisco, y se traslada a Loja en la Escuela Graduada nº 2 de niños, hasta su fusilamiento al inicio de la Guerra de España

Al mismo tiempo, será miembro de la masonería en la Logia “Alhambra” de Granada, como también lo fue su hermano José. Al tener aprobadas las oposiciones de Maestro, se incorporó a la Escuela Nacional de Niños de Diezma en febrero de 1922, donde trabajó hasta agosto de 1926. Posteriormente, ejerció la profesión en San Roque (Cádiz) desde septiembre de 1926 a agosto de 1931, Rute (Córdoba) en la Escuela Unitaria de niños nº 3 desde octubre de 1931 a agosto de 1933 donde fallece su hijo pequeño, Francisco, y se traslada a Loja (Granada) en la Escuela Graduada nº 2 de niños, a la que se incorporó el 29 de agosto de 1933 hasta su fusilamiento al inicio de la Guerra de España.

Recorte de prensa sobre el confinamiento de Francisco Garrido en Diezma. La Voz, 18 de diciembre de 1934, p. 9.

Durante su estancia en Loja, desde su firme compromiso con la causa obrera, fue una persona conocida y reconocida dentro de la FETE y del PSOE, pero también por las autoridades de la CEDA. Tan es así, que durante la huelga de octubre de 1934, fue detenido y encarcelado en dos ocasiones y sufrió destierro hasta diciembre de ese año en Diezma, aunque no fue procesado. Desde luego, ese confinamiento en Diezma conllevaba la pérdida de empleo y sueldo mientras éste se mantuviese, lo que supuso un verdadero revés a la situación económica familiar. Tan es así, y por la relevancia de Francisco Garrido, que su situación acapara la atención nada menos que del ministro de Gobernación, Eloy Vaquero Cantillo y tiene su traslación en medios nacionales. El periódico La Voz, se hacía eco de la situación de Francisco Garrido:

“La situación de este maestro, falta de salud y con pocos recursos pecuniarios, era tan crítica, que su familia se veía carente de lo más necesario para poder vivir. En vista de tal situación, la Asociación de Maestros de Granada recurrió a la provincial de Córdoba por si podía influir cerca del Ministro de Gobernación [Eloy Vaquero] en favor del compañero confinado y de su pobre familia”. (La Voz, 18 de diciembre de 1934, p. 9).

Francisco Garrido despertaba la simpatía unánime de sus compañeros y levantaba una solidaridad propia de quien era admirado dentro de su profesión

Esa petición obedecía a que el presidente de la Asociación de Maestros de Córdoba, Eduardo Garijo, era amigo desde la niñez del Ministro de Gobernación. Y dio sus frutos, porque poco después, a finales de diciembre de 1934, el Ministro le levantó ese confinamiento y Francisco Garrido pudo volver a su hogar y seguir impartiendo la docencia en Loja. Más allá de esa “magnanimidad” de un Ministro de la CEDA, gobierno que fue el que lo confinó, lo importante es que Francisco Garrido despertaba la simpatía unánime de sus compañeros y levantaba una solidaridad propia de quien era admirado dentro de su profesión.

Donaciones para el homenaje a Juan Carreño, con la aportación de Francisco Garrido. El Defensor de Granada, 27 de febrero de 1936.
Participación de Francisco Garrido  en el mitin en favor de la Comisión Gestora de Salar. El Defensor de Granada, 12 de marzo de 1936.

Nada más salir del confinamiento, lejos de amedrentarse por la represión, redobló su compromiso y poco después aparece en la lista de la suscripción para el homenaje a Juan Carreño Vargas, maestro socialista asesinado en un interrogatorio en la comisaría de Policía de Granada el 15 de octubre de 1934

Nada más salir del confinamiento, lejos de amedrentarse por la represión, redobló su compromiso y poco después aparece en la lista de la suscripción para el homenaje a Juan Carreño Vargas, maestro socialista asesinado en un interrogatorio en la comisaría de Policía de Granada el 15 de octubre de 1934. Francisco Garrido había aportado 5 pesetas (El Defensor de Granada, 27 de febrero de 1936, p. 3). Durante las elecciones generales de febrero de 1936 participará activamente y será apoderado/interventor de la candidatura del Frente Popular. Sin solución de continuidad, y dentro de su activismo,  el día 4 de marzo de 1936, tomó posesión la nueva Comisión Gestora de Salar, que había sido nombrada por el Gobernador Civil tras las elecciones generales de febrero de 1936 sustituyendo a la anterior cedista. De nuevo, vemos la presencia de Francisco Garrido cuando en El Defensor de Granada, se da la noticia de que tras la toma de posesión de la nueva gestora, se organizó una manifestación “como jamás se había conocido en la localidad”. En cabeza iban los nuevos gestores y “nutridas comisiones de Loja y Huétor Tájar”, haciendo el uso de la palabra, el nuevo presidente de la gestora, Julio Chena García, el obrero Francisco Rodríguez y “el maestro Nacional D. Francisco Garrido, siendo aplaudidos durante sus discursos por la muchedumbre que les escuchaba”.  (El Defensor de Granada, 12 de marzo de 1936, p. 2).

