¡La Torre de la Catedral se mueve, está viva!
- Se achaca este reciente resquebrajamiento a los efectos de terremotos de pulso de 2021; se acometerán obras de urgencia
- La Torre fue mal cimentada en origen; entre 1590 y 1602 hubo que desmontar el cuarto cuerpo, destruir sus bóvedas de piedra, macizarla y recalzar su base
- El nuevo proyecto de consolidación contempla habilitar su parte alta como un mirador sobre la ciudad
La Torremocha de Granada está en tal estado –con tendencia a empeorar– desde que en 1602 se dieron por concluidos los trabajos de consolidación. Ningún arquitecto se atrevió después a continuarla hasta coronar los casi 120 metros previstos originalmente por su iniciador, Diego de Siloé. Mucho menos a erigir la torre gemela de la derecha.
El cabildo catedralicio paralizó las obras y requirió la opinión de varios arquitectos más: vinieron de Sevilla, Málaga y Jaén, además del maestro de obras de la Alhambra y otros expertos locales. La conclusión fue proceder de manera inmediata a desmontar el cuarto cuerpo recién construido y buscar solución a la ruina inminente
En mayo de 1590, tras unas seis décadas de obras, la Torre estaba ya cerrando su cuarto cuerpo, el que iba a ser campanario. Le predecían tres robustos, aunque estéticos, cuerpos cuadrados en estilo renacentista; el siguiente segmento fue levantado de planta octogonal. Pero la obra comenzó a inclinarse y a aparecer signos de ruina. Era maestro de obras Ambrosio de Vico. El cabildo catedralicio paralizó las obras y requirió la opinión de varios arquitectos más: vinieron de Sevilla, Málaga y Jaén, además del maestro de obras de la Alhambra y otros expertos locales. La conclusión fue proceder de manera inmediata a desmontar el cuarto cuerpo recién construido y buscar solución a la ruina inminente.
Lo primero fue averiguar las probables causas. Se concluyó que el maestro Siloé había cometido un grave error a la hora de cimentar la Torre, hacia 1530. No cayó en la cuenta de que la excavación no había profundizado hasta encontrar una capa de terreno duro, todo lo contrario, parecía una veta gredosa de aluviones del Darro. En segundo lugar, era una zona húmeda porque por la calle discurría un darro turbio que bajaba desde el Albayzín.
Por esta esquina Suroreste fue por donde precisamente empezó a “cojear” la torre
El maestro Siloé planteó la construcción de la torre a partir de cuatro grandes pilastrones en las esquinas, engarzados por grandes arcos torales que sustentarían los entablamentos de los pisos superiores. Otro probable error de diseño fue no tener en cuenta que la fuerza de carga se repartiría a partes iguales en cada uno de los pilastrones… y resultó que el de la esquina Suroeste era bastante más estrecho que los otros tres. Por esta esquina Suroreste fue por donde precisamente empezó a “cojear” la torre. Además, la piedra arenisca de Santa Pudia (Escúzar) no es precisamente de las más duras para soportar los cientos de toneladas que se iban acumulando a medida que crecía más y más la torre.
La intención inicial continuaba siendo acabar la Torre según el proyecto de Lázaro de Velasco (algo menos pretencioso que el de Siloé) y acometer la torre gemela
El equipo de arquitectos consultados elaboró un dictamen que fue enviado al rey Felipe II para su visto bueno. Nos ha quedado un precioso dibujo y texto explicativo enviado por el arzobispo Pedro de Castro al monarca. Además de los libros de cuentas de obras de la Catedral. Entre 1592 y 1602, prácticamente todos los recursos y esfuerzos de la Catedral se concentraron en desmontar el cuarto cuerpo y reforzar los tres restantes. La intención inicial continuaba siendo acabar la Torre según el proyecto de Lázaro de Velasco (algo menos pretencioso que el de Siloé) y acometer la torre gemela. Pero las dificultades hicieron que se enfriara la situación y poco a poco se pasó a pensar sólo en consolidar la Torremocha. Lo de proseguir con los siguientes cuerpos, el chapitel y la cruz, ya se estudiaría más adelante. Y nunca se estudió, porque ni el cabildo ni ningún otro arquitecto se atrevieron a retomar la obra según la maqueta de Siloé.
