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Un estudio del Hospital San Cecilio sobre una rara enfermedad genética ósea, premiado en un congreso de EEUU

E+I+D+i - IndeGranada - Jueves, 9 de Agosto de 2018
Juan Miguel Villa muestra el premio recibido.
HUSC
Juan Miguel Villa muestra el premio recibido.

Juan Miguel Villa Suárez, farmacéutico residente de 4º año de Análisis Clínicos del nuevo Hospital Universitario San Cecilio, en el PTS, ha recibido el premio a la ‘Mejor Comunicación del Área de Endocrinología’ en el 70º Congreso de la Asociación Americana de Química Clínica celebrado del 26 de julio al 2 de agosto en Chicago (Illinois, EEUU). El estudio de investigación distinguido en este foro internacional aborda la prevalencia de la hipofosfatasia, una enfermedad genética rara del metabolismo óseo, y ha sido llevabo a cabo en el hospital, en colaboración con el Instituto de Investigación Biosanitaria y la Universidad de Granada.

Se trata de una patología grave, potencialmente mortal, causada por una o varias mutaciones genéticas relacionadas con la denominada fosfatasa alcalina, una enzima que se encuentra en los tejidos corporales. Así, la hipofosfatasia se caracteriza por una deficiente mineralización ósea y por alteraciones que dan lugar a un deterioro progresivo de numerosos órganos vitales, lo que incluye la destrucción y la deformación de los huesos, dolor y debilidad muscular profunda, insuficiencia respiratoria, convulsiones, trastornos renales y anomalías dentales. En sus formas más graves, la enfermedad también afectan a la población pediátrica.

Los resultados del estudio de investigación galardonado (para el cual se revisaron de forma retrospectiva las determinaciones de fosfatasa alcalina en la base de datos del laboratorio de Análisis Clínicos del hospital San Cecilio, de enero a diciembre de 2016), respaldan la efectividad de realizar exámenes de detección proactiva ante casos clínicos de pacientes con bajos niveles persistentes de la citada enzima. Todo ello, con el objetivo de facilitar la detección de esta enfermedad rara y de difícil diagnóstico, demostrando una prevalencia superior a la considerada previamente y contribuyendo a establecer medidas preventivas apropiadas.

En este sentido, tal y como explica el doctor de Haro Muñoz: “El laboratorio clínico juega un papel crucial en el diagnóstico de esta enfermedad. Sin embargo, hasta hace poco tiempo, la mayoría de los laboratorios no consideraban como potencialmente patológicos los valores bajos de actividad fosfatasa alcalina y de hecho, muchos ni siquiera informaban el valor del límite bajo de referencia. Por otro lado, surge la necesidad de que los laboratorios clínicos reevalúen los métodos de análisis de esta enzima, adecúen los valores de referencia que sean apropiados para cada grupo de sexo y edad, y diseñen conjuntamente con los clínicos un algoritmo diagnóstico que permita la detección precoz de la enfermedad”.

Este trabajo de investigación, llevado a cabo con pacientes del área de referencia del hospital, ha sido realizado en colaboración con diferentes unidades  clínicas, instituciones académicas y de investigación biosanitaria cuya confluencia permite desarrollar proyectos de investigación de impacto internacional.

Concretamente, el estudio científico ha contado con la coordinación del Instituto de Investigación Biomédica de Granada (IBS.Granada) y la participación de un equipo multidisciplinar de profesionales entre los que destacan, además de Juan Manuel Villa, los doctores del Hospital Universitario San Cecilio: Manuel Muñoz Torres, de la unidad de Endocrinología y Nutrición e investigador principal del proyecto, Tomás de Haro Muñoz, director y jefe de servicio de la unidad de Laboratorios, José María Gómez Vida, de la unidad de Pediatría; las doctoras del IBS.Granada Beatriz García Fontana y Cristina García Fontana; y la doctora María Teresa Márquez-Hernández, del departamento de Medicina de la Universidad de Granada, junto con el personal técnico especializado disponible en cada una de las plataformas científicas del Instituto de Investigación Biomédica de Granada.

Del mismo modo, para desarrollar el estudio de investigación ha sido necesaria la colaboración, en materia de secuenciación genética, del Instituto de Genética Médica y Molecular del Hospital Universitario La Paz de Madrid y del servicio de Bioquímica Clínica del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús de Madrid.

Difícil diagnóstico

El diagnóstico de la hipofosfatasia, como enfermedad genética rara, es un reto. Su baja prevalencia dificulta su identificación, especialmente cuando existen síntomas propios también de otras patologías más frecuentes. En general, las manifestaciones más graves de la enfermedad ocurren en los pacientes con valores más bajos de fosfatasa alcalina, y el síntoma clásico son determinado tipo de fracturas óseas (fundamentalemnte en metatarsos y fémur).

Asimismo, en su identifación, se deben descartar otras enfermedades que pueden cursar también con disminución de la fosfatasa alcalina, como es el caso del hipotiroidismo, la anemia grave, la enfermedad celíaca, el déficit de magnesio o cinc, la inanición, la intoxicación por vitamina D, la intoxicación por metales pesados, la enfermedad de Wilson, el síndrome de leche y alcalinos, la osteogenia imperfecta y la displasia cleidocraneal. También la utilización de algunos fármacos (como el clofibrato, los agentes quimioterápicos o los glucocorticoides entre otros) puede inducir una disminución de la actividad de esta enzima.

El abordaje de los síntomas de la enfermedad es el pilar del tratamiento de los pacientes, aunque no impide la progresión de la enfermedad y la mayoría de las personas afectadas sufren una morbilidad significativa. La reciente disponibilidad de un tratamiento eficaz para la enfermedad ha generado la necesidad de establecer mejores criterios diagnósticos para la detección precoz de las formas infantiles y de reevaluar a los pacientes en riesgo que pudieran tener la enfermedad y no estar correctamente diagnosticados.