Pero si hay un acto donde Francisco Garrido muestra su liderazgo en Loja es con motivo de la muerte del industrial Ángel Morales Lucendo que fallece el 17 de marzo de 1936, aproximadamente un mes después de haber sido torturado en la Comisaría de esa localidad por un policía

Pero si hay un acto donde Francisco Garrido muestra su liderazgo en Loja es con motivo de la muerte del industrial Ángel Morales Lucendo que fallece el 17 de marzo de 1936, aproximadamente un mes después de haber sido torturado en la Comisaría de esa localidad por un policía. El suceso conmocionó a la población porque era una persona muy querida. Al día siguiente, y por iniciativa de Francisco Garrido, se organiza una manifestación que sale del casa del finado a las 18.30 horas y recorre todo el pueblo hasta el cementerio. Una hora antes, habían cerrado todos los comercios. Millares de personas habían acudido a la casa de Ángel Morales “para testimoniar su pésame a la familia”. Durante el trayecto al cementerio el ataúd fue llevado a hombros, disputándoselo “los familiares del finado”, envuelto en una bandera de la Agrupación Socialista. Ya en el campo santo, la multitud “respetuosa y silenciosamente desfiló ante el cadáver con los puños en alto. Muchas mujeres del pueblo lloraban”. Y la manifestación, ya de noche, y de forma pacífica se trasladó al pueblo. (El Defensor de Granada, 21 de marzo de 1936, p. 4).

Manifestación en Loja en protesta por el asesinato de Ángel Morales Lucendo, protagonizada por Francisco Garrido. El Defensor de Granada, 21 de marzo de 1936. 

Sí. Francisco ya era una persona muy conocida y no sólo en Loja, sino en la capital. Un historial de compromiso que se había iniciado mucho antes, que había tenido como respuesta su detención y destierro en octubre de 1934 y, desde el triunfo del Frente Popular en actos multitudinarios donde fue protagonista inequívoco

Sí. Francisco ya era una persona muy conocida y no sólo en Loja, sino en la capital. Un historial de compromiso que se había iniciado mucho antes, que había tenido como respuesta su detención y destierro en octubre de 1934 y, desde el triunfo del Frente Popular en actos multitudinarios donde fue protagonista inequívoco. Además, era masón. Era, en definitiva, un “elemento peligroso” que, como veremos más adelante, estaba fichado y engrosaría la lista de los primeros detenidos y fusilados extrajudicialmente cuando se produce el golpe de Estado en Granada el 20 de julio de 1936.

Fue detenido el 21 de julio de 1936 en el domicilio de sus suegros de la calle Solares. Estaba leyendo el periódico, en compañía de su hijo de 12 años, cuando tres falangistas lo montaron en un coche y se lo llevaron. La familia ya no supo nunca más de él por mucho que lo intentaron a través de sus contactos. Que lo fusilaron es lo único que saben, pero nada más. ¿Lo asesinaron inmediatamente? ¿Estuvo en prisión un tiempo y luego lo fusilaron? El único rastro -y ni esto es seguro- es un informe manuscrito de la Guardia Civil fechado el 10 de julio de 1941 para el Tribunal de Responsabilidades Políticas donde con su característico eufemismo afirmaba que “falleció en agosto 1936”. Francisco Garrido, en todo caso, fue uno más de la nómina de “desaparecidos”.

