A sus 90 años, Gabriel Fernández Valladares sigue luchando para que no se olvide el nombre de su padre, el concejal Juan Fernández Rosillo, fusilado en la tapia del cementerio de Granada.
Gabriel Fernandez Valladares muestra la foto de su padre, Juan Fernández Rosillo.
“Me voy por vergüenza”, fueron las palabras de Gabriel Fernández Valladares, hijo del concejal socialista Juan Fernández Rosillo, fusilado el 7 de agosto de 1936 en las tapias del cementerio de Granada, durante la represión franquista que ensangrentó las calles de nuestra ciudad. Gabriel abandonó indignado el Pleno del Ayuntamiento del viernes 9 de octubre de 2009, hace ya diez años, cuando debatía sobre la colocación de una placa para rendir homenaje a los 4.000 fusilados en la tapia. Apenas tenía siete años, el menor de tres hermanos, cuando acribillaron a su padre por la espalda y con las manos atadas, y no pudo soportar por más tiempo la falta de respeto de Sebastián Pérez, primer teniente de alcalde y presidente del Partido Popular, que despreciaba su dolor.
Juan Fernández Rosillo, concejal socialista del Ayuntamiento de Granada, fusilado en las tapias del cementerio.
La retórica de Pérez, que restaba importancia al asesinato de su padre, le rompió el corazón: "¿Cómo puede hablar con ese despreció de sus antiguos compañeros de corporación, vilmente asesinados? –lamentaba Gabriel-. Y es que en aquel muro del terror fueron ejecutados cinco alcaldes, como José Palanco Romero, Ricardo Corro Moncho, Constantino Ruiz Carnero, Luis Fajardo Fernández y Manuel Fenández Montesinos, así como diez concejales, entre los que se encontraba su propio padre, Juan Fernández Rosillo
La retórica de Pérez, que restaba importancia al asesinato de su padre, le rompió el corazón: "¿Cómo puede hablar con ese despreció de sus antiguos compañeros de corporación, vilmente asesinados? –lamentaba Gabriel-. Y es que en aquel muro del terror fueron ejecutados cinco alcaldes, como José Palanco Romero, Ricardo Corro Moncho, Constantino Ruiz Carnero, Luis Fajardo Fernández y Manuel Fenández Montesinos, así como diez concejales, entre los que se encontraba su propio padre, Juan Fernández Rosillo.
El Partido Popular intentó borrar la memoria de los vencidos
Durante seis años, Gabriel encabezó el movimiento memorialista para conseguir que la tapia del cementerio fuese declarada lugar de memoria histórica y reconoce que no fue fácil: “La oposición radical del Partido Popular a poner una placa para honrar a las víctimas del franquismo es un claro ejemplo de cómo la derecha granadina está obsesionada, desde los años de la dictadura, con borrar la memoria de los vencidos”. El gobierno municipal del Partido Popular llegó a arrancar hasta cinco placas que pusieron los familiares en la tapia, sin respetar el valor sentimental que tenían para ellos. Año tras año, los familiares ponían una placa que el Partido Popular quitaba sin contemplaciones. Así hasta el 5 de octubre de 2012, cuando la Junta de Andalucía, gobernada en coalición por PSOE e Izquierda Unida, declaró y protegió la tapia como lugar de memoria histórica. Para Gabriel y los demás familiares de las víctimas “ese fue el día más feliz de nuestras vidas, por fin conseguíamos un lugar donde rendir homenaje a nuestros seres queridos”.
Y siete años después, el 27 de julio de 2017, también con el apoyo del movimiento memorialista, lograron un segundo éxito: el Memorial con todos los nombres de las víctimas, ya que se trata de un episodio de la represión franquista muy bien documentado por investigadores como Ian Gibson o Eduardo Molina Fajardo. La última vez que Gabriel estuvo en la tapia fue el pasado 1 de noviembre, con motivo del día de los difuntos. Ese día, miles de familias suben al cementerio para recordar a sus seres queridos, pero las víctimas del franquismo no tienen una tumba a la que llevar flores, ya que fueron arrojadas a fosas comunes y la dictadura ordenó su profanación para impedir que pudieran recuperar sus restos. Ahora tienen este Memorial para ejercer el derecho al duelo.
