Las relaciones entre la Universidad de Granada y la Junta son "buenas", pero eso "no son fáciles". Lo ha reconocido la rectora, Pilar Aranda, para destacar que la institución académica ha sido "reivindicativa" con la Administración autónomica. Eso se ha traducido en que la deuda se ha reducido. La UGR ha recibido en este último año 140 de los 169 millones que adeudaba la Junta, lo que ha permitido, según ha explicado, que por primera vez en cinco años haya podido ponerse al día con los proveedores. 

Pero el problema económico es estructural, porque de fondo hay un modelo de financiación cuestionado por las universidades andaluzas y muy especialmente por la granadina, que reclama su actualización y criterios más acordes con la realidad universitaria. Un modelo de financiación basado en la calidad y en los resultados de la investigación y no, como ahora, en criterios como el número de estudiantes. 

En un encuentro con periodistas en la Facultad de Ciencias de la Salud, en el Campus del PTS, la rectora ha aclarado que ese nuevo modelo debe surgir de un debate político de ámbito andaluz. "No discutiré con mis compañeros rectores, tiene que ser una discusión andaluza de cómo quiere el Gobierno andaluz que sea ese modelo". Un debate, ha dicho, en el que participen todas las universidades con la Consejería a la cabeza. 

De esa necesidad ha puesto como ejemplo los datos económicos de la UGR. Su presupuesto roza los 400 millones de euros y las transferencias que recibe de la Junta ascienden a 242 millones. El resto se alcanza a través de matrículas, mecenazgos y contratos y "esfuerzo". Una realidad a la que no son ajenos los campus de Ceuta y Melilla: con un presupuesto de en torno a 12 millones, reciben 8 del Ministerio. 

La Universidad de Granada, por su carácter investigador y su plantilla más consolidada -con un mayor número de catedráticos y más sexenios- requiere una financiación mayor. Ha puesto ejemplos de las dificultades que afrontan: mientras otras instituciones académicas ya han abonado el cien por ciento de la paga extraordinaria que se adeuda a sus funcionarios, la de Granada abonará ahora el segundo 25 por ciento, agradeciendo en ese sentido el "esfuerzo de los trabajadores". 

Ha defendido que los problemas económicos que se arrastran no se deben a "la mala gestión", sino a esas características sumadas al hecho de que la Universidad ha tenido que construir "a pulso" y dotar las nuevas facultades del PTS, para insistir en la necesidad de cambiar el modelo actual de financiación.

En el apartado económico, ha lamentado también, respecto a los fondos FEDER que llegan a través de programas nacionales y autonómicos de financiación, "las reglas del juego se hayan cambiado a mitad de partida". Y también ha expresado la preocupación de la UGR por la posible sanción a España por el incumplimiento del déficit, que congelaría esos fondos FEDER. Confía en poder abordar esos aspectos con el nuevo Gobierno. 

Internacionalización 

Crítica con la normativa Wert -el anterior ministro de Educación-, la rectora ha rechazado los decretos conocidos como 3+2 y 4+1, considerando que la autonomía universitaria "no consiste en que cada uno se organice como pueda". 

En su reflexión sobre el balance del curso, en una iniciativa para dar cuentas ante la ciudadanía novedosa, ha reiterado la vocación de internacionalización de la institución granadina, recordando que la Conferencia de Rectores -la llamada CRUE- la nombró coordinadora de la Oficina en Bruselas, cuya labor es posicionar a las universidades españolas en los diferentes programas de movilidad y afrontar programas "complejos" como el 2020. 

Pilar Aranda se ha referido también a las relaciones "fluidas" y "positivas" con el Ayuntamiento, que como ha indicado ya existían con la anterior corporación y se mantienen con el nuevo gobierno local y ha repasado proyectos que refuerzan el vínculo con la ciudad. Los cambios en la ordenación de los campus han trasladado ahora más actividad al entorno del PTS, pero en la antigua Facultad de Medicina ya hay planes para instalar el gran centro dedicado a los estudiantes y un espacio coworking. Algunas de las instalaciones de ese área universitaria ya se han dedicado a otros fines, como la biblioteca, dedicada ya al área de posgrados. También se ha referido a las actuaciones en el Campus de Cartuja. 

• Negociación de la UGR con el SAS sobre el edificio del Clínico

Respecto al entorno del PTS y en relación con la apertura de un vial que reclaman algunas asociaciones vecinales y comerciantes, la UGR se remite a la resolución del Consejo Consultivo que lo rechazó, para defenderla, al coincidir con su postura.

Retorno del talento; normas de permanencia para el alumnado; y el cambio del calendario son otros de los aspectos que ha abordado al repasar su primer año de gestión y el fin del curso universitario.