El mismo día de su detención se llenaban los calabozos de las comisarías y de la cárcel, morían en un enfrentamiento con las fuerzas de derechas en el Albayzín, el carpintero José Fernández Ruano; el ebanista afiliado a las Juventudes Libertarias, José Fernández Tarifa; Juan Martínez Pérez, Manuel Mirasol, Francisco Sánchez López y Carmen Romero Bolívar

El mismo día de su detención se llenaban los calabozos de las comisarías y de la cárcel, morían en un enfrentamiento con las fuerzas de derechas en el Albayzín, el carpintero José Fernández Ruano; el ebanista afiliado a las Juventudes Libertarias, José Fernández Tarifa; Juan Martínez Pérez, Manuel Mirasol, Francisco Sánchez López y Carmen Romero Bolívar. Pero también ese mismo día, fusilaban al alcalde de Lanteira, el minero Manuel Molina Gómez. Se iniciaba en Granada una tragedia incalculable que siguió dando pasos en los días y meses siguientes, llevándose por delante también al hermano de Francisco, José, cartero de profesión, también fusilado a los 26 años en las tapias del cementerio de Granada, dejando tres hijos.

JOSÉ GARRIDO RODRÍGUEZ. Natural y vecino de Granada. Casado, padre de tres hijos. Consta que fue iniciado como masón en la Log. Alhambra 69 de Granada en 1935 y exaltado al grado 2º en 1936. Fue fusilado por los sublevados en el cementerio de Granada el 4 de septiembre de 1936. Tenía 26 años y dejaba tres hijos. (Certificado de defunción en registro civil de el Campillo por orden del juez Ruiz Jiménez el 14 de julio de 1941, Fol. 249, nº 708, Tomo 113, fallecido en Granada por "Heridas de armas de fuego".). (CDMH, Masonería, B, C.1.318/15). (Álvarez Rey, 2014: 449). (www.granadamemoriahistorica.es). (Certificado de defunción en expediente de Francisco Garrido Rodríguez, en Archivo de la Real Chancillería de Granada, Caja 25897, Pieza 17). 

El proceso de depuración de Francisco Garrido

Por estas y otras razones, al fin triunfó el buen criterio

y al terminar el invierno le relevaron del puesto

y ahora las buenas gentes tienen tranquilo el sueño

porque han librado a sus hijos del peligro de un maestro.

El maestro, de Patxi Andion.

La depuración fue un proceso y un filtro a través del cual se pretendía desmantelar toda la obra educativa republicana, caracterizada por el laicismo, la coeducación y la introducción de nuevos métodos pedagógicos

La depuración fue un proceso y un filtro a través del cual se pretendía desmantelar toda la obra educativa republicana, caracterizada por el laicismo, la coeducación y la introducción de nuevos métodos pedagógicos. Por ello, las bibliotecas públicas y privadas también sufrieron el proceso de depuración, para el cual se constituyeron comisiones depuradoras específicas. Especialmente intensa fue la depuración que se produjo con los libros de texto escolares: periódicamente, los distintos boletines provinciales hacía pública la relación de libros de texto permitidos por las autoridades educativas franquistas.

El proceso de depuración del magisterio español realizado por los sublevados se inició prácticamente al comienzo de la Guerra Civil, pero no fue legalmente establecido hasta la publicación del decreto 66 del 8 de noviembre de 1936 que decía:

“El hecho de que durante varias décadas el Magisterio, en todos sus grados y cada vez con más raras excepciones, haya estado influido y casi monopolizado por ideologías e instituciones disolventes, en abierta oposición con el genio y tradición nacional hace preciso que, en los momentos por que atravesamos, se lleve a cabo una revisión total y profunda en el personal de Instrucción Pública (...) extirpando así de raíz esas falsas doctrinas que con sus apóstoles han sido los principales factores de la trágica situación a que fue llevada nuestra patria”.

Algunos historiadores calculan que los expedientes de depuración alcanzaron la cifra de 52.074 que afectaron no sólo a los 50.527 que ejercían en 1935, sino también a los incorporados al escalafón antes de julio de 1936 (o en años anteriores), por lo que es difícil concretar las dos cifras anteriores, pues a ellos había que añadir la totalidad del alumnado que estaba cursando estudios de Magisterio en el momento de estallar la Guerra de España.

Francisco Garrido es uno de los 75 maestros y maestras de Granada, más una inspectora de orden y clase de la Escuela Maternal, depurados, que aparecen en el Boletín Oficial de la Provincia (nº 182) el 4 de septiembre de 1936, por orden del Gobernador Civil, José Valdés

Francisco Garrido es uno de los 75 maestros y maestras de Granada, más una inspectora de orden y clase de la Escuela Maternal, depurados, que aparecen en el Boletín Oficial de la Provincia (nº 182) el 4 de septiembre de 1936, por orden del Gobernador Civil, José Valdés. Todos ellos quedaban suspensos de empleo y sueldo, con efectos retroactivos del 1º de agosto del mes anterior “y con carácter provisional hasta resolución definitiva” porque todos ellos eran “maestros afectos a la Asociación “Trabajadores de Enseñanza”. Solo entre septiembre y octubre quedaron depurados 206 maestros y maestras en la provincia de Granada. (Morales Escobar, 2019: 26 a 28).

