Manuel Sola, el alcalde “posadero” y anfitrión de reyes y artistas
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En su palacete de Cuesta de Gomérez agasajó y dio alojamiento a miles de visitantes, desde artistas como Dalí, Agustín Lara o decenas de príncipes y políticos
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Durante quince años utilizó su casa como hostal, restaurante, “oficina de turismo” y promoción de la ciudad, y a sus visitantes como embajadores de Granada por el mundo
Manuel Sola Rodríguez-Bolívar nació en 1912 en el seno de una familia acomodada de abogados y propietarios, muy relacionados con Armilla. Su padre Manuel Sola Segura ya fue alcalde de Granada en 1917; y su abuelo, Eduardo Rodríguez Bolívar, lo había sido en el “año del cólera”, 1885. Estudió Derecho en las universidades de Granada y Central de Madrid, donde se doctoró con premio extraordinario. Empezó a dar clases como profesor en la Universidad de Granada y a trabajar en su despacho de abogado.
Tras la guerra civil, con sólo 28 años, fue designado presidente de la Diputación Provincial. Después se ligó al Ayuntamiento de Granada como concejal. Hasta que el 11 de diciembre de 1953 fue nombrado alcalde de Granada, cargo en el que permaneció hasta el 7 de agosto de 1968
Tras la guerra civil, con sólo 28 años, fue designado presidente de la Diputación Provincial. Después se ligó al Ayuntamiento de Granada como concejal. Hasta que el 11 de diciembre de 1953 fue nombrado alcalde de Granada, cargo en el que permaneció hasta el 7 de agosto de 1968. Es, hasta ahora, la persona que mayor periodo ha permanecido como primer regidor de la capital. Ítem más: entre 1968 y 1977, sus estrechas relaciones con Carmen Polo de Franco, el ministro de Gobernación Camilo Alonso Vega y José Fariña, el banquero de lo público, le llevaron a hacerse cargo de la Dirección General de Administración Local, algo así como el “alcalde de alcaldes”.
El largo periodo que permaneció como alcalde, en unos momentos en que la ciudad empezaba a recuperarse del palo de la guerra civil, dejó infinidad de rastros de su gestión. Fue el alcalde que adquirió terrenos en Sierra Nevada para construir la estación de esquí; recuperó el convento de San Jerónimo y lo permutó para municipalizar el Carmen de los Mártires; reordenó la zona del Triunfo; inició la construcción de los barrios periféricos; reconstruyó el Palacio de los Córdova; tramitó la construcción del Aeropuerto, etc. Nunca elaboró un plan general de urbanismo, decidió continuar ejecutando el diseño de su antecesor Gallego Burín, de quien fue gran amigo. Y esto, a la larga, hizo que la especulación desorbitada de los promotores acabase por diseñar la ciudad moderna demasiado macizada y anárquica.
Empeñado en promocionar Granada en el mundo
Cuando se hizo cargo de la Alcaldía, a finales de 1953, su empeño se centró en colocar Granada en el mapa de la cultura y el turismo. El Festival de Música y Danzas llevaba sólo dos ediciones. El Festival de Santander, nacido a la par, suponía una durísima competencia. De ahí que se fijara el objetivo de situar el de Granada por lo menos a la altura del cántabro. Además, recurrió a recuperar el Festival del Cante Jondo, a la manera del antecedente montado en 1922 por Manuel de Falla y García Lorca. En esta tarea contó con la imprescindible ayuda del concejal Manuel Orozco.
¿Cómo conseguir su objetivo? Granada era una ciudad que no tenía estructura de promoción, ni oficina de turismo ni acceso a los grandes medios de comunicación. Tampoco existían las actuales ferias de turismo al estilo de Fitur. Pero tenía mucho que ofrecer en el campo del ocio. Por eso ingenió un sistema de atracción de grandes personalidades nacionales e internacionales para que acudiesen a Granada con cualquier pretexto, especialmente a los festivales veraniegos. Luego su influencia y la repercusión de las visitas en medios de comunicación servirían de promoción para la ciudad; cada uno de los famosos que traía se convirtieron en embajadores de Granada en sus respectivas ciudades o países. Todos los que visitaron Granada por invitación del alcalde Manuel Sola fueron divulgando la Alhambra, el Sacromonte, la Catedral, la gastronomía, la simpatía de los granadinos. Granada no era tan conocida como lo es hoy.
La plasmación de aquella idea de promocionar Granada a través de los invitados no fue un proyecto del Ayuntamiento ni de la Corporación municipal. En él se embarcó el alcalde a título personal, con el respaldo de su familia
La plasmación de aquella idea de promocionar Granada a través de los invitados no fue un proyecto del Ayuntamiento ni de la Corporación municipal. En él se embarcó el alcalde a título personal, con el respaldo de su familia. Especialmente su esposa Modesta García. También con la puntual colaboración de algún funcionario municipal y del famosísimo guardia Sánchez, que acabó convertido en asistente personal de Manuel Sola.
