Historia del Partido Comunista, por Juan Francisco Arenas de Soria

Capítulo XXVIII: 'La Primavera de Praga 1968. El PCE, de la ortodoxia a la disidencia'

Política - Juan Francisco Arenas de Soria - Viernes, 24 de Diciembre de 2021
Un nuevo capítulo, y extraordinario, de la magnífica historia del PCE que, en el año de su Centenario, nos ofrece cada viernes Juan Francisco Arenas de Soria.
Carros de combate soviéticos en el centro de Praga.
Fuente edición digital de Mundo Obrero.
Carros de combate soviéticos en el centro de Praga.
“No hay lenguaje sin metáfora

 muerte es metáfora de la nada

 no es la vida es la rosa

 no es la Historia es el tanque

 ni siquiera Praga es Praga”

Manuel Vázquez Montalbán
El artículo que a continuación presentamos pretende acercarnos a la conocida como “Primavera de Praga” por su profunda significación en el desarrollo del PCE y de su propuesta política. Es la clara muestra de la defensa de un “socialismo en libertad”, de una defensa de la necesaria conquista de las libertades democráticas para hacer posible el ideal socialista. Hemos abusado de múltiples citas, para, de esta manera poder recomponer, de la manera más fidedigna posible, el puzle que fundamentó el análisis que llevó al PCE a la disidencia.

El año 1968 será clave para comprender el movimiento comunista internacional, ya que los acontecimientos que se desarrollan durante el mismo como “el mayo francés”, la guerra de Vietnam, y de manera muy especial la conocida como “Primavera de Praga”, cambiarán de manera considerable la evolución del mismo y sus diferentes expresiones de tipo “nacional”. Porque la “Primavera de Praga” no es sino un intento de profundización en el modelo socialista, no un intento de destrucción del mismo, como afirma el historiador Luis Zaragoza[1]. Es por eso precisamente, que la entrada de los carros de combate del Pacto de Varsovia en Checoslovaquia supone una auténtica convulsión dentro del propio bloque socialista, siendo claro ejemplo de esto el testimonio de Irene Falcón:

“…De pronto, una pesadilla destrozó el nuevo sueño. Pravda, la agencia TASS y otros medios dieron noticias alarmantes sobre las relaciones entre el PCUS y el Partido Comunista de Checoslovaquia. Años antes habíamos vivido la ruptura chino-soviética. Los temores se hicieron realidad. El Ejército Rojo salió de sus cuarteles, invadiendo un país soberano, no para hacer retroceder y vencer a los ejércitos nazis, ¡sino para someter a un país socialista!...”[2]

Sin lugar a duda, no comprenderíamos todo el contexto de los cambios que se producen en este año clave sin el “mayo francés”. Las movilizaciones del colectivo estudiantil en Francia supondrán un fuerte impacto en todo el espacio de la izquierda europea, como muestra el estudio sobre el PSUC que lleva adelante Giaime Pala:

“…el estallido de la protesta juvenil en las calles de París provocó un terremoto en las células comunistas de estudiantes y profesores: los universitarios del PSUC ven cuestionados, por vez primera y desde la izquierda, no tan sólo su estrategia y visión de socialismo, sino sus referentes políticos y culturales…”[3]

Esto es causa del cuestionamiento que se hará en Francia del papel jugado por el PCF, pero que en el fondo afecta a todos los partidos comunistas anclados en el pasado estalinista, del cual a pesar del XX Congreso del PCUS, no habían salido en la mayoría de los casos, a lo que habría que sumar los cambios que se estaban produciendo en Checoslovaquia a manos del KFS de Alexander Dubček.

Fuerzas policiales en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Complutense. Mayo 1968. Fuente AHPCE.

 Los cambios en Checoslovaquia se venían produciendo de manera progresiva desde 1961 después del XXII Congreso del PCUS, tras las conclusiones del cual el Komunistická strana Československa (KSC/Partido Comunista de Checoslovaquia) comienza un proceso de revisión y estudio de la evolución socialista en su propio país, con diversos hitos en el proceso como el movimiento estudiantil, el programa de reformas económicas impulsado por Ota Sik inspirado en el sistema yugoslavo, el IV Congreso de Escritores Checoslovacos (1967) o el inicio de una importante crisis económica que ponía en jaque al gobierno encabezado por Antonín Novotný.