Gabriel Fernández Valladares hace una ofrenda floral en el Memorial de la tapia del cementerio, que rinde homenaje a su padre y a las 4.000 víctimas del franquismo, fusiladas en aquel muro del terror.
Me quitaron el cariño de mi padre
Gabriel Fernández participó, junto a otros familiares, en esa ofrenda floral a las víctimas del franquismo. Un minuto de silencio y el cante flamenco de Juan Pinilla hicieron del homenaje un acto muy emotivo, en el que estuvieron acompañados por la Asociación Granadina Verdad, Justicia y Reparación y la Plataforma Granada Abierta. Gabriel llevaba una corbata roja, con la insignia municipal que lucía su padre cuando era concejal, y un ramo de claveles, con los colores de la bandera republicana. Buscó en el Memorial el nombre de Juan Fernández Rosillo, forjado en hierro, y puso las flores. Durante el acto, recordó emocionado que sólo tenía siete años cuando fusilaron a su padre y apenas pudo conocerlo: “me quitaron el cariño de mi padre, siendo todavía un niño, pero no se conformaron con eso, nos quitaron también la imprenta para dejar a mi familia en la ruina y nos echaron de nuestra casa, dejándonos en la calle. Mi madre, que era modista, se vio obligada a mantener sola a sus tres hijos, bordando para el mismo ejército que había fusilado a su marido”.
Leocadia Valladares Montes y Juan Fernández Rosillo, padres de Gabriel.
Gabriel se consuela con un diente de su padre que guarda en una bolsa como una reliquia. También conserva, como oro en paño, algunas fotos de sus padres y un recorte de la revista Granada Gráfica que elogia la labor de Juan Fernández Rosillo en el Ayuntamiento
El cadáver de Juan Fernández Rosillo no fue arrojado a la fosa común, pues su familia pudo rescatarlo a tiempo para darle entierro en una tumba. Gabriel se consuela con un diente de su padre que guarda en una bolsa como una reliquia. También conserva, como oro en paño, algunas fotos de sus padres y un recorte de la revista Granada Gráfica que elogia la labor de Juan Fernández Rosillo en el Ayuntamiento: “Popular teniente de alcalde –decía la célebre revista-, presidente de la Comisión de Fiestas, que ha puesto en el desenvolvimiento de su cargo – secundado eficazmente por sus compañeros en ese organismo – el más plausible buen deseo y la mayor buena fe para que resulte el programa de las fiestas del Corpus, original y atractivo. Hay números que constituirán verdaderos aciertos. Nuestra felicitación al señor Rosillo, al alcalde señor Corro y a los concejales de la Comisión de Fiestas”.
Asimismo, guarda con celo el Boletín Oficial de la Provincia del 20 de noviembre de 1936 sobre “incautación de bienes pertenecientes a individuos culpables de actividades marxistas o rebeldes”. Es decir, el juez instructor Miguel Beltrán Aledo deshonró la toga y traicionó el Estado de Derecho. Se puso al servicio de los golpistas, en una farsa judicial sin garantías jurídicas, abriendo un infame expediente contra Juan Fernández Rosillo, a quien acusó de rebeldía. Y por último, Gabriel me enseña una noticia que informa sobre la Imprenta Rosillo, sita en la calle Fábrica Vieja, que fue incautada por el régimen para editar con ella el periódico falangista Patria, dirigido por Eduardo Molina Fajardo, que llamaba “chusma roja” a los granadinos que, como su padre, fueron asesinados por defender la legalidad democrática de la República.
Gabriel Fernández Valladares, Francisco Matarán y Paco Vigueras, ante el busto de Blas Infante en el Parlamento de Andalucía.