Las personalidades que venían a Granada eran alojadas, por lo general, en los hoteles más sobresalientes y en el Parador. Algunos incluso iban a parar directamente al palacete del alcalde en la Cuesta de Gomérez, número 13. Para comer, cenar y asistir a espectáculos de cante y baile todo el mundo acababa en casa de Doña Modesta y Don Manolo. Los restaurantes preparaban catering especiales para el salón y el jardín de Gomérez; pastelería Bernina acabó bautizando una de sus tartas como la del alcalde; los taxis tenían una parada muy cerca, dispuestos para mover a los invitados por la ciudad.
Pero sin duda lo que más atraía a los visitantes eran los frondosos jardines con piscina de agua fresquísima en la ladera de la Sabika, a la que acudían a bañarse en los calurosos días en que se desarrollaba el Festival de Música y Danza. Durante los festivales se organizaba la fiesta del mediodía en torno a la piscina. El segundo punto de interés era el jardín de la casa de San Onofre (algunos así la nombraban por tener dentro la capilla de ese nombre). Se trataba de extensos y frescos jardines que bordean la ladera de la Alcazaba alhambreña en su parte baja; incluso lindan con los jardines que ascienden desde Plaza Nueva, colindantes con los de Antonio Gallego Burín y su esposa Eloísa Morell.
Allí eran llamados los miembros de las mejores zambras del Sacromonte para mostrar el arte granadino a los visitantes. Prácticamente todos los grandes directores de orquestas y músicos del Festival de aquellos años acabaron sus veladas en el tablao del jardín de Gomérez
En aquellos jardines estaba montado constantemente un tablao y comida en abundancia. Se lo pasaban pipa en una ciudad que, en general, tenía demasiados esqueletos andantes. Allí eran llamados los miembros de las mejores zambras del Sacromonte para mostrar el arte granadino a los visitantes. Prácticamente todos los grandes directores de orquestas y músicos del Festival de aquellos años acabaron sus veladas en el tablao del jardín de Gomérez. La lista de cantaores y bailaores es innumerable, desde las hermanas Manoli y Maruja Jardín hasta La Canastera, pasando Pepe Albayzín y Mariquilla. Ésta, María Guardia, recuerda hoy que debutó en el tablao de Don Manuel en 1955, cuando tenía sólo once años. Un periodista fue a entrevistarla por ser la joven que más llamaba la atención. Mariquilla recuerda que solían llamarla cuatro o cinco veces al año para bailar ante reyes y gente muy importante, pero ella no conocía a nadie ni recuerda ante qué magnates bailó. Sólo se preocupaba de hacerlo muy bien “ante aquel gran señor, guapo de gran porte, que era Don Manuel Sola”. Por cierto, más de una vez se olvidó de pagarle.
Lo que sí recuerda Mariquilla es que el alcalde daba todos los años una fiesta en su casa para las mises de los barrios, las guapas como las llamaba la gente. Tras la elección, las jóvenes eran invitadas a comer y a un espectáculo. Todo lo organizaba Doña Modesta: la fiesta, la comida, los regalos e incluso se las llevaba a una corrida de toros. Mariquilla fue elegida guapa del Albayzín uno de aquellos años. La mujer del alcalde organizó un paseo en coche de caballos por la zona del Violón, que estaba en feria. El tronco de cuatro ejemplares blancos se espantó al atravesar el Puente Romano y uno de ellos saltó al lecho del río. Aquella fiesta se fastidió al ver cómo sacrificaban el animal perniquebrado.
Las famosas fiestas del alcalde Manuel Sola en su casa se mantuvieron durante todo el tiempo que él fue alcalde. No tuvo más remedio que acabar con ellas cuando marchó a vivir con su familia a su nuevo cargo en Madrid
Las famosas fiestas del alcalde Manuel Sola en su casa se mantuvieron durante todo el tiempo que él fue alcalde. No tuvo más remedio que acabar con ellas cuando marchó a vivir con su familia a su nuevo cargo en Madrid. El balance que hacen sus hijos de aquel periodo es muy positivo porque piensan que la iniciativa de sus progenitores contribuyó a “vender” las excelencias de Granada entre gente de alto poder adquisitivo y elevada capacidad de influencia en sus círculos. Y todo ello pagado en su inmensa mayoría a costa del bolsillo del alcalde Manuel Sola. Sus hijos Laura y Manuel están seguros de que ser alcalde de Granada le costó el dinero a su padre. (Por aquellos años los cargos públicos no tenían sueldo).
La colección de fotos de personalidades que pasaron por este palacete del siglo XVI y el libro de firmas son dos documentos muy valiosos para conocer la historia del despegue del turismo de calidad en Granada en la época dorada de mediado el siglo XX
La colección de fotos de personalidades que pasaron por este palacete del siglo XVI y el libro de firmas son dos documentos muy valiosos para conocer la historia del despegue del turismo de calidad en Granada en la época dorada de mediado el siglo XX. Ahora que estamos en Fitur, no es aventurado concluir que los miles de invitados que trajo el alcalde Sola a Granada promocionaron más nuestros atractivos que los stands de esta feria madrileña.
