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Conciertos

Glenn Hughes: Deep Purple ‘Made in Sexi’

Cultura - J.T.G. - Lunes, 14 de Julio de 2025
El veterano cantante y bajista británico fue la estrella de la primera edición del Festival de Blues de Almuñécar.
Glenn Hughes, durante su concierto en Almuñécar
jtg
Glenn Hughes, durante su concierto en Almuñécar

El novedoso Festival de Blues de Almuñécar discurrió el pasado fin de semana, aportando en su primera edición una nueva cita estival al calendario granadino de músicas afroamericanas. El público respondió razonablemente bien habida cuenta de que el fin de semana anterior fue el de Cazorla, a donde  acuden cientos de granadinos, y los aficionados a estas músicas, mayormente de una ‘cierta’ edad, no tienen ya el espíritu entusiasta de antaño y sí otras muchas obligaciones.

Así las cosas unas 1.500 personas estuvieron la segunda noche atraídos mayormente por los ecos legendarios de Glenn Hughes, bajista y cantante de la formación Deep Purple en sus versiones Mark III y IV, entre otras infinitas actividades musicales, alguna como pasar un breve tiempo (y a traición: ‘Seventh Star’) por los Black Sabath, que esa misma semana también ponían punto y final en un inmenso autofestival en su ciudad. A diferencia del entrañable Ozzy, Glenn Hughes está casi perfecto de facultades vocales a sus 73 años, y durante hora y media mantuvo el tipo mucho más que decentemente en escena.

Este festival ofrece sus actuaciones a la inversa, siendo el artista principal el que abre la noche. Y así Glenn y los suyos salieron los primeros con su repertorio DP, que, según dijo, aparca de momento (entre otras cosas porque tiene un disco nuevo que defender: ‘Chosen’). También fue el único concierto con este proyecto que iba a dar en España esta vez.

Imágentes del concierto de Glenn Hughes en el Festival de Blues de Almuñécar. Fotos: JTG

Los Deep Purple fueron en su momento calificados como el grupo ‘más ruidoso del mundo’, no fue el caso en el parque El Majuelo, donde se escuchó bien lo tocado aunque no con demasiada presión; sí con una mezcla aseada y contemporánea. La banda que le acompañaba cumplió el cometido, también estético, de replicar lo guardado en la memoria sin excesivo aporte propio: Jon Lord hubiera inyectado más Hammond al paquete, seguro. Mención aparte para el  baterista Ash Sheehan, buen bateador de rock, pero alargando innecesariamente un solo hasta el egotrip más absoluto. Claro que en ese tiempo Hughes se tomó un respiro, que el hombre también necesitaba descansar por el esfuerzo.

Fue agradecido con el público cada vez que cogía el micro para hablar, que para cantar su voz cegaba más que los destellos de su dentadura, que dejaba en ridículo a la de Pedro Navajas

 

A algunos su bajo nos sonó demasiado agudo, cuestión de gustos. Fue agradecido con el público cada vez que cogía el micro para hablar, que para cantar su voz cegaba más que los destellos de su dentadura, que dejaba en ridículo a la de Pedro Navajas. Desde luego los agudos los mantiene impecables, e hizo ostentación de subir hasta niveles peligrosos para los que usamos gafas; da la sensación de tener un potenciómetro en la garganta para manipular ese falsete. Efectista, mucho. Excelente trabajo el suyo en las cuatro cuerdas para el que siguiera sus dedos, traducidos en un pálpito real a través de sus queridos amplis Orange. 

Según dijo, el modelo para trabajar este concierto, en el que homenajea sus tres discos con la marca, fue el de aquel festival rival del de Woodstook  que hubo en San Bernardino en 1974 llamado California Jam. Afortunadamente para los dueños del backline alquilado, al guitarrista danés Soren Andersen no le dio por hacer explotar los amplificadores ni pegar a los cámaras, como ocurrió entonces con el irascible Blackmore.

Abrieron con ‘Stormbringer’, del álbum homónimo, al que acudió luego nuevamente con ‘High Ball Shooter’. ‘You Fool for No One’, ‘Mistreated’ ,’Sail away’ y ‘Might Just Take Your Life’ fueron las revisadas del clásico ‘Burn’, incluida la titular, de despedida, con su inmortal y tan fiero riff. Y el ‘Come taste the band’, con el malogrado Tommy Bolin de solista, estuvo presente en ‘You Keep On Moving’. Al respetable, en muchos casos amamantados por el mítico e iniciático ‘Made in Japan’, le hubiera gustado escuchar alguna de las muchas piezas de factura anterior, para ya levitar, pero Hughes no concedió más que una ‘Highway Star’ de lo previo a su llegada a la banda. Entre los músicos con larga historia en el rock, el bajista es sin duda el que mejor forma mantiene.

Tras la descarga de historia, nostalgia y decibelios, asomaron los pizpiretos Kitty, Daisy & Louis, el grupo familiar de los tres hermanos Durham, con su padre en la guitarra y el banjo (su madre ya no gira con ellos). Resultaron un simpático fin de festival en sus frescas recreaciones vintage del swing, country, folk y rock and roll primigenio, con esa forma tan doméstica suya de presentarse, cambiando continuamente de instrumentos entre ellos. Tras la tormenta, siempre llega la calma. Foto: JTG