Alexander Dubček. Fuente revista El Viejo Topo

El cambio en la dirección del KSC en el que Alexander Dubček, liderando el sector reformista, se hace con la secretaría general, tendrá importantes repercusiones. Desde ese momento, hasta abril de 1968, el debate interno en el KSC sobre las reformas que eran necesarias aplicar fue de gran intensidad. Un Programa de Acción que manteniendo la esencia socialista abría la puerta a reformas de importante calado, empezando por una democratización interna del propio KSC, una propuesta de federalización checo-eslovaca que resolviera las disensiones internas, avanzando hacia reformas económicas que pretendían impulsar la maltrecha economía checoslovaca. Medidas acompañadas de la lealtad a la URSS, manteniendo su pertenencia al COMECON y al Pacto de Varsovia, a la vez que reafirmaba su defensa del socialismo. Pero el recelo que levantan las reformas de Dubček en el bloque socialista y en el sector más conservador del propio KSC eran demasiadas en el contexto de la Guerra Fría.

“El programa de Dubček inspiró lo que más tarde se conocería como eurocomunismo, una apuesta del PCF (Francia), PCI (Italia) y PCE (España) para buscar su propio camino al socialismo. Incluso el último dignatario de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, afirmó haberse basado en la Primavera de Praga para diseñar su perestroika”[4]

Una nueva visión desde dentro de la órbita comunista a la que se vino a denominar “el socialismo de rostro humano” que despertó gran interés en los partidos comunistas que se encontraban al otro lado del “telón de acero”, ya que abría la posibilidad de una inserción más normalizada en el espacio del modelo democrático occidental:

“…El nuevo rumbo que estaba promoviendo Alexander Dubcek en el PCCH fue acogido por la dirección del PCE con mucho interés e incluso con entusiasmo. En su opinión, este nuevo tipo de socialismo se encontraba más en sintonía con su propuesta de una “democracia política y social” aprobada en el VII Congreso y difundida a través de varios libros bajo la firma de Santiago Carrillo…”[5]

                Para Manuel Sacristán, uno de los pensadores marxistas españoles más destacados:

“…En cuanto a los rasgos característicos de la revolución política checoslovaca de 1968, los dos principales son en mi opinión la devolución de la libertad política a la gente y la recuperación de la veracidad por el PC, lo que le permitió una autocrítica auténtica del régimen burocrático, así como plantear sinceramente la situación de la teoría política socialista a la vista de las luces y las sombras de la experiencia empezada en 1917 en Rusia…”[6]

Se suceden los contactos entre los países socialistas y en julio de 1968 la URSS, RDA, Hungría, Polonia y Bulgaria pedirán a Checoslovaquia el abandono del camino emprendido. A comienzos de agosto se reúnen en la llamada Conferencia de Bratislava los países mencionados con Checoslovaquia, llegando a un acuerdo de entendimiento, con algunas limitaciones para las reformas emprendidas, pero no cortando de raíz las mismas[7]. Una conferencia que terminaba con una declaración en la línea del acuerdo político, lo que el PCE veía como un síntoma muy positivo, ya que su postura había sido desde el primer momento la de buscar un entendimiento entre las partes. Así Mundo Obrero reproducía algunos fragmentos del “acuerdo de Bratislava”:

“…la firme decisión de desarrollar y defender las conquistas socialistas en sus respectivos países; de mantener el papel dirigente de la clase obrera y su vanguardia, el Partido Comunista; de reconocer la necesidad de que cada Partido resuelva creadoramente los problemas del futuro desarrollo socialista, teniendo en cuenta las particularidades y condiciones nacionales…”[8]

El KSC se encaminaba hacia su IV Congreso en el mes de septiembre, lo que daría carta de naturaleza a las políticas emprendidas, pero a pesar de lo acordado en la Conferencia de Bratislava se iniciará la conocida como Operación Danubio, por la cual bajo el mando del Pacto de Varsovia la URSS junto con varios países más, iniciaban el 21 de agosto la invasión de Checoslovaquia para acabar con la “aventura” reformista.

