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Piden prohibir la presencia de menores en cacerías tras la muerte de un hombre en Albuñol

Ciudadanía - IndeGranada - Lunes, 5 de Diciembre de 2022
Un niño con una escopeta.
Victoria Model/pixabay
Un niño con una escopeta.

 La muerte de un cazador este domingo en Albuñol, donde las hipótesis apuntan a un disparo accidental, ha puesto sobre la mesa un debate ineludible: la presencia y participación de personas menores de edad en estas convocatorias.

Según informa la Fundación Franz Weber, la normativa estatal sobre armas especifica que los menores a partir de los 14 años pueden obtener una licencia y emplear potentes artefactos en entornos naturales, pero deja a criterio de este sector la presencia de niños y niñas de inferior edad durante las cacerías, exponiéndolos también a cualquier situación, desde caídas a disparos negligentes o reacciones de animales heridos.

Además ni la Ley de Caza de Andalucía ni sus órdenes de vedas determinan medidas adicionales, por lo que desde los 14 pueden participar en las batidas, acompañados por una persona adulta responsable, disparar a animales o exponerse a los mismos contextos.

La Fundación Franz Weber censura la actitud del lobby procaza, que intenta que menores se impliquen en una práctica que implica el uso de armas, de fuego o de filo, como los cuchillos para rematar a jabalíes, y situaciones de evidente inseguridad y que afectan tanto a su integridad física como moral.

Con estos antecedentes y con cientos de incidentes relacionados con la caza que se producen cada año en España, los naturalistas han dado la voz de alarma exigiendo a la Junta avances legales para vetar la presencia y participación de menores de edad en una actividad de peligro para ellos.

El accidente mortal de Albuñol no es el único. Desde comienzos de año han sido varios los fallecimientos relacionados directamente con la caza y otros tantos incidentes donde se refieren personas lesionadas de diversa consideración a los respectivos servicios de emergencia autonómicos.

Prohibir también el alcohol

Con la temporada de caza en marcha y niños acompañando a adultos, los naturalistas denuncian que las Administraciones públicas ignoran deliberadamente el consumo de bebidas alcohólicas que se da en estos contextos, y señalan que la única tasa aceptable mientras se portan armas debería ser cero.

En este sentido, mencionan un reciente informe del Senado de Francia, cuya principal propuesta es prohibir estos consumos a los cazadores alertando sobre el número de víctimas y heridos que provoca la actividad en el país vecino.

FFW señala que la caza en estas condiciones es un peligro para la naturaleza, para la biodiversidad y para cualquier persona que participe en las batidas o que sea ajena a las mismas. Así, ponen como ejemplo las víctimas causadas por escopeteros que afirman “haberse confundido” al disparar.

Si un individuo es incapaz de reconocer a un jabalí, corzo o zorro con sus capacidades volitivas supuestamente adecuadas, estando bebido o drogado los riesgos se multiplican de manera exponencial.