Voy a referirme a partir de ahora a las principales visitas que pasaron por Cuesta de Gomérez, 13. Hay que hacer constar que no todas se fotografiaron aquí ni estamparon sus firmas; se cree que dejaron sus huellas aproximadamente un 25% de las visitas. (Menciono a los visitantes que considero más interesantes, sin guardar orden temporal).
Salvador Dalí y su Santiago Magno inspirado en la Alhambra
Gala Eluard y Salvador Dalí estuvieron en Granada por primera y única vez entre el 5 y 8 de junio de 1957. El pintor surrealista ya estaba más que encumbrado en esa época. Vino a conocer la ciudad de su amigo Federico García Lorca, de la que tanto le habló y la que treinta años más tarde le resultó diferente. Tenía la idea de una Granada universal, anecdótica y folklórica; luego Federico le vendió una imagen de una Granada genial, sentimental y romántica, de un lirismo único. Y cuando vio la Alhambra, el Generalife y el centro histórico, la definió como geométrica, cubista, matemática y de profunda aspiración al clasicismo. Reveló que solamente Mariano Fortuny había comprendido Granada y captado en su paleta.
Sobre los gitanos que vio en el Sacromonte y en el tablao del palacete del alcalde opinó que “los mejores gitanos están en Nueva York”. Por entonces ya estaban actuando en América Carmen Amaya, Antonio y Rosario, Escudero, etc.
Sobre los gitanos que vio en el Sacromonte y en el tablao del palacete del alcalde opinó que “los mejores gitanos están en Nueva York”. Por entonces ya estaban actuando en América Carmen Amaya, Antonio y Rosario, Escudero, etc.
Cuando vino a Granada en junio de 1957, Dalí estaba madurando un gran cuadro (4 X 3 metros) en su estudio de Port Lligart. En él se iba a centrar durante el resto del año. Dijo a su amigo el periodista José María Bugella que cuanto había visto en la Alhambra le serviría para su Santiago. “Será la culminación de mis estudios morfológicos -precisó- y la geometría implacable de la Alhambra iluminará nuevos aspectos de mi obra”.
Doña Modesta le ofreció su libro de firmas y Dalí dibujó una especie de Santiago Matamoros, con un esbozo de Cristo y una cucarachilla
La tarde-noche del 6 de junio, Salvador Dalí y Gala la pasaron en casa del alcalde. Cenaron y vieron el espectáculo que le montaron. Miró la colección de pintura de la casa. Comentó que ya había alcanzado la riqueza y la fama; ahora iba a pintar de una manera realista, le daría forma clásica al surrealismo. “Todo ello culminará en mi Santiago. Quiero llegar al escalofrío antiexistencialista”. Doña Modesta le ofreció su libro de firmas y Dalí dibujó una especie de Santiago Matamoros, con un esbozo de Cristo y una cucarachilla. Estampó su firma. Gala puso su nombre en un cornero del dibujo, muy pequeñita. Meses más tarde, cuando dio a conocer su Santiago Magno, había adoptado un movimiento muy diferente al esbozo que dejó en Granada, con el caballo encabritado en vez de perfil.
El poema de Agustín Lara y las botellas de coñac
El mejicano Agustín Lara compuso la canción “Granada” en 1932 sin haber conocido la ciudad. La melodía se convirtió en una de las más famosas de la radio y el cine en pocos años. En 1964, el alcalde de Granada consiguió traerlo a la ciudad para que la conociera. Le rindieron un homenaje el 12 de junio en el Carmen de los Mártires; también hubo multitudinario festival en su honor en el Paseo de los Tristes. Agustín Lara pasó unos días de plena felicidad en su Granada soñada por él, donde su cantar se volvió gitano.
Casi a diario bajaba a Cuesta de Gomérez 13 a comer y, sobre todo, a beber coñac como si fuera agua, tocar el piano de la casa y darse unos chutes de heroína
Fue alojado en el Hotel Palace, pero casi a diario bajaba a Cuesta de Gomérez 13 a comer y, sobre todo, a beber coñac como si fuera agua, tocar el piano de la casa y darse unos chutes de heroína. Se iba dejando las jeringuillas por los lavabos, sin que los niños del alcalde sospecharan que no era insulina lo que el Flaco se metía en vena.
Su estancia en el Palace la pagaba el Ayuntamiento; surgió alguna queja del director del hotel porque veía que la cuenta se estaba disparando y el contable del Ayuntamiento, Antonio Vélez, se echaba las manos a la cabeza
Su estancia en el Palace la pagaba el Ayuntamiento; surgió alguna queja del director del hotel porque veía que la cuenta se estaba disparando y el contable del Ayuntamiento, Antonio Vélez, se echaba las manos a la cabeza. Así es que los dos últimos días de estancia en Granada, Agustín Lara decidió mudarse a una habitación en casa del alcalde. Aunque era su joven mujer la que subía a la cama y él dormía en los sofás. Su esposa le guisaba y lo aderezaba con grandes cantidades de chile. Dejó grabada una cinta magnetofónica en la casa con sus canciones e improvisaciones.