Carros de combate soviéticos en el centro de Praga. Fuente edición digital de Mundo Obrero.

La invasión provoca una importante ruptura en el movimiento comunista internacional[9], como muestra la condena que realiza el PCE a través de una breve nota en La Pirenaica. Días después en reunión del Comité Ejecutivo del PCE, se realizaba una reflexión en profundidad sobre lo sucedido que daba como resultado un comunicado que sería publicado en el Mundo Obrero de septiembre. El PCE analizará los aspectos que considera claves dentro de su propia óptica, sobre el sometimiento de los diferentes partidos comunistas al PCUS, y sobre el propio modelo español de “socialismo en libertad”.

“…el PC de España ha manifestado su opinión contraria a la intervención armada en Checoslovaquia, por estimar que la solución de los problemas de este país corresponde al Partido Comunista y al pueblo checoslovacos, ayudados por los Estados socialistas y por los Partidos de movimiento obrero y comunista mundial”[10]
Portada del Libro

Por primera vez en su Historia el PCE cuestiona la forma de proceder de la Unión Soviética, emitiendo un comunicado en el que:

 “…afirma su comprensión y apoyo a la posición de la dirección del Partido y del Estado checoslovaco, que partiendo de las decisiones tomadas (…) se proponen proceder al mejoramiento de los métodos de dirección de la sociedad, al desarrollo de la democracia socialista y al reforzamiento del régimen socialista sobre la base del marxismo-leninismo…”[11]

En este contexto el PCE plantea el hecho de la existencia de diferentes vías para alcanzar el socialismo, que no se puede imponer un único tipo de visión, lo que choca con la posición de la dirección del líder soviético Brézhnev sobre la “soberanía limitada”, a pesar de lo cual el PCE muestra su lealtad a la dirección soviética, como también hiciera el KSC al inicio de las reformas políticas:

“…subrayamos con toda fuerza que las diferencias de apreciación que hayan podido aparecer en este grave momento, entre la dirección de nuestro Partido y la del PCUS, no afectan lo más mínimo a nuestra apreciación sobre el papel decisivo que juega la Unión Soviética y su Partido en la lucha contra el imperialismo…”[12]

En el mismo comunicado donde el Comité Ejecutivo del PCE se posicionaba en la cuestión de la invasión de Checoslovaquia, volvía su foco hacia la realidad de España reincidiendo en las líneas directrices de la política de Reconciliación Nacional:

“…el Partido Comunista de España empeñado en una dura lucha contra la dictadura franquista, proclama su decisión de proseguir sin desmayo la aplicación de políticas de amplia unidad, desarrollando la Alianza de las Fuerzas del Trabajo y de la Cultura, para organizar y llevar a cabo los poderosos movimientos de masas que aseguren el triunfo de la democracia y abran en España la vía hacia el socialismo en la libertad…”[13]

En esa línea se expresará el dirigente de las CC.OO. Marcelino Camacho, que vive estos acontecimientos desde la cárcel de Carabanchel:

“…Los miembros del Comité Central fuimos informados con amplitud de las discusiones tenidas en Moscú con el PCUS, de la justa posición de Dolores Ibarruri y de la dirección del PCE condenando la intervención del Pacto de Varsovia, así como de la opinión de los camaradas que residían en aquel momento en Praga. Manifesté mi total acuerdo, sumando mi voto a la condena. Aquel debate interno del partido supuso uno de los giros más destacados de su historia, reafirmando su rechazo al estalinismo y configurando más la idea de un socialismo democrático y plural…”[14]

El Partido aparecía con una línea política propia, abandonando tímidamente posturas de sometimiento al PCUS y la Unión Soviética, pues claramente el camino emprendido necesitaba la reafirmación de actuaciones diferentes según los contextos, y no el intento de homogeneización entorno a la visión que desde Moscú se pretendía llevar a cabo.