Gabriel, en el Parlamento de Andalucía
Con 88 años, Gabriel Fernández Valladares estuvo en el Salón de Plenos del Parlamento Andaluz, el 11 de febrero de 2017, para celebrar la aprobación de la Ley de Memoria Histórica de Andalucía, con los votos a favor del PSOE y de Izquierda Unida, y la abstención del PP y Ciudadanos. Fue la primera vez que visitaba la cámara autonómica y llevaba un retrato de sus padres, Juan Fernández Rosillo y Leocadia Valladares Montes, que mostró a la prensa
Con 88 años, Gabriel Fernández Valladares estuvo en el Salón de Plenos del Parlamento Andaluz, el 11 de febrero de 2017, para celebrar la aprobación de la Ley de Memoria Histórica de Andalucía, con los votos a favor del PSOE y de Izquierda Unida, y la abstención del PP y Ciudadanos. Fue la primera vez que visitaba la cámara autonómica y llevaba un retrato de sus padres, Juan Fernández Rosillo y Leocadia Valladares Montes, que mostró a la prensa: “Me he sentido indignado cuando los diputados del Partido Popular han rechazado la ley de memoria que consideran innecesaria, a pesar de que todavía tenemos tantos desaparecidos en fosas comunes”. Y tampoco le gusto la actitud ambigua de Ciudadanos: “pues hablan de reconciliación entre víctimas y verdugos, cuando todavía no se ha hecho justicia a nuestros padres. Y sin justicia, no puede haber reconciliación”.
Gabriel iba acompañado por Francisco Matarán, hijo del maestro de Alhendín, también asesinado por quitar los crucifijos para hacer una escuela laica. Francisco declaró a los periodistas: “Yo soy hijo de Ángel Matarán que fue fusilado junto a mi hermano mayor, Alfonso, que tenía 19 años. Los mataron el 13 de agosto de 1936, cinco días antes que a Lorca”. Más tarde, se refirió a la Transición: “Y la Transición fue una bajada de pantalones que hizo que todos los franquistas, de pronto, se convirtieran en demócratas y aquí no había pasado nada. Los que asesinaron a mi padre y a mi hermano siguieron en sus puestos y murieron en la cama, pero a Gabriel y a mí nos destrozaron la infancia y la vida”. Para Gabriel y Francisco fue un momento cargado de emociones y se sintieron afortunados por haber vivido lo suficiente para presenciar ese día histórico.
Gabriel Fernández y Paco Vigueras en la sesión del Parlamento Andaluz que aprobó la Ley de Memoria Histórica de Andalucía.
Este es un espacio para el recuerdo y el homenaje a las víctimas del franquismo.
Para que nunca se olvide. Para que nunca se repita.
En colaboración con
y las asociaciones memorialistas de la provincia de Granada.
Si no has tenido la oportunidad o quieres volver a leerlos:
- Natividad Bullejos, una mujer libre
- Salvador Vila y Miguel Unamuno: vidas paralelas
- La memoria escrita de Güevéjar
- Luis López García 'Jorovive'
- El abuelo estaba bajo el almendro
- Antonio Pretel Fernández, de Granada a la Unión Soviética
- Depuración de maestros republicanos, uno de los episodios más infames de la represión franquista
- Paulina Odena García. 'Lina Odena'
- Jesús Yoldi Bereau, profesor de la Universidad, intelectual y alcalde
- Recordando a Matilde Cantos Fernández, una feminista 'avant la lettre'
- Agustina González López, La Zapatera, fusilada por romper moldes
- En Honor, Memoria y Justicia de José Alganza Granizo
- José Becerril Madueño, defensor de una avanzada educación pública de calidad, al servicio de Baza
- Pedro Domínguez Mazo, el escultor bilbaíno fusilado en Víznar
- Ángel Matarán y Justa de Vicente, maestros de la República
- Diana y Libertad, las mujeres que se vieron obligadas a cambiar de nombre por la represión franquista
- Las Tres Rosas de Chimeneas
- Menoyo Baños, semblanza del ingeniero militar comprometido con la República
- Últimas horas de Federico en el Gobierno Civil, lugar de violencia, terror y represión
- Dióscoro Galindo, el maestro cojo fusilado junto a Federico García Lorca
- La anhelada reparación para los catorce de Pinos Genil
- Constantino Ruiz Carnero
- La búsqueda de Rosalía
- Eufrasio Martínez, el periodista que cambió la pluma por el fusil para defender la legalidad de la República
- Los hermanos Quero, iconos de la lucha contra el Régimen
- Rosario Bustos Prados, memoria de La Desbandá
- Los nietos de guerrilleros de la Alpujarra se movilizan para hallar sus cuerpos y dignificar su memoria
- Cúllar desentierra la memoria de sus represaliados
- Agustín Gómez Bonilla, el carpintero de El Fargue