Hasta que él y su pareja emprendieron viaje a Madrid a cumplir otro homenaje por haber compuesto el chotis “Madrid”.
Entre copas de coñac y pinchazos de heroína le ofrecieron el libro de firmas e improvisó un poema a la luz de la luna en los jardines. Es una pena que no dejara también compuesta la partitura para poder musicarla. Los versos dicen:
Cantares que van buscando/
Ventanas de cedro y bronce…/
Coplas que van taladrando/
El corazón de la noche./
Luna nueva y tan solita/
Como una gota de azogue…/
Carne de nardos y almendros/
Para una fiesta de goce/
¡Voz que se roba del viento/
La lumbre del horizonte!
La luna de miel de Rainiero y Grace de Mónaco
El príncipe de Mónaco Rainiero y la norteamericana Grace Kelly contrajeron matrimonio en abril de 1956 tras un flechazo de ambos durante el rodaje de una película. Decidieron emprender su viaje de novios por España. Vieron toros en San Isidro de Madrid y recalaron en Granada los días 20 a 24 de junio. Y dónde mejor que hacerlo visitando la Alhambra y los monumentos más importantes de la ciudad, con Antonio Gallego Morell como cicerone monumental.
Grace apenas podía salir a las calles porque no gozaba de intimidad, iba cubierta con una mantilla blanca para protegerse del intenso sol
También aceptaron la invitación del alcalde Sola de pasar la velada del 24 de junio en su casa y asistir al tablao flamenco que siempre tenía montado en el jardín de la piscina. Grace apenas podía salir a las calles porque no gozaba de intimidad, iba cubierta con una mantilla blanca para protegerse del intenso sol. Picotearon algo y saludaron a una escogida representación de la sociedad local que había sido seleccionada por Doña Modesta.
Los príncipes monegascos estamparon sus firmas en toda una página del libro de visitas y se comprometieron a enviar los primeros ejemplares de sellos conmemorativos de su enlace matrimonial. Así lo hicieron, los sellos de una tirada especial llegaron unas semanas más tarde y permanecen pegados en dos páginas del diario.
Era la película oficial de la boda. Resultó que los príncipes habían partido de Mónaco antes de que estuviese montada la cinta. La primera oportunidad para verla fue en Granada. Les prepararon un pase especial, de madrugada, para ellos y sus acompañantes en el teatro Isabel la Católica
Hubo un dato muy desconocido de aquella visita. Por esos días se estrenó en los cines un documental de 35 minutos titulado “Boda en Mónaco”, rodado por el cineasta Jean Masson. Era la película oficial de la boda. Resultó que los príncipes habían partido de Mónaco antes de que estuviese montada la cinta. La primera oportunidad para verla fue en Granada. Les prepararon un pase especial, de madrugada, para ellos y sus acompañantes en el teatro Isabel la Católica.
Tras los cuatro días en Granada, la pareja se despidió de todas las autoridades prometiendo regresar y actuar de embajadores de las excelencias de Granada. Continuaron viaje hacia la Costa del Sol seguidos de los primeros paparazzi de las revistas del corazón.
Las tres visitas de Don Juan Carlos de Borbón
Don Juan Carlos de Borbón empezó de muy joven a visitar Granada, tanto en viaje oficial como particular. Tres firmas ha dejado en el libro de visitas de Cuesta Gomérez, donde comió, cenó y asistió a espectáculos. La primera fue el 11 de abril de 1959, todavía como Príncipe de Asturias, soltero y sin compañía (que se sepa); llegó con traje de la Academia del Aire de San Javier y el alcalde le hizo de cicerone para visitar la Alhambra, Las Angustias, el Albayzín y el Centro. El consejo de asesores del futuro monarca consideró que había que empezar a sacarlo para que el pueblo lo conociera como relevo a Franco. Manuel Sola cogió su Mercedes descapotable para pasearlo por la ciudad; en un momento determinado, Don Juan Carlos le pidió que le dejara ponerse al volante. Salieron también a la carretera para darse el gusto de llevar un cochazo.
Pero acabaron recalando en la casa de Modesta y Manolo para cenar, tomar unas copas y presenciar un cuadro de cante y baile
En las dos siguientes ocasiones su presencia fue más llamativa. Ya vino casado con Doña Sofía y se dedicaron a ver la ciudad de manera privada. Pero acabaron recalando en la casa de Modesta y Manolo para cenar, tomar unas copas y presenciar un cuadro de cante y baile. Las nuevas visitas de la pareja acaecieron en 1964 y 1968, el último año de Manuel Sola como alcalde y antes de saltar a Madrid. En la primera visita que hicieron los entonces Príncipes de Asturias todavía no les había nacido su primera hija, la infanta Elena.
El exrey Eduardo VIII de Inglaterra y Wallis Simpson
El rey Eduardo VIII de Inglaterra llevaba pocos meses como tal cuando conoció a la casada norteamericana Wallis Simpson. Tras conocerse el romance y la negativa de la casa real inglesa y el Parlamento ingleses a que contrajeran matrimonio con una mujer que iba a divorciarse, el rey de los británicos renunció a su corona por amor. La abdicación ocurrió en 1936.