“gracias a su rotunda toma de posición y a la de Dolores Ibarruri, dispuesta a cantarle las cuarenta al propio Brezhnev, el PCE llegó a su más alta ocasión en defensa de la democracia y contra el imperialismo soviético”[15]

Brezhnev intentará que el PCE vuelva a la ortodoxia, conovocando a Santiago Carrillo y Dolores Ibarruri a una reunión en el Kremlim, aprovechando la coyuntura de la celebración de la Conferencia Interncional de Partidos Comunistas y Obreros (1969). Para la dirección del PCE la idea de la “soberanía limitada” era totalmente contraria a sus postulados, al igual que el intento de Moscú de limitar la propia “soberanía política” de los partidos comunistas, entendiéndose un modelo de internacionalismo proletario desde el respeto a la diversidad de planteamientos políticos en función de los diferentes contextos. La intervención de Santiago Carrillo en la Conferencia mostrará la firmeza del posicionamiento español a pesar de las presiones:

“…Lucha España, en la que comienza a perfilarse el mañana de la libertad, de la democracia y del socialismo. Y en esa lucha contra el régimen franquista, que se extiende a todo lo largo de la geografía española, participan con denodado entusiasmo la clase obrera, las jóvenes generaciones de estudiantes y obreros que no hicieron la guerra y que quieren vivir en una patria democrática, limpia y liberada de las escorias de un pasado trágico.

(…) Los partidos comunistas crecen en número e influencia; a su lado aparecen nuevas fuerzas revolucionarias surgidas a causa de la agravación de la crisis del imperialismo y de la extraordinaria penetración de las ideas marxitas-leninistas. Esas fuerzas son nuestros aliados naturales, por encima de los matices diferenciales de táctica e incluso de concepción. Lenin decía, con mucha razón, que `quien espere a la revolución social pura no la verá jamás’. (…)

Es imposible intentar lograr la uniformidad de un movimiento revolucionario tan vasto y diverso como el de la época moderna. Sólo en el proceso de la lucha a través de la experiencia propia, y a veces no sólo de los éxitos, sino también de los reveses, se logrará ir superando diferencias, conseguir una mayor homogeneidad. Pero aún así, lo que se obtenga no será la uniformidad, pues las diferencias de situación, de desarrollo, las particularidades concretas de cada destacamento, perdurarán y se mantendrán mucho tiempo”[16]
Montaje Mundo Obrero 22 junio 1969. Elaboración propia.

Así el PCE liderará en Europa Occidental el proceso del llamado “eurocomunismo” junto con el Partido Comunista Italiano (PCI) y el Partido Comunista Francés (PCF), un intento de compatibilizar la cosmovisión comunista con el marco de las sociedades democrático-burguesas, sin renunciar nunca al socialismo como meta, pero en todo caso alejándose de desvirtuaciones de tipo autoritario. El debate interno afloró con gran fuerza en el seno del Partido y a pesar del apaciguamiento de las relaciones con el PCUS tras el encuentro bilateral de abril de 1970, se mantendrá en posturas críticas, aunque desviando las mismas hacia otros países del bloque socialista como Polonia y su represión sobre las movilizaciones obreras[17]:

“…Graves y preocupantes son los sucesos de Polonia (…) En la defensa del socialismo y en la lucha contra el imperialismo somos plenamente solidarios de todos los países socialistas. Pero cuando se ordena disparar contra manifestaciones de trabajadores, cuando sangre nuestra, sangre obrera, es vertida en las calles, entonces, en defensa del socialismo, sentimos el deber apremiante de decir: NO…”[18]