A pesar de su asesinato se le abrirá expediente de depuración en 1937, formando parte de una lista de 39 maestros –entre ellos, 17 maestras- fusilados en Granada, a los que se les requiere la comparecencia en la Comisión Depuradora Provincial a través del BOP del 26 de noviembre de 1939. Pero todos ellos habían sido fusilados previamente al inicio de la sublevación franquista y, en la mayor parte de los casos, aparecen con el eufemismo de “fallecido”. Declaró contra él el alcalde de Loja el 19 de diciembre de 1936 que lo acusa de “pésima conducta en todos los aspectos”, “comunista” y “primer jefe y dirigente de todos los partidos avanzados de izquierdas”, así como ser el “principal causante moral de todos los atropellos y crímenes cometidos por los marxistas en esta población, de oratoria fácil”.

El inspector de Primera Enseñanza, Mariano E. Morales, el 22 de diciembre de 1936, informa desfavorablemente afirmando que ha sido "suspenso de empleo y sueldo por una orden del Gobernador Civil”, considerándolo un elemento peligroso como “comunista activo”; el arcipreste de Loja llega a decir que su conducta ha sido “funesta y pésima en todos los sentidos, indigno de tener una escuela a su cargo”

Posteriormente, el inspector de Primera Enseñanza, Mariano E. Morales, el 22 de diciembre de 1936, informa desfavorablemente afirmando que ha sido "suspenso de empleo y sueldo por una orden del Gobernador Civil”, considerándolo un elemento peligroso como “comunista activo”; el arcipreste de Loja llega a decir que su conducta ha sido “funesta y pésima en todos los sentidos, indigno de tener una escuela a su cargo”. Finalmente, el informe de la Guardia Civil y el de algunos vecinos de derechas vienen a decir lo mismo, incidiendo en que era un firme defensor de la escuela laica y “socialista de acción”. Es significativo que a la Comisión Depuradora llegara una carta, firmada por 25 maestros, alegrándose de la depuración de sus compañeros, al tiempo que se congratulan de ser enemigos de la escuela popular y laica. Finalmente, para culminar la farsa jurídica, la Comisión Superior Dictaminadora de Expedientes de Depuración lo separará definitivamente del cargo el 29 de enero de 1941. En el BOP de 20 de mayo de 1941 aparece la resolución definitiva de su expediente de depuración en Magisterio, habiendo desempeñado su última plaza en Loja: separación del servicio y baja en el escalafón. (MORENTE VALERO, 1997, p. 617).

La última losa: el expediente de Responsabilidades Políticas de Francisco Garrido

Paralelamente se le abre expediente de responsabilidades políticas número 2.579 el 8 de abril de 1940 por denuncia de la Comisaría de Investigación y Vigilancia de Granada porque figuraba en la relación de Apoderados/Interventores en las elecciones a Cortes de febrero de 1936 en representación del Frente Popular. El Juez Instructor de Responsabilidades Políticas de Granada hace saber que se le incoa expediente (BOE, 26 de septiembre de 1941, anexo único número 269, p. 3537).

Apertura de expediente en el Tribunal de Responsabilidades Políticas. (Archivo Real Chancillería de Granada, Caja 25897, Pieza 17).
Informe de la Comisaría de Investigación y Vigilancia de Granada del 16 de julio de 1941. Archivo Real Chancillería de Granada, Caja 25897, Pieza 17.
Informe manuscrito de la Guardia Civil para el Tribunal de Responsabilidades Políticas de Granada reconociendo que no posee bienes.  Archivo Real Chancillería de Granada, Caja 25897, Pieza 17.