De ahí que las esquinas en forma de flor de lis previstas sean hoy completamente en ángulo recto
El método de descarga de la mole comenzó con el desmonte del cuarto cuerpo, el ochavado (por cierto, en esta operación despuntaron la cornisa contraria a la que tratamos ahora). Sus funciones de campanario fueron adjudicadas al tercer cuerpo (que no estaba previsto para ello). Después se eliminaron las bóvedas de piedra de los tres pisos que iban construidos, para ser sustituidas por los groseros armazones de tablazón que hoy subsisten. De las dos escaleras de acceso a las torres que había construidas, la de la cara Sur fue macizada, dejando sólo la de la cara Norte que tiene acceso por el exterior. A continuación se procedió a rellenar de piedra calcarenita los grandes ventanales de los cuerpos primero y segundo. Y se continuó añadiendo piedra para engrosar los muros que dan a las calles de la Cárcel y Pie de la Torre. De ahí que las esquinas en forma de flor de lis previstas sean hoy completamente en ángulo recto. La abertura superior fue cerrada con una especie de cupulilla bizantina o casquete de Papa; no sabemos en qué época fue desmontada y sustituida por el tejado a dos aguas que hay actualmente.
Pero la actuación más importante consistió en abrir un cimiento enorme alrededor de toda la esquina y proceder a recalzarlo a base de una escalinata de piedra lo más dura posible. Se buscó piedra de toba de la Cantera del Rey de Alfacar, que era la más resistente y menos porosa al agua (la misma con que está construida casi toda la Real Chancillería). La memoria del arquitecto menciona que también se utilizó una dura argamasa, maderas y algún hierro. La intención fue conseguir mayor ligazón, una especie de cinturón exterior en forma de ángulo recto.
En el caso de Granada, cuando se colocaban pilares era habitual insertar discos de plomo bajo las basas y sobre los capiteles para amortiguar los movimientos del terreno y las sacudidas de los terremotos
Una vez concluidos aquellos trabajos de descarga de peso superior y reforzamiento de zanjas y vanos laterales, se aconsejó esperar algunos años para que la obra se asentara y tomar una decisión definitiva. Por entonces solía ser habitual que las torres y construcciones altas se hicieran a ritmo lento para permitir el asentamiento de cargas; argumentaban que una obra levantada muy rápida abría grietas y se inclinaba pronto. En el caso de Granada, cuando se colocaban pilares era habitual insertar discos de plomo bajo las basas y sobre los capiteles para amortiguar los movimientos del terreno y las sacudidas de los terremotos. Pero en estos muros tan gruesos esa técnica era imposible.
El agua y el viento han continuado en estos cinco siglos de vida catedralicia añadiendo sus estragos. Se aprecia claramente que varias vetas blandas de piedra de Escúzar se han desmoronado con el tiempo; incluso ya durante las largas obras (180 años) hubo que sustituir algunas piedras que se disolvían. Pero sin duda que los terremotos han sido los principales enemigos para la Torre y Catedral de Granada. La principal grieta se abrió con el terremoto de Lisboa de 1755; es la que afecta a los dos cuerpos superiores, en su cara Oeste. Los testigos indican que posteriormente la torre ha continuado moviéndose, aunque lo hace a un ritmo lentísimo. Algo similar ocurrió con la grieta aparecida en la unión de la Torre con la fachada de Alonso Cano. El arquitecto conservador Pedro Salmerón da por bien ejecutada la obra de zanjado que se hizo entre 1592-1602. Los problemas de movimiento y agrietamiento son achacables a los terremotos de pulso, tan abundantes en esta tierra. Ni siquiera los terremotos de Alhama (1884) y Albolote (1956), que causaron tanto daño en sus epicentros, afectaron a la Torre.
