Esquía en primavera en Sierra Nevada.
Necrológica

Se ha ido un hombre bueno

Ciudadanía - Gabriel Pozo Felguera - Miércoles, 9 de Abril de 2025
Gabriel Pozo Felguera dedica una hermosa despedida al insigne ingeniero y uno de los filántropos que más ha luchado por conservar el patrimonio industrial de la provincia.
Miguel Giménez Yanguas, en una imagen de 2022.
Juan Enrique Gómez
Miguel Giménez Yanguas, en una imagen de 2022.

Querido Miguel. Sólo he llorado dos veces en los últimos años. Cuando murió mi padre y el otro día, cuando pediste abrazarme fuerte porque ya te ibas. Seguramente no te darías cuenta de mis lágrimas. Ya con los ojos cerrados y exhausto por la enfermedad que te ha vencido. No podremos reunirnos para celebrar tu 86 cumpleaños el próximo noviembre. Ve tranquilo, que los muchísimos que te conocimos y te apreciamos no te borraremos de nuestras memorias. Nadie muere mientras sigas viviendo en el recuerdo de quienes te quisieron. Somos legión. Empezando por tu mujer, Carmen, tu hija Mari Carmen, tu yerno y tus nietos. Tampoco morirás en la memoria de instituciones y personas, por centenares, a las que te apresuraste a informar, ayudar y socorrer presto. Sin pedir nada a cambio. Porque la generosidad fue tu marca. 

También la bondad. Cumplo con tu encargo de trasmitir esa idea. Ya te dije que ibas a ser la primera persona que moría conociendo de antemano el título su Necrológica. Porque me lo dictaste tú: "Sólo quiero que escribas de mí que se ha ido un hombre bueno" -me ordenaste-. No sólo lo pensabas tú. También lo aseguramos todos los que nos hemos acercado a ti en las últimas décadas. 

Miguel Giménez Yanguas junto a una de las máquinas del patrimonio industrial granadino que preservó. Foto: Juan Enrique Gómez

Me sigo asombrando de que hasta anteayer mismo me recitaras quintillas y refranes que decían los antiguos sobre el Sastre del Campillo

Repíteme otra vez cuántos aparatos, máquinas y artilugios has restaurado para instituciones. ¿Varios millares? Todo gratis. Porque lo tuyo era recorrer chatarrerías y devolver la vida a los cacharros oxidados. ¿Y cuántas tesis doctorales se han hecho en tu archivo documental? ¿Ocho? He sido testigo de la gran cantidad de doctorandos que has recibido en el desván de la única vivienda unifamiliar del Banco del Salón que te empeñaste en salvar de las construidas por tu abuelo Giménez Arévalo. Hemos visto las decenas de las llamadas de profesores pidiéndote orientación. Ingenieros, arquitectos, mecánicos, historiadores. Todo el que queríamos saber algo de aparatos, agua, electricidad, ferrocarriles, industria, tradiciones, costumbres, personas, intrahistoria granadina, etc. recurríamos a tu prodigiosa memoria. Porque también has sido la memoria de la ciudad. Me sigo asombrando de que hasta anteayer mismo me recitaras quintillas y refranes que decían los antiguos sobre el Sastre del Campillo

Aparatos, máquinas y artilugios rescatados por el filántropo. Fotografía: Juan Enrique Gómez

Son cientos de publicaciones las que has inspirado, las que has orientado. Decenas las investigaciones que has dirigido o encauzado. Prestando fotos y documentos de un valioso archivo, acopiado con los de tu abuelo, tu padre y tu tío Giménez Lacal. Tu firma está impresa en proyectos indelebles de la Historia granadina. Junto a nombres de tanto prestigio como Manuel Martín Rodríguez, Miguel Ángel Rubio Gandía, Manuel Titos Martínez, José Miguel Reyes, Gregorio Núñez, Javier Píñar Samos y un largo etcétera. ¡Cuánto has escrito a pesar de declararte ágrafo!

Ya no podrán contar con tu compañía tus amigos y compañeros ingenieros. Cada jueves, de diez a once en el café Fútbol

Ya no podrán contar con tu compañía tus amigos y compañeros ingenieros. Cada jueves, de diez a once en el café Fútbol. Gómez-Villalba y tú no podréis ilustrarlos con verdaderas lecciones magistrales y opiniones equilibradas sobre temas técnicos, políticos y sociales de actualidad. No podremos oírte las batallitas de tus tiempos de estudiante en Madrid, cuando te empeñaste en desarmar un coche pieza a pieza y volver a montarlo en el salón de un quinto piso. O cuando eras jovencito y pretendías a la hija de un notario. Hasta que tuviste la suerte, la gran suerte, de toparte por casualidad por una joven y guapa estudiante que había venido de Córdoba. Carmen venía a montar el piso a sus hermanos estudiantes y, por fortuna, se te cruzó en la Fundación Rodríguez-Acosta. El flechazo fue inmediato y ella -me decías- te ha hecho el hombre más feliz de Granada. Hasta ayer, cuando iniciaste el viaje oyendo de fondo el mar de Almuñécar. 

Miguel Giménez Yanguas, fotografiado en su despacho, en el verano de 2022. Foto: Juan Enrique Gómez

Te vas con casi todo hecho. Contento y agradecido con todo el mundo. Pero también te llevas la frustración de que la donación de toda tu colección personal no haya encontrado el destino adecuado

Te vas con casi todo hecho. Contento y agradecido con todo el mundo. Con el colectivo de ingenieros que te ha homenajeado, con los sevillanos que han catalogado tu colección. Con tu Universidad que te hizo Doctor Honoris Causa el año pasado. Orgulloso porque algunas de tus máquinas se quedan colocadas en esquinas de Granada, en jardines de la UGR y otras ciudades, como símbolo de resurrección tras haberlas desahuciado el progreso. Pero también te llevas la frustración de que la donación de toda tu colección personal no haya encontrado el destino adecuado. Con la única condición de que quede expuesta para conocimiento y aprendizaje de futuras generaciones. Con ese encargo quedan tus herederos y tus amigos más cercanos. 

Miguel Giménez Yanguas, en el homenaje que recibió del Colegio Oficial de Ingenieros en noviembre de 2023. Foto: IndeGranada

Tu modestia no aceptó ningún homenaje más en vida. Te negaste a que publicásemos tu biografía y no querías escuchar nada sobre un recuerdo callejero o monumental con tu nombre. Simplemente porque lo merecías. "Eso lo hacéis, si me queréis, pero cuando yo esté muerto", repetías una y otra vez. De lo primero ya estuvimos acopiando fotografías y apuntes a tus espaldas. Nunca te dijimos que lo coordinaría tu hija. De lo segundo, es de esperar que se encarguen los próceres del municipio, al que tanto has amado. Seguro que cuando te pongan un monumento o una placa -sobradamente merecidos- por cualquier rincón de Granada, figurará la frase con que tú siempre quisiste que te recordásemos: "Miguel Giménez Yanguas, un hombre bueno". 

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Imágenes: Colección de fotografías de Juan Enrique Gómez en la casa-museo-archivo de Miguel Giménez Yanguas. Verano de 2022