Y comienza de nuevo el rosario de informes repetitivos. La Comisaría de Investigación y Vigilancia de Granada en su informe del 2 de abril de 1941 afirmaba que “antes del Glorioso Movimiento Nacional fue extremista peligroso y al principio de éste le fueron aplicados los Bandos de Guerra”, es decir, que fue fusilado

Y comienza de nuevo el rosario de informes repetitivos. La Comisaría de Investigación y Vigilancia de Granada en su informe del 2 de abril de 1941 afirmaba que “antes del Glorioso Movimiento Nacional fue extremista peligroso y al principio de éste le fueron aplicados los Bandos de Guerra”, es decir, que fue fusilado; otro del 16 de julio de 1941 afirma que era “elemento destacado del partido socialista y de la Asociación de Trabajadores de la Enseñanza, conceptuado como propagandista del marxismo, habiendo sido pasado por las armas por su participación contraria al Glorioso Movimiento Nacional”. La Falange de Granada, por su parte, en julio del mismo año afirmaba que “era propagandista del Frente Popular, actuó como Apoderado en las elecciones de febrero de 1936 en favor de dicho frente popular” y que “fue pasado por las armas en los primeros días por su actuación contraria el mismo”.

Las autoridades confirman que no posee bienes y el 30 de septiembre de 1943 se dicta Auto de sobreseimiento

Finaliza con que no se le conocen bienes de ninguna clase, ni se ha podido comprobar que efectuara enajenación de los mismos con posterioridad al 18 de julio de 1936. En los mismos términos se expresa el informe de Falange del 19 de julio de 1941. Las autoridades confirman que no posee bienes y el 30 de septiembre de 1943 se dicta Auto de sobreseimiento. (Archivo Real Chancillería de Granada, Caja 25897, Pieza 17).

Sobreseimiento de su expediente de Responsabilidades Políticas del 30 de septiembre de 1943. Archivo Real Chancillería de Granada, Caja 25897, Pieza 17.

Todo eso pasó al desván de la historia. Y comenzó una época oscura, en blanco y negro, donde la pócima pedagógica de que la letra con sangre entra, perduró casi medio siglo, hasta la muerte del Dictador. Y ésa fue la escuela que muchos sufrimos, aunque, milagrosamente, pudimos sobrevivir

Depurados los docentes envenenadores del alma de la patria, el régimen franquista sabía que el control ideológico del pueblo, sobre todo en zonas rurales, tenía que sustentarse sobre dos pilares: el cura  y el maestro. Desde el púlpito se marcaban las directrices de una actitud cristiana correcta y más en una sociedad católica fácilmente manejable por su alto grado de analfabetismo; y el maestro, por su superioridad intelectual sobre diversas materias que lo convertían en un ejemplo para seguir. La fidelidad de unos y otros al nuevo régimen posibilitaba la reeducación del pueblo para construir un estado nacional-católico que perpetuaría la ideología que había triunfado en la Guerra de España. Al finalizar ésta, todas las iniciativas de la escuela al servicio del pueblo y de los menos favorecidos, desaparecieron. Nada de comedores escolares, ninguna preocupación para luchar contra el absentismo escolar, nada de bibliotecas ambulantes, nada de misiones pedagógicas, ninguna iniciativa cultural para el alumnado más allá de los temas religiosos. Todo eso pasó al desván de la historia. Y comenzó una época oscura, en blanco y negro, donde la pócima pedagógica de que la letra con sangre entra, perduró casi medio siglo, hasta la muerte del Dictador. Y ésa fue la escuela que muchos sufrimos, aunque, milagrosamente, pudimos sobrevivir.

Por eso, cada vez que veo fotografías como la de Francisco Garrido y contemplo los ojos de los niños atentos, alimentando la curiosidad, ésa que los conducen a los océanos ignotos del conocimiento, ésa que es la negación de todos los dogmas, me recorre la desazón de que, probablemente, he sido un fracaso como educador porque, con el paso del tiempo, mis alumnos y alumnas, cada vez que les ponía una lectura obligatoria, lo primero que me preguntaban era el número de páginas. Ya sé que la vejez lima las aristas de la utopía, pero me resisto a pensar que los nuevos tiempos nos devuelvan a aquéllos otros en los que se despreciaba cuanto se ignoraba. Y espero que  ninguno de estos jóvenes vuelva a repetir mi experiencia de que cada vez que se acerca el invierno y pongo la mano en forma de huevo un dolor punzante me sigue recorriendo el cuerpo y, especialmente, las uñas de las manos.