Paradójicamente, los sismos más dañinos han sido precisamente los acaecidos hace dos años, de bastante menor magnitud e intensidad
Paradójicamente, los sismos más dañinos han sido precisamente los acaecidos hace dos años, de bastante menor magnitud e intensidad. Pero fueron de la modalidad de pulso; esto significa que la directividad de ruptura de la falla se propaga en la misma dirección y velocidad a la de las ondas de cortante del terreno, es decir, que toda la energía llega concentrada en un único y potente pulso o sacudida. Son infinidad los edificios nuevos de Granada que abrieron grietas esos días.
Eso es lo que debió ocurrir en los terremotos de enero de 2021. Varios pináculos de la fachada de la Catedral se desmoronaron, incluso uno dejó caer un trozo al suelo. En aquella ocasión fueron revisados todos los elementos más proclives a caerse de la Catedral, Capilla Real y la Torre. En la revisión de urgencia de hace dos años no fue detectada esta grieta de la Torre. Se cree que lo más probable es que quedase resentida y con los microsismos que hay cada día o con el agua y el viento del invierno último es cuando se ha desplazado el bloque.
Grieta y obras de emergencia
Ahora, dos años después, se ha detectado que la cornisa Suroeste de la Torre ha agrandado una rotura que ya presentaba en forma de fisura en su sillar, hasta separarse unos 12-15 centímetros. La grieta ha conllevado también la rotura de la albardilla de piedra de Sierra Elvira (cubierta de piedra impermeable que forra el remate superior de los muros para evitar que se filtre agua). La rotura ha ocurrido precisamente junto a uno de los anclajes de antena que hubo hace tiempo clavado en la piedra. El pico de la cornisa ha quedado desnivelado, presenta tendencia al deslizamiento exterior.
¿Qué se va a hacer ahora? Lo más urgente es proceder a fijar esa cornisa de piedra para evitar que siga separándose hasta el punto de caer a la calle
¿Qué se va a hacer ahora? Lo más urgente es proceder a fijar esa cornisa de piedra para evitar que siga separándose hasta el punto de caer a la calle. Se le colocarán unas grapas o tensores, de momento, en tanto se acomete la reforma definitiva de la Torre. Precisamente este campanario ha sido la parte más olvidada de toda la montaña pétrea. De no hacerlo inmediatamente, podría llegar a desprenderse un bloque de piedras de varios cientos de kilogramos. También se completará la albardilla para impedir que penetre agua y disuelva la piedra o la resquebrajen más las heladas. La estabilización busca prevenir escapes de energía. Es probable que también haya que rodearla de una malla como otros muchos elementos, que la tienen pero no se ve desde abajo.
El arquitecto conservador del conjunto catedralicio es Pedro Salmerón Escobar. Tiene redactado y aprobado el nuevo proyecto de conservación y consolidación de la Torre desde 2018. Es consciente de que no se han comenzado las nuevas obras porque desde la crisis económica de 2008 se ha interrumpido la llegada de dinero procedente de las administraciones públicas. “Por lo pronto, y en tanto se contrata la nueva obra, vamos a proceder a fijar la cornisa desprendida”, explica Pedro Salmerón. “Piénsese que se trata de muchas piezas sueltas, unidas sólo por mortero de cal, que están en movimiento. Ya retiramos las antenas hace unos años, precisamente para evitar el efecto palanca de los hierros”.
Pablo Salmerón cree que tras los terremotos de 2021, “que hicieron mucho daño a los edificios históricos”, corre cierta prisa acometer las obras de consolidación
El arquitecto cree que tras los terremotos de 2021, “que hicieron mucho daño a los edificios históricos”, corre cierta prisa acometer las obras de consolidación. Son muchas reparaciones las que necesita la Torre, al igual que el resto de la Catedral. Como elementos vivos que son, están en continuo movimiento y necesitan de atenciones. Cuando se acaba con las fachadas hay que regresar a las cubiertas, así continuamente. Y ahora es urgente consolidar esta cornisa que se ha inclinado recientemente. Precisamente se hicieron unos reparos al conjunto pétreo hace pocas semanas.