El 26 de enero de 1962 cenaron en el comedor con la familia Sola García y dejaron sus firmas en el libro como Duque y Duquesa de Windsor
El ya degradado a Duque de Windsor y su esposa Wallis vivieron felices el resto de sus días. En enero de 1962 aceptaron la invitación del alcalde de visitar unos días Granada. Anduvieron por la ciudad un tanto desapercibidos y visitaron la finca del Duque de Wellington en el Soto de Roma. El 26 de enero de 1962 cenaron en el comedor con la familia Sola García y dejaron sus firmas en el libro como Duque y Duquesa de Windsor.
También de la aristocracia británica eran Dorothy Saltoun, Lady Saltoun, casada con Alejandro Ramsay de Mar. Ambos pertenecían por derecho de sangre a la Cámara de los Lores y contribuyeron con sus escritos y recomendaciones a fomentar los viajes a Granada de turistas ingleses en 1956. Se hicieron asiduos a los Festivales durante los años siguientes.
Se sumaron a otros muchos monarcas en activo, príncipes, destronados o pretendientes, amén de infinidad de miembros de la nobleza española, que fueron recalando por el Palacete de Cuesta de Gomérez en esos quince años a que me estoy refiriendo
Se sumaron a otros muchos monarcas en activo, príncipes, destronados o pretendientes, amén de infinidad de miembros de la nobleza española, que fueron recalando por el Palacete de Cuesta de Gomérez en esos quince años a que me estoy refiriendo. Los principales, reconocibles por sus firmas, fueron: José de Baviera y Borbón con toda su familia; reyes pretendientes del imperio Austrohúngaro; Conde de las Infantas (1955); Marquesa de Fernán Núñez; Condesa de Uclés; Vizconde de Rocamora; Conde de Vallellano (Fernando Suárez de Tangil), etc.
En estas páginas del libro hay algunos importantes banqueros y sus mujeres que también fueron agasajados: Luis de Urquijo y Lardecho, II Marqués de Bolarque y copropietario del Banco Urquijo; y Emilio Botín-Sanz de Sautola, posterior Marqués de O´Shea, y su esposa Paloma O´Shea.
El alcalde Sola consiguió la cesión de los restos de aquel palacio por parte de los propietarios, adquirió los terrenos junto a la Cuesta del Chapiz, encargó un proyecto a Francisco Prieto-Moreno y volvieron a reconstruir la casa
Hay dos casos de la nobleza que merecen comentario aparte. El primero fue el de los Duques de Montellano, Manuel Falcó y Escandón y Hilda Fernández de Córdoba y Muriati. Eran descendientes de la rama de los dueños del Palacio de los Córdova, desmontado en la plaza de las Descalzas en 1919 y almacenado a las afueras de Granada. Las piezas más valiosas eran los impresionantes artesonados. El alcalde Sola consiguió la cesión de los restos de aquel palacio por parte de los propietarios, adquirió los terrenos junto a la Cuesta del Chapiz, encargó un proyecto a Francisco Prieto-Moreno y volvieron a reconstruir la casa. Fueron encajadas las piezas que quedaban en el nuevo edificio que hoy acoge el Archivo Histórico Municipal, aunque con algunos errores para recomponer los artesonados. También está la famosa columna con la sierpe que daba nombre a la calle con ese nombre.
Los Duques de Montellano sólo exigieron a cambio un alquiler simbólico y la reserva de unas habitaciones para uso personal cuando vinieran a Granada. Esa obligación de la ciudad para con sus donantes continúa vigente en la actualidad.
Los otros visitantes ilustres de la nobleza fueron la Marquesa de Llanzol (María Sonsoles de Icaza y de León) y Ramón Serrano Súñer, ministro y todopoderoso cuñado del dictador Francisco Franco. Ambos estaban casados con otras parejas, pero de sus amoríos extramatrimoniales nació Carmen Díaz de Rivera. Esta mujer fue mano derecha del presidente del gobierno de la Transición Adolfo Suárez. Política y musa de una generación de centristas de Unión de Centro Democrático (UCD).
La pareja María Sonsoles-Ramón hizo algunas escapadas amorosas a Granada. Recalaron en casa del alcalde Manuel Sola. Aquí dejaron estampadas sus firmas, aunque en páginas separadas
La pareja María Sonsoles-Ramón hizo algunas escapadas amorosas a Granada. Recalaron en casa del alcalde Manuel Sola. Aquí dejaron estampadas sus firmas, aunque en páginas separadas; no deseaban llamar la atención de una sociedad social-católica que no sabía nada de su amancebamiento. Aunque la alta sociedad madrileña tenía la mosca detrás de la oreja. Fue descubierto casualmente por sus hijos Carmen y Ramón, novios, cuando fueron a contraer matrimonio y resultó que eran hermanos.