Pero este posicionamiento no pasaría sin cobrarse su factura en lo interno en el PCE, pues desde la dirección se era consciente de que para muchos militantes de base y dirigentes del interior y del exilio, el referente soviético era clave para su propia comprensión de la realidad, por lo que el cuestionamiento del mismo supondría una fuerte confrontación con el propio imaginario colectivo comunista en el que la URSS era su referente internacional más sólido como patria del socialismo; se produce una disociación entre la cúpula dirigente más vinculada a lo intelectual, frente a la militancia y cuadros intermedios vinculados por un férreo cordón emocional al Estado Soviético y al PCUS como elementos identitarios[19]. Nacerá en estas circunstancias la fracción “pro-soviética” que nucleada dentro del propio Comité Central cuestiona la línea política emprendida, ante lo cual desde la dirección se responderá con las expulsiones de Agustín Gómez y Eduardo García en 1969 y la del mítico Enrique Lister en 1970[20]. Una fracción que había contado con el apoyo del PCUS y otros partidos comunistas del bloque soviético, mientras el PCE recibía el apoyo de los partidos de Rumanía, Italia y Francia.

“…La disgregación del internacionalismo surgido al calor de la Revolución de Octubre fue el producto de la progresiva ampliación y profundización de las diferencias entre las posturas adoptadas por los varios Partidos Comunistas (PPCC) sobre temas cruciales como, por ejemplo, la valoración de las libertades democráticas, los derechos humanos, la integración europea, las relaciones tanto entre Este y Oeste como entre Estados socialistas, etc . De hecho, la Conferencia Internacional de PPCC y Obreros que se celebró en Moscú en 1969 fue la última en tener un carácter global, mientras que los encuentros del mismo tipo a escala regional que se realizaron en los setenta evidenciaron las notables dificultades que se presentaban a la hora de alcanzar puntos de acuerdo significativos…”[21]

Fuentes:

  • Archivo Histórico del Partido Comunista de España (AHPCE)
  • Biblioteca Virtual de Prensa Histórica. Ministerio de Cultura

Artículos:

  • ABAD, Eduardo, “Declaración del PC de España sobre los acontecimientos de Checoslovaquia” , en la edición digital de Mundo Obrero, 22/11/2021
  • ABAD, Eduardo, “Las flores y los tanques. Un regreso a la Primavera de Praga, de Luis Zaragoza” en revista Nuestra Historia, número 9, primer semestre 2020, Madrid, Fundación de Investigaciones Marxistas, 2020, pp.179-182
  • AZNAR AZURMENDI, Jaime, Praga 1968, en busca de la libertad, en revista Nuestro tiempo, Universidad de Navarra, 2018, num.699, julio-septiembre, pp.39-43
  • ELORZA, Antonio, “La lección de Praga”, en edición digital de El País, 15/08/2018. Enlace: https://elpais.com/elpais/2018/08/13/opinion/1534168819_667486.html
  • HUGUET PANÉ, Guiomar, “La primavera de Praga”, en edición digital revista National Geographic, 12/11/2021. Enlace: https://historia.nationalgeographic.com.es/foto-del-dia/primavera-praga_17388
  • SACRITÁN, Manuel, “Entrevista sobre la Checoslovaquia de 1968”, en la edición digital de El Viejo Topo, 27/08/2016. Enlace:https://www.elviejotopo.com/topoexpress/entrevista-sobre-la-checoslovaquia-de-1968/
  • TREGLIA, Luiss, “El PCE y el movimiento comunista internacional (1969-1977)”, en Cuadernos de Historia Contemporánea, Madrid, Universidad Complutense, 2015, vol37, pp.225-255

Bibliografía:

  • AA.VV. I Congreso de Historia del PCE (1920-1977), Barcelona, Fundación de Investigaciones Marxistas, 2007
  • AMORÓS, Mario, ¡No pasarán!. Biografía de Dolores Ibarruri, Pasionaria, Madrid, Akal, 2021
  • CAMACHO, Marcelino, Confieso que he luchado, Editorial Atrapasueño, 2018
  • CARRILLO, Santiago, Eurocomunismo y Estado, Barcelona, Edit.Crítica, 1977
  • CARRILLO, Santiago, Memoria de la transición, Barcelona, Ediciones Grijalbo, 1983
  • CARRILLO, Santiago, La difícil reconciliación de los españoles, Barcelona, Planeta, 2011
  • FALCÓN, Irene, Asalto a los cielos. Mi vida junto a Pasionaria, Madris, Ediciones Temas de Hoy, 1996
  • SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, Jesús, Teoría y práctica democrática en el PCE (1956-1982), Barcelona, Fundación de Investigaciones Marxistas, 2004
  • ZARAGOZA, Luis, La flores y los tanques. Un regreso a la primavera de Praga, Madrid, Edit.Cátedra, 2018