Bibliografía:

  • HIDALGO CÁMARA, Juan: Represión y muerte en la provincia de Granada, 1936-1950. Arráez Editores, Mojácar (Almería), 2014.
  • IBÁÑEZ MARTÍN, José, La Escuela bajo el signo de Franco. Discurso de Clausura del Primer Congreso Nacional del S.E.M, Madrid, 1943.
  • MARTÍNEZ FORONDA, Alfonso, SÁNCHEZ RODRIGO, Pedro, GALISTEO FERNÁNDEZ, Francisco e HIDALGO CÁMARA, Juan, Diccionario de la represión en Granada (1931-1981), en elaboración.
  • MORALES ESCOBAR, Daniel: Un maestro en la República. Depuración y Juicio en Granada (1936-1973). Editorial Almizate, Alcalá la Real (Jaén), 2019.
  • MORENTE VALERO, Francisco, “La depuración franquista del Magisterio Público. Un estado de la cuestión”, en Hispania, LXI/2, núm. 208, 2001.
  • RAMOS ZAMORA, Sara, “Control y represión. Estudio comparado de los resultados de la depuración del magisterio primario en España”, Revista Complutense de Educación, Vol. 17, Núm. 1, 2006, pp. 169-182.
  • VIGUERAS ROLDÁN, Francisco, “Depuración de maestros republicanos, uno de los episodios más infames de la represión franquista”, en El Independiente de Granada, de 5 de octubre de 2019.
  • VIGUERAS ROLDÁN, Francisco: Los ‘paseados’ con Lorca. El maestro cojo y los dos banderilleros. Comunicación Social Ediciones y Publicaciones, 2007.
  • VIGUERAS ROLDÁN, Francisco: “Granada, 1936: Estado de Terror”. En MARTÍNEZ, Fernando (et all.): Memoria viva de Andalucía, C&T/Editores, Málaga, 2011, pp. 142-165.
  • El Defensor del Granada.
  • Archivo Real Chancillería de Granada, Caja 25897, Pieza 17).                   
  • Archivo Histórico PSOE (AH 14-35/FPI).
  • Archivo General de la Administración (AGA). Expedientes de depuración de maestros nacionales (Ministerio de Educación Nacional, Archivo General de la Administración). Signatura: 32/12602 | Loja (Granada) | Depuración (1936-1942).
Alfonso Martínez Foronda (Jaén, 1958). Es Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Granada. Desde 1984 es profesor de Enseñanza Secundaria. Ya jubilado, su último destino fue el IES Albayzín. Ha sido secretario general de CCOO de Jaén desde 1993-2000 y desde 2004 es miembro de la Comisión Ejecutiva de CCOO-A, desde donde ha presidido hasta 2103 las Fundaciones de Estudios Sindicales-Archivo Histórico y la de Paz y Solidaridad.Como investigador, ha publicado numerosos artículos de opinión sobre aspectos docentes y sociales. Colaborador habitual del Diario Jaén desde 1994-2000 publicó La firma del viento (2007), una antología de artículos de opinión. Como investigador del movimiento obrero andaluz ha publicado La conquista de la libertad. Historia de las Comisiones Obreras de Andalucía (1962-1977), en 2005; De la clandestinidad a la legalidad (Breve historia de las Comisiones Obreras de Granada), en 2007; sobre las Comisiones Obreras de Jaén desde su origen a la legalización del sindicato (2004); la unidad didáctica El sindicalismo durante el franquismo y la transición en Andalucía; diversas biografías de dirigentes sindicales andaluces como Ramón Sánchez Silva. Al hilo de la historia (2007); Antonio Herrera. Un hombre vital, en 2009; Andrés Jiménez Pérez. El valor de la coherencia, en 2010, entre otros. En 2011 su investigación La dictadura en la dictadura. Detenidos, deportados y torturados en Andalucía durante el Estado de Excepción de 1969, (2011), fue premiada por la Junta de Andalucía como la mejor investigación social de ese año. Posteriormente, ha publicado La “prima Rosario” y Cayetano Ramírez. Luchadores por la libertad en una provincia idílica (2011); sobre el movimiento estudiantil en la UGR, con otros autores, “La cara al viento. Estudiantes por las libertades democráticas en la Universidad de Granada (1965-81); sobre la historia del movimiento obrero granadino, con su investigación La lucha del movimiento obrero en Granada. Paco Portillo y Pepe Cid: dos líderes, dos puentes“, 2012; sobre el Tribunal de Orden Público, La resistencia andaluza ante el Tribunal de Orden Público en Andalucía (1963-1976); Diccionario de la represión sobre las mujeres en Granada (1936-1960) o La resistencia malagueña durante la dictadura franquista (1955-1975). Actualmente, junto a Pedro Sánchez Rodrigo, está confeccionando un diccionario sobre la represión en Granada desde la II República al golpe de estado de 1981.

Desde hace años es colaborador habitual de El Independiente de Granada, donde ha publicado numerosos artículos y reportajes sobre Memoria Democrática, muy seguidas por lectoras y lectores de este diario digital.