El arquitecto conservador de la Catedral tiene comprobado que el edificio se mueve; imperceptiblemente, pero no ha parado de moverse en estos cinco siglos
Este arquitecto tiene comprobado que el edificio se mueve; imperceptiblemente, pero no ha parado de moverse en estos cinco siglos. Esta esquina Suroeste ha perdido su verticalidad, se ha retorcido; sólo hay que comparar las directrices de las cornisas del primero y tercer cuerpo para verificar que hay un desplazamiento de unos veinte centímetros entre una y otra esquina. Se va a comprobar a cuánto asciende actualmente el grado de inclinación del edificio.
Para comprobar el grado de movimiento a que está sometida la Torre, Salmerón ha propuesto instalar un sistema de medición sísmica. “Por suerte –tranquiliza– un terremoto estremece todas las piezas, pero se reajustan después”. Sólo hay que fijarse en los grandes edificios, que suelen estar inclinados, rajados o torcidos en su mayoría. El problema llega cuando el nivel de grietas y torceduras alcanza el grado de colapso. Las catas arqueológicas que se hicieron hace tres décadas al Pie de la Torre y en la Capilla Mayor demostraron que las cimentaciones, tanto la original como el recalce de 1592, están bien efectuadas. “Solo se equivocaron al calcular el peso tan enorme que iba a acumular la Torre en una superficie tan pequeña, la cimentación no estuvo bien hecha. Aquel recalce cumplió su objetivo, lo que no quiere decir que no haya pequeños movimientos”.
Pedro Salmerón tranquiliza aún más: “A pesar de las caídas de pináculos y la actual grieta de la Torre, no hay que temer su colapso inmediato. Sólo un terremoto muy grande podría desmoronarla. Los terremotos de pulso de 2021 afectaron a las piezas finas y esbeltas, como son los pináculos”.
Hay otros temas más urgentes que solucionar en la conservación del conjunto monumental; lo más urgente es esta avería de la Torre, repasar la fachada y arreglar cubiertas
Hasta principios del siglo XIX se estuvo barajando la posibilidad de rematar la Torremocha con un chapitel más liviano. Incluso después, con la aparición de materiales más ligeros, de vez en cuando ha aflorado esta posibilidad. Han circulado, y circulan, varias ideas y propuestas. El arquitecto conservador se niega a subir más la Torre. Ha quedado como está a consecuencia de hechos históricos, asumidos por el paisaje y el paisanaje. “Aquellos errores de arquitectura del pasado son particularidades que hay que respetar”, dice. Hay otros temas más urgentes que solucionar en la conservación del conjunto monumental; lo más urgente es esta avería de la Torre, repasar la fachada y arreglar cubiertas. Tras el parón financiero de los últimos años, espera que con la llegada de nuevo arzobispo y, probablemente, de fondos europeos y estatales, se consiga reactivar proyectos atrasados.
El más interesante se arrastra desde hace unos años: consiste en habilitar un mirador precisamente en la zona cercana a los muros albardillados de la Torre. El remate de la albardilla mide más de 1,5 metros de ancho; se puede recorrer como si fuese una acera. La intención del arquitecto es levantar un entramado de madera o similar, perimetrado por una verja; este nuevo elemento añadido como mirador no modificará la línea de horizonte de la cornisa, además de impedir caídas de los visitantes. Se está a la espera de conseguir fondos con cargo al 2% Cultural o Next Generation.
REPORTAJE GRÁFICO
En la siguiente colección gráfica de Carlos Choín se ve con detalle el desplazamiento e inclinación que ha sufrido todo el pico de la cornisa. Se demuestran filtraciones de agua desde hace años, así como un bloque de piedra desmoronado en la base del bloque. Las dimensiones de esta esquina de la cornisa desplazada, rehundida e inclinada son ligeramente superiores a un metro cúbico.
FECHAS Y CURIOSIDADES
- 1523. El 25 de marzo, Diego de Siloé pone la primera piedra en algún lugar de la Capilla Mayor. Su traza sería de estilo renacentista, a lo romano. Los cimientos habían sido abiertos desde 1521 por Enrique Egas tomando las proporciones de la catedral gótica de Toledo.