También emires y príncipes árabes
Varios emires y príncipes de Oriente han recalado y dejado sus firmas en este libro. Al estar en árabe resulta complicado saber qué dicen. También pasaron por esta casa jerifes norteafricanos. Hussein de Jordania y su primera esposa Dina estuvieron el 14 de junio de 1955 durante su luna de miel; Hussein tuvo después otras tres esposas. Le siguió el rey Faisal de Irak en una visita relámpago.
Pero sin duda el que mayor rastro dejó fue el rey Saud de Arabia. Vino a Granada el 21 de febrero de 1962 por motivos médicos. Fue un monarca bastante cuestionado por las clases altas de su país, incluido por su hermano y aspirante al trono. Tuvo más de ciento veinte hijos con el amplio serrallo de 700 concubinas. Tras regresar de España vio que su hermano le estaba removiendo la silla. Hasta que fue depuesto y acabó en el exilio. Hoy es un mal recuerdo para su pueblo.
En Granada se dio un baño de multitudes vestido al estilo Laurence de Arabia, la película de David Lean y Peter O´Toole que se exhibía en los cines por entonces
En Granada se dio un baño de multitudes vestido al estilo Laurence de Arabia, la película de David Lean y Peter O´Toole que se exhibía en los cines por entonces. Manuel Sola acababa de deshacerse de su viejo coche y había importado un lujoso Mercedes 300 descapotable (perfectamente conservado todavía). Subió al rey Saud al vehículo y lo estuvo exhibiendo por las principales calles de Granada. El fotógrafo Pepe Romero inmortalizó aquellos paseos por la zona del Triunfo.
Actores, toreros, artistas
De estos gremios aparecen a decenas con sus firmas en el libro del Jardín de Gomérez. Tanto extranjeros como españoles.
Francesca daba la voz a Greta Garbo en los doblajes. Eran bastante atractivos físicamente. Estuvieron invitados en la casa de Sola durante el periodo en que él permaneció como embajador de Estados Unidos en España
Una de las parejas que más llamó la atención durante sus paseos por Granada fue la formada por los actores americanos Francesca Braggotti y John Davis Lodge. Aunque cuando vinieron a la ciudad ya habían dejado el mundo del celuloide. Francesca daba la voz a Greta Garbo en los doblajes. Eran bastante atractivos físicamente. Estuvieron invitados en la casa de Sola durante el periodo en que él permaneció como embajador de Estados Unidos en España (1955-61). Fueron grandes aficionados al Festival de Música, incluso trajeron a sus hijos.
Por aquellos años también aparecieron por Cuesta de Gomérez el torero Luis Miguel Dominguín y Lucía Bosé. Él firmó una dedicatoria a la anfitriona de la casa, ella dibujó una margarita. El texto del famoso torero es un piropo a Modesta García, dice: “Modesta, si es por tus virtudes en el juicio final no podrás serlo./ Pienso ser bueno y temeroso de Dios para no perder tu compañía después de muerto”./
Muy cerca están las firmas del rejoneador Ángel Peralta y del cantaor Fosforito (Antonio Fernández Díaz). En cambio, Antonio y Rosario, los bailarines, no dejaron estampadas sus firmas, a pesar de que estuvieron varias veces en la casa. A no ser que se trate de alguno de los muchos garabatos ilegibles que pueblan sus páginas.
Hay infinidad de músicos y bailarines de los que venían a las primeras ediciones del Festival. La firma que abre el libro es la de Andrés Segovia, del verano de 1953, cuando todavía Manuel Sola no era alcalde. El guitarrista acudió varias veces más
El pintor y músico ruso-argentino André Aaron Billis no sólo firmó y dedicó unas líneas dedicadas a la familia, también hizo uno de sus típicos retratos a la anfitriona para colgar de la pared.
Hay infinidad de músicos y bailarines de los que venían a las primeras ediciones del Festival. La firma que abre el libro es la de Andrés Segovia, del verano de 1953, cuando todavía Manuel Sola no era alcalde. El guitarrista acudió varias veces más. En páginas muy cercanas se encuentran dos de Margot Fontayne, también asidua. Del pianista José Iturbi. De Maria Estela Kubitchek, gerente de la orquesta del Teatro Nacional Claudio Sanitro (Brasil), junto a la de su esposo el médico y político Jucelino Kubitchek. Joaquín Achúcarro y su esposa Joaquina Arisqueta fueron a cenar en el verano de 1955. Y la soprano Victoria de los Ángeles también acudió dos veces y estampó su alegre caligrafía.
Canogar estuvo en el Festival de 1956; estampó el siguiente poema junto a su firma: “En Granada la música dormía y tu mano, soñando, la despierta; lo mismo que la luz de la mañana le devuelve al paisaje la memoria de sus siete colores”.
Pero la noche que cenaron juntos en casa del alcalde de Granada se animaron a formar un trío para hacer giras y grabar discos
Durante una reunión en esta casa de Gomérez nació el trío de músicos formado por Yehudi Menuhin, Louis Kentnel y Gaspar Cassado. Pianista, violinista y chelista. Los tres se conocían de antemano, solían coincidir en conciertos. Pero la noche que cenaron juntos en casa del alcalde de Granada se animaron a formar un trío para hacer giras y grabar discos. La agrupación musical duró unos cuantos años a partir de su compromiso de Granada. Lo que se entiende como el acta fundacional del grupo está recogido en una página.
