El Fuerte del Horror. Torturas y ejecuciones extrajudiciales en Carchuna y Castell de Ferro en julio de 1947
Habían sido detenidos en una amplia redada llevada a cabo en el municipio de Lentegí por guardias civiles vestidos de paisano que intervinieron por las distintas cortijadas, desde la que se encuentra más alejada, para ir acercándose al pueblo.
Resultaron detenidas dieciocho personas, once hombres y siete mujeres que fueron llevados al Ayuntamiento de Lentegí, donde se esperaba que fueran avalados por el alcalde, Antonio Villoslada Ramírez, que no lo hizo con nadie. Desde Lentegí le condujeron a pie hasta Otívar para ser trasladados en un camión al Fuerte de Carchuna, en el término de Motril.
El historiador José María Azuaga y Jacqueline López Ligero, de la Asociación 14 de Abril Costa de Granada, han llevado a cabo una investigación en la que reconstruyen aquellas detenciones, el confinamiento de los detenidos en el Castillo de Carchuna y el fusilamiento extrajudicial de cuatro de ellos en las tapias del cementerio de Castell de Ferro, donde fueron enterrados en una fosa común. Este es su extraordinario trabajo de investiugación, que reproducimos en homenaje a todos ellos.
El contexto histórico
En el caso de la provincia de Granada, sufrieron ejecuciones extrajudiciales a lo largo de ese año, casi siempre en grupo, distintos vecinos de Motril, Almuñécar, Almegíjar, Albuñuelas, Lentegí, Huétor Santillán, Trevélez, Pórtugos, Monachil, Pinos del Valle, Alcázar, Órgiva, Capileira, Jérez del Marquesado, Carataunas y Loja, entre otros lugares
Las víctimas de Lentegí
“La ejecución extrajudicial de cuatro personas es una muestra más de la crueldad represiva del franquismo”
Estaban durmiendo también cuando llegaron a detenerlos. La puerta la tenía cerrada la misma Guardia Civil, que fue quien la abrió. Pudieron detener a más personas, pero anteriormente se habían marchado de la cortijada a la aldea de Los Prados de Lopera, en el término de Albuñuelas, confiando en que la cercanía de un destacamento militar los libraría de sospechas
Al encontrarse lejos del casco urbano, este lugar podía ser utilizado como centro de apaleamiento y tortura, para que no se oyeran los gritos de sufrimiento de los detenidos. En otros recintos de similares características ocurría lo mismo, aunque eso no significa que los acuartelamientos urbanos dejasen de ser utilizados y que los vecinos no siguieran oyendo muchas veces esos chillidos de dolor
El Fuerte de Carchuna, centro de represión en la posguerra
“El Fuerte de Carchuna se confirma como un centro de represión y tortura durante la posguerra”
Pudo ver cómo a través de una ventana, a oscuras, alguien hacía un gesto con las manos, y a partir de entonces se detuvo el suplicio. Afirma que “Peneque” fue quien había delatado todo aquello, señalando a gente inocente; de su identidad se enteró más tarde, cuando ya había salido del fuerte. El que le pegaba le dijo: “hombre, perdona”; la espalda le quedó llena de verdugones, y él estuvo llorando. Ya no volvieron a llamarlo. A su padre no le llegaron a pegar
Al igual que con otros casos similares, como el que acabamos de mencionar de Los Tablones de Motril, la documentación oficial no reconoce la verdad de lo ocurrido, temerosa de que de alguna manera salga a la luz con el consiguiente descrédito del franquismo, que estaba incumpliendo sus propias leyes. Los distintos testimonios orales recogidos son concluyentes, hasta el punto de que podemos decir que es vox populi entre las personas mayores que pudieron saber del caso: se trató de unos vecinos que sacaron de Lentegí, que no eran guerrilleros, y que trasladaron a Carchuna primero y luego a un lugar cercano a Castell donde los mataron
“Cuando llevaba a cabo una ejecución extrajudicial, el régimen falsificaba en su documentación la verdad de lo ocurrido”
Algunas conclusiones:
Relación de personas de Lentegí que estuvieron detenidas en el Fuerte de Carchuna en la redada de julio de 1947, elaborada por Francisca Pretel Fajardo y Francisca Fernández Pretel:
Antonio Miguel Medina Franco: fusilado y enterrado en el cementerio de Castell de Ferro.
Miguel Fernández Villoslada: fusilado y enterrado en el cementerio de Castell de Ferro.
Antonio Pretel Cano: trasladado a la cárcel.
Alejandra Aneas Moya: trasladada a la cárcel.
Vicenta Aneas Moya: trasladada a la cárcel.
Manuel Guerrero Navarro
Antonio Guerrero Alaminos
Antonio Pretel Aneas
Dolores Villoslada Ruiz: trasladada a la cárcel.
Carmen Alaminos Alaminos: trasladada a la cárcel.
Juan Villoslada García: trasladado a la cárcel.
María Villoslada García: trasladada a la cárcel.
Juan Villoslada Guerrero: trasladado a la cárcel.
María García: trasladada a la cárcel.
Angustias Arellano Arellano: trasladada a la cárcel.
Antonio Guerrero Navarro: trasladado a la cárcel.
Para que nunca se olvide. Para que nunca se repita.
En colaboración con y las asociaciones memorialistas de la provincia de Granada.
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