Citas bibliográficas:

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  • [1] ZARAGOZA, Luis, La flores y los tanques. Un regreso a la primavera de Praga, Madrid, Edit. Cátedra, 2018
  • [2] FALCÓN, Irene, Asalto a los cielos. Mi vida junto a Pasionaria, Madris, Ediciones Temas de Hoy, 1996, p.348
  • [3] PALA, Giaime, “El PSUC y la crisis de Checoslovaquia”, en AA.VV. I Congreso de Historia del PCE (1920-1977), Barcelona, Fundación de Investigaciones Marxistas, 2007, p.302
  • [4] AZNAR AZURMENDI, Jaime, “Praga 1968, en busca de la libertad”, en revista Nuestro tiempo, Universidad de Navarra, 2018, num.699, julio-septiembre, p.45
  • [5] ABAD, Eduardo, “Declaración del PC de España sobre los acontecimientos de Checoslovaquia”, en la edición digital de Mundo Obrero, 22/11/2021
  • [6] SACRITÁN, Manuel, “Entrevista sobre la Checoslovaquia de 1968”, en la edición digital de El Viejo Topo, 27/08/2016
  • [7] AZNAR AZURMENDI, Jaime, “Praga 1968, en busca de la libertad”, en revista Nuestro tiempo, Universidad de Navarra, 2018, num.699, julio-septiembre, pp. 39-45
  • [8] “Declaración del Comité ejecutivo del PCE tras la Conferencias de Bratislava”, en Mundo Obrero, septiembre 1968, nº16.
  • [9] ABAD, Eduardo, “Declaración del PC de España sobre los acontecimientos de Checoslovaquia” ”, en la edición digital de Mundo Obrero, 22/11/2021
  • [10] “Declaración del PCE sobre los acontecimientos en Checoslovaquia”, en Mundo Obrero, septiembre 1968, nº16.
  • [11] “Declaración del PCE sobre los acontecimientos en Checoslovaquia”, en Mundo Obrero, septiembre 1968, nº16.
  • [12] “Declaración del PCE sobre los acontecimientos en Checoslovaquia”, en Mundo Obrero, septiembre 1968, nº16.
  • [13] “Declaración del PCE sobre los acontecimientos en Checoslovaquia”, en Mundo Obrero, septiembre 1968, nº16.
  • [14] CAMACHO, Marcelino, Confieso que he luchado, Editorial Atrapasueño, 2018, p.204
  • [15] ELORZA, Antonio, “La lección de Praga”, en edición digital de El País, 15/08/2018
  • [16] “Intervención de Santiago Carrillo en la Conferencia de Partidos Comunistas”, en Mundo Obrero, Año XXXIX, num.12, 22 junio 1969, pp.9-10
  • [17] TREGLIA, Luiss, “El PCE y el movimiento comunista internacional (1969-1977)”, en Cuadernos de Historia Contemporánea, Madrid, Universidad Complutense, 2015, vol37, pp.230
  • [18] “Los acontecimientos de Polonia”, en Mundo Obrero, Año XL, nº20, 22/12/1970, p.13
  • [19] PALA, Giaime, “El PSUC y la crisis de Checoslovaquia” (2007), p.301-310
  • [20] SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, Jesús, Teoría y práctica democrática en el PCE (1956-1982), Barcelona, Fundación de Investigaciones Marxistas, 2004, pp.144-145
  • [21] TREGLIA, Luiss, “El PCE y el movimiento comunista internacional (1969-1977)”, en Cuadernos de Historia Contemporánea, Madrid, Universidad Complutense, 2015, vol37, pp.226

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Juan Francisco Arenas de Soria es profesor de Geografía e Historia y miembro de la Asociación Granadina Verdad Justicia y Reparación.

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