La profesión médica está representada por el nobel Severo Ochoa y su esposa Carmen, que vinieron a Granada acompañando a Luis Federico Leloir y Amelia Zuberbüler, él fue elegido premio Nobel de Química en 1970.
En el apartado de personalidades de la Iglesia católica figuran el Nuncio del Vaticano y varias veces el arzobispo de Granada Rafael García y García de Castro. También trajo el alcalde a su casa al cardenal Fernando Quiroga Palacios, arzobispo de Santiago. Junto a ellos, el estamento militar cuenta con la firma de varios capitanes generales: Antonio Barroso Sánchez-Guerra, responsables la IX Región Militar (Granada); Pedro Pimentel y Zayas, antes de que a la ciudad granadina la despojaran de ese privilegio en 1984.
En este jardín de Gomérez nació el Patronato Manuel de Falla, como ella anotó con su firma el 31 de enero de 1962
El mundo del periodismo y la literatura también dejaron sus huellas en esta casa. El que más veces acudió fue Antonio Fernández Cid, crítico de ABC e Informaciones de Madrid entre los años1953 y 1966. César González Ruano por dos veces. Francisco Javier Sánchez Cantón, director que fue del Museo del Prado entre 1960 y 1968, además de otros cargos políticos relevantes. El director general de Bellas Artes, Gratiniado Nieto Gallo. El poeta y escritor José María Pemán. Javier de Aznar. También Maribel de Falla y su familia se prodigaron por esta casa durante el periodo de tramitación de la casa-museo de su tío y el inicio de conversaciones para trasladar el archivo Falla a Granada. En este jardín de Gomérez nació el Patronato Manuel de Falla, como ella anotó con su firma el 31 de enero de 1962.
El libro de firmas que abrió Modesta García contiene otro buen puñado de personalidades extranjeras que hoy nos resultan un tanto desconocidas
Y cómo no, Manuel Gómez-Moreno hijo y su hermana, ambos hijos del primer arqueólogo, pintor y catedrático que marchó a Madrid; en la casa del alcalde hay varios cuadros suyos, especialmente retratos de los ancestros Rodríguez-Bolívar que la habitaron en el XIX y principios del XX. Porque esta casa con la capilla de San Onofre incorporada fue propiedad de la familia del alcalde Sola al menos desde el siglo XVIII. El alcalde, cuando se casó con Modesta García, se instaló a vivir en un piso de Gran Vía, en el edificio que antes había sido Hotel París. Pero a principios de los treinta, el palacio de Gomérez fue puesto en venta por la rama de los Rodríguez-Bolívar que lo recibió en herencia. Estuvo a punto de nacer aquí la oficina de la ONCE (Ciegos); pero Manuel Sola recuperó la casa de sus ancestros y la hizo su residencia oficial. Además del palacete, cuenta con amplios y tupidos jardines en la ladera de la Almanzora. Y una de las primeras piscinas de Granada (Hoy cegada por los nuevos propietarios que la destinan a uso hostelero).
El libro de firmas que abrió Modesta García contiene otro buen puñado de personalidades extranjeras que hoy nos resultan un tanto desconocidas: alcalde Nueva Orleans, primer ministro de Grecia (1954), ministro de Educación de Chile, el embajador Ade Kahil
Se coló en la fiesta el nazi León Degrelle
En el año 1958 ocurrió un caso bastante curioso durante una recepción, cena y zambra ofrecidas a un embajador alemán y otro francés. Tuvo lugar el 19 de septiembre de 1958. El grupo, muy agradecido por las atenciones de los anfitriones granadinos, se ofreció a estampar sus firmas en el libro de visitas de la casa. Unos lo hicieron en alemán y otros en francés. Habían sido presentados por el Conde de Vallellano, amigo común de ambas partes.
Aquella noche que estuvo en casa de Modesta y Manolo no tuvo empacho en escribir una frase en francés y su apellido auténtico. Para el resto del mundo, especialmente para los cazadores de nazis, continuaba siendo José León Ramírez Reina
A uno de ellos le llamaban indistintamente José y León. Era de ascendencia belga, pero hablaba bastante bien español. Llevaba residiendo en nuestro país, en la zona de Sevilla y Málaga desde 1946. Un año antes había aterrizado de emergencia con un avión nazi que escapaba de la debacle del III Reich. Salvó su vida al amerizar en la playa de San Sebastián. Era un alto militar belga, pero al servicio de Hitler y condecorado por el Fürher. Era nada más y nada menos que León Degrelle. Consiguió salvar el pellejo en el juicio de Nuremberg; en Bélgica había sido condenado a muerte en ausencia. Hacía vida un tanto normal en España, protegido por el régimen de Franco, que le concedió la nacionalidad en 1954.