- 1530. En fecha desconocida, Siloé abre los cimientos de la Torre y empieza su construcción. A partir de su muerte, en 1563, se encargaron de continuarla sus sucesores. No había rebasado el primer entablamento. Juan de Maeda acabó el primer cuerpo en 1568 y elevó el segundo.
- 1582. Ambrosio de Vico es nombrado maestro mayor. Se ocupa de levantarla hasta el cuarto cuerpo. Su intención era acabar pronto este campanario debido a que la Torre Turpiana (campanario de la mezquita musulmana) iba a ser demolido.
- 1590. En el mes de mayo se coronaba el cuarto cuerpo. Se detectan grietas e inclinaciones de la Torre. En cónclave de arquitectos, se decide su desmontaje y reforzamiento.
- 1592-1602. Una década duraron los trabajos de consolidación de la Torre. No se trabaja prácticamente nada en el resto de la Catedral. En estas fechas, Ambrosio de Vico dibuja su famosa Plataforma. Curiosamente, dibujó la torre con el cuarto cuerpo eliminado, con una semiesfera que la coronaba de manera provisional y “torcida”. Tras las reparaciones y macizamiento, la estética renacentista diseñada por Siloé en 1528 desapareció en las partes bajas de la Torre, de manera que sólo se reconoce un mazacote pétreo, impersonal, sin ningún estilo concreto.
- 1841 se registra el hundimiento de la torre de la catedral de Valladolid. En el cabildo catedralicio de Granada cundió el pánico, por las semejanzas con la suya; los pucelanos decidieron no reconstruirla. Años más tarde se decidió levantar una nueva en el lado opuesto (la equivalente al cimborrio de San Miguel en la Catedral de Granada).
- 1902. Tocó el turno a la torre de la Catedral de Cuenca. Achacaron su hundimiento al volteo de las campanas. Murieron cuatro monaguillos. A partir de entonces, las campanas gordas de muchas iglesias dejaron de ser volteadas.
- 1936. Un destacamento militar se instala en la Torre, junto con sus antenas, para hacer de enlace de comunicaciones y puesto vigía. Empiezan a proliferar antenas de todo tipo (Hoy ya retiradas, a excepción del pararrayos). También se instala un vértice geodésico.
- 1974. Un aparatoso andamiaje indica que se está repasando el estado de los cuerpos bajos de la Torre. Se empieza a hablar por vez primera de que “la enfermedad de la piedra” o “cáncer de piedra” está atacando a los sillares.
- 1979. Por abril de aquel año, los funambulistas “Bordinis” tienden un cable desde la Torre hasta la Plaza de Bibarrambla y lo recorren varias veces por él montados en una motocicleta.
- 1986. La Torre deja de tener campanero. Se automatiza el sistema de repique. El último campanero fue Santiago Martín Torres (fallecido en 1989). Los campaneros solían criar gallinas y habilitar huertos en las amplias cornisas, balconadas y bóvedas. Incluso se habla de un cerdo que se les escapó y cayó al vacío.
- 1980. El Ayuntamiento aprueba una moción-protesta por las avionetas que sobrevolaban la Torre a muy baja altura. Protesta ante Aviación Civil y prohíbe estos vuelos.
- 1981. El Ayuntamiento decide peatonalizar completamente el Pie de la Torre y la Cárcel Baja en ese tramo. El tráfico y los humos se consideraban perjudiciales para la estabilidad de la Torre y para la conservación de la piedra.
- El color de la contaminación. Cada uno de los tres cuerpos de la Torre presenta distinta coloración; a más bajo, más negruzco. Eso se debe al efecto de los humos del tráfico que ha circulado a su lado. La piedra del tercer cuerpo aparece más limpia y rojiza, debido a que la polución subía menos y los vientos impedían que se fijara el hollín. Las cornisas intermedias también han hecho de barrera para que suban los humos.
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