Agustín Gómez Bonilla, el carpintero de El Fargue
La casa de Agustín está llena de recuerdos de su padre; un espejo bellamente tallado, una alacena o una pequeña repisa modernista nos hablan de un ebanista primoroso, el padre no nombrado, desaparecido en el año 36, que ha seguido presente en la vida de toda la familia.
Agustín Gómez Bonilla se casó con Teresa Luque el 10 de junio de 1925 con la que vivía en el barrio del Albaicín, en Plaza Larga, y de su matrimonio nacieron tres hijos de los que solo sobrevivieron Agustín y Francisco. Agustín todavía a recuerda como su padre, después de la muerte de su hermana mayor, les llevaba a tomar gaseosa a la venta 'La Manuela' mientras su madre se confinaba en casa presa de una gran tristeza.
Además de trabajar de carpintero en la fábrica del Fargue Agustín tenía también un pequeño taller en el edificio del refino en la calle Santa Bárbara en una de las cocheras, al que su hijo le acompañó en numerosas ocasiones, y en el que realizaba muebles para los militares. Era un hombre como cuenta la familia "muy trabajador y muy de su casa".
Cuando estalla la Guerra Civil la Fábrica del Fargue cae el mismo día 20 de julio en manos de los sublevados comenzando desde el principio los fusilamientos de trabajadores
Cuando estalla la Guerra Civil la Fábrica del Fargue cae el mismo día 20 de julio en manos de los sublevados comenzando desde el principio los fusilamientos de trabajadores. Agustín no era una persona que se hubiera significado especialmente, no así su hermanastro Rafael afiliado al Partido Socialista desde el año 31, miembro de la UGT y la Casa de Pueblo de Atarfe. Rafael se dio cuenta muy pronto del peligro que corría su vida y estuvo escondido varias semanas con uno de sus hijos en casa de su hermano hasta que finalmente decidió huir a Francia pidiéndole a Agustín que les acompañara, pero este repetía que el “no había hecho nada” y por tanto no tenía nada que temer.
Al parecer Rafael y su hijo llegaron a Francia, y según la documentación que hemos podido recabar estuvieron en “zona roja” hasta el final de la guerra, lo que probablemente le salvó de una muerte segura, sufriendo posteriormente la apertura de un expediente de responsabilidades en el que fue condenado al pago de 150 pesetas.
Pasaron los días de esos meses de julio y agosto y un día Agustín no volvió a casa.
Su hijo recuerda a Teresa con un pequeño cesto de comida acercándose a buscarlo a la cárcel
Su hijo recuerda a Teresa con un pequeño cesto de comida acercándose a buscarlo a la cárcel. Hoy sabemos por un trabajo realizado por la Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica (AGRMH) que fueron varios los trabajadores de la fábrica detenidos ese el día 5 de septiembre de 1936, entre ellos el también carpintero Claudio Torres Martín, detenido en el refino y llevado a Víznar con ese grupo para ser finalmente fusilados.
De alguna manera Teresa debió enterarse de lo que realmente había pasado con su marido y se trasladó a vivir cerca de la Basílica de las Angustias con su hermano dueño del conocido Garaje Alhambra en el Realejo. Hasta el año 1940 no se pidió su inscripción en el Registro Civil.
Teresa y sus hijos jamás volvieron a hablar de Agustín imponiendo el silencio como barrera ante el dolor, pero sus nietas han tenido la necesidad de saber que pasó con su abuelo. Con Agustín hijo, Isabelita su esposa, y sus hijas, la Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica trata de construir un nuevo puzle juntando poco a poco las piezas.
Silvia González, autora del artículo, es vocal de Familias e Investigación de la Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica.
http://granadamemoriahistorica.es/
y las asociaciones memorialistas de la provincia de Granada.
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