Depuración de maestros republicanos, uno de los episodios más infames de la represión franquista
Ya hemos hablado sobre el asesinato de Dióscoro Galindo, el maestro que compartió fosa común con Federico García Lorca. También hemos conocido la historia de Ángel Matarán y Justa de Vicente, maestros represaliados en Alhendín. Hay pocos pueblos en la provincia de Granada sin un maestro desaparecido o depurado al comienzo de la guerra civil.
En este capítulo, seguimos rescatando del olvido la represión contra el magisterio.
Pedro Fernández, maestro de Huétor Vega
En Huétor Vega también perdieron a su maestro. Pedro Fernández Sánchez fue detenido el 1 de agosto de 1936 en su casa de la Calle San Matías de Granada y estuvo en prisión una semana para ser fusilado el 7 del mismo mes en Víznar.
El Ayuntamiento de Huétor Vega no ha olvidado la labor educativa y humana realizada por Pedro Fernández durante los 20 años largos que ejerció el magisterio en este pueblo. Hasta 1935, cuando se trasladó a la capital para dirigir la Escuela Graduada.
Los vecinos de Huétor Vega recuerdan que sus clases eran las más numerosas. Hasta 160 niños aprendían las primeras letras con el maestro Pedro Fernández, que hacía grandes esfuerzos para evitar el absentismo escolar por parte de los hijos de jornaleros, sobre todo en tiempos de faena agrícola. Muchos de sus alumnos tenían 14 años y dejaban de ir a la escuela para ayudar a sus familias en el campo. El maestro se presentaba en sus domicilios y convencía a los padres para que volvieran a clase.
También destacó por su empeño en llevar a cabo una campaña de alfabetización. Durante el día enseñaba a los más pequeños y por la noche daba clases a los mayores, cuando regresaban del trabajo. Pedro Fernández quería que todos, niños y adultos, supieran leer y escribir para reducir el índice de analfabetismo que, en aquella época, superaba el 90 por ciento de la población. Para el maestro de Húetor Vega, el atraso generalizado que sufría entonces el pueblo era consecuencia de una sociedad analfabeta.
En Huétor Vega tampoco olvidan su compromiso político y social. Pedro Fernández fundó el Partido Socialista en 1931 y las Juventudes Socialistas en 1933. También organizó la Sociedad Obrera de Agricultores 14 de Abril, que pertenecía a la UGT, y presidió el Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de Granada.
El 7 de agosto de 1936 fue fusilado a causa de su intensa actividad política y sindical, y de su compromiso docente con Huétor Vega
El 7 de agosto de 1936 fue fusilado a causa de su intensa actividad política y sindical, y de su compromiso docente con Huétor Vega. Tuvieron que pasar 66 años, en 2002, para que este municipio granadino, situado a los pies de Sierra Nevada, recuperase la memoria del maestro. Un monumento recuerda a Pedro Fernández en el Carmen de San Rafael y una calle de Huétor Vega lleva su nombre. Es el homenaje al maestro que enseñó a leer y a escribir a más de una generación de vecinos. Concha y Fabiola, hijas de Pedro Fernández, han expresado así el agradecimiento de la familia al pueblo de Huétor Vega: “Qué mejor recompensa para un maestro que ser recordado por los hijos y los nietos de sus alumnos”.
Francisco Garrido, maestro de Loja
El maestro Francisco Garrido Rodríguez ejerció en Diezma, en Rute y, sobre todo, en Loja, donde estuvo de 1933 a 1936. Sabemos por su nieta, Cristina Garrido Delgado, que fue detenido el 21 de julio de 1936 en su domicilio de la calle Solares 22, en Granada capital. Estaba leyendo el periódico, en compañía de su hijo de 12 años, cuando tres falangistas se lo llevaron, lo montaron en un coche y, desde entonces, “nunca más supimos de él”.
Tuve ocasión de hablar con el hijo del maestro Garrrido cuando ya era un anciano de 81 años de edad. Nos vimos en la Plaza de Bib Rambla de Granada, pero me pidió que no grabara nuestra conversación y, mucho menos, hacerle una fotografía. Hablamos de aquel 21 de julio de 1936, fecha que marcó un antes y un después en su vida. Testigo de la detención de su padre, en su rostro se reflejaba todavía el terror y la impotencia que sintió en aquel momento, cuando se lo llevaban, sin que pudiera hacer nada por impedirlo.
La Comisión Depuradora Provincial abrió el expediente en Loja, en 1937, al año de su desaparición. Utilizó informes de la Guardia Civil, del alcade, un compañero y un vecino
Todo parece indicar que el maestro Garrido era un hombre señalado por los franquistas desde el año 1934, cuando en Granada se organizó una importante huelga obrera, duramente reprimida por el gobierno de la CEDA. Estuvo detenido en la prisión de Granada en dos ocasiones y durante varias semanas por participar de forma activa en la huelga y en los mítines que el Frente Popular solía organizar en el Estadio de los Cármenes, a los que el maestro iba acompañado de su hijo. Cristina Garrido ha encontrado el expediente de depuración de su abuelo en el Archivo de la Administración de Alcalá de Henares (Madrid). La Comisión Depuradora Provincial abrió el expediente en Loja, en 1937, al año de su desaparición. Utilizó los informes de la Guardia Civil, del alcalde, de un compañero y de un vecino para acusar a Francisco Garrido de ser miembro destacado de la izquierda marxista y comunista. También figura como afiliado al Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza y a la Federación Universitaria Escolar (FUE).
