─ ¿Se imaginaba en los noventa que estaríamos hablando de música en 2025? ¿Pensaban a tan largo plazo?

─ En aquellos años teníamos mucha visión de futuro, porque todas las decisiones que tomábamos estaban encaminadas hacia adelante. Pensábamos que teníamos que ser consecuentes con nosotros mismos. Es imposible tener siempre razón al cabo del tiempo, ya, pero intentamos no tener que arrepentirnos de ningún paso dado. Así que haciendo un balance entre lo que pudimos imaginar un día con lo que está pasando ahora, entonces sí teníamos visión de futuro. No tomamos decisiones fáciles de las que nos pudiéramos arrepentir años adelante. Ha habido varios momentos de crisis en los que estuvimos jodidos… Pero de hecho seguimos tocando. El nombre viene de ahí, de ‘nada’, con una visión nihilista, antimúsica, antisistema, antiindustria, anti… y nos pusimos a trabajar, aunque entonces no tuviéramos ‘nada’. Nada Surf es una historia de amigos sobre todo.

─ Hay parejas que llevan décadas viviendo en casas separadas… ¡ustedes vienen en continentes distintos! ¿Esa distancia es una buena garantía de pervivencia? ¿Contactan digitalmente para la faena o es imprescindible el roce físico?

─ Mi abuelo, que era granadino, me explicó el sentido del dicho “El mundo es un pañuelo”. Y cuando te pones el pañuelo y luego lo doblas para guardarlo, la esquinas más alejadas de ambas partes se unen. Nosotros trabajamos componiendo cada uno por nuestro lado, y luego nos juntamos unas semanas o un mes, aquí, en mi casa de Ibiza, para terminar el trabajo, tocando y componiendo hasta cuando estoy pelando ajos. Un lujo. 

─ ¿Está de acuerdo con aquel titular que definía a NS como “la banda americana más inglesa”?

─ No necesariamente, Mateo dice que somos como un helado de vainilla con pepitas de chocolate, pero no demasiadas (risas). 

─ España es su segunda casa, aquí tocan mucho y llenan donde van…

Nuestra conexión con España es obvia, porque además yo soy español y el grupo se ha adaptado a las costumbres españolas: ¡cenamos a las 11 de la noche, y eso allí no se entiende! (risas)

─ Nuestra conexión con España es obvia, porque además yo soy español y el grupo se ha adaptado a las costumbres españolas: ¡cenamos a las 11 de la noche, y eso allí no se entiende! (risas). La primera vez que vinieron Mateo e Ira a Madrid fuimos buscando la famosa ‘movida madrileña’, a ver qué era eso. Y como no teníamos ni idea le dije al taxista que me llevara “a donde vaya la gente que se viste como yo” y me llevó a Malasaña, al lado de la Plaza del 2 de Mayo. Nos dejó a cien metros del plaza, en la Vía Láctea’ y luego entramos en cada bar donde sonaba buena música a tomarnos una cerveza… ¡Nunca llegamos a la Plaza! (risas). Se quedaron muy impresionados, porque en España hay un rocanrol muy guay. 

─ Su conexión granadina es Lagartija Nick, con quienes hasta ha tocado… ¿Cómo llegó a ellos? 

─ Recuerdo que estaba en una tienda de la Gran Vía oyendo música con auriculares y puse el primero de Lagartija Nick, ¡y no me podía creer lo que escuchaba! Pensé que eran como Sonic Youth pero con unas letras impresionantes; se los puse a Mateo y él también flipó. Granada… Ahora que estamos al borde de la tercera guerra mundial, precisamente el 11-S Mateo estaba en Granada haciendo un disco, refugiado, como hizo Strummer con nuestros queridos Ceronueveuno. 

─ En su ‘If I Had a Hi-Fi’ también tocaron por Mercromina… 

─ Cuando hicimos el disco de versiones tenía que haber algo español sí o sí. Y para ese disco no sabíamos si grabar ‘Evolution’  de Mercromina o ‘La gran depresión’ de Lagartija, porque las hemos tocado las dos. La escena española me importa.

─ Escena que, por cierto, le dedicó un bonito homenaje colectivo: ‘Tu aura brilla más’… ¿Qué le pareció?

─ Uhhh!, cuando salió el homenaje que nos dedicaron los grupos españoles… No sabes cómo he llorado oyéndolo, no me lo podía creer. Por más que uno lo pueda pensar, no es nada fácil traducir nuestras letras, como hizo por ejemplo Anni B Sweet con ‘Estaré ahí’, ¡que yo hice en francés! O Lagartija, con ‘La forma en la que armas tu cabeza’, que se corresponde a  ‘The way you wear your head’, cuyo título original es un giro de palabras muy yanqui, y la tradujeron con un nivel poético tan grande que te calienta el alma.

─ Hemos escuchado en inglés y francés a Nada Surf ¿alguna vez en castellano?... Me he acordado de Metallica, que donde van tocan alguna pieza de un grupo local… ¿Es una buena idea? 

─ Tenemos una montada, la versión de Parálisis Permanente, ‘Autosuficiencia’,  y cuando ensayamos tocamos de cachondeo ‘Quiero ser santa’ (Risas).

─ En una entrevista que hicimos en 2008 me aseguraba que tocaba con el Fender que le regalaron su padres… ¿sigue con él? ¡Salió bueno entonces!

─ Muy bueno. Sí, toqué con él el otro día en La Mancha (Antorcha festival, de Hellín). Mi mamá se ha muerto hace poco, y el bajo estaba en Londres, nada más verlo me eché a llorar; me lo regaló mi madre por mi cumpleaños siendo un chaval, y sigue sonando muy bien.

─ Porque ese sonido es imprescindible en el ‘groove’ de NS… 

─ Bueno… No me considero un superbajista, pero tocar con Ira y Mateo me gusta mucho y entre los tres hay una cosa bastante guay. ¿Qué ocurre? No lo sé, es como hacer una mayonesa, que si la sabes hacer sale buenísima.  

─ Viene a Granada,  aquí ya sabe que su apellido es mítico… ¿Es usted el genuino ‘Lorca en Nueva York’? 

Nueva York es guay, pero tiene un lado, oscuro, obsceno, metálico y antinatural, que llegado un momento en la vida piensas que ya no es para ti

─ (Risas) Mira que lo de Lorca en N.York es bastante heavy. No se llevó mucho júbilo en el tiempo que estuvo. Llegó a la misma conclusión que llegué yo, y mucha más gente en algún momento, que no es una ciudad compatible con la naturaleza, la belleza, el disfrute o el goce. Cuando eres joven es increíble vivir en Nueva York, yo tenía un documento de identidad falso para poder ir a los clubes y los bares, y, joder, cuando cumplí los 18 había visto a James Brown tres veces; guardaba todo el dinero para poder ir a conciertos y allí estaban todos los grupos: ¡Mateo vio a U2 en un garito de 500 personas con su padre cuando tenía 15 años! Nueva York es guay, pero tiene un lado, oscuro, obsceno, metálico y antinatural, que llegado un momento en la vida piensas que ya no es para ti. 

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