Por eso en 1958 se movía libremente por la Costa del Sol. Con alguna que otra escapada a Granada. Aquella noche que estuvo en casa de Modesta y Manolo no tuvo empacho en escribir una frase en francés y su apellido auténtico. Para el resto del mundo, especialmente para los cazadores de nazis, continuaba siendo José León Ramírez Reina.
En la foto de abajo se ve su apellido.
Los Mártires y San Jerónimo de Sor Cristina de la Cruz
Sor Cristina de la Cruz Arteaga (Cristina de Arteaga y Falguera) fue inmensamente rica, hija del Duque del Infantado. Profesó como monja benedictina y después jerónima. Fue abadesa del Monasterio de Santa Paula de Granada y más tarde de Sevilla, donde falleció a los 81 años, en 1984.
El deseo de Sor Cristina era conseguir el monasterio de San Jerónimo para su comunidad; a cambio, vendería Santa Paula. Pero esta venta no resultó suficiente y tuvo que aportar al canje una importantísima propiedad de la Casa del Infantado, de su herencia familiar: el Carmen de los Mártires
El alcalde Manuel Sola consiguió al principio de los años sesenta la propiedad de la iglesia y monasterio de San Jerónimo para la ciudad. Había estado en manos de Defensa más de un siglo. Decidió reconstruir la torre demolida por los franceses en 1812 e ir recuperando lo que fue cuartel desde la era de las desamortizaciones, a partir de 1836.
Sor Cristina de la Cruz se interesó por recuperar para su comunidad jerónima el monasterio que fue promovido por los jerónimos, con ayuda de la viuda del Gran Capitán, en el siglo XVI. Allí deseaba trasladar a sus monjas desde Santa Paula, que era un edificio muy deteriorado. Inició una negociación con Manuel Sola en 1961; las conversaciones se prolongaron incluso hasta su periodo como director de Administración Local en Madrid. El deseo de Sor Cristina era conseguir el monasterio de San Jerónimo para su comunidad; a cambio, vendería Santa Paula. Pero esta venta no resultó suficiente y tuvo que aportar al canje una importantísima propiedad de la Casa del Infantado, de su herencia familiar: el Carmen de los Mártires, con sus inmensos jardines y el palacete que fue levantado por la familia Calderón Vasco a mediados del siglo XIX.
Esa negociación la llevaron a cabo Sor Cristina y Manuel Sola en negociaciones en su casa de la Cuesta de Gomérez
Con esta permuta, que Sor Cristina llamaba “el sacrificio de los Mártires”, San Jerónimo volvió a ser de la orden jerónima (rama femenina) tras siglo y medio como instalación militar. La ciudad de Granada obtuvo a cambio el Carmen de los Mártires. Esa negociación la llevaron a cabo Sor Cristina y Manuel Sola en negociaciones en su casa de la Cuesta de Gomérez. En su libro de visitas dejó la monja estampados algunos poemas y sus firmas. Se pueden leer en la imagen que sigue:
Carmen Polo, la “madrina” de Manuel Sola
Carmen Polo de Franco tuvo estrecha relación con el alcalde Manuel Sola y su esposa. Frecuentó su casa cada vez que pasaba por Granada. Gustaba que le acompañasen a las joyerías y anticuarios. Carmen la Collares dejó plasmada su firma en el libro familiar de visitas con su solo nombre.
La amistad y confianza que gozó Manuel Sola con la esposa del dictador Francisco Franco aumentó en 1968 cuando el jefe del Estado y su ministro Camilo Alonso Vega decidieron llevárselo a Madrid a ocupar la Dirección General de Administración Local. Desde la capital tuvo la oportunidad de barrer un poquito más para los asuntos de Granada. Otro apoyo importante que tuvo Sola para enviar lo que pudo a Granada fue José Fariña, director del Banco de Crédito Local, su otro amigo y protector.
La familia Sola García fue alojada en un piso propiedad de Carmen Polo de Franco a su llegada a Madrid. Obviamente, previo pago del alquiler mensual. La dictadora consorte era propietaria de una empresa inmobiliaria con bloques en varios sitios de Madrid
La familia Sola García fue alojada en un piso propiedad de Carmen Polo de Franco a su llegada a Madrid. Obviamente, previo pago del alquiler mensual. La dictadora consorte era propietaria de una empresa inmobiliaria con bloques en varios sitios de Madrid. Les preparó un buen piso en la calle Hurtado de Mendoza. En aquella vivienda permanecieron con sus cuatro hijos durante unos años, hasta que su hija Carmen Franco Polo y el Marqués de Villaverde lo eligieron como su nueva residencia. Entonces Carmen Polo les pidió que lo cedieran a su hija y les proporcionó otro en la calle Hermanos Bécquer. Allí solía acudir Carmen a merendar y jugar a las cartas con Modesta García; también a la casa de Ramona de Alonso Vega y Blanca de la Cierva.
Manuel Sola fue nombrado diputado nacional (procurador en Cortes) entre 1952 y 1977. Todo acabó con la llegada de la Transición. Manuel Sola Rodríguez-Bolívar falleció a los 80 años, en 1982.