Entre los informes solicitados por la Comisión Depuradora destaca, por su dureza, el elaborado por el Ayuntamiento de Loja, el 19 de diciembre de 1936. El alcalde acusa al maestro Garrido de ser un hombre “de pésima conducta en todos los aspectos. Comunista, primer jefe y dirigente de todos los partidos políticos avanzados de izquierdas de esta población, desde su venida a ella en 1934. Principal causante moral de todos los atropellos y crímenes cometidos por los marxistas en esta población, ya que, con su oratoria fácil, los alentaba a la implantación del comunismo y la supresión de todo lo que tendiera al orden público y buenas costumbres”.
En otro informe, el arcipreste de Loja llega a decir: “Respecto a la conducta profesional y social de D. Francisco Garrido, ha sido funesta y pésima en todos los sentidos, indigno de tener una escuela a su cargo. Y en este pueblo ha hecho una labor tan mala que no hay palabras con qué calificarlo”. Y no menos contundente, un tercer informe, enviado a la Comisión Depuradora por la Comisaría de Investigación y Vigilancia: “Trabajador de la enseñanza y apoderado del funesto Frente Popular, figura en la lista ocupada en el Gobierno Civil como persona de confianza de la izquierda… Defensor de la escuela popular y laica. Siendo socialista de acción”.
El 5 de marzo de 1940, la Comisión admite y justifica que Francisco Garrido ha sido fusilado con el siguiente eufemismo: "Dicho maestro ha sufrido la sanción de la justicia en su grado máximo y los informes que aparecen en su expediente revisten suficiente gravedad. Separación definitiva del cargo y baja en el escalafón"
Durante casi dos años se van incorporando informes al expediente abierto contra el maestro con tan graves delitos como “ser comunista y ateo de oratoria fácil”. No es el único que hay sobre la mesa de la Comisión Depuradora. También se amontonan los expedientes abiertos contra Luis Romero Anaya, maestro de La Zubia; contra Antonio Fernández Abril, maestro de Atarfe, o contra Felipe Pérez Garrido, maestro de Otura, entre otros muchos. Y el 26 de noviembre de 1939, en una demostración de cinismo, el Boletín Oficial de la Provincia de Granada publica la lista de 39 maestros que deben comparecer ante la Comisión Depuradora, entre los que figura Francisco Garrido. Por supuesto, ninguno puede hacerlo porque han sido fusilados y, por tanto, separados del magisterio y de la vida. Finalmente, el 5 de marzo de 1940, la Comisión admite y justifica que Francisco Garrido ha sido fusilado, aunque utiliza el siguiente eufemismo: “Dicho maestro ha sufrido la sanción de la justicia en su grado máximo y los informes que aparecen en su expediente revisten suficiente gravedad. Separación definitiva del cargo y baja en el escalafón”.
La familia Garrido ha intentado, sin éxito, averiguar las causas de su fallecimiento, que no se describen en el expediente de depuración, en el que sólo se indica: “Don Francisco Garrido. Maestro de Loja, Granada. Condenado a muerte”. Aunque se supone que fue fusilado, como tantos maestros, no hay ningún documento que lo acredite, ya que tampoco aparece su partida de defunción en el Registro Civil de Granada.
Y además de Francisco Garrido, hay que añadir cuatro maestros más, que también ejercían en Loja. Fueron depurados, a raíz del informe desfavorable del Ayuntamiento de este municipio granadino, que decía así:
Mobiliario y material de una escuela republicana, conservados por el Sindicato de Enseñanza de UGT. El autor aparece sentado en la silla del maestro.
La depuración de maestros tenía como objetivo apartar de la enseñanza a quienes se habían identificado con el Frente Popular o, simplemente, colaborado con las autoridades republicanas. En consecuencia, el régimen no los consideraba dignos de confianza para participar en la nueva escuela nacional-católica. Es decir, los maestros de la España franquista tenían que ser: “católicos convencidos, educadores apostólicos y entusiastas patriotas”. Por eso, muchos maestros, como Justo José Casares Roldán, fueron sancionados por inculcar en los jóvenes el “virus republicano” y por leer la revista Nueva Pedagogía, tachada de comunista por la dictadura.
Mercedes del Amo nos dice en su libro Salvador Vila, el rector asesinado en Víznar que el golpe militar dejó diezmada la Escuela Normal de Magisterio: “La separación del servicio de decenas de maestros arrasó la educación en la provincia de Granada, sector que tanto había mimado la República”.
Fotografías incluidas en este reportaje: archivo personal de Paco Vigueras
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Para que nunca se olvide. Para que nunca se repita.
En colaboración con y las asociaciones memorialistas de la provincia de Granada.
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