artículo por antonio claret garcía

'Pablo Iglesias. Ejemplo que merece imitación'

Política - Antonio Claret García, presidente de la Sociedad Fabiana Española. - Martes, 28 de Octubre de 2025
Antonio Claret García, como presidente de la Sociedad Fabiana Española, nos ofrece un magnífico artículo en el que glosa la figura del fundador del PSOE y la UGT, al que está dedicada la exposición que se puede visitar en el Centro Cultural CajaGranada.
Entrada a la exposición 'Pablo Iglesias Posse. Ética y Política', que se muestra en el Centro Cultural CajaGranada.
IndeGranada
Entrada a la exposición 'Pablo Iglesias Posse. Ética y Política', que se muestra en el Centro Cultural CajaGranada.

Conmemoramos en este último trimestre de 2025 el centenario del fallecimiento de Pablo Iglesias Posse (9 de diciembre) y los 175 años de su nacimiento (17 de octubre), con este motivo la Sociedad Fabiana Española ha organizado una gran exposición sobre su vida y su obra: Pablo Iglesias. Ética y Política, que puede visitarse en el Centro Cultural CajaGranada (Av. de la Ciencia, 2. Granada).

Con el paso del tiempo tal vez se han difuminado los contornos de este egregio personaje, figura imprescindible en desarrollo de movimiento obrero español, y su aniversario nos ofrece una oportunidad única para recordarlo

Con el paso del tiempo tal vez se han difuminado los contornos de este egregio personaje, figura imprescindible en desarrollo de movimiento obrero español, y su aniversario nos ofrece una oportunidad única para recordarlo. Un recuerdo que, lo confieso, no es inocente; pues creo, como nos advirtió Virgilio Zapatero, que las sociedades se nutren de olvidos y de recuerdos. Pero no es inocente lo que, en cada caso, se recuerda o se olvida. Sin duda, quienes con la pluma o la imagen recordamos este o aquel acontecimiento, a este o aquel personaje, estamos promoviendo unos determinados modelos y valores sociales.

En el tema que nos ocupa, al recordar a Pablo Iglesias mostramos a un dirigente político austero, abnegado, de honradez intachable y absolutamente entregado a la defensa de su Ideal. Unas cualidades reconocidas ampliamente sus contemporáneos. Por ejemplo, don José Ortega y Gasset afirmó que: Pablo Iglesias “tiene derecho a que su vida sea contada como un ejemplo que merece imitación”; para don Benito Pérez Galdós: “El conductor del Socialismo español es hombre de tal rectitud y pureza que contra él no caben pasquines ridículos” y, por añadir una tercera opinión muy cualificada, don Ramón Mª del Valle-Inclán recordaría algunos años después: “Todavía me parece verle y oírle con el calor y el entusiasmo de un hombre convencido. Desde el primer día me sentí atraído por aquel apóstol que no vacilaré en llamar grande”.

Pero quién era este obrero tipógrafo, autodidacta y con una salud más que precaria, a la que se sobreponía con la poderosa fuerza de sus convicciones. Nació en 1850 en El Ferrol (La Coruña) en el seno de una humilde familia. Su padre, peón municipal, falleció muy joven, en 1860, y la madre, buscando el amparo de un familiar que estaba colocado en Madrid, emigró a la capital con sus dos hijos, Paulino y Manolín. Al llegar se enteraron que su pariente había muerto y la señora Juana tuvo que ingresar a los niños en el hospicio para que al menos pudieran comer, mientras que ella se empleaba como lavandera en las frías aguas del Manzanares. En el hospicio aprendió Iglesias el oficio de tipógrafo que ejerció desde los trece años en diversas imprentas de Madrid.

Pedro Fernández, Cándida Martínez, Antonio Claret García, Fernando Martín López y Encarna Vargas, en la inauguración de la exposición sobre Pablo Iglesias, el pasado miércoles.. IndeGranada.

Creó la Federación Tipográfica Española incorporando sociedades obreras de catorce provincias, entre ellas la Asociación del Arte de Imprimir de Granada que, rodando el tiempo, en 1888 sería la única organización granadina que participó en el Congreso fundacional de UGT, donde estuvo representada por Pablo Iglesias

Algunos años después, cuando la revolución gloriosa de 1868 derrocó a Isabel II, se abrió un periodo de mayor libertad en España que posibilitó que la Asociación Internacional de Trabajadores (La Internacional) se instalase en España, organizándose la Federación Regional Española. El joven Pablo Iglesias se afilió al incipiente movimiento en 1870 y se unió al grupo de redactores que confeccionaban La Emancipación, órgano oficial de la Federación en Madrid. La ruptura de la I Internacional entre bakunistas y marxistas -un conflicto que dividió al movimiento obrero en toda Europa- se dejó sentir con fuerza en España. La mayoría del grupo de redactores de La Emancipación (Pablo Iglesias, Francisco Mora, José Mesa, …) de tendencia marxista fueron expulsados de la organización.

