Asegura que hombre y mujer son diferentes
El arzobispo de Granada denigra la lucha por la igualdad: ‘Detrás de la ideología de género hay una patología, una cortedad y torpeza de inteligencia’
El arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, volvió a mostrar su ideología ultraconservadora. En este caso, para denigrar la lucha contra la Igualdad al asegurar en su última homilía en la Catedral que tras la ‘ideología de género, hay una patología, una cortedad y una torpeza de la inteligencia’. Te ofrecemos el audio de estas más que desafortunadas manifestaciones.
El arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez. Miguel Rodríguez
El insulto a la lucha por la Igualdad lo profirió el arzobispo de Granada en la Catedral el pasado domingo, día de la Campaña de Manos Unidas, en una homilía en la que trataba sobre la vida moral cristiana, que calificó de “preciosa”.
Hablaba el arzobispo de que “la Creación ya tiene una ley” y “esa es, por así decir, una ley que está en las cosas y aprendemos a respetarlas”. “No siempre conocemos las leyes de esas cosas y no sólo por falta de ciencia, también porque el pecado nos afecta”.
Y puso como ejemplo lo que un sacerdote amigo suyo le decía: “Que Cristo no ha venido sólo para que seamos buenos; que Cristo ha venido también para enseñarnos a distinguir una patata de una rosa y un hombre de una mujer. Ponía más ejemplos pero yo no me acuerdo de los que ponía. Y para descubrirnos que las patatas son muy feas pero se comen, y las rosas son muy bonitas, pero si te comes una rosa, te llenas la boca de sangre y, además, destruyes la belleza de la rosa”.
E inmediatamente agregó, tras un prolongado silencio: “Y que un hombre se siente una mujer… A veces nos cegamos tanto”, para asegurar: “Yo pienso ahora mismo en todas las implicaciones de la ideología de género -dijo con sorna-, que, además, trata de imponerse como ley en la educación de los niños. Hay una patología detrás de eso. Hay una cortedad y una torpeza de la inteligencia”.
Empleó el arzobispo de Granada el término "ideología de género", el que habitualmente utilizan todavía a estas alturas, en pleno siglo XXI, ultraconservadores para tratar de denigrar la perspectiva de género, la lucha por la igualdad.
No es la primera vez que el Arzobispado de Granada escandaliza por su interpretación de la que denomina “ideología de género”.
El pasado año, en febrero, durante el pregón de la Semana Santa, el vicario general de la Curia, Francisco Espigares, se refirió a las “víctimas de las mentiras de la ideología de género”, en unas palabras que el Arzobispado se apresuró entonces a desvincular de la violencia de género.
Lo que dijo entonces el vicario, contextualizado por la Curia en el Año de la Misericordia, fue asegurar que la Iglesia se ve a sí misma "como hospital de campaña que Dios ha regalado al mundo, convertido en un campo de batalla, para que tantos hombres y mujeres heridos puedan experimentar la salvación en carne propia".
Y se refirió en ese punto a "heridos por la guerra, por el terrorismo, por el hambre, por el paro o la falta de perspectivas, por los fracasos sentimentales, por la destrucción de la familia, por las adicciones al alcohol, al sexo, a las nuevas tecnologías o a las drogas, por una economía del descarte, por las mentiras de la ideología de género, por el aborto, por la corrupción”.
Polémica también fue la edición del libro ‘Cásate y sé sumisa’, el libro de la periodista italiana Costanza Miriano que enseñaba la “obediencia leal y generosa, la sumisión”.
Hombres y mujeres son diferentes, según el arzobispo
“Somos iguales en dignidad, ¿cómo no lo vamos a ser? Pero no somos intercambiables más que para los intereses del mercado, y del Ministerio de Hacienda. Pero nada más. En la vida, en la vida real, somos iguales en dignidad, hermanos y compañeros, y tenemos el mismo destino: participar de la vida nueva en Cristo. Pero, en todo lo demás no reaccionamos igual, no pensamos de la misma manera. Pero hasta eso, perdemos el contacto con lo natural y una ideología puede enseñarnos las cosas más inverosímiles”, señaló.
En la homilía, que comenzó en lengua inglesa por la presencia de la Schola Cantorum del London Oratory School, que cantó durante la liturgia, también se refirió a la relación entre u hombre y una mujer.
“El adulterio es un mal. Pero Jesús dice: El que mira a una mujer deseándola ya ha cometido adulterio. Es decir, hay otra forma de mirar. La ley de Cristo es infinitamente más radical. Pero no es porque añada dos mil preceptos más a los seiscientos que tenía la ley judía según los fariseos, sino porque la pone en un nivel más allá”, dijo el arzobispo de Granada.
Prosiguió en su reflexión que “todo se reduce a amar a Dios con todas tus fuerzas y amar a cualquier hermano tuyo como a ti mismo. Esa ley tan elemental, pero tan radical, que me abre la posibilidad a una relación nueva; relación nueva entre padres e hijos; relación nueva entre hombre y mujer, como decía San Pablo en un pasaje: “Ya no hay griego ni bárbaro (han caído todas las divisiones creadas por los hombres), ya no hay (como si fueran dos categorías de hombres diferentes) judío ni gentil, ya no hay esclavo ni libre, ya no hay hombre ni mujer (como dos categorías de seres humanos: los hombres los que deciden, las mujeres en segundo plano), sino que todos sois uno en Cristo Jesús”.
“Necesitamos el espíritu de Dios para vivir esa relación nueva, donde es posible una amistad verdadera; donde es posible con la gracia de Dios una relación y una amistad pura entre hombres y mujeres, y una colaboración buena para el fin del mundo, para el bien de los hombres; donde es posible el amor entre el hombre y la mujer, no como una pasión de luchas de poder, o de usar al otro para satisfacer necesidades mías afectivas, sexuales, del tipo que sean, sino deseando que el otro, que es diferente, que la otra, que es diferente, pueda cumplir su vocación, su participación plena en la vida de Dios”.
Y para terminar señalo: “Danos tu gracia. Sostennos con tu gracia porque es la única manera en que se hace justicia a los deseos más profundos de nuestro corazón. Todos deseamos ser amados así. Ninguna mujer desea ser mirada con lascivia, ninguna. Le horroriza. Ninguno de nosotros deseamos que se nos mienta, o que se nos insulte, ninguno. Y sin embargo, no somos capaces de querernos como el Señor nos quiere. Danos tu espíritu, para que podamos mirarnos así, querernos así, tratarnos así. Y eso haría el mundo un lugar mucho más vivible, mucho más vivible”.
La homilía titulada “La ley de Dios es siempre un camino de vida”, fue subida días después a la página web del arzobispo de Granada.
Las reacciones a las manifestaciones del arzobispo: