Tras varios días con una menor actividad sísmica, en número de terremotos y magnitud, la Vega ha vuelto a registrar un seísmo de más de tres grados, 3,2, medido a las 20.17 horas en Santa Fe, según los datos del Instituto Geográfico Nacional (IGN). Se ha localizado a solo 1 kilómetro de profundidad y, aunque ha durado pocos segundos, ha sido sentido en más de una veintena de localides, incluida la capital, con intensidades entre II-III e incluso IV en la zona de El Jau-Santa Fe. 

Desde el pasado martes no se registrada un terremoto con magnitud superior a 3. Fue de 3,5 grados en Chauchina. Ese día, 2 de febrero, se contablizaron casi una treintena de movimientos sísmicos -la mayoría sulelen ser microterremotos de menos de 2 grados-, y a partir de ahí la actividad sísmica ha disminuido en los días siguientes: 13 terremotos el miércoles, día 3; 14 el jueves y otros 14 este viernes, antes de este nuevo seísmo de 3,2 grados. 

Desde el 1 de diciembre hasta las 12 horas de este viernes la zona de la Vega había registrado 1.466 temblores de tierra, según el último informe emitido este viernes por el IGN, lo que supone un promedio de unos 22 terremotos diarios, aunque, como se ha mencionado, esa media ha caído a 13-14 diarios en los últimos tres días. 

Los investigadores del Instituto Andaluz de Geofísica (IAG) han constatado un descenso progresivo del número de terremotos en la Vega de Granada y de su magnitud, aunque advierten de que aún es "pronto" para determinar si puede suponer el fin de la serie sísmica que se reactivó a finales de enero.

Así lo ha explicado a Europa Press el catedrático de Física de la Tierra e investigador del IAG, Jesús Ibáñez, quien ha mantenido que actualmente "no se puede predecir lo que va a pasar".

"Momento de calma", como en 1979

Aunque en lo que va de semana "ha disminuido significativamente" y de forma progresiva la actividad, el experto mantiene que esta situación puede encuadrarse en un "momento de calma" que ya se ha repetido en otras ocasiones, como en la serie sísmica de 1979 que se prolongó durante varios meses en la Vega granadina y que tuvo periodos sin apenas temblores.

Los investigadores creen que si la tendencia se mantiene durante unas semanas ya se podría empezar a hablar del fin de la serie sísmica, pero por el momento prefieren ser "prudentes", pues actualmente "no significa nada" y un terremoto grande no tiene por qué ir acompañado de otros menores sino que puede aparecer "de la nada".

Ibáñez ha llamado así a la población y a las instituciones a aprovechar esta "oportunidad que nos está dando la naturaleza" para "prepararnos", revisar nuestros hogares, las instalaciones públicas, los protocolos y todo lo aprendido estos días, recordando que esta es una de las regiones con mayor actividad sísmica de la Península Ibérica.