Pablo Iglesias dirigió entonces sus inquietudes hacia una organización gremial: la Asociación General del Arte de Imprimir (la cuna de un gigante, que diría Juan José Morato) ingresando en ella en mayo de 1873, seis meses después ya era presidente de la junta directiva, cinco de cuyos miembros habían pertenecido al grupo marxista de la Internacional. Bajo su dirección la Asociación adquirió una actitud mucho más reivindicativa y, tras el éxito de la huelga de tipógrafos de 1882, creó la Federación Tipográfica Española incorporando sociedades obreras de catorce provincias, entre ellas la Asociación del Arte de Imprimir de Granada que, rodando el tiempo, en 1888 sería la única organización granadina que participó en el Congreso fundacional de UGT, donde estuvo representada por Pablo Iglesias.

En ambas ocasiones, al grito de “O todos, o ninguno”, los socialistas lanzaron una agresiva campaña contra el injusto e inmoral sistema de reclutamiento, que permitía la redención en metálico, esto es, que quien pudiese pagar 1.500 pesetas no fuese a la guerra, que era soportada casi exclusivamente por los hijos de los proletarios

Pablo Iglesias lo fue todo, o casi todo, en el PSOE y la UGT, hasta 1915 o 1916. Bajo su dirección el PSOE participó en el Congreso Obrero Socialista de París (1889) que fundó la II Internacional y convocó las primeras manifestaciones del 1º de mayo. Se opuso a las guerras de Cuba y Marruecos, porque sólo se hacía en defensa de los intereses de los propietarios de los ingenios azucareros, en un caso, y de las minas del Rif, en otro. En ambas ocasiones, al grito de “O todos, o ninguno”, los socialistas lanzaron una agresiva campaña contra el injusto e inmoral sistema de reclutamiento, que permitía la redención en metálico, esto es, que quien pudiese pagar 1.500 pesetas no fuese a la guerra, que era soportada casi exclusivamente por los hijos de los proletarios.

Concejal del Ayuntamiento de Madrid en 1905 y Diputado a Cortes desde 1910 hasta su muerte, recorrió España creando Sociedades Obreras y Agrupaciones socialistas. No dejó nunca de luchar contra las injusticias, lo que le acarreó procesos y periodos de cárcel. La primera vez en 1894, cuando fue a Málaga a apoyar la huelga de los trabajadores de “La Industria Fabril”, propiedad de la familia Larios, que pedían mejoras en sus salarios, los más bajos de la industria textil española. En los siguientes años, como director de El Socialista, fue encarcelado varias veces por delitos de opinión. Al llegar la dictadura de Primo de Rivera, septiembre de 1923, tenía doce procedimientos judiciales abiertos.

La autoridad moral de Iglesias fue definitiva para el resultado de la votación, favorable a la independencia del socialismo español, aunque acarreó la escisión de un grupo que fundó el Partido Comunista

Desde 1915, las enfermedades que arrastraba se agudizaron obligándole a guardar cama largos periodos. Ya muy enfermo, en la grave crisis que atravesó el movimiento socialista entre 1918 y 1921, con motivo de la revolución rusa y la creación de la III Internacional (comunista), desde la cama envió una carta al Congreso socialista apoyando la postura de Fernando de los Ríos, quien se oponía a que el PSOE se integrase en la nueva organización. La autoridad moral de Iglesias fue definitiva para el resultado de la votación, favorable a la independencia del socialismo español, aunque acarreó la escisión de un grupo que fundó el Partido Comunista.

Los últimos años de su vida apenas salía a la calle, más allá de algunos paseos por el cercano parque de Rosales. Finalmente, “el abuelo”, como cariñosamente se le sigue llamando, falleció el nueve de diciembre a causa -dice el certificado de defunción- de miocarditis crónica y enfisema pulmonar. Su entierro fue una impresionante manifestación de duelo de una magnitud nunca vista antes en Madrid; 250.000 personas acompañaron el sepelio hasta el cementerio civil, donde Julián Besteiro, que le sucedió en la dirección de las organizaciones socialistas, se dirigió a la muchedumbre pronunciando un discurso en recuerdo de Pablo Iglesias, tras el que lentamente se disolvió el cortejo fúnebre.

Creo que la mejor manera de acabar este breve relato son las palabras de Luis Araquistáin, que en la necrológica de Iglesias escribió: “Son pocos los hombres que llegan a la muerte con el respeto moral de los adversarios, sin haber perdido la adhesión entusiasta de los compañeros. Así ha muerto Pablo Iglesias”.

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